"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

sábado, 21 de abril de 2012

Oferta y demanda de trabajo y el péndulo

Ayer oí en una radio quejarse de que no venían inmigrantes, lo cual reduciría nuestra mano de obra. No: mano de obra hay de sobra, 5,273 millones de parados. Es de sentido común que no vengan inmigrantes. No sé si se han fijado que en muchos sitios, poco a poco, vuelven a aparecer españoles dónde antes te atendía un inmigrante. Falta poco para que veamos el fenómeno contrario, españoles por el mundo en busca de trabajo. Como en el estigmatizado franquismo.
Se suele expresar al revés, pero una vacante no es una oferta, es una demanda de trabajo. La oferta es del trabajador, que ofrece sus servicios. Ahora padecemos una deprimida demanda de trabajo, porque la demanda de consumo e inversión están también drepimidas.
No puedo imaginarme cómo podría aplicarse aquí la Ley de Say, que predica que "toda oferta crea su propia demanda". Según eso, un inmigrante podría crearse trabajo a sí mismo, ofrecer su producto, y con lo que gana crear su propia demanda. Entonces bastaría que vinieran un millón de inmigrantes para crear un milón de puestos directos, más x millones creados por la demanda que esto generaría. La oferta ha generado su propia demanda. ¿Por qué no se cumple? ¿Rigideces?... ¿Bastaría desregularizar al máximo el mercado de trabajo (salarios libres) para asistir a un proceso de recuperación económica?
Esto sería el esquema teórico clásico/liberal. El sistema keynesiano es opuesto: lo que determina el volumen de producción y la cantidad de trabajo es la demanda. La demanda no es mecánica, no depende de la cantidad de renta ganada por el trabajador y el capitalista: entre la demanda de consumo e inversión y la oferta hay un trecho inestable que no siempre se satisface con cosas como el tipo de interés. Para los clásicos el tipo de interés se mueve hasta que la demanda iguala a la oferta. No  hay nada exógeno que altere las funciones de ahorro e inversión al tipo de interés. En el lado keynesiano, precisamente lo que vemos es que montones de cosas, como la incertidumbre, alteran esas funciones: una bajada del tipo de interés provocada por el banco Central no garantiza un aumento de la inversión hasta su nivel de pleno empleo... La oferta de ahorro está barata, la oferta de trabajo también, y sin embargo, los empresarios no se animan a aumentar su capacidad y su plantilla. No creen que vayan a ganar con ello, al revés, por una serie de razones, creen que perderían enormes cantidades de dinero, y pese a lo bajo que está el tipo de interés prefieren no arriesgar: prefieren quedarse en posiciones líquidas. Es lo que los keynesianos llaman la trampa de la liquidez: la demanda de liquidez es infinita por mucho que baje el tipo; se necesitaría un tipo de interés negativo (que te dieran dinero por endeudarte) para aumentar el apetito por el riesgo. (Al introducir el tipo de interés hemos introducido el futuro y sus expectativas, al final variable decisiva, aunque inasible para los economistas. Para Keynes, las ganancias esperadas de la inversión podían caer muy por debajo del tipo de interés al que se ofrece el ahorro.)
En suma, NO BASTA la desregulación de precios y salarios para garantizar el pleno empleo. Hay otros factores que determinan la cantidad de producción deseada por los productores, y esa no tiene por qué ser de pleno empleo. Tampoco hay garantías de que esta situación sea de corto plazo, y tienda por sí misma a corregirse. Es obvio que hoy en día no se está produciendo eso. La teoría del péndulo, o del ciclo, de que una vez llegado a un extremo el péndulo o el ciclo cambian de dirección y vuelven hacia el equilibrio, no se cumple. ¿Por qué?
Aquí los clásicos/liberales dirían (bueno, dicen) que no se ha desregularizado bastante y no se ha recortado bastante;  que lo que hace falta es una completa reestructuración "painful", que el péndulo no ha llegado todavía al final en su movimiento hacia el dolor. Hay que "avanzar" más, hasta que toda la parte de la demanda redundante se disipe... no tienen en cuenta el efecto del dolor en la incertidumbre, y de ésta en las expectativas de ganancias. La información se encarece con la incertidumbre, tanto como para no encontrase a ningún precio en el mercado de la información.
El gobierno está entre dos aguas, como Odiseo en el pos anterior: hace gestos de dolor, mientras pide a Escila (Merkel) y a Caribdis (el BCE) que no apriete y que suelte unas gotitas de agua... Escila y Caribdis no se hablan, y no entieden lo que piden los españoles, a los que se les ha dado ya demasiado. Que dejen de llorar y hacer muecas de dolor.
¿Soy keynesiano, o soy clásico/liberal? soy las dos cosas, pero en estas circunstancias presentes soy keynesiano. No tengo tiempo de ser otra cosa.  

2 comentarios:

Antonio J. dijo...

Gracias Navascués.

Al fin he conseguido entender de forma simple esos conceptos que tan acostumbrado estoy a oír y nunca conseguía encajar en la actual coyuntura económica.

Si Rallo se entera, seguro replica y entonces, me perderé de nuevo.

En fin, lo importante es que así poco a poco y con algo de suerte podré ir colmando las lagunas que me anegan desde que hace casi veinte años estudié economía en segundo de derecho en el manual de Samuelson.

Siempre me pareció buen tipo ese Samuelson por cierto.

Anónimo dijo...

Gracias. Samuelson no lo leí, pero era un tío claro. Leí artículos suyos que todavía se citan. Pero creo que la simplificación excesiva ha hecho daño. Se que los de LD lo denigran, pero ellos son peores en su hipersimplificacion.