"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

lunes, 11 de marzo de 2013

El Rey, Corinna, don Quijote y la moto

En la página 4 de El Mundo de ayer había una crónica para la perplejidad, a la que hoy FJL, le dedica su columna. Ambas han de leerse para calibrar bien la verdadera esencia de España. La verdadera esencia es que nadie manda aquí, mientras el rey hace negocios en nombre de España, no se sabe muy bien si para su beneficio o para su orgullo de ser el "Embajador de España".

En suma y por derecho: hay un gobierno que debería mandar, y un rey que no, pero que juega a que hace cosas "por el bien de España", eso sí con Corina subida en la moto (o en el sidecar, como dice FJL, pero yo la veo más en la moto agarrándose entrañablemente a SM. Ir en moto agarrándose a un rey, no es moco de pavo.)

Vayamos a la crónica. Para que se hagan una idea cabal, reproduzco unos párrafos de la crónica de ayer, firmada por C Segovia y A Romero.

En el segundo semestre de 2008, la petrolera rusa Lukoil barajó una oferta para pagar hasta 9.000 millones de euros por el 29,9% de Repsol, la estratégica petrolera española. Entre los asesores e intermediarios que participaron en apoyo del gigante ruso, además del mexicano-británico Allen Sanginés-Krause, figuró la princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein, según confirman a EL MUNDO distintos protagonistas de las conversaciones que al final no fructificaron tras una gran polémica política.

La operación encajaba como un guante en el objeto social de Apollonia Associates, la consultora de la princesa alemana. Apollonia se dedicaba a «la gestión de relaciones estratégicas de representantes de empresas en posiciones geográficas con falta de contacto directo con las instituciones relevantes (públicas y privadas) para maximizar el resultado de sus intereses empresariales».
Su propietaria había acumulado ya en esa época buenos contactos con oligarcas rusos, especialmente los afincados en Londres, a través de su trabajo anterior como directora general de Boss, una importante armería británica, y para la cual organizaba cacerías por todo el mundo.
El 18 de febrero de ese mismo año, Zu Sayn-Wittgenstein acababa de organizar en San Petersburgo la entrega de los premios de la Fundación Laureus, los Oscar del deporte. A la gala, celebrada en el famoso teatro Mariinsky, acudió el propio Vladimir Putin, algo muy infrecuente en el presidente ruso, poco amante de los eventos relacionados con ONG, como es el caso.
El presidente de Repsol YPF, Antonio Brufau, tenía entonces de incómodo e inestable máximo accionista a la constructora Sacyr con un 20%, pero no había inversores nacionales con capital para adquirir la participación y menos tras la caída aquel año de Lehman Brothers. Tampoco los había para este tipo de inversiones entre las compañías «civilizadas occidentales o los ricos de siempre, como los Arnault o los Mittal», según fuentes conocedoras de la frustrada operación. Entonces se acudió a lo que se conocía como el underworld representado en este caso por Lukoil, que además quería expandirse en Europa y no había conseguido que ningún gobierno de la Unión Europea le abriera la puerta.
El grupo ruso se mostró dispuesto a comprar no sólo el paquete de Sacyr, sino un 9,9% adicional en poder de la Caixa para maximizar el poder que podía obtener con su inversión. No quería llegar al 30%, porque ese umbral le obligaba a lanzar una costosa OPA por el 100% del capital, pero sí convertirse en claro primer accionista. Hasta entonces, el Gobierno español no vio con malos ojos la operación, pero «la posibilidad de que un país tan complicado tuviera un paquete de control en la principal petrolera española» provocó división en el Ejecutivo de Zapatero, según las mismas fuentes.
El que no varió su posición a lo largo de todo el proceso fue el Rey de España, quien en persona se ofreció a apoyar la operación. Así lo reconoció el pasado julio en una audiencia privada con la directiva de la Asociación Atlántica Española, presidida por Eduardo Serra. En esa audiencia, el Monarca subrayó la importancia de estrechar los vínculos económicos entre España y Rusia. «Ya sabéis que yo soy de Putin», dijo a los presentes, y lamentó que se le hubiera criticado por apoyar a Lukoil, cuando es necesario fomentar, en su opinión, la inversión de los grandes y poderosos grupos rusos en España y más en esta época de falta de financiación.
El Rey mantuvo un papel activo y telefoneó en media docena de ocasiones al entonces presidente Zapatero, que se mostró en principio abierto, pero en cuyo equipo había división. El ministro de Industria, Miguel Sebastián, se opuso a que Lukoil tomara más del 10% del capital, porque le convertiría en el accionista de control de una compañía que concentra más de la mitad de las reservas estratégicas de petróleo del país. También mandos militares expresaron inquietud. En un estudio para el Centro de Estudios Superiores para la Defensa, el general Villanueva y el vicealmirante Muñoz Delgado remarcaron que el Kremlin usa el gas y el petróleo para «recuperar el papel preponderante que tuvo».
En suma, Lucoil, empresa de oil rusa, quiere entrar en el accionariado de Repsol, con el entusiasta apoyo del Rey, al que ayuda la dulce Corinna. Cuando el gobierno se entera decide, con razón, que una participación tan grande de un país problemático no es aconsejable, y no da el placet, pese a que el Rey, por su cuenta, dice que "él es de Putin" y que sería una muy buena operación.

