La ley citada es un Intento de reimplantar una regulación severa sobre los bancos. Su punto central, la Volcker Rule, es prohibir los bancos comerciales hagan (o tengan filiales que hagan) operaciones de compra venta de activos en su nombre propio. Es un intento de modernizar la ley de 1934 Glass- Segall, que reguló con bastante fortuna a los bancos, hasta que poco a poco fueron desmantelándola, hasta que en 1998 se le dio la puntilla final en nombre del liberalismo y la eficacia del mercado, aunque en realidad eso era el velo ideológico que ocultaba las presiones de los bancos más poderosos.
Lo que es sorprendente de 2013 es que se han resistido esas presiones e incluso se ha reforzado las normas, como las ratios de capital. De todos formas, la pugna entre grupos de presión continúa, aunque los nuevos grupos pro estabilidad se han reforzado.
Yo saco una lección de todo esto: me sigue admirando el engranaje político de EEUU. Las fuerzas del Congreso representan a alguien, tienen un poder legislativo de verdad, y no son unos advenedizos como los que describe en su excelente artículo Ignacio García de Leániz en EM de hoy:
"Claro que este «nadie-en-su-sitio» orteguiano enlaza con otra confidencia bien reciente que me hacía un buen amigo de fina inteligencia: «Si quieres conocer nuestra triste realidad nacional, no tienes más que darte una vuelta por el bar del Congreso. Con eso te basta». Como si la barra de tal bar fuera nuestro nuevo Callejón del Gato con sus espejos deformantes que nos arrojaran una deformación grotesca de lo que debería ser una democracia parlamentaria al uso europeo."
Mi admiración, naturalmente, abarca más que la ejecución de la ley Dodd-Frank: abarca a la gestión de la crisis, cómo se tomaron decisiones arriesgadas y controvertidas que luego funcionaron, cómo la FED apoyo con su política y facilito las cosas... Todo eso no puede ser más que en un contexto institucional que premia la excelencia y la llegada a los puestos clave de los mejores (¿exactamente lo contrario que en España u Europa?). La política, por muy excelentes que sean las instituciones, siempre puede derivar hacia un "Callejón del Gato" Valleinclanesco. Pero hay democracias y democracias, y la nuestra ha llegado a tal punto de triste risibilidad... Como dice García de Leániz:
"Por cierto, creo que una parte de Europa, la más seria, vería con agrado estos esfuerzos de una transición de élites extractivas a élites serviciales. Que en eso consistiría un proyecto tal: sustituir a Narciso por Sísifo esforzado. Burke, que había leído mucho a Maquiavelo, expresó todo esto mucho mejor que yo al escribir: «Cuando los hombres actúan concertadamente, entonces su libertad es poder». Es lo que toca. Uno no elige la historia."
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