"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

lunes, 1 de julio de 2024

Hacia dónde vamos?

Si Biden insiste en ser candidato, sería necesario un golpe de mano en la Convención demócrata de agosto para sustituirlo, lo que rompería con la tradición de la política norteamericana y dejaría al partido en un estado maltrecho. En uno u otro escenario,una victoria de Trump se hace cada vez más probable y, con ello, el riesgo de que Estados Unidos deje de ser una democracia convencional y abandone sus responsabilidades como líder de Occidente.” Antonio Caño, The Objetive, 1 de julio.

El Rassemblement National de Marine Le Pen ha ganado holgadamente la primera vuelta de las elecciones francesas. Habrá que esperar a la segunda vuelta para ver si la ficticia y oportunista unión del perdedor Macron y el incendiario Melenchon pueden impedir que gane con mayoría absoluta Marine. 
En todo caso la milonga del buen rollito, el humanismo anticristiano europeo, y todo lo que ha encandilado al ciudadano del continente se ha acabado. El mundo ha girado hacia la confusión sobre lo que pasa, y eso nos ha llevado a la polarización extremista y la desaparición de la democracia moderada que durante 80 años han gobernado los partidos social-liberal demócrata, tanto en EEUU como en Europa. El bipartidismo, el turnismo, ha dejado de ser eficaz. Se ha convertido en una nube lejana del suelo que quiere que la gente vote la agenda 20-30, la inmigración desatada, el control de la burocracia de la UE… la gente ya no está para eso. La gente ya no puede soportar en silencio las agresiones sexuales grupales, de las que no se dice pero se cuenta que son de forajidos venidos en patera que, además, están subsidiados por unos gobiernos fiscalmente muy agresivos, encima con una deuda creciente porque los impuestos no bastan. Tampoco está para soportar el encarecimiento de alimentos mientras se cancelan, no se sabe muy bien la razón, fincas agrícolas en favor de la flora y la fauna silvestre, como si la historia hacia adelante no haya sido una constante lucha contra la naturaleza - definición de civilización me temo. Y un largo etc.
Así que la gente se ha ido al penúltimo clavo ardiendo, una derecha “extrema” que ha moderado mucho su perfil. Se ha acabado el centrismo, que da sus últimas boqueadas, sea de izquierda sea de derechas. Como sucedió en los años 30, ya nadie cree en eso. De momento la democracia sirve para votar a partidos extremistas, pero tarde o temprano, cuando bien les venga, la cancelarán y  gobernarán por ukases directos. Las cámaras legislativas serán puro escenario de una comedia - en el mejor de los casos. 
¿Han sido sinceros en su moderación sobrevenida Le Pen y compañía? Depende. Sí mientras puedan gobernar con los restos del naufragio demócrata; ahora bien, si toman cuerpo nuevas fuerzas, nacionales o foráneas, susceptibles de desbancarlos, habrá conflictos. Lo que es seguro es un renacer de los nacionalismos, que con suerte solo se que de un modelo de “Europa de las Naciones”, lo que era en su origen. De momento no quieren derribar la carcasa de la UE, sólo han hablado de apropiarse de ella. Pero estos nuevos partidos son nacionalistas, y encierran cosas amenazantes, como la simpatía por Putin y todo lo que sea hostil a la civilización occidental: es decir, centrismo, parlamento, mercado, ecologismo, paz social etc… todo lo contrario a lo que pregona hoy la UE. 
No se ha de esperar que esto sea un nuevo modelo que vaya a consolidarse y ofrecer una nueva gestión más o menos neutral. Estamos en una situación muy fluida y cambiante, como estuvo Roma durante siglos hasta su amargo final… que no fue tal, pues los bárbaros se cristianizaron más o menos a la vez que lo hacía el Imperio decadente, por lo que la transición  de un estado de cosas a otro fue bastante lineal, aunque no sin algunas guerras y conflictos sangrientos. Además, la caída no fue total: de hecho sólo cayó Roma occidental, mientras Constantinopla aguantó hasta 1453, cuando fue finalmente conquistada por los turcos. Tengo un amigo estratega que piensa que ese podría ser el destino de EEUU, como último bastión del arrasado Occidente. 
Puede ser, pero es difícil de predecir nada ahora, con las cosas tan fluidas, imposible de fijar ningún escenario a corto plazo, menos aún a largo. Debemos conformarnos con el plazo corto, incluso el día a día, con la precariedad que ello implica. Dejemos de pensar que la culpa de todo la tiene Sánchez. Sánchez es un dolor maligno, pero no es más que un epítome de lo que pasa en todo el mundo. Todo está patas arriba, y cada vez más, me temo. Desde el momento que el último garante de la paz tiene que elegir entre Trump y Biden, está todo dicho. 
Ha muerto la civilización radicada en el cristianismo, que se ha abandonado por otras creencias, ciertamente pueriles. No estoy diciendo que la práctica diaria de la religión garantizaba el orden, si no que hasta cierto momento se aceptaba que el cristianismo, que había sobrevivido a la Ilustración, incorporaba valores morales estimables. DEP.

sábado, 29 de junio de 2024

Dos temas de hoy

I. Pues sí. El reciente acuerdo entre PP y PSOE para renovar el Consejo del Poder Judicial (a los cinco minutos negado varias veces por las huestes de Sánchez), ha intervenido decisivamente la UE. Y, como leemos en este artículo, en ningún momento la UE se ha engañado en quien tenía intenciones honestas y todo lo contrario: sabía desde el principio que la negativa del PP a renovarlo era para salvarlo de su infiltración de jueces serviles a Sánchez. 
Es un buen acuerdo, que no ha trascendido mucho porque aquí la gente no se entera de nada, porque no quiere o no puede darse cuenta que la democracia se defiende en las instituciones. La democracia no es solo votar cada cuatro años (que en realidad se convierten en cinco o seis elecciones al año)… que es lo que conviene al sátrapa que creamos mientras le cuadren las cuentas para gobiernos frankeisten. España es un país tan absurdo que, pasivamente, deja que partidos enemigos de España y antiguos terroristas tengan una representación desproporcionada en relaciones a su peso real en la Nación. 
Eso es una cosa más que hay que reformar urgentemente: la ley electoral. 

II. Otra cosa que hemos visto esta semana es la intención de León de separarse de Castilla-León. Una comunidad más, de 17 a 18, en un ejercicio surrealista de carrera hacia la ineficacia total en la que vamos a toda pastilla. Cuando los tahúres quieren beneficiarse de la historia, se la inventan. León, durante la Reconquista, se unió con Castilla, como más tarde lo hicieron otros reinos, para ser más fuertes en la lucha para expulsar al invasor (lucha apoyada por toda la Europa romana, que varias veces vinieron a luchar a nuestro lado. Navas de Tolosa, p ej). 
Si nos remontamos hacia más atrás, desde luego que estaban separadas, y más atrás todavía ni existían, cuando España era una provincia de Roma, que fue quien nos enseñó a gobernarnos, nos dio un código legal (como al resto de Europa) y nos dejó una lengua que fue la base de las lenguas que hoy se hablan en Europa. En otras palabras, es una gilipollez, un sin sentido que sale muy caro a una España que ya está arruinada . Una nueva teta pública que hay que llenar de chupópteros insaciables. pronto lamentaremos nuestra vida licenciosa a crédito. “Llanto y crujir de dientes”, que decía la Biblia que ya nadie lee.
Me gustaría que leyeran el gran artículo de Trapiello, leonés (hoy en El Mundo), qué sentimientos de nostalgia e inverosimilitud le despierta esta patochada de León.

