Primero, Antes que nada, contestar a la perentoria exigencia de Pedro González que parece que se siente traicionado.
Yo nunca he deseado una voladura incontrolada del euro. Me parece mejor un voladura controlada y de acuerdo con todos. Una de las salidas es la que propone Soros, que ya he comentado.Si no se lo logra eso, el euro estallará tarde o temprano, porque me parece políticamente insostenible, como se está demostrando en todos los países del sur de Europa: crisis políticas muy graves, destrucción de las instituciones en las que nadie confía... Un escenario muy parecido al de los años 20-30, cuando del desconcierto y el miedo se apoderaron Mussolini y Hitler, y se empezó a cocer la Segunda Guerra Mundial.
Ho me he llevado una enorme desilusión al leer los periódicos. Una oleada de críticas - merecidas - contra Rajoy y su parálisis, pero ni una mención, ni una, a que somos presos de un tinglado financiero que no depende de nosotros y cuya causa principal es el euro. Ni una mención. Todos fustigando el gasto público, que no deja emerger la inversión privada, lo cual es patentemente falso, como vimos ayer en el post anterior. Estamos en una situación de caída de la demanda, de contracción de crédito cada vez más intensa, y en esta caída la contracción del gasto se traduce en contracción de la demanda. Para que la contracción del gasto público fuera sustituido por un rebrote de la demanda privada, se necesitaría al menos un sistema monetario y bancario estabilizado.
No se puede exigir que nos ajustemos indefinidamente si en contrapartida no hay una política monetaria que compense esa parte de la demanda.
A la UE, es decir, a Merkel, se le está escapando la inestabilidad política creciente que esta causando. Esa variable fundamental parece no entrar en sus modelos austéricos. Lo malo es que tampoco entra en los políticos y líderes de opinión españoles, cerriles e incultos hasta el punto de que miran hacia atrás con envidia a lo que hizo el PP en la primera legislatura.
Lo que consiguió entonces Aznar fue una consecuencia de los bajos tipos de interés que propició el euro, sin apenas mérito para el PP, salvo que al menos dejaron el déficit público y la deuda se redujeran, pero no por su hercúleo gobierno, sino porque los tipos de interés nos permitieron refinanciarnos fácilmente.
Luego, como en casi todo el mundo (menos en Alemania) vino la burbuja inmobiliaria, que el gobierno del PP y luego del PSOE alentaron descaradamente.
Y luego vino la crisis, y cuando las aguas refluyeron, resulta que teníamos unas deudas enormes.
El euro ha demostrado patentemente que no es un Área Monetaria Oprima. Esa vieja teoría está perfectamente vigente, aunque adolece de ciertas deficiencias, como el aspecto financiero, desdeñado hasta hoy en los grandes modelos.
Bueno, pues aquí estamos, con una deuda que debemos a los demás del 93% del PIB (deuda neta, es decir, descontando nuestros activos frente al exterior) y que es de todos, no sólo del gobierno. Quiero decir con eso que la política de recortar déficit público no basta: cada ve que el gobierno sube impuestos o recorta gastos, aumenta la duda de las demás sectores respecto a su renta.
Si el gobierno echa a X trabajadores, esos trabajadores se verán automáticamente con un aumento de su deuda/renta. Si no paga a una empresa, esa empresa se verá en dificultades de pagar su deuda, empezando por los trabajadores.
En economía nadie está aislado, todo está conexionado. Por eso creo que habría que deshacer este tinglado de manera ordenada, porque imaginen el impacto de un impago a un acreedor pero multiplicado por cientos de millones. Podría crear un agujero financiero mundial frente al cual la crisis de 2008-9 sería el tubo de la risa. El euro, o sea, loa activos y pasivos denominados en euros, se han extendido por todo el mundo. Una mecha podría originar un incumplimiento en cadena con gran traca final de todo el sistema financiero mundial. Y el sistema financiero no son unos hombres malos, somos nosotros, en él tenemos depositados los ahorros, y la confiaza en él es la confianza en nosotros. Es decir, miles de millones de ciudadanos del mundo, nosotros entre ellos.
Ese el meollo del problema, no el gobierno, no la austeridad. Por eso me duele que nadie, ni un maldito profesional, hable de eso. Porque da igual quien gobierne. Nadie le va a hacer frente. Nadie lo ha hecho desde que Aznar nos metió en esto con el aplauso de todos.
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