Hoy se celebra el día de la constitución que, como todas la fiestas nacionales, es una fiesta de compromiso y triste. Se celebra una cosa cuestionada por casi todos, como la nación española, "cuestionada y cuestionable". Un buen número de presidentes de CCAA -13 de 17, creo-, no acudirán. Eso da casi un carácter vergonzante a los que acudan. Casi mejor un funeral, sería un ambiente más apropiado.
En España nunca estamos satisfechos con las leyes, por lo cual primero las conculcamos, y luego si nos condenan por ello, pedimos rabiosamente que las reformen.
Es el caso de la Constitución, que ha sido pisoteada y vejada por los mismos que ahora piden su reforma. Con ello pretenden meter en la botella de las esencias a los nacionalistas (que nunca lo harán de motu propio), que si no han cumplido esta Constitución -a la que han retorcido hasta la extenuación-, no van a permitir que se reforme en sentido contrario a sus intereses.
Ante esta ausencia absoluta de consenso mínimo sobre qué reforma debe hacerse, me sorprenden que nuevos partidos, se supone que depositarios de la Unidad, como UPyD, propongan una reforma. Lo mismo me sorprende de LD, que tiene un editorial en ese sentido. Bueno, no en ese sentido, sino a favor de una reforma en el contrario. Lo cual sería deseable, pero peligroso. No hay más que echar un vistazo a los editoriales de la prensa para ver con lo que sueña cada uno.
La Constitución tiene muchos defectos, pero no es ese el problema. El problema es que la mayoría de los partidos no la respetan. Por no decir todos. Unos en el sentido de romperla, otros en el de no usar sus mandatos sobre la rebeldía de las CCAA. Me refiero al artículo 155. En cambio, paradójicamente, una amplia mayoría de ciudadanos la respetan.
Se hizo con un amplio consenso en el que estaban los nacionalistas, pero con el tiempo la han ido haciendo trizas. Luego los partidos nacionales, fracturados por sus "barones" autonómicos, han consentido que cada una de las CCAA en la que mandaban se hicieran su propia Constitución, con un artículo añadido por el que se aplicaba automáticamente las ventajas logradas por Cataluña con su Statut. "Y yo más": una carrera hacia la nada. Habría que reformar no sólo la Carta Magna, si no todas esas mini constituciones. Empezando por el Estatuí de Cataluña, origen de los desgarrones en cadena. Así que excuso decirles en qué acabaría la reforma constitucional hoy, o mañana, o pasado, eso si es que sigue existiendo esta gran Nación. Yo creo que sí, que seguirá existiendo, porque es muy difícil en el contexto internacional y europeo actual que se rompa la Unidad.
Así que, por ahora, mejor no tocarla. El riesgo de ruptura total es notorio.
Aunque ese contexto internacional no es eterno. La Primera Guerra Mundial fue el motivo del estallido en mil pedazos de las fronteras europeas, gracias a la Paz de Versalles, en la que se quiso satisfacer a todo el mundo con el malhadado "Derecho de autodeterminación", lo que fue imposible y desató decenas de guerras nacionalistas que emborronó el texto del armisticio y lo hizo papel mojado. Naciones históricas desaparecieron en mor de la anexión a otras para formar otras nuevas. Trozos de naciones perdedoras fueron regaladas a los vencedores. Las tensiones nacionales, económicas y sociales que creó ese Tratado Paz trajeron encarrilada la Segunda Guerra Mundial.
En España nunca estamos satisfechos con las leyes, por lo cual primero las conculcamos, y luego si nos condenan por ello, pedimos rabiosamente que las reformen.
Es el caso de la Constitución, que ha sido pisoteada y vejada por los mismos que ahora piden su reforma. Con ello pretenden meter en la botella de las esencias a los nacionalistas (que nunca lo harán de motu propio), que si no han cumplido esta Constitución -a la que han retorcido hasta la extenuación-, no van a permitir que se reforme en sentido contrario a sus intereses.
Ante esta ausencia absoluta de consenso mínimo sobre qué reforma debe hacerse, me sorprenden que nuevos partidos, se supone que depositarios de la Unidad, como UPyD, propongan una reforma. Lo mismo me sorprende de LD, que tiene un editorial en ese sentido. Bueno, no en ese sentido, sino a favor de una reforma en el contrario. Lo cual sería deseable, pero peligroso. No hay más que echar un vistazo a los editoriales de la prensa para ver con lo que sueña cada uno.
La Constitución tiene muchos defectos, pero no es ese el problema. El problema es que la mayoría de los partidos no la respetan. Por no decir todos. Unos en el sentido de romperla, otros en el de no usar sus mandatos sobre la rebeldía de las CCAA. Me refiero al artículo 155. En cambio, paradójicamente, una amplia mayoría de ciudadanos la respetan.
Se hizo con un amplio consenso en el que estaban los nacionalistas, pero con el tiempo la han ido haciendo trizas. Luego los partidos nacionales, fracturados por sus "barones" autonómicos, han consentido que cada una de las CCAA en la que mandaban se hicieran su propia Constitución, con un artículo añadido por el que se aplicaba automáticamente las ventajas logradas por Cataluña con su Statut. "Y yo más": una carrera hacia la nada. Habría que reformar no sólo la Carta Magna, si no todas esas mini constituciones. Empezando por el Estatuí de Cataluña, origen de los desgarrones en cadena. Así que excuso decirles en qué acabaría la reforma constitucional hoy, o mañana, o pasado, eso si es que sigue existiendo esta gran Nación. Yo creo que sí, que seguirá existiendo, porque es muy difícil en el contexto internacional y europeo actual que se rompa la Unidad.
Así que, por ahora, mejor no tocarla. El riesgo de ruptura total es notorio.
Aunque ese contexto internacional no es eterno. La Primera Guerra Mundial fue el motivo del estallido en mil pedazos de las fronteras europeas, gracias a la Paz de Versalles, en la que se quiso satisfacer a todo el mundo con el malhadado "Derecho de autodeterminación", lo que fue imposible y desató decenas de guerras nacionalistas que emborronó el texto del armisticio y lo hizo papel mojado. Naciones históricas desaparecieron en mor de la anexión a otras para formar otras nuevas. Trozos de naciones perdedoras fueron regaladas a los vencedores. Las tensiones nacionales, económicas y sociales que creó ese Tratado Paz trajeron encarrilada la Segunda Guerra Mundial.
4 comentarios:
Ahora que leo esta alusión a la primera guerra mundial me viene a la cabeza que al Imperio Austro-húngaro se le llamaba la gran "cárcel de pueblos". Como dices en este post, en el actual contexto la secesión dentro de un estado miembro (sobre todo si está dentro del euro) es casi imposible; ¿estaremos ante una nueva cárcel de pueblos, que reprime las aspiraciones de pueblos convencidos de que todos tenemos derecho a todo? En ese caso solo estaríamos poniendo una tapadera sobre la olla a presión, con la presión subiendo y subiendo; no nos engañemos, el odio en este país no para de crecer, porque es fomentado todos los días con todos los instrumentos del estado, que no otra cosa son las Comunidades Autónomas. Algún día llegará la explosión.
Sinceramente, aunque no soy un experto, no creo que Cataluña sea como Hungría.
Ni ESPAÑA como Austria
No hace falta que lo sean, basta que se lo crean. Nacionalismo ES creer. Como dijo Chesterton, lo malo de no creer ya en Dios es que se cree cualquier cosa.
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