"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

lunes, 23 de diciembre de 2013

Cerrar los ojos a la evidencia

Ahora que el QE en EEUU ha comenzado la cuanto atrás - mientras en Europa no ha empezado ni su despliegue- no viene mal un recuento de pros y contras de esta estrategia, tan vilipendiada por los austéricos como poco apreciada por los partidarios de una política monetaria expansiva (ver por ejemplo, el desdén de los Market Monetarists por no seguir sus preceptos).

Las críticas adversas por razones de principio se deshacen por sí solas: los austéricos y demás histéricos habían pronosticado que por estas fechas estaríamos en plena hiperinflación, que el QE era un "debasement" de la moneda, etc. La inflación está más baja que nunca. No hay más que decir.

Por el lado de los monetaristas, sin embargo, las críticas han sido constantes por la supuesta insuficiencia del QE. El QE iba en la buena dirección, pero se ha quedado corto, tenía que haber sido mucho más voluminoso, hasta que se hubiera alcanzado un determinado PIBN (u otros objetivos nominales alternativos). Estas críticas han adolecido de un defecto grave: es que no han intentado ni lejanamente cuantificar cuánto faltaba para alcanzar sus propuestas, salvo que el crecimiento del PIBN no era el deseado por ellos.

En el gráfico vemos la cada vez menor eficiencia del QE (línea azul: base monetaria) en despertar la dormida oferta monetaria (línea roja, M2). Hay como una urgente necesidad de cuantificación, porque parece que normalizar la M2 exigiría una cantidades de base monetaria mucho más allá del 300% inyectado desde la crisis.

 



Un mérito que han tenido Bernanke y la FED es haber puesto sobre la mesa cantidades susceptibles de ser juzgadas. El QE, en su tercera fase, ha sido una operación de compra de títulos por la FED previamente anunciada en todos sus detalles: 85 mm de $ al mes. (Con el comienzo de la marcha atrás, serán desde ahora 75 mm). Se decía que los saldos acumulados en el activo la FED ponían en peligro la futura salida de la política expansiva cuando la economía se afirmara. Pero nadie ha puesto sobre la mesa cantidades alternativas concretas. Las cantidades inyectadas de la FED han sido pausadas y tentativas, como no tenía otro remedio que seguir la prudencia de la prueba y el error.

Esto demuestra lo poco que se sabe de la economía en general y de la economía monetaria en particular. Nadie ha sido capaz de otra cosa que balbucear principios, sin tener claro cómo esos principios podrían concretarse en una oferta viable alternativa. Lo que es peor, la crítica austérica ha fracasado estrepitosamente y nadie se ha dado por aludido, al revés, sigue recitando la misma cantinela.

Los hechos que se han desarrollado ante nuestros ojos deberían hacernos reflexionar, al menos sobre lo excepcional de lo que estamos viviendo.

En el gráfico se resume perfectamente lo excepcional de lo que ha pasado. En rojo, la base monetaria o contrapartida de la política de QE, es decir, el dinero que la FED ha puesto en manos de los bancos privados. En azul, el efecto que ha tenido eso sobre la velocidad de circulación del dinero M2, es decir, PIBN/M2.

Pocas veces se ha visto una inapetencia tal por gastar dinero, a pesar de lo barato que lo ponía le FED en las manos del público. Es difícil negar que hay un choque monetario y financiero de primera magnitud, y que desviar la atención a los problemas estructurales y, sobre todo, del mercado laboral, es de una torpeza inaudita. Se pueden hacer los modelos que quieran, pero todos quedan anulados por el gráfico: ¡no me digan que van a normalizar la variables monetarias a base de bajar los salarios!

¿Por qué la gente no se ha lanzado enloquecida sobre el dinero gratis y lo ha invertido o lo ha gastado en cualquier cosa? Una explicación es la monetarista: hay unas expectativas tales de precios futuros que la gente encuentra más razonable quedarse en liquidez, aunque no sea rentable. Otra es le Keynesiana: el tipo de interés que haría rentable invertir es tan bajo, que es inalcanzable para la FED, que no puede pasar del tipo de interés cero (ZLB). A esto añaden la relevancia del estado de las deudas de los sectores privados.

Los monetaristas dicen que el ZLB no es relevante porque siempre se puede reducir el coste de la inversión provocando una inflación positiva, lo que daría un tipo de interés real negativo. Volvemos al gráfico para argumentar que parece que sólo con medidas de oferta monetaria no se convence a a gente que se gaste el dinero.

El gráfico pone en evidencia, en todo caso, que algo excepcional está pasando, y que sigue pasando. La política monetaria ha funcionado en los países en los que se ha desplegado sin complejos. EEUU, RU, Japón u la mismísima Suiza han logrado reanimar la economía y reducir los desequilibrios pareimoniales, al menos en comparación con la zona Euro. Pero también que su eficiencia, medida por las cantidades requeridas, ha sido mediocre. En otras palabras, los efectos de la oferta monetaria no son mecánicos; primero, no se suelen mencionar los estados patrimoniales, que requieren una cierta lógica temporal para reducirlos a la normalidad. Hay, además, estados mentales colectivos - los animal spirits de Keynes- que nadie los ha visto, pero que al parecer, existen.

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