"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

domingo, 12 de mayo de 2019

La ley de memoria histórica sesgada

Diga lo que diga el texto de la mal llamada de Memoria Histórica, la verdad, como demuestra el caso de Sánchez Dragó, es que es en beneficio de unos, las víctimas de los rojos, y no de las víctimas de los azules. Uso esta terminología simplista y agresiva adrede; porque fue una guerra fratricida, y cuando agrupas a unos individuos en dos grupos, unos rojos y otros azules, y los que no pertenecen a uno de los dos tienen asegurado “el paseo”, ¿para qué nos vamos a andar con eufemismos? 
A Sánchez Dragó los burócratas de dicha ley no le ayudan ni le facilitan que busquen los restos de su padre, que para más INRI fue paseado por falangistas. Según dice en el artículo citado su autora, 

Emma Nogueiro, también joven periodista que sólo sé de la guerra lo que los libros me han enseñado, me embarqué hace unos meses en la incierta tarea de culminar la investigación que él había emprendido. En ésas andábamos cuando nos cerró el paso la España Cainita. Lo he comprobado. Durante muchos meses perseguí a varios miembros de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. Llamadas, mensajes, reuniones, peticiones... Todo en vano. Después de escuchar una y otra vez que el Gobierno no da subvenciones, que la citada Asociación, experta en postureo, hace lo que puede y que son muchos los que buscan a los suyos, logré que le hiciesen a Fernando una prueba de ADN, pero la esperanza duró poco. Después de recoger la saliva del único hijo del difunto, nunca más volví a saber de tan falaz Asociación. Bueno, miento. Llamé compulsivamente al artífice de la prueba, que me esquivaba, di por fin con él y me quedé helada al escuchar el argumento que aducía para justificar lo injustificable: 

"Sánchez Dragó es una persona incómoda para la Asociación y eso frena cualquier iniciativa que lo implique"

Toma, por, cotilla. 
Al principio de la Transición se fundaron las bases para que no volviera a repetirse la inmensa tragedia. Esas bases eran en síntesis, “Perdón y Olvido”, más o menos lo ue había pedido el Presidente Azaña en el exilio poco antes de morirse. 
Pero no. El PSOE no podía dejar de montar un tinglado para hacer olvidar que él, al contrario que el PCE, había estado ausente de la lucha anti franquista. Había, sí, un remedo de organización del PSOE en el exilio, que no ponía un pie en España no fuera que le pisaran los callos. Con esto y para que otros removieran las cenizas del rencor y la abyección, se empeñaron en desenterrar a Franco (la buena gente siempre encuentra excusas “razonables”), a la par que todas las victimas rojas posibles, éstas sí, con derecho a subvención. Detrás de esos movimientos hay siempre una carga ideológica revanchista, de querer ganar la guerra después de perderla. 
Es decir, todo lo contrario al espíritu de la Transición, que fue el intento de evitar los errores del pasado que llevaron a la pura guerra. Y ahora estos dinamiteros de ese espíritu están en el gobierno y aledaños, y no cesarán hasta que la Transición, base de nuestra precaria convivencia - precaria por razones obvias -, explosione si se haga trizas. 
Porque se hará trizas. Todos los políticos creen que pueden cabalgar al tigre, hasta que el tigre le descabalga y se lo traga. Que le pregunten a Azaña.
Hay muchas hipótesis escondidas bajo esa Memoria Histórica hecha por el nefasto Zapatero. Por ejemplo, que sólo un bando en la guerra fue el bueno, siendo el otro el mal sin mezcla de bien alguno. Esto se ha demostrado hasta la saciedad que no fue así. La República no era un régimen democrático que fue cruelmente asaltado y masacrado por Franco. La democracia había desaparecido del panorama mucho antes, desde al menos 1934, cuando el PSOE dio un golpe de Estado contra su propia republica. Esto son hechos, no historietas. Ahí empezó el desmadre que llevo a la guerra. Guerra que se quiso superar en la Transición modelicamente, con la única base posible: Perdón y Olvido. ¿Dónde están aquellos politicos de todas las siglas que actuaron como gigantes con visión de Estado? Desaparecieron y vinieron otros, de generaciones posteriores, y eso, como pronosticaba Ortega y G., lo cambia todo. 

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