El concepto de competencia libre no es el que se aplica en España. En España lo que se practica es el mercado cerrado mediante soborno y otros medios.
Competencia: competencia significa Libertad de competir. Es decir, libertad de entrar a ofrecer un producto en el mercado de ese producto. Parace fácil, pero el camino de entrada que debería estar abierto y transitable para cualquiera, esta erizado de obstáculos que protegen a los que ya están en ese mercado.
Hay diversos tipos de obstáculos. Sólo uno es legítimo. Es el llamado monopolio natural. El monopolio natural es el que uno solo (o pocos) productor (es) abarca casi toda la oferta porque es el mejor oferente el calidad y precio. O bien porque, sin serlo, ha convencido mediante la publicidad de que lo es. En cualquier caso, los de,andantes se dirigen a él. Para conservar su clientela, este monopolista mantiene un precio por debajo del que podría sacar un beneficio máximo, porque así impide la entrada de competidores, que a ese precio obtendrían pérdidas. Lo mismo se puede decir de un oligopolio, de unos pocos oferentes.
La diferencia entre el precio máximo que podría poner el monopolio natural y el que pone, es una parte del excedente del consumidor. Teóricamente sería mayor si hubiera más competidores, pero no lo den por seguro, ni es bioueno que se fuerce. En realidad hay un precio a corto y otra a largo plazo, y a largo plazo el precio tiende a bajar si se han hecho bien las cosas.
Este eso el único monopolio que se vale de una ventaja productiva legítima: ha conseguido una capacidad mayor que los demás, y recibe la merecida recompensa. De hecho, las inversores innovadoras se hacen con la intención de gozar durante unos años de unos beneficios extraordinarios fruto de del avance tecnológico conseguido. Ese periodo se puede prolongar mediante una estrategia de precios dirigida a mantener fuera de costes a los competidores.
Todos las demás posiciones de ventaja monopolística son por obstáculos artificiales, sean estos legales, o falta de protección contra prácticas mafiosas. En España no se ven muchas prácticas mafiosas porque la protección del monopolista radica generalmente en los poderes públicos, que generan y ejecutan leyes que hacen difícil o imposible la entrada de un nuevo productor. Esta tupida red de protección se ha extendido a pesar de las reiteradas promesas de legislaciones desreguladoras que no han conseguido nada. Lo tupido de la red se ha espesado gracias a la generalización de los contratos públicos amañados, que es la intríngulis de lo de Bárcenas, no otra cosa. Seguro que Rajoy no ha hecho mención de ese aspecto.
En suma, tanto los contratos públicos como la regulación de los mercados privados están fuertemente sesgados a la permanencia de los ya instalados, y la propia regulación de las CCAA, además de infringir muchas veces la ley nacional, ha fraccionado insidiosamente todos los mercados, pequeños, grandes y medianos. Sea para un médico o arquitecto que quiere cambiar de residencia, o sea incluso para un taxista, todo lo que tiene que ver con el ejercicio de su profesión se ve sometido a unas reglas y leyes distintas, a tribunales distintos, e incluso a idiomas distintos. Una clara conculcación de la Constitución, papel mojado para cada vez más cosas.
Por lo tanto, la competencia no es igualar a todos por abajo, de mercados atendidos por pequeños e ineficientes oferentes, sino dejar que los mejores emerjan y dar una oportunidad a los nuevos. Los mejores han de crecer, porque con ello consiguen rebajar costes y precios, y capacidad e invertir e innovar y crecer internacionalmente.
Lo que vemos en España son grandes empresas con pies de barro, nacidas al calor del BOE, no las más productivas ni las más innovadoras, pues no lo necesitan para sobrevivir. Son las que aparecen en los viajes del Gran Conseguidor (de contratos). Por eso España tiene tan pocas empresas realmente mundiales que no hayan sido nacidas al valor de la protección del poder.
Por lo tanto, se trata de un concepto dinámico, de entrada y salida de oferentes, que crecen en virtud de su mayor eficiencia, y no está protegidos por la ley de la entrada e nuevos competidores.
"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James
There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)
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2 comentarios:
Un artículo muy interesante. El gran cambio en España debería venir por este lado, sin duda. Tres aspectos podrían vertebrar el camino hacia un futuro más próspero: 1) Des-regulación del mercado (menos burocracia, menos papeleo, más flexibilidad, menos impedimentos a la innovación y a la creación, desarrollo e implementación de nuevas ideas), 2) Establecer, de verdad, un mercado único (con no muchas leyes -las justas- pero iguales para todos los españoles. Un marco común de trabajo) y 3) La construcción de un Estado Central eficiente, transparente y útil. Con mínima interferencia en los mercados, solo como árbitro y no como parte.
Esa es la clave: un estado central único respetado. Todo lo demás subsidiario.
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