Keynes era muy escéptico sobre la racionalidad de los mercados. Decía que funcionaban como un casino. La mentalidad del típico inversor en bolsa no se fija ni estudia el valor actual de los beneficios futuros de un acción. Eso sería estimar el valor de una acción según sus fundamentos.
En cambio, lo que hace el inversor en bolsa es intentar adivinar qué piensan los demás de lo que vale un acción y el nivel del mercado. Le importa un bledo el valor de fundamento porque es imposible conocerlo. Sólo quiere saber qué hará la gente cuando se produzca un evento: si comprarán o venderán. Si cree que comprarán, el comprará antes para vender cuando el precio haya subido lo suficiente para cubrir los costes de financiación y obtener una ganancia. Luego esa ganancia la colocará de nuevo, o esperará, según el tono del mercado.
No hace falta tener dinero para especular. Se lo prestan. Tampoco hace falta esperar a una subida, se puede especular a la baja. Si estimas que el precio de un acción va a caer hasta X, la vendes a futuro, si tenerla, a un precio convenido X+n. Al vencimiento, si has acertado y el previo del día es es menor que X+n, comprarás por X y liquidas el contrato de futuro con una ganancia de n por acción.
Al inversor en bolsa no le interesa cual va a ser el precio de una acción, o del mercado, sino lo que que creen que los demás vaya a ser. El ejemplo que ponía Keynes era el de un concurso de un periódico en el que se ofrecían unas fotos de una bellezas y el que adivinaba cual sería elegida las más bella ganaba el premio. La más bella es la que más fotos consigue.
Unos elegirían tontamente la que a él le gusta más. Otros, más espabilados, elegirían la que que creen puede ser del gusto medio de los demás. Los más profesionales en esto elegirían lo que creen que es la opinión media sobre el gusto medio.
De forma que importa muy poco lo que aiceda con el capital representado por la acción, pues es posible que su valor actual según las rentas esperadas sea 30, y su cotización actual de 25. Un negocio redondo, aparentemente, pero nadie la va a comprar si piensa que en dos semanas va a estar a 20. De hecho, si muchos piensan que estará a 20, lo que es seguro es que su precio caerá, por mucho que su valor objetivo sea de 30. Lo cuñ es absolutamente racional.
Todo esto viene a cuento porque está lloviendo dinero sobre España, según el señor Botín, lo cual es fantástico. Desde luego no es para llorar; pero fantástico es para algunos y de momento. Por lo que he contado antes (que es la antítesis de la teoría de Fama de la EMH), el dinero que llueve sobre España puede quedar en la especulación a corto plazo, o puede que no, que se quede y se reproduzca. Lo que está claro es que al señor Botín le viene de perlas (porque su banco intermediará en ese dinero) y hay que reconocer que él siempre ha estado ahí, haciendo propaganda al gobierno, y a España, desde que se sentó con Zapatero en 2008 en mangas de cálida y tirantes para calmar a la gente sobre la crisis. No hay crisis fue el mensaje de esa reunión en el lejano y fatídico 2008. No tuvo efecto sobre la crisis, pero para el gobierno le vino de perlas.
"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James
There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario