"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

sábado, 27 de julio de 2013

Ergodicidad

Para que se hagan una idea del grado de dogmatismo que aceptan los austéricos (austriacos) cito dos parados de "Acción humana" de Misen, tomados de Lord Keynes:

“Even the most faithful examination of a chapter of economic history, though it be the history of the most recent period of the past, is no substitute for economic thinking. Economics, like logic and mathematics, is a display of abstract reasoning. Economics can never be experimental and empirical. The economist does not need an expensive apparatus for the conduct of his studies. What he needs is the power to think clearly and to discern in the wilderness of events what is essential from what is merely accidental” (Mises 2008: 864).

“What assigns economics its peculiar and unique position in the orbit both of pure knowledge and of the practical utilization of knowledge is the fact that its particular theorems are not open to any verification or falsification on the ground of experience. Of course, a measure suggested by sound economic reasoning results in producing the effects aimed at, and a measure suggested by faulty economic reasoning fails to produce the ends sought. But such experience is always still historical experience, i.e., the experience of complex phenomena. It can never, as has been pointed out, prove or disprove any particular theorem. The application of spurious economic theorems results in undesired consequences. But these effects never have that undisputable power of conviction which the experimental facts in the field of the natural sciences provide. The ultimate yardstick of an economic theorem’s correctness or incorrectness is solely reason unaided by experience” (Mises 1949: 858).

He subrayado expresiones que dan el tono intransigente de sus propuestas. Nada de matices: la última vara de medir la veracidad de un teorema es sólo la razón sin ayuda de la experiencia. Siempre lo he sido: ¡cuanto me recuerdan estos tíos a Karl Marx, aunque lleguen a consecuencias opuestas!

Pese a los empeños de Hayek de decir que Popper era de los suyos, éste está en la antípodas de ese dogmatismo. La esencia de Popper es estar permanentemente abiertos la la falsificación por los hechos. Los teoremas no son más que provisionales hasta que surja uno explicativamente más potente. Nuestra capacidad de entender es limitada, y nunca definitiva. Desde luego no hay más que ver la historia de la ciencia.

Eso no quiere decir que la economía sea un ciencia como la física, que se aspira constantemente en asimilarla. Es curiosos que esta actitud "Popperiana" haya llevado al fracaso, por exceso de celo científico.

La actitud pregonada por Mises y Hayek es dogmática, cuasi religiosa, que cree que hay una revelación que una vez desvelada, no se ha de revisar ni abandonar. Si el Teorema dice que los mercados funcionan por la acción humana, que es conducida por su interés, y que a un plazo más o menos largo las cosas "vuelven al cauce" óptimo, es fácil adivinar lo que viene cuando fracasan: no ha sido el teorema, sino que la gente no se ha adaptado a él. Como siempre hay un poder político, siempre se le puede culpar de que no deja que los mercados sean libres. El corolario más común es que si hay paro, es culpa de los trabajadores, que no aceptan un salario menor.

Ídem para los de las expectativas racionales, por los que Hayek, como dijo en su discurso de aceptación del premio Nobel, sentía una gran simpatía.

La teoría austríaca es una serie de argumentos circulares, que cuando fallan es porque la realidad no ha seguido el guión, su guión. Mala suerte, la realidad no obedece casi nunca.

Sin embargo, la economía es el caso de no-ergodicidad más clamoroso. La economía en el momento T no es independiente de lo que ha sido en el momento T-1, y este del momento T-2, y así sucesivamente. La economía es no ergódica , todo influye en todo, Intentar fijar los que va a ser la economía en el "largo plazo" es fácil, porque nunca se alcanza ese largo plazo. Cualquier decisión tomada modifica el periodo siguiente, y este el siguiente, de una manera no prevista. No rectificar a pesar de que la deriva del objetivo es cada vez más clara, es obcecación.

Hay ciertas normas consensuadas, pero que se derivan del sentido común y de la observación. Uno de los más claros es que el capitalismo es más eficiente que el comunismo. Pero esto no se deduce de un dogma invariable, sino de la mera observación histórica. Durante la guerra fría muchos dudaban de esa afirmación. Muchos creían que el comunismo ofrecía ventajas: trabajos fijos, sueldo estable, equidad. Luego se descubrió toda la basura que significaba: ineficiencias monstruosas, bajísimo nivel de vida, igualdad en la pobreza, aparte de un nivel de tiranía nunca visto.

Esas normas consensuadas, por cierto, se interpretan de diferente manera según a dónde lleguen. No se leen igual en España que en EEUU. En España no se confía por tradición y educación, poco o nada en el capitalismo. En EEUU, la cultura y la costumbre aceptan con naturalidad el despido libre y la quiebra de la empresa que no funciona.

Todo esto lleva a una continúa e inevitable interacción entre la realidad social y la teoría económica.

No revisar la teorías, incluso las convicciones, es suicida. Menos mal que nunca han llegado al poder para aplicar su Dogma.

2 comentarios:

Pablo Bastida Baños dijo...

A mi estas citas me han recordado a Platón y su mito de la caverna, ya decía Popper que todos los que odian la sociedad abierta y el humanismo, los engreídos aristócratas sabelotodos son hijos intelectuales del griego.

www.MiguelNavascues.com dijo...

Jajaja, sí, o eres platónico, o eres Popperiano... Aunque es muy bonito leer a Platón.