jueves, 27 de junio de 2024

Libertad y sus oponentes

En general no tenemos ni idea de las causas de las crisis, los conflictos y, finalmente, el más horroroso de los desencuentros que es la guerra. La prueba de nuestra ignorancia es la inacabable serie de guerras que la humanidad ha padecido desde que el Homo Sapiens pisó la tierra.  
Quizás sea un error pensar que la razón es la que predomina en nuestros actos individuales o colectivos. Nos hemos dotado de teorías, religiones, que no logran explicar la razón básica del conflicto siempre presente. ¿No será mejor introducir en el modelo las pasiones humanas de las que casi nadie o nadie ha logrado dibujar un mapa de las emociones, aunque sea tosco, que nos ilumine un poco? 
En la civilización occidental este problema se ha orillado entre la Iglesia dominadora y las filosofías derivada, luego secularizadas. La Iglesia solo ha hecho una lista de pecados condenables con penas en el más allá. A medida que la credibilidad en el más allá se ha ido diluyendo en el horizonte, estos pecados han quedado hechos añicos en el suelo. Además, algunos son atentados a derechos fundamentales vigentes en estos momentos, y no digamos de esos nuevos derechos identidarios tan en boga hoy. Hasta el punto de que la Iglesia ha sacado bandera blanca diciendo, primero, que el infierno no existe - lo cual merma mucho la represora de los pecados - y ha admitido por la boca pequeña que cosas como la homosexualidad es, cuanto menos, digna de compasión”, cuando no “digna de perdón”. Es decir, miles de torturados y ejecutados por el verdugo por haber caído en el “pecado nefando”, resulta que fueron víctimas de errores jurídicos terribles, que además mantenían a la población aterrorizada, que es lo que se quería. 
Y la Iglesia ha mostrado más aprecio a esos “nuevos” derechos identitarios que ha los derechos humanos en el siglo XIX por los liberales. Que yo sepa, todavía no ha pedido perdón por su vergonzosa campaña de entonces nombrada “El liberalismo es pecado”, liderada por los jesuitas y gran clavo ardiendo al que se agarraron los gobiernos absolutistas y ultraderechistas. 
Después de los excesos de la Revolución Francesa y las guerras napoleónicas, presuntamente liberadoras, se abrió paso el liberalismo embrionario de origen inglés. Gracias al prestigio de genios como Newton y la moderación de la ilustración británica, mucho más cauta que la francesa, empezó a tomar forma la monarquía parlamentaria, con el poder del rey  repartido entre el parlamento y el monarca, cosa que en realidad se venía contrastando en la historia inglesa desde la edad media, en que Juan sin Tierra firmó la Carta Magna que repartía el poder entre el rey y el parlamento de los nobles. 
Los ingleses no necesitaron hacer una revolución como la francesa para evolucionar hacia un gobierno compartido que se consagró en la “Revolución Gloriosa”, en 1689, llamada así porque fue un acuerdo sin derramamiento de sangre. A partir de ahí se fueron ampliando los derechos individuales, sobre todo el derecho a invertir, ganar dinero y tener propiedad, base indudable de la Revolución Industrial inglesa, la primera de todas. 
Con esto quieren decir que lo que ha funcionado es el reconocimiento de que hay sentimientos humanos de los que no se sabe mucho, pero que funcionan razonablemente en un régimen de libertades individuales protegidas por la ley no dictada por un monarca absoluto. Inglaterra empezó antes que nadie a explotar los inventos del siglo, a construir líneas de ferrocarril, por cierto, privadas, a abrir mercados internos y externos, y todo esto luego fue copiado por el resto de Europa. Nuevas pasiones del ser humano, “productivas” sustituían poco a poco a las viejas pasiones de la guerra. 
Desde entonces, por resumir, el mundo avanzó como nunca lo había hecho, tanto económica como espiritualmente. Una de las claves es que el protestantismo había abierto puertas a hechos antes considerados de partida pecaminosos, que en todo caso eran tolerados pero no legítimos. La creatividad individual salió a escena, y todos nos beneficiamos de ello. Eso sí, en los países mejor adaptados, que eran casualmente los protestantes del norte de Europa. En los países mediterráneos sobre los que la santa Iglesia tenía sus garrras (latina u ortodoxa, da igual) el progreso tardaría un siglo más en alcanzar la libertad y la prosperidad.
Ésta evolución no ha sido registrada ni estudiada por los dogmatismos al uso en cada época, que sustituyeron el dogma eclesial. Freud fue incapaz de hacer un mapa de las pasiones humanas si no pasaban por el sexo, origen, razón, y el todo de lo que anidaba en el alma humana. Luego vinieron los psicólogos marxistas, tan dogmáticos o más que los anteriores filósofos. 
Y lo que hay ahora lo ignoro, pero da igual porque la economía se ha empeñado en matematizarlo todo, que es la mejor manera de no ir a ninguna parte. La economía debería ser una ciencia del comportamiento humano, que fue como empezó… me parece que tiene más vigencia hoy Adam Smith que cualquiera posterior, porque todo avance ha sido fagocitado por los sucesores empeñados en volver a la casilla de salida. Es una exageración, pero no monstruosa. 
Keynes fue el único que aportó algo al decir que los mercados financieros son como un casino, donde importa más la pasión que la razón, para decir a renglón seguido que los mercados son necesarios, pues aportan liquidez a los que quieren vender. También explicó que el riesgo a veces no se puede estimar matemáticamente, pues hay eventos imposible de prever, aparte de que demostró que la teoría de la probabilidad era falsa.
Pero el mainstream económico sigue contando con la razón como único factor de decisión, y sigue calculando el valor probabilístico del riesgo cuando en realidad cualquier evento imprevisto puede poner del revés la estimación. De ahí sacó una de sus mejores aportaciones, que es su teoría de la liquidez.
Dar libertad de juego a pasiones antes censuradas por pecaminosas ha permitido avanzar en paz, estabilidad, posibilidades de los mejores de aportar algo benéfico para los demás, y la verdad es que se ha llegado a ello un poco de manera casual, un proceso de prueba y error, cuya mejor aportación es que se puede rectificar, como recomendaba Popper para aprobar decisiones con impacto a terceros: que se pueda revisar y dar marcha atrás. Esto muchas veces no es posible, lo que exige la información veraz sobre los fines y consecuencias de la decisión. En todo caso, una sociedad liberal-democrática es siempre más flexible que cualquier otra. 
Lo que demuestra la historia en todo caso es que hay innumerables actividades que hace mejor el sector privado que el público, y es fácil distinguir su eficacia: cuando el privado saca un beneficio donde el público obtiene pérdidas que recaen sobre los ciudadanos, sin duda es mejor el privado. Lastima que la izquierda siempre haya desconfiado de los beneficios privados…. 

lunes, 24 de junio de 2024

El error de los liberales dogmáticos

Artículo muy duro, pero realista, sobre La Argentina. Argentina fue rica cuando era la suministradora de carne, leche y trigo a Europa,principalmente al imperio británico. Esos mercados se acabaron, porque la ventaja en competitividad se acabó, y los mercados son cotos de caza de otros países: por ejemplo China. 
Y eso no lo puede devolver Milei. Y menos con doctrinas, las libertarias, que nunca han sido vistas en la realidad. Tienen sueños de la razón que, como decía Goya, crean monstruos. 
Milei dijo el otro día, en su condecoración en Madrid, que emitirá una ley que “declare delito cualquier emisión de dinero”. Esto es, como se dice en inglés, un “non sense”. El problema de la inflación es que cuando se quiere curar mediante esos métodos radicales y letales, viene una crisis financiera, la caída de la banca y una contracción económica. Fue lo que sucedió en la crisis de 1929: contracción monetaria porque todos los países estaban comprometidos al oro. Cayó EEUU, y luego todos los demás, por empecinarse en sostener una paridad de sus monedas con el oro. Volvió a suceder en 2008, pero la reacción de la Reserva Federal frenó la torrentera que podría haber sido más grave que la del 1929.
Argentina es un país que sufre plagas inflacionistas fuertes y recurrentes porque lo que no produce competitivamente lo ha de ofrecer  a su población mediante mentiras y anestesia, que es la inflación. La inflación es un fracaso de la política monetaria, pero la deflación (caída continua de los precios) no lo es menos. La inflación es por excesiva emisión de dinero. Al contrario, la deflación es una contracción continua de la emisión de dinero. Y cuando no hay el dinero suficiente para que los mercados funcionen, los precios caen y siguen cayendo, hasta que se emita el dinero que falta. Si no se hace, la deflación se retroalimenta a sí misma. En la crisis de 1929, los precios en EEUU llegaron a caer más de un 20% anual. Esto tiene un efecto devastador. Si la gente espera que los precios caigan a un 20% anual, el poco dinero que se revaloriza en poder adquisitivo, como si fuera muy rentable, tanto como el 20%: pues la gente se sienta a esperar a comprar lo que desea, y si espera un año lo conseguiría un 20% más barato. Cuando se cumple el año, por efecto de la espera de las compras los precios habrán caído más de lo esperado, y esto aumenta las expectativas de caída, por lo que vuelven a retraerse las compras, lo que retrae aún más la demanda y se acelera la deflación. Una cadena que, si no se hace nada, tendrá su propia dinámica.
Esto demuestra que Milei es un visionario que se ha aprendido cuatro cosas de una doctrina “fake” que nunca se ha sometido al contraste con la realidad. 
Por otra parte, los países avanzados, en los últimos treinta años, han demostrado ser capaces de controlar la inflación sin crear deflación, y si ésta ha amenazado, como en la crisis de 2008, han tenido un notable éxito en anularla. Lo malo de que cuando se hacen las cosas bien, y se evita un gran mal, la gente ni se entera: lo ve natural. Desde 1988 hasta 2008, se ha vivido una economía muy estable con inflación baja y crecimiento sostenible (salvo el países como Argentina), y la escasa pedagogía de los políticos actuales no han sabido comunicárselo a la gente. Es grave que la gente ni se entere cuando el gobierno lo ha hecho bien.
La política monetaria de un país no es tan simple como congelar al 0% la emisión de dinero. Eso sólo es una parte del mercado monetario, que por otra tiene una demanda impredecible. Ésta demanda puede subir en flecha si se esfuma la confianza en la banca y la gente busca a toda costa liquidez, que el gobierno se empeña cerrilmente en congelar. La propuesta de Milei es un frivolidad siniestra, que puede  provocar una deflación tan difícil o más de corregir que una inflación. 
La doctrina que ha adoptado Milei no ha cambiado en 100 años sus teoría monetaria, las cuales se reducen a emisión de dinero 0%. Una aberración que lleva al desastre. 

