"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

jueves, 23 de diciembre de 2010

Navidad

La Navidad es una fecha de Ilusión, de pausa, de reanudación, ... y muchas cosas más, por no hablar su componente religioso, cada vez más soterrado. De todos, yo destaco la ilusión, que Julián Marías consideraba un ingrediente esencial de la vida; y para nada incompatible con la verdad y su búsqueda. La búsqueda de la verdad es estéril si no va acompañada de la ilusión de encontrarla. Incluso es mejor ilusión sin esa búsqueda, que la árida búsqueda sin la Ilusión. Véase, por ejemplo, a don Quijote: sus desventuras le traen la felicidad de querer empezar de nuevo.
Lo malo es que la Ilusión te es otorgada; tu no te la puedes construir sobre la razón.
Por eso estas fechas, asociadas a un pasado nuestro y de nuestros ancestros, son buenas: nos traen un aire de ilusión que no nos hemos fabricado: viene. Una lástima que no se haya privilegiado eso sobre todo lo demás, aunque no tengo nada contra lo demás: seré el último en criticar el placer de comer y beber junto a los amigos y familiares; no es un materialismo actual, siempre se ha hecho. A cada celebración le corresponde una comida, un ágape, que es una lejana acción de gracias. Antes, para celebrar a los dioses, se comía y bebía. Es lo que hicieron aquellos en la Última Cena. Ahora es todo régimen, todo sopesado, con una utilidad, nada por el placer de.
Y los juguetes a los niños también están bien. Cada padre ha de saber como educar a sus críos.
Para imaginar lo que añoraríamos la Navidad pensemos en que Zapatero lograra prohibirla. Estoy seguro que todo sería peor, más rudo, mucho más que lo es ahora.
Ahora se empeñan en diseccionar de dónde nos viene estas necesidades. digamos, espirituales (aunque esta palabra está en desuso y pronto se caerá del RDAE y de todos los diccionarios del mundo).
Esa disección será peor que el ateísmo que arrastramos del siglo XIX, al fin y al cabo, ingenuo y basado en pueriles creencias. Acabaremos (o acabarán uds) sabiendo la dosis exacta de sexo, proteínas, vino y verduras que deberá ud. administrase para ser "feliz", bajo pena de cárcel de no seguir la GUÍA.
¿Acaberemos encerrados en los urinarios, como los críos del cole, para "fumar" -o soñar- a escondidas?
¡Cuándo se piensa que el marxismo inventó eso de que estamos manipulados por el opio del pueblo!  ¡qué ilusos!
Remedando a Scott Sumner (vean columna a la derecha) -cuando dice que la eficacia de los mercados no es cierta, pero da mejores resultados que suprimirla como supuesto de partida-, yo diría que nuestras creencias más nobles, aún inciertas, son mucho mejores que la ausencia de ellas. Dan mejores resultados. Creer en el Bien, que es un bien escaso, pero existente, es mejor que no creer en él.

2 comentarios:

CARLOS CC dijo...

Feliz Navidad, prospero año 2.011 y venideros, para ti y para todos tus seres queridos, seguidores y amigos.
Un abrazo.

www.MiguelNavascues.com dijo...

Muchas gracias, Carlos, Feliz Navidad.