"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

martes, 8 de octubre de 2013

Sobre Azaña y la izquierda española

Hoy hay dos artículos especialmente recomendables en el Mundo: uno de Sostres, donde dice llanamente su opinión sobre el intento de juicio al famoso "Billy El Niño", y otro de Jorge de Esteban -éste de más calado- sobre Azaña y sus errores con Cataluña. Recomiendo la lectura de ambos.

En el primero dice Sostres lo que es de sentido común. Billy El Niño ya fue amnistiado en 1977, y por ley está limpio de toda culpa de lo que hubiera hecho antes durante la dictadura franquista. Ponerse a perseguir ahora a viejos fantasmas es una especialidad de la izquierda española. Lo malo es que eso la inmuniza para saber su horrendo pasado propio.

Lo cual lleva a poner en la balanza las intenciones que tenían los torturados si alcanzaban el poder con las intenciones de Billy. Por supuesto que el régimen franquista era una dictadura sin garantías. Pero sus más histéricos críticos de hoy no han reconocido todavía que la dictadura comunista fue infinitamente peor. Y ellos eran entusiastas de esa dictadura. La izquierda española es muy exquisita con su conciencia; no sólo no se ha mostrado arrepentida de sus ideales de entonces, ¡es que los sigue cuidando y proclamando con un entusiasmo alucinante! Digo la izquierda porque el PSOE viste los mismos esquemas de "muerte al capitalismo"; que, por cierto, está en los programas de la educación española. Mientras, esos esquemas (inmunes ante la justicia: ellos no pueden ser procesados, son los "buenos") se usan para expoliar al pueblo mediante ERES y facturas falsas, de los que se dice que sólo "ha sido un error de contabilidad".

Como yo vi en aquellos tiempos, en la Universidad, que esos esquemas eran para joder la calidad de la enseñanza y bloquear su funcionamiento, con el fin de debilitar el régimen y provocar un "asalto al palacio de invierno" que trajera una "Aurora Roja", ya me sé perfectamente el hilo que une el ayer con el hoy. Total, entonces los Rubalcabas estaban en la universidad de alumnos o profesores, boicoteando, que es lo único que saben hacer. Su misión era destruir, que no quedara ladrillo en pie, con tal de que a la muerte de Franco la confusión fuera suficiente para llegar al poder. Una honesta carrera de saboteador podía llevar luego a puesto de ministro o similar. Por lo menos Billy El Niño se retiró. Otros siguen saboteando. Mientras, estas asquerosidades se exhiben ante al aborregada opinión pública española, que todavía no se da cuenta de la total incompatibilidad de la libertad con las anticuadas ideas de esta gente. Pero a la cultura española le falta algo, no sé el qué, que no sabe todavía muy bien valorar las cosas sin pasión desmedida.

Ahora vayamos a Azaña y Cataluña. Azaña es una de las vacas sagradas de esa izquierda alucinada que padecemos. No lo ha leído, salvo los pocos realmente informados. Siempre que leo a Azaña (que me fascisna) me encuentro con dos cosas opuestas: una vocación de moderación centrista, que se compadece muy mal con unos actos absolutamente revolucionarios. No en balde era amigo y firme colaborador de Indalecio Prieto; y éste no se andaba con remilgos a la hora de montar el golpe de 1934 contra el gobierno y la Constitución que ellos mismos, los socialistas, se habían otorgado En honor de Azaña hay que decir que luego se arrepentía, pero cuando ya era demasiado tarde, aunque la expresiones e ese arrepentimiento no podía ser del todo pura: tenía que llevar un gran contenido de disculpa política. Su "Velada en Benicarló" es un curioso ejemplo de arrepentimiento "echando la culpa a todos los demás" que no habían entendido la Alta Misión que tenía su vida.

Y traslado el que considero el mejor párrafo de Esteban, subrayando lo que más me llama la atención:

Ciertamente, el 27 de marzo de 1930, Manuel Azaña pronunció un discurso en Barcelona, que marcaría el futuro de Cataluña y, por consiguiente, de España. En su parlamento Azaña dice algo revolucionario en nuestro país, aunque como veremos después, acabaría arrepentido de haber sido el adalid de la autonomía catalana. Habla así Azaña: «Yo concibo pues a España con una Cataluña gobernada por las instituciones que quiera darse mediante la manifestación libre de su propia voluntad. Unión libre de iguales con el mismo rango, para así vivir en paz, dentro del mundo hispánico que nos es común y que no es menospreciable. Y he de deciros también que si algún día dominara en Cataluña otra voluntad y resolviera ella remar sola en su navío, sería justo el permitirlo y nuestro deber consistiría en dejaros en paz…». Pocos meses después, el 18 de agosto, se firmó en San Sebastián un pacto entre republicanos, socialistas y nacionalistas catalanes, comprometiéndose, cuando llegase la República, a reconocer la autonomía de Cataluña.
Sin embargo, en lo que se refiere a la doble alma de Cataluña, Azaña no llegaría a percibirla hasta poco antes de atravesar la frontera entre España y Francia, siendo todavía presidente de la República. Esta doble alma de Cataluña se confirma con dos hechos que marcan todavía hoy la dualidad de su sentimiento identitario. En efecto, es sorprendente que el día 14 de julio de 1931 en dos edificios que se hallan, uno frente a otro, en la actual Plaza de Sant Jaume, se oyese a Luis Companys proclamar, desde el balcón del Ayuntamiento de Barcelona, la II República Española, mientras que desde el balcón de la Generalitat, Francisco Macia proclamaba por su cuenta la II República catalana como Estado autónomo dentro de la que debería ser la República Federal Española. El segundo factor, que también caracteriza la ambigüedad catalana que llega hasta nuestros días, consiste en el hecho de que se presentase el Estatuto de Autonomía de Cataluña en las Cortes elegidas en abril de 1931, antes de que se hubiese aprobado la Constitución española. Como subraya García de Enterría en su Introducción
, este hecho tiene una importancia capital. En él se afirma, por un lado, el «derecho de autodeterminación» que compete al pueblo catalán. Pero, por otro, se añade a continuación que «la personalidad política de Cataluña debía precisar su compromiso con la República española. Con esta obligación, voluntariamente asumida, se ha querido ofrecer a las Cortes Constituyentes de la República una prenda del amor (sic) que pone Cataluña en la defensa de la libertad que todos los pueblos de España han conquistado por la revolución del 14 de abril». No deja de ser paradójico que unas palabras parecidas las hayan pronunciado recientemente los dos líderes de la independencia de Cataluña, esto es, Artur Mas y Oriol Junqueras. En este punto no hay más remedio que recordar dos frases de Jorge Santayana. Una: «Aquellos que no recuerdan el pasado, están condenados a repetirlo». Y dos: «El nacionalismo es la indignidad de tener un alma controlada por la geografía».
Pero hay más. Enterría recuerda que antes de su remisión a las Cortes Constituyentes se sometió este proyecto de Estatuto a una serie de plebiscitos sucesivos, que se justifican por el derecho de autodeterminación del pueblo catalán. Ante esta situación absolutamente insólita, en donde se pone el carro delante de los bueyes, Azaña trata de encajar las piezas recurriendo, como señala Enterría, a dos principios que eran jurídicamente «revolucionarios». Por una parte, Azaña reivindica el valor normativo inmediato de la Constitución, afirmación que en España era una auténtica primicia. Y, por otra parte, afirma que la Constitución debe interpretarse en su conjunto y no sólo, en lo que se refiere al régimen de Cataluña, a través de los limitados preceptos que se refieren a las autonomías territoriales. Enterría se sorprende de esta verdadera novedad que introduce un político que no era un constitucionalista y que, salvo en Estados Unidos, suponía estar en la vanguardia del constitucionalismo de la época.
Quizás no vean relación alguna entre ambos textos. Yo sí la creo ver: la mediocridad y falta de originalidad de la ideología izquierdista española, su falta de temple, su vocación revolucionaria... en la que me parece que hay que incluir a Azaña, que se supone fue una víctima de esa ideología, siendo en realidad un compañero de viaje en no respetar la leyes que el mismo había contribuido a a traer con al República. Si la República fracasó, deu sin duda por lao republicanos que tenía que llena parla a efecto. Como se comprenderá un señor que dice lo que dice sobre Cataluña y su derecho a irse de España si así le petaba, es la raíz de los problemas que tenemos ahora, como dice Esteban. Pues hoy seguimos oyendo la misma siniestra cantinela: el "derecho a decidir", no ya de los nacionalistas, sino del partido de mayor responsabilidad en esta historia: el PSC. Por no citar a parte de PP catalán, otros que debería leer esta historia.
En fin, que no hemos aprendido nada, que seguimos con los mismos esquemas alucinantes que nos llevaron al desastre, con las mismas ansias de vengarse del pasado, porque no se ha entendido, ni leído, ni se ha arrepentido de su parte de culpa en el desastre.

2 comentarios:

mourinho dijo...

a Sostres se le ha ido la pinza y a ti tb...

www.MiguelNavascues.com dijo...

Que se jodan los progres, que se jodan los progres, que se jodan, se jodan los progres...
Que se jodan los progres caviar, que se jodan que se jodan los progres caviar...
(Música de "que se mueran los feos", de los Sirex.)