"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

martes, 9 de junio de 2020

España, deterioro de las previsiones

En España, los últimos datos sobre abril han empeorado el panorama y obligado a revisar a la baja las previsiones. 
La Producción industrial, por ejemplo, cayó un 33,6% interanual, destacando la  caída del 57,4% de la de bienes de inversión. 
La demanda de consumo (ventas al por menor) de desplomó un 32% sobre mismo mes año anterior. Por comparación, sabemos que en la UE la caída fue “tan solo” del 11,7%. La cifra de España es un récord jamás visto, e incluye una caída aún mayor, del 59,1%, de los bienes de consumo duradero o bienes del hogar.
Teniendo en cuenta que el consumo es la mayor parte del PIB, esto obliga a revisar a la baja lo que se había previsto por las principales instituciones. Así, el Banco de España ha vuelto a revisar su cuadro de  previsiones, siendo la más optimista, suponiendo una recuperación rápida, de una caída del PIB anual del 9,1%. En caso de una recuperación gradual, la caída sería del 11,6% y del 15,1% en el peor caso (rebrote del virus). Son cifras preocupantes, sino escalofriantes. En el gráfico, las previsiones del BdE:



Ni en el más liviano de los casos alcanzamos el nivel de 2019 en 2022, y la línea de tendencia (negra) antes de 2023.

Tomando como referencia la precisión intermedia del BdE, el PIB de 2020 sería un 88,4 si otorgamos 100 al de 2019. Esto elimina la probabilidad de recuperar de nuevo el nivel de 2019 hasta al menos finales de 2022, y el PIB potencial (si la economía hubiera seguido creciendo un 2%) hasta 2024. 
Excuso decir a que se parecerá la tasa de paro, pero estimó que no bajará del 25% en su máximo. 
Esta cifra se bastan para imaginar una economía congelada, con las cadenas de producción bloqueadas y la demanda de consumo muerta. Quizás no se ha gestionado bien el confinamiento, o no se han tenido en cuenta sus consecuencias económicas como prioridad. 
Una buena parte del equipo bloqueado y de empresas cerradas no volverán al sistema productivo. Restituir esa parte va exigir un esfuerzo de financiación cuando los mercados van a estar más saturados, porque las deudas públicas van a aumentar un potosí. Claro que estas deudas han sido inevitables, pues los gobiernos tienen mejores condiciones de endeudamiento, que era necesario para mantener lo sostenible. 
Nouriel Roubini ve en este gigantesco endeudamiento el taponamiento para que la economía mundial esté rampando durante años. Hará falta inversión, pero la financiación será escasa, y los colaterales que se puedan ofrecer serán de peor calidad por la caída de la economía. Ante este panorama, los bancos centrales deben pensar en ampliar su oferta de compra de deuda pública. 

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