sábado, 22 de junio de 2024

Los alucinados de hoy

Los alucinados de hoy
Si se piensa un poco, es lógico que en unos tiempos en que la distancia entre los políticos y el público es inmensamente grande, surjan visionarios que dicen “saber la solución final” para nuestro males. Ejemplos: Pablo Iglesias, Alvise, Javier Milei… quizás este último no debería incluirlo aquí, pues es presidente de un gran país, pero en sus comienzos,¿no fue uno más de estos salvapatrias? 
Milei ha conseguido asombrar al mundo. Ayer recibió la medalla de la Comunidad de Madrid, en la que mostró su facilidad para fabricar mensajes “de corta y pega” en los que enlaza citas de sus dioses, como Hayek, Mises y otros de la escuela “austriaca”, escuela que tiene la virtud de ser una ideología (de idolillos), que nunca ha bajado a la realidad de la gestión económica y social. Estas citas deben caer en saco roto, aquí en España y en Argentina, supongo. ¿Qué le dice a un argentino o a un español que cree no en la mano invisible, sino todo o contrario, resabiado Hayek, Mises, etc…?
Si se escucha bien, hay una distancia sideral entre el doctrinario discurso de Milei y el sensato y ponderado de Isabel Díaz Ayuso. Ésta hizo una exposición de lo que está haciendo en Madrid en favor de la libertad y la iniciativa privada, pero sin olvidar (lo citó varias veces) a los más desvalidos y necesitados, como los niños, los discapacitados, etc. De esto, a Milei, que está en una borrachera ideológica, le debió sonar mal, a “zurdo”. ¿Los necesitados? Debe pensar, “qué se pongan a trabajar”, el Estado debe ser mínimo, incluso desaparecer…
En Argentina el Estado es pura corrupción, y en España vamos a ello con gran empeño. Pero no por culpa de los desvalidos, sino porque sus derechos se los roban en su cara la burocracia y la corrupción. Milei es partidario de aplicar la motosierra y segar cabezas indiscriminadamente, caiga que caiga. No sé cómo ese mensaje ha podido calar entre su población, con grandes zonas de pobreza - desde luego creadas por décadas de incompetencia administrativa... 
Que no va a solucionar esta plaga de hoy de “arbitristas” que claman en un desierto de racionalidad. En realidad llévanos décadas así, en la explosión manifiesta de extremistas de uno y otro signo, como se ha visto en las elecciones europeas. Hay que felicitarse porque algunos han moderado su mensaje, pero todavía hay algunos que dicen venir a destruir todo para empezar de cero. Yo les recomendaría que leyeran el último artículo de Daren Acemoglu, gran economista e historiador, que dice que la democracia solo se sostiene si los asalariados son retribuidos satisfactoriamente. Llevamos 20 años de caída de los salarios en los países antaño ricos, y de ahí el descontento social, cuya desesperación les lleva a votar a cualquier cosa que suene a solución mágica. Hay razones históricas para esto, que serían largas de explicar ahora. Hago un resumen: EEUU y sus aliados han cometido el error de cederle gratis a China sus mercados. Occidente no ha podido soportar la competencia ilegítima de tal graciosa cesión. De ahí la caída de los salarios medios occidentales.
El mundo está cambiando, me temo que irremediablemente, porque a cada error decisivo se intentan aplicar falsas soluciones que agravan la situación. “En tiempos de tribulación, no hacer mudanza”, decía san Ignacio de Loyola. Sabio consejo, que nunca se ha seguido.
Ah, sin venir a cuento, para ver vivamente la imagen del desconcierto, lean a Félix de Azúa en el caos que reina en Francia.

jueves, 20 de junio de 2024

Europa, al borde de una crisis sin precedentes

Estamos viviendo momentos preocupantes no solo en España: en toda Europa. Francia está en plena efervescencia entre la extrema derecha y la extrema izquierda, Marine Lepen y Mélenchont, dos energúmenos que se presentan a unas elecciones que pueden destronar a Macron. Sería la primera vez en la V República que desaparezca el centro amplio que ha gobernado desde hace décadas. Macron podría verse obligado a sacar el artículo 16 de la Constitución, para obtener plenos poderes durante 60 días prologables.
En Gran Bretaña también hay elecciones “amenazantes” (hasta ahora, las elecciones abrían la puerta a las soluciones), el gobierno va a recibir en ellas un revolcón sin precedentes, a manos de un laborismo que se ha ido a la extrema izquierda de hoy, tan insolvente como la española que nos gobierna. 
Esto hace tambalearse Europa, en manos de unos burócratas que no representan a nadie. 
Por primera vez desde la II Guerra Mundial, las elecciones no van a servir para aclarar la dirección política, todo lo contrario - Aunque ha sido totalmente necesario convocarlas. Pero el electorado ya no responde a una razón mínima. Vota soluciones imposibles, simplistas, para problemas muy complejos que nadie de los candidatos es competente para afrontar.
Las aguas vienen turbias, inquietantes, y pueden desbordarse sin control. En esta confusión creciente, no se descarta que se desencadenase una crisis financiera que agravaría las cosas enormemente, cuya primera raíz es el endeudamiento insolvente de todos nosotros. Lo que significa que nadie puede ayudar a nadie. El único país solvente es China, que no juega precisamente a ayudarnos. 
La Europa eurocentrista se deshace. Se va a disolver como azúcar en agua, y no parece que vayamos a una Europa de las Naciones, algo más modesto y más práctico. La burocracia bruseliana jugará a su conservación en sus sinecuras.
Los problemas son ingentes y complejos. Nadie competente está en los carteles electorales; todos los candidatos al poder se mueven en un terreno polvoriento que no deja ver con claridad. Los electores están a punto de tirar a la alcantarilla las instituciones que les defendían su “poder de elegir” entre alternativas viables. La democracia está cuestionada.

martes, 18 de junio de 2024

Occidente visto por Federico Rampini

Sí, estoy totalmente de acuerdo con Rampini (“El suicidio occidental”). Pero yo creo como Splenger (la decadencia de occidente, 1920) que no hay solución, que el mal de occidente no tiene cura. Primero, porque casi nadie lo ve. Entonces, todos creen que la solución es saltar por encima de la democracia y acudir a medidas urgentes, extremistas, que polarizan la opinión pública, pero que son falsas. Exactamente como en los años 20 de la postguerra de la WWI, que no casualmente trajo el comunismo cargado de muertos y los fascismos como reacción de la clase media acosada. Naturalmente no fueron la solución, porque sus gobiernos decidieron ir a la guerra como solución de sus conflictos internos, y la guerra fue apoteósica y letal. 

