![[greece0607]](http://si.wsj.net/public/resources/images/OB-OF579_greece_G_20110608062441.jpg)
Es como aquello de: "Toqueteos, sí, pero nada de besos", que una es muy decente.
Y tiene razón. Porque lo malo es ¿quién es el primero que cede? Es la prueba palpable de que todos y todas miramos a ver que van a hacer los demás. Es lo que se llama "rigidez salarial a la baja". Cuanto más rigidez, más signo de un mercado totalmente inflexible: Hay gente que se siente segura en su puesto (funcionarial), y le importa una higa que haya empresas que se vayan a la basura por centenares de miles.
Lo malo es que el dinero para pagar funcionarios lo crean las empresas que han de vender sus productos y servicios; si estas no venden, despiden, y cierran, el dinero se va agotando.
Y el dinero se agota. Yo dije hace años que la ceguera duraría hasta que no hubiera para pagar a los funcionarios. Pues ya hemos llegado. Los funcionarios están temiendo por su sueldo, y se miran con suspicacia, pues "en la comunidad de al lado, ganan un 30% más y trabajan menos". Los funcionarios deberían mirar por su puesto de trabajo, hasta ahora indiscutible, pero cuando no hay dinero, no hay dinero.
A nivel más global, como se ve en la foto, los griegos se indignan por las mismas razones: ¡les quieren quitar sus derechos! todos son derechos, pero no hay dinero para tantos derechos. Para mantener esos derechos habría que echar a la calle otros cientos de miles de parados, lo que recortarían aún más el dinero...
Está difícil la reforma de mercado laboral. Supondría un bajón de "derechos" inimaginable. Si es que se hiciera bien, que lo dudo. Pero supongamos que se hace bien. Bien, bien. Pues aparte de liberalizar totalmente el mercado privado (lo que bajaría el salario medio un buen pico), habría que recortar empleo público dramáticamente. O empleo o nómina, pero dramáticamente. Eso además serviría para reducir deuda de verdad.
Ahora bien, la primera reacción de la economía sería comprimir la demanda, como ya se ha visto en Grecia, lo que recorta rentas e ingresos fiscales de manera asombrosa.
Es decir, si todo lo demás se mantiene igual, la reforma laboral sería una caída del PIB como la de Grecia, véase gráfico,
Con la consiguiente subida en flecha de la deuda del 126% al 156% de PIB. Los griegos se han portado mal, pero es indiscutible que el régimen de adelgazamiento los ha liquidado del todo.
De todas formas, en España, una vez más ha fracaso la reforma laboral. Mientras, se descubre con horror las deudas autonómicas, lo que deberíamos saber hace mucho.
Nuestra gran ventaja con Grecia es que nuestro nivel de partida es mucho mejor: la deuda española es muy baja; la desventaja es que Zapatero no ha aprovechado esa ventaja.
En todo caso, un escenario así es el que nos espera, el que nos están preparando esos genios de la UE, mientras el euro aguante.
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