En Venezuela, el chavismo/castrismo, apoyado por Zapatero y Sánchez, tanto como a la recíproca, ha lanzado un órdago convocando de mala gana unas elecciones que pueden perder. Se han visto obligados a hacerlo por la presión - no de Europa, no de España -, de los demás países sudamericanos, nada democráticos, pero hasta las narices de las olas de exiliados por millones que fluyen incontenibles, que huyen del apestoso régimen chavista. Ocho millones de venezolanos han huido para salvar su vida.
Este régimen indigno que apoya nuestro indigno gobierno, con tenebrosas operaciones como las famosas maletas de Delcy en Barajas. Delcy Rodríguez, vicepresidenta de Maduro; Maduro, heredero de Chávez por orden de Fidel Castro. Fidel Castro, sucedido por su hermano Hugo en la satrapía de Cuba, infame historia de una dictadura que está ahí instalada, matando de hambre a su pueblo, desde 1959. Infame tiranía, un día objeto de adoración por nuestros intelectuales de izquierda, seguidores, sin saberlo, de la política cultural-propagandística de Stalin, la más eficiente y menos escrupulosa, cuyos objetivos eran desorientar a las mentes más preclaras de occidente hacia el odio por la democracia y la libertad. Una propaganda muy eficazmente conducida desde el Komintern de Lenin con ese objetivo genial, no de elogiar al rudo campesino ruso, sino de teledirigir a los blandengues rebaños intelectuales “libres” hacia las salas de cine y ensayo donde se vilipendiaba la cultura democrática ¿democracia para qué? Era la idea dominante en nuestros opulentos países, ¡qué infamia, haber acabado con el hambre, con lo noble y espiritual que es!
Y así, durante décadas, Fidel Castro fue cubierto de oropeles, sin importar que estuviera a punto de lanzar, en 1962, los cohetes nucleares rusos, instalados en Cuba, para acabar con el capitalismo kenediano de una tacada… Su fama brilló sin tacha hasta que murió en olor de santidad, no sin haberse encargado antes de dejar atado y bien atado el chavismo en Venezuela con el conductor de autobuses Maduro…
Todo se entrelaza, como ven. No hay puntada sin hilo en este sinsentido que es la historia (o si lo tiene, juro por los dioses que no hay nadie capaz de urdirlo).
Si hay un vencedor en esta historia es la gran maniobra propagandística de Lenin y Stalin, ese Komintern dirigido por aquel Münzenberg, inculto sujeto pero dotado de un instinto único para saber a quien tener en nómina o a quien había que despachar. Una nómina larguísima, donde cabían desde Oppenheimer a Norman Mailer, de astros de Hollywood a premios Nobel, a los que se les alimentaba ese resorte antioccidental de que los primeros sospechosos son los ricos y los americanos. Llegó un momento que si no pertenecías a ese bando, tu carrera artística estaba en cuestión.
Luego cayó el muro de Berlín, y hubo que buscar otros blancos a los que disparar, lo que fue fácil porque el ambiente ya estaba creado.
Ambiente que ha ido invadiendo el territorio por oleadas de malintencionadas ideas en nombre del Woke, el Me Too, que han venido a florecer sobre las piedras derribadas del Muro de Berlín. Es difícil luchar contra esta infiltración insidiosa que se mete por todas la rendijas de las adormecidas conciencias rellenas de dibujos animados.
5 comentarios:
Y lo peor es que igual gana. Según he leído todos esos millones de venezolanos huidos del hambre no van a poder votar, Ya se ha encargado Maduro de eso.
Es que si no gana igual le da por decretar un baño de sangre
https://x.com/Argenpoirot/status/1817420577650409873?t=iifJfnRtlSht84WnKIZhWA&s=19
A cada cerdo le llega su San Martín.
Pues parece que este cerdo seguirá hozando como si nada
Publicar un comentario