"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

miércoles, 21 de enero de 2015

Vidas paralelas

Keynes y Ortega y Gasset fueron coetáneos. Nacieron ambos con menos de un mes de diferencia en 1882. El primero moriría más joven, en 1946, y el segundo en 1955.no es extraño, por lo,tanto, que sus inquietudes intelectuales coincidieran, aunque ninguno tuvo noticia del otro -que to sepa- aparte de que OyG no tenía ni idea de economía.

Lo que sí tenían ambos era una conciencia muy aguda de la crisis que vivieron en su época. Sobre todo Keynes, que empezó ya en al Tratado de paz de París a pronosticar los desastres que sucederían (y sucedieron) por culpa de ese tratado.

La Paz de París de 1920, y sobre rodo los gravosos pagos de indemnización cargados sobre una Alemania arruinada, fueron el embrión de las sucesivas crisis que se sucedieron, hasta que en 1930 la economía mundial estaba en deflación y aguda depresión.

Fue entonces, en los años treinta, cuando las inquietudes de ambos pensadores iban a coincidir, desde un punto de vista ciertamente distinto: Keynes desde la economía (aunque nunca renunció a una visión más amplia de la realidad) y Ortega desde su elaborada filosofía, que le había llevado por esas fechas a su obra más famosa, "La Rebelión de las Masas", leída en el mundo entero por los más destacados intelectuales, de Wells a Thomas Mann pasando por Huizinga y Bernard Shaw.

Pero "La Rebelión de las Masas" no era más más que una suma de artículos escritos apresuradamente, con la intenciones del autor de que fuera la epicentro de una obra filosófica más amplia y sistemática. La pena es que Ortega nunca tuvo tiempo para concluir la síntesis de su pensamiento, que se estaha haciendo maduro precisamente por esos años de crisis.
Su apresuramiento coincide con la premura con que Keynes terminó su "General Theory": ambos estaban angustiados por la crisis política y social que avanzaba en Europa, por explicarla e intentar frenarla.
Keynes tenía prisa por acabar su "Teoría General". Como dice Geoff Tilly ("Keynes Betrayed"):

"The point is augmented by the widely recognised urgency with which Keynes viewed his task – he feared the totalitarian response to the great depression, a threat that was very real in much of continental Europe and perhaps no less in Britain itself. As a consequence, Keynes was taking major theoretical steps but never giving himself the time fully to understand and incorporate each of them."

Mientras, Ortega y Gasset, como podemos leer en la obra homónima de Jordi Gracia:

"Ahora, sin embargo, concibe esos materiales como la continuación de "La rebelión de las masas" en forma de una sociología de marcado carácter idealista o abstracto que solo tangencialmente aprovecha la obra, ya clásica para entonces, tanto de Max Weber como de Karl Mannheim. Ortega siente la urgencia de seguir denigrando la «divinización de lo colectivo» que hoy vive Europa, sin límites que sometan «las fuerzas elementales de lo colectivo a la voluntad del hombre responsable». Es un modo abstracto de enunciar otra vez los límites del liberalismo para que la democracia no se sabotee a sí misma

