
HAy mariccompleijnes para dar y tomar en el partido que, si Dios no lo remedia, nos gobernará (¿?) en breve plazo (qué bien que pierdan unos; qué pena que ganen los otros). Son los complejines ante China. Hay muchos, a los que se les caen al suelo las entretelas, cuando hablan de China, y se ponen al borde del Orgasmo. Recuerdo un artículo de Lasalle...de auténtica genuflexión reverencial ante el éxtasis que le produce China, los chinos, y su sistema político...Hasta el punto que "Europa debe emprender reformas rumbo al sistema chino."
Según decía esta lumbrera.
Pero China no es un ejemplo de nada, salvo de astuta política de intervención del tipo de cambio para que sus productos sean los más competitivos en cualquier mercado. En su columna de hoy, Martin Wolf se pregunta si no es hora de tomar medidas para obligar a China cambiar su política. Esa política, y el destrozo a que lleva la economía mundial, queda expresada en el gráfico de MW: De arriba abajo y de izquierda a derecha puede verse: como China sigue al dólar y con ello manipula su nivel de competitividad (tipo efectivo real) como le da la gana; Lo que le permite un superávit de cuenta corriente frente al resto de mundo del 10% del PIB, y unas reservas acumuladas del 50% del PIB. Reservas que son el resultado de comprar en el mercado contra moneda nacional todo los dólares que se le antoje. El coste de eso es cero, pues el banco central puede emitir toda la moneda nacional que necesite. La consecuencia debería ser una inflación enorme -al poner en circulación moneda nacional sin tasa-que no se produce gracias a que el gobierno cortocircuita los flujos privados que en una economía libre sí se producirían.
Puro mercantilismo, que, como denunció Adam Smith, no lleva al bienestar de sus ciudadanos, sino a la acumulación de recursos monetarios del gobierno frente a los demás países, lo cual es otra cosa completamente distinta. Sus objetivos de tal acumulación sólo podemos adivinarlos, pero sus efectos en las balanzas mundiales están claras: Los desequilibrios que tanto influyeron en la crisis siguen intactos, y ya no se puede echar la culpa a lo poco que ahorran los americanos, estúpida cantinela que a gentes como los Lasalles deben acunarles cuando se duermen. Por hacer una demostración ad absurdum, si la culpa la tuviera EEUU, tendría que haber ahorrado lo mismo que China para no tener el déficit que tiene, es decir, tendría que habe ahorrado un 7% de su PIB, lo que hubiera producido una contracción mundial tremenda si todos los países tuvieran que seguir el ejemplo, contracción que empezaría por China, pues la demanda de sus productos se contraería una magnitud de ese tenor.
Una verdadera, ésta sí, paradoja del ahorro, que tipos como los Lasalles (¿o Lacallos?) defendían sin darse cuenta. Lacallos que aquí hay a miles, pues recuerdo el mantra que se repetía una y otra vez donde yo trabajaba: la culpa del desequilibrio USA es USA, que no ahorra lo suficiente... Y se sigue repitiendo. Pues nada, por esa regla de tres, propugnemos lo mismo en la zona euro -como en realidad hace la inmensa mayoría: Aumentemos, forcemos hasta el frenesí, el ahorro de todos, empezando por Alemania (que ya lo hace), y conseguiremos la más bonita contracción -o implosión hacia dentro- que jamás hayamos visto, como espliqué hace meses Alemania y Grecia: ¿Paradoja del ahorro?
Algo que les encantaría a los JuanMarianistas del Iº del idem nombre: todos a una aumentemos el ahorro, recortemos los déficits, contraigamos las demandas de todos, y llevemos el paro a un 40%, que eso sí que tiene efectos depurativos -o liquidacionistas- de la leche. Podemos acabar con el excedente de población mediante un expediente de hambre... sigamos escuchando a estas lumbreras, a ver dónde acabamos. en fin, Sí, aumentemos el peso de la deuda en el PIB, que no es lo bastante alto. Flagelémosnos con fruicción, pero flagelemos a los demás, que da más gustirrinín.
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