"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

lunes, 30 de julio de 2018

Largo y corto plazo, acciones y bonos. Liquidez

Cuando invertimos a largo plazo, ¿podemos despreciar los ciclos y atender sólo a la tendencia a largo plazo? Supongamos que invierto cuando tengo treinta años, sin límite final para que lo disfruten mis herederos, una cantidad X en una acción o en un fondo que esperamos que tenga un retorno medio del 3% real anual, retorno que reinvierto automáticamente todos los años. 
Al final de la vida activa de X, habré obtenido, si se cumplen mis expectativas X (1+0,03) elevado a N, número de años de vida del fondo. 
Habrán pasado fases de recesión y caída, pero como yo no necesitaba liquidez, lo mantenía invertido, no he pasado por riesgos de liquidez. El riesgo es que necesite la liquidez, tenga que vender por el valor de mercado, y por desgracia sea en una fase de derrumbe de La Bolsa. La pérdidas o ganancias dependen del tiempo transcurrido desde el inicio, el valor acumulado hasta entonces, y la caída del valor de mercado. Es posible que si N es suficiente, obtenga incluso ganancias. Eso sí, ganancias que comparadas con otras alternativas, serían costes de oportunidad, aunque nunca lo podremos saber al inicio. Las pérdidas P serán las menores en relación al capital, cuando más tiempo N ha pasado acumulando capital. 
Sea el capital 100, N 3 años, y rendimiento 3%.
100 (1,03) elevado a 10 = 103 elevado a 10 es decir, 134. La pérdida de 50% deja el capital en 67 , lo que supone una pérdida sobre el capital inicial de 33.
Si N hubieran sido 20 años, el capital acumulado hubiera sido 185, que dividido entre dos nos da un resto de 93, y unas pérdidas de 7.
Con N = 15, el capital hubiera llegado a 210, la mitad a 105, con unas ganancias sobre el inicial de 5. Con N = 12,5 aprox. El capital residual hubiera sido igual al inicial. 
Todo es bien sabido. Sólo quería llamar la atención que las  posibles pérdidas sobre el capital invertido X depende del tiempo N y, por supuesto, del tipo de interés. He elegido 3% por una razón: es el crecimiento medio real de la economía americana a lo largo de la post guerra. Entre tanto ha habido recesiones y booms, pero la economía se ha recuperado de unas, se ha enfiestado de los otros, y ha seguido su senda del tres por ciento. 
También es intuitivo que, a largo plazo, la inversión en bolsa es muy similar a la de bonos a largo plazo, pues si éstos no se liquidan en su vida activa reciben la misma recompensa, dependiente de N y del tipo de interés, salvo que este puede ser distinto y más variable. Los bonos también tienen riesgos de liquidez, y sufren grandes pérdidas, siguiendo el ejemplo numérico anterior. La diferencia es que las acciones son más volátiles días a día, y por eso deben tener una prima de riesgo superior, pero en el ejemplo expuesto ese no es el problema. En suma, por eso tienen un rendimiento mayor. Pero a igual rendimiento, el esquema sería el mismo. 
Por ende, hay una tensión constante entre el premio de liquidez y el rendimiento de un activo, pues que no tengamos que venderlo depende de la liquidez disponible, y eso, inevitablemente, reduce el rendimiento de la cartera. Cuenta más liquidez acumulemos, menos capital invertimos, y menos rendimiento obtenemos. La liquidez, por definición, rinde cero. 
En realidad, como decía Keynes, el problema de la economía clásica es que se adhería con fuerza a la Ley de Say, que decía que la liquidez no era problema porque no tenía sentido tenerla. No rendía nada, por lo que lo lógico era ir al mercado a gastarla, aparte de un pequeño desfase temporal para decidir en qué gastarlo. 
Gran Error. Como ha demostrado la (pen)última crisis, hay momentos en que la liquidez adquiere una importancia enorme, porque sencillamente todo el mundo la desea. Por eso caen las acciones, los bonos, las casas, y todo lo que se pueda vender. La economía pasa por fases de euforia en que todo el mundo desdeña la liquidez, y la gasta, reteniendo muy poco de líquido en relación a su capital. En el extremo opuesto, se quiere deshacer de su capital y cambiarlo por liquidez. Esa demanda de liquidez puede a llegar a una elasticidad infinita, pero su tipo de interés no puede ser negativo, con lo que podemos llegar a la situación en que el Banco Central no puede bajar el tipo de interés hasta el nivel deseable para que la inversión sea positiva, y no negativa o des inversión, porque mientras la economía ha caído en deflación (inflación negativa), ya que todos quieren vender y nadie comprar. 
Todo esto lo hemos vivido en las dos fases, y ahora estamos en un punto muy maduro del ciclo alcista, como se ve en el gráfico de P Krugman, que representa el PIB/ Máximo potencial,



un ciclo alcista que se ha notado más en La Bolsa que en la economía real, por lo que es preocupante qué pasaría con ésta en un nuevo ciclo bajista intenso. 

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