Sin embargo, de esa guerra salió una cosa buena: la entronización de la “democracia eficaz”, que EEUU exportó al resto del mundo. Especialmente eficaz en Europa, gracias al Plan Marshall americano, que se concedió con la condición de que los países europeos abrieran sus mercados a la libertad de comercio. Fue un gran impulso a cuyo rebufo se montó el teatrillo de la Comunidad Europea, que era una cosa muy decorativa pero que sin el apoyo de EEUU no hubiera cuajado. Apoyo que empezó con ingentes ayudas y la entrega de la defensa de Europa a EEUU, que impidió el conflicto que Rusia tenía in mente, que era expandirse por toda Europa. Cosa que, por cierto, están comenzando ahora con Ucrania, nuestro particular muro defensivo - también financiado en gran parte por EEUU - muro que, cuando caiga, dejará la vía expedita para la invasión de Europa por las potencias Rusia-China, aunque de momento no sabemos en qué orden de prelación.
 Yo sospecho que China se está preparando para la venganza de haber sido colonia de Occidente, lo que es falso pues las potencias coloniales del XIX no tenían mucho interés en ella. Japón sí que tenía planes para expandirse por China, cosa que intentó. Bombardeó Pearl Harbor porque EEUU le impedía su expansión asiática mediante bloqueos comerciales. Pearl Habor fue su gran error, pues metió a EEUU en la guerra. Como fue su gran error, el de Hitler, invadir Rusia. Ambas cosas hicieron muy feliz a Churcill, que en 1941 estaba resistiendo al límite de sus fuerzas los ataque aéreos nazis. Brindó con champán la invasión de Rusia por Hitler y de Pearl Harbor por Japón en 1941. La entrada de EEUU y URSS en la guerra salvó a Inglaterra de desaparecer o convertirse en colonia alemana, que le hubiera entregado a Hitler todas las ventajas del Imperio inglés sin los costes de tener que guardarlo. Ahí empezó la derrota ineludible de Hitler, que aún así costó 4 años y cientos de millones de muertos. 
La victoria aliada, en gran parte gracias a EEUU y los muertos que puso Stalin, remodeló el mundo; por primera vez se extendió la democracia en Europa, defendida por EEUU, mientras que las fuerzas del mal empezaban a incubar sus huevos a la sombra de la Guerra Fría de EEUU con URSS - que no fue tan fría en escenarios lejanos, coloniales, donde se libraban batallas en las que ambos frentes eran respaldados por ambas potencias. 
Los huevos exlosionaron, y los nuevos monstruos asomaron la cabeza (todos apoyados por URSS), como el islamismo, la guerra de liberación de las colonias africanas, de la India,… había un pacto no escrito en que las dos potencias no se enfrentarían directamente, que su apoyo a un bando sería no oficial. Bien, pero la URRS obtuvo importantes logros. En 1953 EEUU tuvo que aceptar una paz deshonrosa en Corea, con la partición del país en dos coreas, Corea del Norte siendo apoyada por China y URSS. En 1972 se tuvo que rendir en Vietnam, una guerra sucia con un bando comunista respaldado por la URSS, en terreno favorable a los nativos, en el que EEUU se mostró incapaz de de adaptarse. Fue una tragedia nacional, un desmoronamiento moral y una victoria para la ideología comunista que ya se empoderaba en el mundo. Entonces todos éramos antiamericanos, país que nos producía un rechazo antimperialista muy afianzado, pese a que EEUU entonces nunca  fue potencia invasora. 
En aquellos años de declive de la imagen de EEUU, pese a que le debíamos la Seguridad europea, empezó a surgir una serie de movimientos aparentemente inofensivos, en todo caso no manipulados por la propaganda soviética: los hippies, los pacifistas, los anticapitalistas, etc, que salvo en mayo del 68, en el que lograron poner de rodillas unos días a gobiernos europeos, no buscaron ni lograron un cambio radical de leyes e instituciones, empezaron a ganar influencia en la opinión pública occidental.
Lo llamaron la “revolución divertida”, pues fue como una fiesta juvenil sin tragedias, cuyo rescoldo no se apagó, y paso a paso vinieron hasta hoy en forma de una ideología llamada Woke, que no es una propuesta formal y articulada, sino un conjunto de consignas banales que, llevadas al extremo, han destrozado el basamento de la cultura occidental y, por ende, su civilización, que da signos inequívocos de decadencia, empezando por la declinante demográfica (como explica muy bien Rampini en su libro).
Y en eso estamos sin enterarnos: una decadencia innegable que China y Rusia vigilan y ponen en aprietos constantemente. La guerra de Ucrania es una pieza más de ese acoso no declarado de los valores de mañana, que no se sabe cuáles serán, pero desde luego nada democráticos. Si nos fijamos en la caída del gran imperio Romano, hubo al final, antes de hundirse, una hibridación de las instituciones imperiales con los nuevos valores cristianos, hasta que estos fuero la religión exclusiva. El Derecho romano y el cristianismo dieron el cemento de nuestra ahora agonizante civilización. Fue una combinación azarosa y muy provechosa: su fruto final fue la democracia liberal, algo menospreciado hoy en día. Así que no sabemos quiénes serán la la(s) potencia(s) imperantes, ni cómo nos tratarán a una Europa decadente, pero desde luego no será un trato democrático. EEUU podría encarnar la nueva Constantinopla, resto del imperio romano que resistió hasta 1453: mil años de prórroga. 
En todo caso, un mundo muy distinto al que solo los más jóvenes serían capaz de adaptarse…
En suma, no hay banderín de enganche para salvar Occidente. No está bien visto; sus valores que le estructuraban están de capa caída. Los jóvenes piden soluciones radicales, inmediatas, que no existen porque los problemas son complejos, de arreglo a largo plazo. Restablecer, por ejemplo, lo más básico de una sociedad libre y próspera, como era la nuestra hasta el fin del milenio anterior, exigiría empezar por suprimir gastos superfluos que no son considerados como tales: se consideran derechos inapelables. Por ejemplo, las pensiones y la sanidad en nuestros países están quebradas, y nuestros sucesores tendrán que hacerse cargo de la liquidación de la enorme deuda que los sostiene ahora, sin derecho a percibir nada. Además habría que reorientar, urgentemente, nuestra economía hacia la inversión productiva ¿No es esto un heraldo anunciador de una crisis profunda? Cuando no se quiere ver el verdadero estado de la cuestión, es fútil creer que las cosas se arreglarán. 
Si desde 1945 hasta 2000 se ha sostenido el estado de bienestar ha sido por el aumento de la población, de manera que los activos fueran mucho mayores que los pasivos. Desde hace más de 25 años eso quebró: los pasivos comprometidos fueran ampliando su distancia con los activos futuros, y hoy por hoy se salda con una deuda pública creciente; tendría que hacerse una profunda reforma de haberes y contribuciones para salvar la estabilidad financiera.
Dentro de esta historia nada delirante, al contrario, lo que ni se percibe es la manipulación de la opinión pública occidental, que en determinado momento se volvió radicalmente anti americana y, parcialmente, pro soviética. Como he dicho, EEUU fue considerado imperialista, cuando no tenía ningún país como colonia, mientras que de Rusia ni se decía que tenía su bita en los países del Pacto de Varsovia, los cuales demostraron lo que amaban el régimen comunista cuando se calló el muro de Berlín. 
Las nuevas generaciones de los sesenta en adelante acogieron con fiereza los mensajes antiamericanos y, que se convirtió en el imaginario colectivo el monstruo del Mal. Los poderes europeos no hicieron nada, porque le veían bien tener un pim pam pum, y de paso intentaban penetrar en el mercado URSS, el pobre totalmente esquilmado. Los súbditos del Este mostraron un apetito insaciable por productos icónicos US, como los pantalones vaqueros o el tabaco de Virginia, piezas de gran lujo que solo disfrutaban los prebostes del Partido. 
Algunos pocos occidentales tuvieron ocasión de ir a trabajar a esos países comunistas, y pese a ser convencidos comunistas, volvieron totalmente desengañados. Lo que contaban abrían los ojos a los escasos oidores, nada contentos con la verdad. 
En el Woke actual cabe todo: proislamismo, pronaturismo ecológico, ultrafeminismo-trans, anticientifismo, y muchos antis basados en creencias de cartón piedra que adornan nuestro destartalado escenario en el que clamamos nuestro descontento, nuestra lejana distancia con el paraíso perdido al que tendríamos derecho por haber nacido. No se han enterado de nuestro pegado original que, como decía Schopenhauer, dictamina que nuestra naturaleza no es perfecta ni perfectible salvo bajo la humildad y la ley. 

sábado, 15 de junio de 2024

La naturaleza y otros mitos

La naturaleza nunca ha contribuido a que las cosas fuesen perfectas. La naturaleza sigue su camino, distraída… ineluctable.
La naturaleza es infecta, va contra la cordura humana. La cultura, tomada en serio, es un gran esfuerzo contra la naturaleza anárquica.
Josep Pla, Notas dispersas.

La naturaleza fue nuestra más gran enemiga durante milenios. Con el avance de la técnica, la fuimos domeñando y haciendo la vida más tolerable. Porque antaño la vida, además de opresiva e injusta, era materialmente pobre y castigada por innúmeras plagas. 
Ahora hay padres que no vacunan a sus hijos, porque el pensamiento imbécil de hoy así lo proclama. Se arrepentirán - si su no lo impide su zafiedad e incultura.

martes, 11 de junio de 2024

España, como los demás, entre la incompetencia y la demagogia


Es, con los límites de la participación habida y las características concretas de la cita electoral, lo que ha ocurrido en las Elecciones Europeas de este pasado fin de semana: que han dibujado lo que a día de hoy pensamos y queremos los que formamos parte de la comunidad política. Y ahora nos conocemos todos mejor. Y, al parecer, no podemos dejar de ser lo que somos.”

