"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

lunes, 18 de junio de 2018

Imperium: Pax Romana v. Pax americana

Paul Krugman tiene un artículo cruel con la actual Casa Blanca. Hace un repaso de sus lecturas de la historia Romana, e intenta sacar alguna conclusión comparándola con la Pax Americana que duró tres generaciones. Para empezar, la Pax Romana duró dos siglos... pero bueno, el caso es que hay algo similar en la forma de ejercer el poder de ambos imperios, si es que se puede llamar Imperio al americano. El “softw-power” ejercido por ambos, buscando aliados en vez de emplear la brutalidad, dándoles derechos y beneficios a cambio de fidelidad. Mejor seducir que la belicosidad. Lo mejor es la reflexión final de Krugman, sobre que hay otra diferencia: antaño, el enemigo eran los bárbaros, que estaban extramuros del imperio. Hoy el enemigo está en el mismísimo Despacho Oval, lo que no deja de marcar una debilidad intrínseca. Y estoy de acuerdo con él. Leamos un trozo del artículo. 

OK, probablemente puedas ver a dónde voy con esto. La Pax Americana, las tres generaciones de relativa paz y prosperidad que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, era diferente en cada detalle del Imperio romano. No solo somos mucho más ricos de lo que Roma podría haber imaginado, también somos mucho más amables: Estados Unidos ha hecho cosas terribles y vergonzosas, pero nada como lo que hicieron los romanos cuando se enojaron. Aún así, nuestro tipo de imperio, como el de Roma, se ha mantenido unido principalmente por el poder blando más que por la violencia. Incluso cuando Estados Unidos era un poder económico y militar abrumadoramente dominante, generalmente ejercía moderación, haciendo que sus aliados aceptaran nuestro sistema en lugar de recurrir a la compulsión bruta. Y funcionó realmente bien. No perfectamente, por supuesto, pero le dimos al mundo -y a nosotros mismos- una era increíblemente benigna en comparación con la Guerra de Treinta Años moderna que vino antes. Pero ahora parece probable que una invasión de bárbaros lo derribe todo. Y lo triste es que los bárbaros que rechazan los valores que hicieron a América verdaderamente grande no están a las puertas: están dentro de las puertas, de hecho en el Despacho Oval, porque son básicamente de cosecha propia (con la ayuda de Rusia, por supuesto.) Es una historia terrible. Construimos algo maravilloso, y lo estamos desperdiciando sin una buena razón.

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