"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

sábado, 18 de agosto de 2018

La agonía de Venezuela. Otros casos de hiperinflación

El tirano Maduro sigue hundiendo su país cada vez más hondo. Ha logrado que la inflación, según el FMI, llegue a 1000.000 % anual. Así que ha decidido actualizar los billetes a la nueva situación, quitando ceros,  y ha inventado una nueva divisa, el Soberano, que para más garantía irá ligada “sólidamente” a una criptomoneda de su invención, el Petro, a su vez ligado a ¿las cantidades, el precio? de petróleo. El Petro, desde su emisión, no a despertado el más mínimo interés de los inversores. 
La paridad Petro-Soberano implica una devaluación del 96%, aunque dada la inflación de un millon% parece ridícula. 
Por otra parte ha decretado un aumento de los salarios públicos y privados de 3400%,lo que no subsanará la inflación del millón, pero a buen seguro ilusionará a alguien. 
Me gustaría añadir un comentario más, y es que la pregunta natural que uno se hace es, ¿Cómo se sale de esto? bueno, La referencias históricas no son optimistas, desde la hiperinflación de Alemania en los años 1920 a la de Argentina en los 1980 : salir de una hiperinflación requiere provocar una brutal recesión, y eso siempre crea conflictos sociales y estallidos de violencia. En el caso de Alemania, la suma de frustraciones de la pérdida y las indemnizaciones de la I Gran Guerra, más la hiperinflación y posteriorcontraccion, abrieron el camino al poder a Hitler, y a la Segunda Guerra Mundial. Hitler es la respuesta a la profunda frustración social. Llegó al poder por las urnas. 
Argentina no llegó a eso. Raul Alfonsín, el creador de la hiperinflación, perdió la elecciomes ante un peronista que, sorprendentemente, quiso acabar con la hiperinflación más o menos ortodoxamente. Fijó el tipo de cambio de una nueva moneda, el peso, al dólar, y se comprometió a no emitir un peso mientras no entrará un dólar en el Banco Nacional de Argentina. Es decir, estableció lo que se conoce como un Currency Board, como un patrón $ con la moneda local, lo que hacia la creación de dinero dependiente de la política monetaria USA. Durante cuatro años funcionó, hasta que EEUU contrajo su Oferta Monetaria en 1991 por razones internas, y los tipos de interés subieron. Rápidamente argentina entró en sospecha de que no tendría liquidez suficiente, y además la banca matriz USA de los bancos argentinos anunció que ellos no harían de prestamistas de última instancia, es decir, no ayudarían a sus filiales. Estas rápidamente fueron sospechosas de quiebra. 
El problema, como siempre en estos casos, es de caída a cero de la confianza, la salida en masa de capitales, hsta que el gobierno, en una crisis política inaudita, cerró la frontera a la salida de depósitos en pesos, y luego incluso a los depósitos en dólares. No solo eso, sino que se apropió de ellos y declaró que no pagaría su deuda exterior. Es decir, robó sin miramientos a los que poseían algo y no pagó su deuda. 
No es extraño que por entonces más del 50% de los argentinos quisieran expatriarse. 
Ahora, de nuevo, argentina vuelve a las andadas, y ha tenido que pedir ayuda oficial al FMI. De momento la sangría se ha parado. Turquía tendrá que hacer los mismo, si no quiere caer en el pozo de Venezuela, pero los tiranos populistas son reacios a que les intervengan las cuentas. 
Como se ve, no es fácil salir de una hiperinflación. Requiere un estado político apoyado por la voluntad mayoritaria, para ejercer una política económica ortodoxa de moderación. Y eso no es fácil en algunos países con tendencias seculares a la demagogia... que el fondo es lo que alimenta la hiperinflación. No, no es una cuestión técnica. Es una cuestión cultural. 

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