Leo en 
Vox sobre el caso Alvise, ese tuitero que ha logrado tres escaños en las elecciones europeas. Sus mensajes son decididamente radicales y demagógicos, mensajes-consigna donde embiste contra todos y contra todo. Parece ser que gusta mucho a sus nuevos votantes; ha logrado quitar 3 escaños del parlamento europeo a partidos “extremistas” más fogueados, mismamente como Vox. 
Alvise es un símbolo perfecto del desquiciamiento que vivimos: lo que llamaba Ortega y Gasset “la acción directa”, que consiste en ofrecer cosas imposibles, más aún cuando se ofrecen todas a la vez, en el mismo plano, que es la primera lección de la política: no se pueden ejecutar todas tus ideas a la vez, por muy apreciables que sean. 
Alvise ha ofrecido, según leo en en El Mundo, “la mayor cárcel de Europa cerca de Madrid”, supongo que para encerrar a todos los corruptos de la política que señala con el dedo acusador. También ofrece “salir de Europa” lo que en su boca suena a pura demagogia, cuando Meloni (1) ya ha comprendido que lo que se requiere es cambiar las instituciones europeas desde dentro, pues es verdad que están moribundas. 
España está desquiciada, confusa y desnortada, sin saber bien en qué farola colgarse - a quién le gustaría ver gobernando. Una visión estridente, como la de Alvise, es sospechosa de recabar un voto estridente, pueril, inmaduro. Es verdad, como también lo es del 30% que ha votado a Sánchez, sujeto que está desencuadernando España. Hay alguna lógica en este absurdo desatino? La mayoría no lo quiere ver, pero viene de lejos; por lo menos de los dos gobiernos de Zapatero, el segundo de ellos con mayoría absoluta. Ahí se empieza a poner la prime piedra del conflicto de España con Cataluña. Pero antes, si nos fijamos bien, hay desde hace unas décadas signos de malestar en los países occidentales, que empiezan a despertarse de la melopea del “fin de la historia”, y empiezan a perder peso en el escenario geopolítico que antes dominaban con firmeza.
Estamos en una tesitura muy parecida, a grandes rasgos,  a la de Europa años treinta, cuando la revolución soviética de Lenin y la crisis económica - que nadie sabía solucionar - sembró el pánico en las clases medias, arruinadas por la crisis del 29, y se dejaron seducir por los fascismos ascendentes. Nuevos partidos liderados por antiguos líderes comunistas, que se dieron cuenta que para alcanzar el poder había que ofrecer más nacionalismo, más intervencionismo, pero de derechas. Ah, y no olvidemos la salsa que nunca falla en tiempos de crisis: una buena salpimentación de antisionismo, en los que Hitler desde luego fue el más “brillante”. 
Reconocerán en estos componentes de los fascismos “clásicos” los mismos de hoy, incluso el antijudaísmo floreciente hoy. Tanto que veo difícil que Israel no encuentre dificultades crecientes en sobrevivir, pues ha cosechado una ira feroz en la opinión pública occidental. La caída de Israel sería simplemente el comienzo del final de Europa, y por consiguiente de Europa, pero esto no entra en oídos preconcebidos para el odio. ¿Y qué mejor odio movilizador que el viejo y estimado anti judaísmo? Es un comodín que nunca falla. Israel fue creado para evitar una nueva masacre de los odiados judíos de Europa, perseguidos durante siglos. Sus enemigos islamistas son jaleados hoy por sus odiadores “civilizados.
Así que esta es la confusión que vivimos, tiempos de navegación agitada con el timón del barco averiado, y un capitán que sigue escrupulosamente sus derechos sindicales y los hace seguir a sus más estrechos colaboradores. Por no decir que es un loco de atar al que no le importan las consecuencias de sus actos. O las persigue con gran alegría.

(1Meloni me sorprende gratamente por cómo ha evolucionado hacia la moderación conservadora. Ha comprendido que es más eficaz sumar que restar. Ojalá tuviéramos una Meloni.

lunes, 10 de junio de 2024

30% de suelo

https://theobjective.com/elsubjetivo/opinion/2024-06-10/hay-sanchez-para-rato/

Veo gente contenta y alegre porque ha ganado el PP. Ilusiones fuera. Lo que de verdad ha pasado es que el PSOE tiene un suelo del 30%, ¡el partido socialista más votado en Europa!.
Eso es lo que es preocupante. Mientras haya gente hipnotizada hasta ese punto, Sánchez va a seguir rompiendo instituciones y, sobre todo, endeudándonos, arruinándonos, condicionando nuestro futuro. Abran los ojos, por favor. Sobre todo esas mujeres que conozco que dicen “es que es muy guapo”. Excuso decir lo que pienso de ellas.

Temo que es así

https://theobjective.com/elsubjetivo/opinion/2024-06-10/hay-sanchez-para-rato/

 Una de dos: o un tercio de los votantes españoles tiene unas tragaderas de elefante o realmente no son conscientes de todo lo que está pasando. Cualquiera de las dos hipótesis es terrible, pero la consecuencia es la misma: Sánchez puede seguir tranquilo en La Moncloa y, aunque pierda el apoyo de Carles Puigdemont por hacer ‘president’ a Salvador Illa, tiene tres años por delante para darle la vuelta a estos resultados. ¿Cómo lo hará? Pues todo hace indicar que terminando de consolidar su control absoluto de todos los resortes del sistema y eso supondrá, como ha ido anticipando las últimas semanas, el asalto definitivo al Poder Judicial y al ramillete de medios de comunicación que más le molestan.”

miércoles, 5 de junio de 2024

Notas sobre la Democracia

I. Ya solo el 57% de un encuesta de alcance mundial se declara a favor de la Democracia occidental. Seguramente dentro de un año el porcentaje habrá descendido.
El momento culmen de la Democracia fue, en mi opinión, cuando el presidente de EEUU Richard Nixon fue obligado a dimitir por el caso Wartergate. Watergare era el nombre de un hotel donde se alojó un comisión electoral demócrata. Fue asaltado de noche y alguien se llevó unos papeles. Nadie se hubiera preocupado del caso si no fuera por unos periodistas del Washington Post, que tirando del hilo encontraron una trama conspirativa que apuntaba al partido republicano y al propio Nixon. Una comisión parlamentaria se encargó de la investigación, y al Presidente se le dio la oportunidad de dimitir y no ser procesado. Dimitió.
Por primera vez el mundo cayó en la cuenta que la Democracia funcionaba. Que no era una simple representación de guiñol manipulada por los poderosos tras las bambalinas, como las ideologías al uso pretendían. El hombre más poderoso del planeta podía ser cesado por mentir, desacreditando a la ideología entonces de moda, negacionista de la democracia como una pantomima - ideología dirigida, luego se supo, por el Sóviet supremo -. 
Por cierto, debemos recordar que Nixon acabó la guerra de Vietnam. 
A partir de ahí, 1974, la Democracia, salvo un renacimiento de la fe en 1980, debido a Reagan y, sobretodo, prolongado con la buena administración de Clinton hasta el final de siglo, empezó a decaer. Probablemente empezó antes, pero con el cambio de milenio comenzaron a verse las heridas (como el aumento constante de la deuda desde Reagan. Desde entonces, las administraciones republicanas han aumentado la deuda y ha causado guerras). EEUU empezó a seguir una política exterior nefasta con Bush hijo (su padre había sido un buen presidente), que empezó a desencadenar conflictos bélicos injustificados y con efectos colaterales nefastos para EEUU y el resto de occidente. La guerra de Irak fue un error (la del Golfo, en 1991, con Bush presidente, fue inevitable), y la de Afganistán un desastre. EEUU perdió un buen pedazo de su liderazgo mundial, acuciado además por la emergencia de China como potencia militar…
… no es difícil concluir que la Democracia está en peligro, al parecer por “falta de afición” de las sociedades democráticas maduras, que han devenido en pensar que las libertades y el bienestar económico estaban dados por derecho de nacimiento. como decía Ortega y Gasset, hace ya cien años: los ciudadanos se convierten en hombres masa que son así por creer que han heredado de sus predecesores un situación normal e inamovible.

