Hace como un mes escribí en "El futuro" un artículo sobre cosas que me crispaban. Una era esa obsesión con el cacharrín pegado a las narices. Decía entonces:
"La tecnología cambia hábitos. Una estampa. Hoy, tomando el aperitivo en un chiringuito. Llega una familia -él, ella- yo lo que parecen cinco hijos, todos adultos, es decir, mayores de dieciocho. Entre esa edad y digamos treintaitantos.
"Se sientan. Piden de comer, e, inmediatamente, cada uno de los hijos sacan su phone y se ponen, ceñudamente, con enorme aplicación, a mirar fijamente cada uno su aparato, como los monos cuando se escarban la pulgas. Lo de los monos he de decir que me surge de que van todos los cinco medio vestidos, con camisetas de tirantes, es decir, el sobaco al aire y no depilado, bien peludo, por el contrario.
"Una escena habitual, me dirán Uds. Yo estoy hasta los mismísimos de verla en variadas circunstancias: playa, barrio, parada del autobús, metro, taxi, tren, etc.
"Me llaman la atención dos cosas: la pérdida de la estética (sobacos peludos al aire, barbas sucias, cabello mal arreglado, no arreglado, arreglado mal, o yo qué sé... Por supuesto, pantalón corto) y la pérdida total de la comunicación directa con el entorno. Esto es literal: les da igual el sitio, la comida, que más bien parecen circunstancias transitorias, lo que les importa es el silencio de los demás que les permita meterse en faena, escarbar la pulgas al aparato que se consideró un día una aportación tecnológica increíble a la humanidad. Y lo es, sin duda."
Bueno, pues esto no le he visto en Berlín, ni poco ni mucho ni nada. Gran error mío pensar que era generacional y global. Pues no: aquí se divierten de otra forma. No tengo una teoría al respecto. ¿No conocen en Berlín los últimos avances electrónicos? Puede. ¿Será que aquí los jóvenes y jóvenas son más independientes de la publicidad? ¿ o es más bien que tiene que aguantar menos a sus padres, siendo su presencia lo que fuerza que los nuestros se sumerjan en el puto-phone? puede ser. Puede ser que nuestros jóvenes y jóvenas sean tan dependientes económicamente de sus padres que son ellos los que les pagan el vicio-phone, y tienen que demostrarles que les gusta. Por supuesto, aquí hablan y quedan por móvil: yo lo he visto: es decir, hablan, no están embobados con el puto whatassap, tuiter o FB. Ni siquiera en el metro o autobús.
¿O será una cuestión de costes? Puede. Aquí son muy ahorrativos, ya lo he dicho. Allí, como pagan los papás...No sé, me desconcierta mucho. Resulta que no somos todos iguales. Es decir, en España somos todos iguales, ensimismados en nuestra mismidad telefónica, y aquí son tan borricos que no saben lo que es eso. Pues la verdad, parecen más espabilados y felices, pero a lo mejor me equivoco, no quiero poner mi mano en el fuego.
2 comentarios:
Voy a ver si encuentro algún móvil de esos para hacer un regalo al chico,Quizas encuentre un modelo clásico de baquelita negra, auricular/microfono de cable manos ociosas y marcador de disco giratorio Todo con bolsa de tela lavable conteniendo además antena deplegable con tripode , fax/impresora para las imagenes y cargador/acumulador de manivela
Jajajajaja, y un balón de furbo
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