La operación se frena, y los interlocutores se mosquean con España, pues dicen que parecen desear el negocio, y luego no. Como todas las "aportaciones" de SM sean así...
Lo que pasa señores de Lucoil, es que hay infinitas cosas llamadas Españas, aunque todas se creen representarla. Hay una España localizada en un sitio llamado Zazuela, donde vive un español que se dice rey, que, por alguna razón, le enmienda el papel al gobierno, metiendose en altas operaciones de Estado (del que él es el Jefe) que no le corresponden, y menos de iniciativa suya. Pero como muchas veces le han metido en esos "delicados" negocios, y le han alabado tanto por lo bien que lo ha hecho, pues el hombre, cual don Quijote, se ha creído que es el Amadís de Gaula de la política exterior, cosa de caballeros que cazan elefantes, no de funcionarios encorbatados. En fin, aquí no se sabe quien manda.
Eso si, en vez de un Sancho como amigo de desventuras, una Corinna guapísima, que además de amiga entrañable alegra la vista y abre las puertas que da gusto.

Todos llevamos un Quijote en nuestro pecho, desde que abandonamos la infancia, único periodo de nuestra vida en que soñamos hacer grandes fazañas. Y si no tenemos ese don Quijote, es que estamos muertos. El pobre rey quiere dejar huella, una pasión muy humana, pero incontrolable. La pasión de don Quijote, la locura que nos permite vivir, como demostró Erasmus (Elogio de la locura) ese que ahora es una reputada marca de escuela de desfogue sexual europea para alevines. Y es que Cervantes sabía muy bien de lo que hablaba y había leído a Erasmus.

2 comentarios:

HIPONA dijo...

Desgraciadamente el Rey ha traspasado, desde hace muchos años, todas las fronteras del decoro.

Ha actuado con absoluta impunidad tanto en lo sexual como en los negocios. Y la legión de pelotas e indocumentados que tiene alrededor no ha hecho otra cosa que reírle las gracias.

El principal defecto de nuestro rey es la frivolidad con la actúa en todas las facetas de su vida.

Yo, que todavía soy monárquico (la alternativa me parece terrible) creo que Rey debe dar paso a su hijo y retirarse a disfrutar de la Corinna o de quién sea.

La bula que tenía con la prensa ya se le ha terminado. Y el pueblo español no está dispuesto a pasarle todo lo que haga. Si se empeña en continuar su reinado puede terminar cogiendo un barquito en Cartagena...

www.MiguelNavascues.com dijo...

Jajajajaja
Pue, no me dijiste a para qué querías savpber mi opinión sobre aquellos...