Wolfgang Múnchau comenta una investigación del BCE, según la cual el patrimonio de un alemán viene a ser como la mitad que la de un español o la cuarta parte que la de un chipriota. Somos más ricos que loas alemanes. No sé la intención del estudio del BCE, pues acceder a él requiere contestar a un cuestionario cuasi policial,ero el tesultado es que los alemanes se han cabreado con nosotros aún más: estamos ayudando a esos vagos, y ¡encima tienen más riqueza que nosotros!
El estudio es tendencioso aunque sea sin querer. El resultado no es más que consecuencia de la variación de precios. En España los precios han subido más que en Alemania. En Alemania no han tenido burbuja especulativa, por lo que los precios de los inmuebles no ha subido. En España, pese a la caída del precio desde la crisis, siguen siendo más altos que en Alemania. La estabilidad de precios en Alemania hace que sus ahorros acumulados en el banco no suban d e valor como en u país con inflación.
Otra casual circunstancia: el euro. El euro hace que no haya ajustes cambiarios, por lo que los desniveles en precios de activos no se corrijan.
Por ultimo, los alemanes no son tan compradores de viviendas: prefieren alquilar.
Resultado: un español con una casa es el doble de rico que un alemán.
Lo cual nos lleva a un a consideración que aquí hago con frecuencia: tan importante es el ajuste de costes de producción como el de los precios de los activos, pues lo que quiere decir este desnivel creciente es que estamos encareciendo cada vez más el acceso del capital extranjero a nuestro país. Imaginen lo que supone para un alemán, deseoso de comprar una residencia en la costa española, el coste de la inversión en comparación con su patrimonio.
¿Y por qué tenemos que vender residencias? Porque nos sobran, porque somos pobres, pese al estudio del BCE, por ende necesitamos que inviertan en nosotros.
En suma: vamos a tardar muchos años en ser competitivos en en una fuente de ingresos tan importante, como la segunda residencia.
¿Cómo se arregla esto? Por las buenas: devaluando. Por las malas: haciéndote un hara-kiri con ayuda de un rescate "a la Troika", con controles de capitales, que acaben de hundir el país "rico" en la puta miseria, como a Chipre. Así, sus precios se hundirán, y los alemanes podrán volverá a comprar segundas residencias en Mallorca. No es una estrategia maligna: es lógica económica.
Esa lógica que no ven los austéricos, que el desajuste constante de precios no se arregla hundiendo la demanda interna, y menos provocando una deflación de activos. Más que nada, porque los que estamos endeudados somos nosotros, mientras que ellos, los alemanes, son los acreedores de Europa. Mal consejo el de los austéricos, de contraer y contraer, y mientas caen los precios de los activos, más aumenta la deuda neta.
Por supuesto: como dice Münchau, este desajuste no lo reconocerán las autoridades. Si acaso, para hacer un corralito a la chipriota al que se ponga chulito.
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