II. La difusión de la filosofía Woke durante décadas en las sociedades maduras ha sido uno de los elementos que más daño han causado a la fe en la democracia. Como pasó en los años 20 del siglo pasado, el fracasado Tratado de Paz impuesto por los vencedores a las potencias derrotadas (Alemania y sus aliados) en la WWI, originó la crisis que, sagazmente, había previsto Keynes en su “Consecuencias económica de la Paz”. Su mensaje, no escuchado, era que las indemnizaciones de guerra exigidas arruinarían a Alemania y sus aliados, no podrían pagar y crearía un malestar social enorme. Entonces, como hoy, las sociedades se fueron polarizando hacia posiciones nacionalistas y autoritarias ante la incapacidad mostrada por los gobiernos democrácticos de solucionar la crisis. En esos años Mussolini se apoderó de Italia sin gran violencia y sin cambiar apenas las leyes vigentes, que pasaron a ser mero decorado. En 1933 Hitler ganó sus primeras elecciones a canciller, y luego no tuvo más que esperar su oportunidad para apoderarse del Estado e imponer un régimen violento y racista. 
Hoy es el Woke el que ha abierto la puerta a la conquista de las instituciones encargadas de defender la ley democrática.
Stanley Payne tiene unas páginas dedicadas a la nueva ideología imperante que por su claridad me permito reproducir. Vienen en un libro magnífico sobre España (“Defendiendo a España”), verdadero rearme moral contra lo que nos quieren a inflingir.




“Una singularidad de la corrección política de hoy en día es que se trata de la primera nueva ideología radical de izquierdas que tiene su origen en Estados Unidos. Además, es la primera ideología importante de izquierdas que no posee ni un nombre oficial ni una definición canónica. En ocasiones, sus defensores insisten en que no existe como tal más allá de la imaginación de sus oponentes, mientras que los autores que la critican utilizan expresiones como The Silent Revolution o la ideología invisible. No se plasma en un único partido político ni en un movimiento cultural concreto, sino que es multiforme: son muchos los partidos y grupos sociales que la encarnan. 
En realidad, es una cultura de élites y de activistas que está presente en las principales organizaciones políticas occidentales y en casi todas las instituciones —las excepciones son muy pocas— y, a diferencia de los movimientos radicales anteriores, su objetivo no es derrocar el sistema político, sino transformarlo desde dentro de la democracia por medio de la manipulación. La democracia, cuando se pone en práctica, muestra tendencias igualitarias y deconstructivas, con una propensión a igualar tanto las instituciones como las costumbres. 
Este planteamiento no es nuevo, y por eso el liberalismo clásico decimonónico se cuidaba mucho de evitar los excesos de la democracia y planteaba restricciones, como, por ejemplo, el sufragio censitario, que limitaba el voto. En otras épocas era posible encontrar instituciones pseudoliberales oligárquicas que reconocían algunos derechos que estaban restringidos a una pequeña élite, pero esto ya no ocurre con el liberalismo moderno occidental, que ha dado lugar al proceso político más dinámico de la historia, imposible de detener a largo plazo. 
El liberalismo fue el resultado de la conjunción de poderosas corrientes en la cultura, en la sociedad e incluso en la religión; de ahí que, pese a todas sus restricciones y al elitismo de su forma clásica, no haya podido evitar la evolución hacia la democracia y, con ella, hacia un igualitarismo que ha llegado a ser radical, homogeneizando las instituciones y las estructuras, y desafiando y relativizando creencias. La tendencia natural hacia el igualitarismo y la eliminación de las estructuras más jerarquizadas, habitual en Occidente, presentaba serios problemas a la hora de llevarla a la práctica, ya que el igualitarismo es un concepto y un objetivo que no se encuentra reflejado en la realidad: los seres humanos no son iguales ni en el plano físico ni en el intelectual ni en el moral. 
Cuando las estructuras políticas del siglo XX, a través de los Gobiernos, comenzaron a imponer unas condiciones más igualitarias, los éxitos y los fracasos se sucedían con suma facilidad. Así lo constató la experiencia comunista, y también los países democráticos impusieron ciertas medidas de coerción para conseguir la igualdad. En la segunda mitad del siglo XX se produjeron numerosos cambios en la cultura y en la sociedad occidentales, pero la igualdad, objetivo inherentemente imposible, no se alcanzó, lo que ha llevado a imponer nuevas medidas de coerción en un círculo vicioso que no tiene fin. Al relacionarse de modo contradictorio con la economía de mercado y la globalización, la ideología del igualitarismo produce más desigualdades y, nuevamente, el Estado adopta más medidas coercitivas. 
Este problema se aprecia claramente en lo que señaló hace dos siglos Alexis de Tocqueville al hablar de Estados Unidos. El movimiento actual surgió en la década de 1960, y en los veinte años posteriores abandonó el izquierdismo original —en parte anarquista y en parte colectivista— para centrarse, primero, en la cultura y en la sociedad y, después, en el llamado «individualismo radical», que se manifiesta, sobre todo, en el estilo de vida. Poco a poco fue introduciéndose en las facultades de humanidades y ciencias sociales, llegando a convertirse en la corriente dominante de los últimos años del siglo pasado. Su más clara expresión en Estados Unidos y en España se produjo durante los Gobiernos de Obama y de Rodríguez Zapatero. Este último es el campeón de lo políticamente correcto y de la doctrina del igualitarismo, pero Obama lo superó en su tendencia a gobernar por decreto ignorando la legislación.”

Lo más desconcertante es esa falta de agrupamiento combativo para defender y propagar sus ideas. Se han infiltrado en todos los ámbitos e instituciones antaño pilares de la sociedad abierta popperiana, corroyéndolo por dentro como la termita a las vigas de casa. No hay manera de enfrentarlo, no tiene línea de combate, y ya se ha instalando en la conciencia de miles de millones de personas. Personas que ven natural que se reescriban libros clásicos para adecuarlos al espíritu de hoy.
Será difícil vencerlo antes de que acabe con la civilización.

III. Las lanzas se yerguen poco a poco y un futuro escenario bélico (Ucrania, Oriente Medio) de consecuencias nefasta aunque la guerra no se extienda.
¿Qué debemos pensar de la invasión rusa de Ucrania, de la posible derrota de Israel? ¿Estamos preparados para gestionar un nuevo escenario geopolítico tras décadas de bienestar y molicie?
Como dice un columnista del Telegraph, en “Occidente podría no sobrevivir a una victoria de Putin”,

“Pero, ¿qué tiene esto que ver con Ucrania y si Putin gana allí?
Fundamentalmente, si consideramos que la democracia occidental está decayendo, se volverá cada vez más vulnerable. Vulnerable a ideologías y sistemas de gobierno más radicales y, en última instancia, a dictadores de dentro y de fuera. Si Putin tiene éxito en Ucrania, en esta nueva batalla de ideas –esta “Segunda Guerra Fría”–, entonces el atractivo de sistemas y líderes autoritarios más colectivistas, poco a poco empezarán a difundirse no por la fuerza, sino por imitación.
Durante demasiado tiempo Occidente ha creído que sus valores proliferaron después de la Segunda Guerra Mundial debido a una bondad inherente, más que porque esos valores habían sido probados y “ganados”. En la lucha darwiniana de sistemas y creencias políticas, ese éxito fue de suma importancia. Permitió a Estados Unidos y a sus aliados no soviéticos crear las Naciones Unidas y muchos otros organismos internacionales que buscan mantener el orden global sobre la base de principios legales, democráticos y occidentales.
Pero si esos valores empiezan a “perderse”, esto empezará a cambiar. Si bien en cierto modo los occidentales vivimos en una era hiperindividualista (pensemos en TikTok, Twitter e Instagram), olvidamos que estas plataformas, paradójicamente, tienen más que ver con la promoción de ídolos que con la emancipación. La gran mayoría de usuarios tiene sólo un puñado de seguidores. Las celebridades, los políticos y los agitadores tienen millones.”
Ante este scenario tenemos que confiar el líderes políticos cada vez más disolutos y menos fiables, inmersos en su mundo pueril centrados en ganar mezquinamente las elecciones. 

martes, 4 de junio de 2024

Ideas y creencias

Arcadi Espada se pregunta “el misterioso tipo de emociones que deciden el signo de las democracias”. Es una pregunta sin respuesta. Solo sabemos que vivimos tiempos en que las mentes están muy confundidas, y se aferran a creencias (sí, creencias, no ideas elaboradas), imposible de remontar a su origen. Esas creencias, a veces provenientes de sueños lejanos a la realidad, son también con las elementales bases de la democracia, por la que cada vez hay más desapego e incluso odio. La democracia no es amada cuando la gente pide remedios, rápidos, enérgicos.
Ya decía Ortega y Gasset que nuestra vida se asienta en ideas y creencias. Estas últimas son ideas que han cristalizado en un juicio radical, ya difícil de debatir y modificar. 
Las creencias más mostrencas son las que lleva a votar a una sujeta que ha “descubierto” que mandar a la m—-da a sus oponentes le es rentable electoralmente. Este tipo de consignas arrojadizas tienen hoy gran predicamento. Y nos lleva a la tristeza de una democracia envilecida cada vez más. “Pasan dos o tres generaciones y todo ha cambiado”, decía el autor citado. En el mundo de hoy reina la confusión de las conciencias, y esto repercute gravemente en todas las instituciones, como un parlamento que resume su debate en un “a la m—-da”. Escatología pura que la gente jalea.

viernes, 31 de mayo de 2024

Notas al vuelo, propias y ajenas

“Lo que tenemos y lo que representamos son aspectos muy secundarios frente a lo que somos. Únicamente el estado de la conciencia es lo duradero y lo que tiene un efecto constante; todo lo demás sólo tiene una influencia pasajera.” (Schopenhauer)

Los hechos nos dañan o benefician según la forma en que los percibimos. La percepción, - o “representación” -, es muy diferente según la fase de la vida y de unas a otras personas. Tenemos naturaleza, pero también historia. Historia individual e historia colectiva. La historia individual se disipa con el tiempo, y la colectiva se desdibuja y emborrona. 

