Da igual que dichos tratados fueran útiles o todo un desastre. Por ejemplo, el malhadado Tratado de Paz de la primera guerra mundial en Paris. Fue tan aplastante para las potencias perderdoras que, como advirtió Keynes (miembro de la delegación británica) en su obra (todavía viva) “Las Consecuencias Económicas de la Paz”, predijo que sería la causa de un nuevo conflagración mundial, como así fue al cabo de 20 años.
Resumiendo mucho, el camino a la II Guerra Mundial fue empedrado por el ánimo de venganza y la cicatearía de los vencedores y sus exigencias de pagos de reparación, especialmente a la acribillada Alemania. La enorme crisis económica y social fue el calvo de cultivo ideal para el rencor, que facilitó el camino de Hitler al poder en menos de 10 años. Ah, no se olvide que Hitler llegó a ser canciller con los votos de los desesperados alemanes…
También debe recordarse el fracaso de España en figurar en las negociaciones de paz de 1919, sin haber participado en el conflicto aparte de un servicio de socorro a las víctimas organizado por el rey Alfonso XIII en su afán precisamente de que España estuviera en el Tratado de Paz. Pero es que el rey no se manifestó mucho en favor de los vencedores…
La verdad es que en estos trances los vencedores no son precisamente generosos con los que pedigüeñan algo así, si no tienen nada de provecho que ofrecer a los que van a estar en la foto como vencedores. Y Europa no tiene nada que pueda interesar a Trump, cuyos objetivos son no sólo hacerse la foto y pasar a la historia como el creador de un nuevo Orden, sino también extraerle a Ucrania una concesión para explotar sus riquezas minerales.
Nuevo Orden Que Trump está forjando sobre las ruinas del forjado por Rooselvet-Truman, Stalin y Churchill (¿donde se sentaba De Gaulle?), vencedores de la IIWW. Porque eso hay que reconocerlo: el viejo orden afirmado tras la segunda Guerra mundial ha muerto.
En realidad Europa ha sido respetable, incluso envidiada, cuando así lo querían los americanos. Al terminar la segunda Guerra mundial, el comunismo estaba muy extendido en Europa, principalmente en Francia. Y EEUU necesitaban una “France Forte” y una Europa que no fuera víctima de una URSS potente. En otras palabras, EEUU fue muy generoso con su Plan Marshall de 1948, que puso la economía europea en marcha y propició diez años más tarde, en 1958, la primera piedra de la “Communiteé Européene”, con la trayectoria hacia el abismo con nuestra indiferencia más absoluta.
(Toda hoy he leído un artículo de Ana Palacios hablando de la mejor época de Europa sin mencionar el aporte crucial de EEUU.)
Lo primero no se suele mencionar cuando se habla del “éxito” de lo segundo, y sin embargo fue crucial. Sobre todo, como dice Barry Eichengreen, el Plan Marshall puso a Europa, que era una vieja maquinaria oxidada, en la economía moderna de mercado, liberándola de multitud de trabas que luego, afanosamente, se encargó la Communitée de restablecerlas.
En todo caso, esta CEE inicial fue un éxito porque EEUU lo apoyó. Mientras, el que cargaba con los gastos de seguridad eran las bases y la sexta flota americanas, teóricamente compartidos en la OTAN, pero en realidad la gran partida del gasto era para los yankees. Lo cual les pagamos con un anti americanismo no disimulado, fomentado por los PC europeos y por los mismos mandatarios en el poder, con De Gaulle en cabeza, al que no había que animar mucho a manifestarse contra su protector porque, ¿cómo, mon Dieu, se atrevían a sugerir que ellos habían salvado a Francia, cuando todos los franceses sabían que fue la Resistence? De Gaulle no estuvo en el Tratado de Paz, lógicamente.
Europa tampoco estará en la Paz de esta guerra nefasta, iniciada por Putin y alargada por la mala gestión de Europa y EEUU en anteriores intentos de Paz, como se puede leer aquí (https://nuso.org/articulo/313-estancamiento-belico-y-paz-negociada-en-ucrania/ )👈
Es significativo que en anteriores intentos la UE estuviera presente y no se llegara a buen fin, quizás porque Europa no quería oír hablar de “neutralidad” Ucraniana, lo que quiere decir para Rusia “fuera de la OTAN” (lo que ofrece lógico).
No hay duda que Trump tiene una visión totalmente opuesta, sobre Ucrania, sobre Europa y sobre la OTAN. Eso da nuevas posibilidades, aunque no hay garantías de que se llegue a una paz duradera. Europa puede salir perdiendo, pero no mucho si realmente sopesamos su levedad en el orden mundial.
El Nuevo Orden es nuevo, pero ignoto. No se puede precisar sus contornos. Puede quizás adivinarse, esforzando los ojos de la mente, que Europa, que fue el centro del mundo durante un largo periodo, ya no va ir de la mano de América, a la que hemos despreciado como una chacha paleta tras cumplir con creces sus servicios. Por su parte, a Trump no se le puede limpiar de sospechas más o menos avaladas por los hechos, como que intentó un golpe de estado en 2020 por haber perdido las elecciones, hecho que se negó a reconocer. Está muy capacitado para dejar a EEUU y sus instituciones ejemplares (construidas paso a paso desde los primeros peregrinos de 1620) como un erial, una tierra desolada que puede ser imposible reconstruir. Entonces sí que todo será irreversible.
En suma, se acaba la grandeza que tuvimos y que malgastamos como niños mal criados. Estos ciclos largos de grandeza y dolor suelen suceder en la historia. Todos nosotros somos invitados involuntarios.
2 comentarios:
Una gran gozada (pese a ser yo también uno de los damnificados):
https://theobjective.com/elsubjetivo/opinion/2025-02-22/un-destino-articulo-felix-azua/
Ah, lo he leído. Genial. Un gran escritor.
Publicar un comentario