En suma, prácticamente en las máximas fechas, Ortega y Keynes estaban intentando elaborar una obra innovadora que salvara a Europa de la profunda crisis en que estaba inmersa.
Para el primero el problema era de la emergencias de un tipo de persona -el hombre masa- inconsciente de valores que son los únicos que dan coherencia a una sociedad. A Ortega se le ha culpado muchas veces de protofascista, pero siempre fue claro su rechazo tanto al nazismo (que había llegado al poder en 1933) como al comunismo. Precisamente su idea era salvar al democracia de sí misma, de la demagogia y del populismo.
En ese momento había creído descubrir el principio de una nueva filosofía, que estaba ansiaba por rematar para asegurarse su autoría. Esa filósofo a era la de la Razón Vital. Brevemente, Ortega decía que hasta ahora la doloso día había buscado la esencia del ser, había intentado inmovilizarla en una foto. Pero la esencia del ser es la vida, y la razón, que había sido entronizada desde Descartes, no era más que nuestro único medio de amedrentarnos a la vida y al mundo en derredor. Nacemos para vivir, si decidimos vivir, porque el hombre tiene una fácil puerta de salida de la vida. Pero si decidimos vivir debemos de hacernos cargo de que nosotros somos algo en función de lo que nos rodea y sobre lo que debemos decidir constantemente.
Una de las primeras cosas que el hombre debe saber es que no es esencia: el hombre es historia, y esa fajta de consciencia del pasado como pilar en el que se ha construido el presente es lo que ha debilitado la democracia europea, y más en estos momentos (1934) de crisis económica traumática. El hombre masa tienes a creer que lo que ve en su entorno es "naturaleza", está aquí porque sí, y eso le lleva a pensar que tiende derechos ilimitados. Pronto toma como natural comodidades que han tardado décadas y centurias en desarrollarse.
La única posibilidad que ve Ortega de salvar la democracia es una institución Ad hoc, dirigida por una elite, que impida las desviaciones hacia el populismo. Ortega no era fascista y comunista, pero no creía que la democracia dejada a su suerte no podía seguir un camino seguro.
Keynes, por su parte, quemaba etapas para encontrar una solución a la tremenda crisis económica, consciente de que estaba horadando la estabilidad política y social se Europa. Keynes le dio un profundo revolcón al optimismo de la economía clásica, que preconizaba que la economía vovia a a su equilibrio de pleno empleo si los mercados eran libres.
Keynes llamo a eso la "falacia de la composición": que cada una de las piezas de la economía actuara correctamente para sí misma no quería decir que el conjunto de la misma alcanzara el equilibrio con pleno empleo. En realidad descubrió que podían darse muchos equilibrios de la economía con cualquier nivel de desempleo.
La gran crisis de los años treinta fue causada por el error de volver a establecer el patrón oro después de la Primera Gran Guerra. Eso propagó la crisis monetaria que empezó en EEUU en 1929, hacia los países europeos que se habían empeñado en ganar credibilidad con la entrada en el patrón oro. Lo malos s que las paridades que se acordaron fueron las previas a la guerra, 15 años antes, u no tenía. Nada que ver con los profundos cambios habidos en los precios internacionales. Keynes previo lo que pasaría en su "Tract on Monetary Reform" de 1923, y en su "Economic Consequences of Mister Churchill" (1925) cuando Gran Bretal ingreso en el Patrón oro en 1925 a una paridad igual a la se 1913, totalmente sobrevaluada. La economía británica se hundió y el paro aumentó a más de 22%.
El lector habrá adivinado que hay muchos parecidos con la crisis actual, que de una crisis financiera ha devenido en una crisis social y política de enormes consecuencias en Europa. Las crisis económicas producen dos cosas: malestar y diga sirio fallido de la oponión pública, dominada por el hombre masa orteguiano: las culpas se desvían a lo que se tiene delante, que es la corrupción y la injusticia de las cargas, esos dos sentimientos, que no deben de ser desdeñados por su fuerza, por muy erróneos que sean, llevan a dar la espalda a los partidos tradicionales y a buscar la solución en la demagogia.
Sin embargo, la explicación eficiente está muy lejos de ahí, por mucho que esos hechos se hayan producido. La explicación eficiente es la mala gestión de la autoridades económica de la crisis y de las causas de la crisis.
Pero como esto nos llevaría demasiado lejos, quizás sea mejor dejarlo para otra ocasión. Sólo diré que el euro está jugando el mismo papel nefasto que el que juró el patrón oro entonces.
Observen, de todos modos, que los gestores de la crisi pregonan el mismo optimismo de los ,economistas clásicos, que dicen bastar reformas y austeridad para salir a de la crisis. Como entonces, hace 85 años.


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