No controlamos los sucesos venideros. Solo podemos conjeturar y tener la esperanza de no errar demasiado. Nuestra naturaleza y el azar gobiernan nuestra vida. Por eso es fútil buscar algo que se supone nos dará la felicidad sin saber como nos va a afectar; las “plegarias atendidas” por los dioses pueden llegar a ser una maldición. 

De esto se infiere que “el conjunto no es la suma de las partes”. Lo que hacen los individuos, que son miles de millones, determinan el conjunto constantemente, pues todos estamos actuando e incidiendo sobre los demás con un resultado global necesariamente aleatorio. Aunque nadie dirige la orquesta, que aveces desafina y no consigue retomar la partitura. 

Los individuos pueden, a veces, rectificar sus decisiones al conocer lo que han hecho ellos y los demás, pero con una visión muy parcial, tardía e incierta; por su parte, los demás también corrigen sus decisiones en función de las de los demás sin constancia de que no se hayan alejado de sus objetivos, lo que puede suceder constantemente. Confiar en la razón como una medio poderoso de gobernar nuestra vida es una ilusión. 
Todo es un fluir impredecible. Podemos hacernos una idea de conjunto muy limitada y contrastarla con la historia. Pero, por lo que hemos dicho, ésta no es una ciencia certera, porque el pasado pasado es, y está constantemente reescrito. Y aunque así no fuera, el tiempo además cambia la certeza de esa idea, desgasta su débil eficacia y al final la anula. Lo único que sabemos con certeza es que el tiempo cambia todo y no sabemos hacia dónde más que muy relativamente. 

Estas notas dispersas nos abren la puerta a comentar la existencia de un ser superior que gobernaría, misteriosamente, el aparente desorden desafinado de la orquesta. Reconozcamos que es un un intento fútil demostrar la existencia de tal ser, tanto como lo contrario. El argumento de que si existiera no permitiría tanta maldad se puede anular pensando que ese Dios, precisamente, es el que ha diseñado que las cosas sean así. “Sus caminos son inescrutables”, dice una de sus iglesias. Es decir, siempre se puede dar la vuelta a cualquier juicio en favor o en contra, pues “su mundo, la Ciudad de Dios, no es el mundo de aquí”, en el que por cierto, debes pensar lo menos posible: debes aceptar que es un valle de lágrimas.
Cabe pensar en un dios que nos ha dado libre albedrío para que actuemos según nuestra conciencia (el Dios de los católicos), de tal manera que depende de nosotros la salvación, que es lo que debes pensar de forma prioritaria. El mundo, sus decepciones, dolor, pobreza, etc, deben de paliarse por “los que más tienen”. ¿cómo? Esto no se aclara bien, pero las fuentes primigenias hablan de “vende tus bienes, repártelos, y sígueme”. 
Pero renuncien a que se puede alcanzar un cierto paraíso en la tierra antes de la Parusía final. Todo lo contrario: para la segunda venid se predicen grandes males, hambre, pánico, los cuatros jinetes de Apocalipsis cabalgarán, sembrado infinito dolor. 
Deberíamos añadir la, para mí nefasta, doctrina franciscana de no poseer nada, comer de lo que te den en el camino… esto fomentó en Europa - en España en particular - el “abuso” de las órdenes mendicantes, verdadero factor de atraso al negar la importancia de la inventiva, el ingenio, la creatividad y su necesaria retribución. Otras religiones son más benignas con estas facultades; como el Judaísmo y el Luteralismo.
Es curioso que san Pablo hable de la importancia para el cristiano de trabajar (“el que no trabaje que no coma”) y de obedecer los decretos imperiales, mientras San Agustín predica lo mismo sobre el deber de obedecer las leyes terrenas pues el cristiano no debe de ocuparse del mundo. Entonces no se conocía la Democracia, pero sí la sociedad romana gobernada por leyes, aunque cierto que imperfecta.
Resumiendo, colijo que sean cuales sean tus creencias, has de contribuir a que la vida terrena sea lo menos mala posible, sobre todo para tus hijos: el hombre es el animal que más tiempo depende de sus padres hasta valerse por sí mismo. Y si las leyes son dictadas por unos representantes, elegidos democráticamente, leyes que protegen la libertad - sobre todo la “libertad negativa”1, como decía Isaía Berlín -, mejor y más instructiva, y no sólo materialmente, será la vida para cada una y el conjunto. 

1Libertad negativa es la que protege el entorno privado de cada individuo. La libertad positiva es la que defiende el derecho de cada uno a participar en la gobernación política, a cualquier nivel o segmento social. A 

jueves, 30 de mayo de 2024

Hoy, día triste para la democracia

Hoy, día triste para la democracia. Unos irrepresentantes” del PUEBLO votarán la ley de amnistía. Vergüenza y último clavo en el ataúd de una breve democracia. Igual de breve que la fugaz de 1876-1923. Entonces, como hoy, las fuerzas de la izquierda cerril embistieron contra ella y la derribaron. 
Pero ya antes ha habido linchamientos jurídicos que destrozaban la igualdad de todos ante la justicia. Ayer se exculpó a Francisco Camps de una persecución Ad hominem, diseñada para condenar como fuera a una persona. Según dice Arcadi Espada, es la primera vez que se asista a una tal cacería que al final resultó en un siniestro fuego de artificio, al final destrozando a la víctima. Un párrafo de Arcadi:

“He tenido un extraño privilegio en estos últimos diez años y es haber visto cómo se formaba una Causa General contra un hombre. No hay precedentes en España, y dudo que los haya en cualquier otro país democrático, de una afrenta a la verdad y a la justicia como la que Francisco Camps ha sufrido desde aquel 19 de febrero de 2009, cuando el diario El País empezó a sentenciar en su portada: «El fiscal implica a Camps en la trama». La última calumnia de la Causa ha decaído a partir de la sentencia de la Audiencia Nacional, conocida este miércoles. Esta sentencia y la del Tribunal Supremo, del 8 de marzo de 2012, que le absolvió definitivamente en el llamado «caso de los trajes», son los lamparones más visibles del resultado final de la Causa. Pero no debieran distraer de lo esencial. Contra Camps, la justicia entabló diez procedimientos. Dos llegaron a juicio, pero otros ocho fueron archivados en fases diversas de la investigación. El que un hombre que no sea un capo mafioso o un terrorista haya acumulado diez investigaciones judiciales es un hecho sorprendente. El que se trate de un político notable y honrado, y que las diez investigaciones hayan concluido en nada después de dieciséis años, obliga a la reflexión.”

España vuelve por sus fueros particularistas. ¿Cuándo se perdió la democracia?

martes, 28 de mayo de 2024

La crisis del estado de bienestar

En nuestro alrededor se va derrumbando todo lo que apuntalaba la política mesurada y eficaz vigente desde el 1945, final de la última guerra mundial. Es lógico, pues desde hace casi 20 años han pasado cosas que derriban nuestra fe en un futuro que, hasta hace poco, siempre iba a ser mejor. Hemos llegado a un punto de no retorno en que sabemos que nuestros hijos vivirán peor que nosotros. Muchos factores han contribuido a esta crisis de valores, a este escepticismo convertido en un cinismo estéril.  
¿El primer desencadenante? Aparte de la teoría del caos - la mariposa que al mover sus alitas en Taiwán desata un huracán en el Caribe -, lo que se ve es que en 2007-08 se desencadenó una crisis financiera en todo el planeta. Se etiquetó mal esas crisis, pues fue llamada “Gran Recesión”, y la causa primera no fue esa: fue una crisis financiera que nos descubrió que los sistemas financieros no se regulan a sí mismos, por interés propio, como pretenden los ultraliberales - esos que Milei predica ahora -. Hablaré de ello más adelante.
Esa crisis dio una fuerte dentellada en la confianza de la gente; de ahí una década de tipos de interés negativos, algo inusitado y difícil de gestionar. 
Pero es que, desde unas décadas atrás, estaba apoderándose de la sociedad unos valores corrosivos para la convivencia. Algunos han llamado a esa revolución cultural, aparentemente inocua, WOKE, que ha resultado ser un asalto silencioso a las instituciones mediante la infiltración de consignas identitarias sin un discurso que las estructure, y enormemente corrosiva para los valores que sustentaban la sociedad democrática. Son consignas que parecen de por sí poco dañinas, pero que han sustituido las creencias básicas de nuestra cultura y modo de vida. En 1989 cayó el Muro de Berlín, y los comunistas occidentales se quedaron sin la ideología que justificada sus posiciones. Poco a poco, se abrazaron a esas nuevas creencias porque, al fin y al cabo, ofrecían el armamento deseado: eran más corrosivas que sus pesados e ilegibles tratados, y más fáciles de divulgar, sobre todo entre los jóvenes. 
La crisis de 2007-08 fue un caldo de cultivo propicio a la difusión del Woke, que se infiltró también en muchos otros estamentos sociales, partidos socialdemócratas incluidos, que fueron en el pasado un pieza básica de la estabilidad política lograda desde 1945. Occidente, hasta la crisis del milenio, fue gobernada por unos y por otros bajo el acuerdo tácito de que se respetarían las leyes democráticas, y en general que habría un acuerdo en los temas esenciales, como la política exterior. La creciente riqueza sería bien repartida entre todos. Esa estabilidad permitió grandes proyectos como la Unión Europea, uno de cuyos objetivos era la Paz en Europa, escenario de dos guerras mundiales, u la joya de la corona que fue la laureada Paz Social, más conocida como Estado del Bienestar. El Estado de bienestar fue, esencialmente, mantener una productividad creciente que permitía retribuir a los trabajadores acorde con ese aumento, y dedicar una parte creciente de la renta a obras sociales. La base de todo era el aumento anual de  productividad y de la población.
En mi opinión, la crisis de 2007 tuvo su principal causa en la globalización económica, que permitió a China - un mal socio que recurría a políticas mercantilistas -, apoderarse de los mercados mundiales con sus exportaciones a precios de saldo: los salarios occidentales cayeron al suelo; por primera vez se incumplía la máxima no escrita de que los salarios no bajaban de su participación en la renta. 
Esto le permitió a China acumular una gran riqueza, que reinvirtió en Occidente. Éste, con la comolaciendoa de los bancos centrales, se dedicaron a la especulación inmobiliaria. El desequilibrio financiero y los flujos de capital mundiales, creciente entre China y los demás países, fue la causa principal de la crisis, añadiendo desde luego la innovación financiera de nuevos instrumentos trufados de grandes riesgos ocultos. Este desbordamiento de una elemental prudencia fue la consecuencia de la desregulación financiera comenzada en 1980 por Reagan y Thatcher, con grandes algaradas de las entidades financieras, que veían aumentar sus beneficios esperados a una escala nunca vista. La historia es una cadena de consecuencias indeseadas.
(Hasta entonces (mediados 1980), como explica Gorton, un banco seguía la “regla del tres”: tomaba prestado al 3%, prestaba al 5%, y a las 3h el banco cerraba y su dueño estaba jugando al golf. Ahora el mercado bancario es un mar de tiburones que buscan absorberte para no ser a su vez absorbidos. Ciertamente, antes el crédito no llegaba a todo el mundo. En los años 2000-08, los políticos impulsaron que los bancos dieran hipotecas a los más pobres, que jamás podrían devolverse. A los bancos se les hacía creer que podrían revender esas hipotecas a otra entidad. El despertar fue una pesadilla.
Las clases trabajadoras fueron las grandes perjudicadas de la globalización. Ésta tuvo un beneficiario único: China, con sus precios manipulados gracias a un control interno de precios y salarios y una devaluación permanente de su divisa. Hay que decir que China tiene una estrategia geopolítica a largo plazo, que de momento va ganando por goleada. Las grandes ventajas de la internacionalización de la competencia hizo más daño que otra cosa a los demás países, especialmente a su estabilidad política, que ha saltado por los aires hecha añicos. 
Y eso es lo que tenemos. Sociedades fragmentadas, desmoralizadas y cada vez más desculturizadas, cuyos líderes se ven más y más desorientados; muy mal preparadas para los grandes desafíos que han venido en ser de una carácter geopolítico, forzado por China, nunca fiable como socio comercial ni como futuro aliado, como se pretendía desde 1972, año de la famosa visita de Kissinger a Pekín. Ahora es China (y sus aliados) la que domina el tablero de juego. Mientras, nosotros, los europeos, seguimos soñando con el estado de bienestar de antaño, que fue el orgullo de una Europa que jugaba a polizón de EEUU en materia de seguridad, lo que nos permitió derivar el ahorro de esos gastos militares a cubrir el déficit social latente, hoy escandaloso por un nuevo factor que no se quiso tener en cuenta porque no ganaba elecciones: la decadencia poblacional. Lo cual hace misión imposible ganar elecciones diciendo que hay que desviar fondos sociales a montar un ejército creíble en una Europa más dividida que nunca desde su creación. Mejor meter la cabeza en un agujero…
Mientras, la tensión estratégica mundial se ha enconado. EEUU ha visto el problema, pero ya cuando China se ha armado hasta los dientes. El frente europeo está en Ucrania, que ha resultado ser nuestro muro de contención frente a las ilimitadas ambiciones de la Rusia de Putin. 
El Estado de Bienestar ha muerto para mucho tiempo. 

lunes, 27 de mayo de 2024

Los populismos

¿Pero quién es más populista, Milei o Sánchez? Porque yo ya no me aclaro. Ambos parecen decididos a acabar con la democracia. Eso es obvio en Pedro; menos en Milei, pero hay que recordar que sus grandes dioses en los que se ampara (Hayek, Mises, Rothbard) desdeñan la democracia y creen más en el derecho a la propiedad privada que a los derechos constitucionales. 
Rothbard llega a confiar tanto en ese derecho, y el subsiguiente que es el derecho a defender tu propiedad con armas, o que los hijos son propiedad de los padres y susceptibles de ser vendidos o alquilados, sin obligación a educarlos, ni el estado debe dar educación pública… son propuestas muy distantes de cuando la democracia era la “costumbre” más extendida.
Estamos en tiempos de disgregación de la democracia, como lo estuvimos por estos años del siglo pasado. La crisis económica de los años 20-30 originó movimientos telúricos contra la democracia “burguesa” y su inanidad frente a la crisis. Se propugnaba desde Rusia el comunismo, que metió tanto miedo en las clases medias de Europa que éstas se fueron al polo contrario, a los brazos del fascismo. En ese caldo de cultivo crecieron Mussolini, Hitler, y otros varios en otros países. 
Pero Mussolini, como Hitler y los demás, venían de la izquierda, hasta que se dieron cuenta de que había que salpimentar la cosa con mucho nacionalismo. Nazismo viene de Nacional Socialismo. Y fundaron o se cambiaron a otros partidos que fueron más nacionalistas, con mano dura en economía. Un buen ejemplo es la Falange española, que predicaba la nacionalización de la banca, la propiedad del capital en los sindicatos falangistas, y pequeñas y fructíferas empresas familiares sin monopolios. El uniforme era obligatorio, el uso de la fuerza de las pistolas está justificado. 
Vamos a eso, llámese o no con desdén populismo. Pero ojo, que son de todo menos liberales, cumplidores de una ley igual para todos. Tarde o temprano se quitarán la careta unos y otros, de izquierdas o de derechas, y la democracia entrará en zona de alto riesgo.

domingo, 26 de mayo de 2024

Comentario sobre post anterior

Todo correcto excepto que "Ante la cita del próximo 9 de junio, el Gobierno –o mejor dicho, «ambos gobiernos»– necesitan capitalizar para sus respectivas facciones el cerril voto antisionista que arrastra la oleada woke".
Cuando yo estuve en la universidad, hace ya demasiadas décadas, el odio a los judíos y los estadounidenses por parte de los estudiantes de izquierda (o sea, por casi todos) como representantes del éxito del capitalismo ya se podia cortar con un cuchillo. Y el wokismo aún ni estaba ni se le esperaba.

Totalmente de acuerdo. El odio a los judíos ha sido constante en nuestras vidas. Eso no obsta para que Franco, el de la conjura “judeomasónica”, salvó a miles de judíos gracias al diplomático embajador en Praga, Blitz, que se jugó la vida protegiendo y dándose documentación diplomática a candidatos a la cámara de gas en países de Centroeuropa. Esos judíos lograron llegar a España y de ahí fueron a distintos destinos. Una historia jamás contada por la historiografía oficial de uno u otro signo. Ha sido rescatada después de la película de “La lista de Singer” tan famosa, pese a que Blitz salvó a muchos más judíos .