"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

jueves, 19 de febrero de 2015

Deflación de la buena

El gobierno está muy orgulloso de la deflación española, pues dice que es de la buena. Guindos, en Davos, se permitió hacer la siguiente metáfora: "es como el colesterol, que hay uno bueno y uno malo. Pues el colesterol de España es del bueno". Nos sugiere hacer creer que la deflación en España tendrá efectos positivos, porque abaratará el consumo.

Edward Hugh manifiesta algunas dudas sobre sa suprema bonanza, son sombra de mal. Es curioso, dice Hugh, que la opinión del gobierno es contraria a la de Draghi, que ha romano una actitud diré mente antideflacionista. ¿No es curiosa esa qra iba con Europa?
Primero, la deflación lleva en España relativamente poco tiempo, lo que hace que la gente no se haya formado expectativas de deflación. Estamos en una coyuntura benévola, porque los sueldos han subido en un año el 0,6%, mientras que el IPC ha caído un 1,7%. Por su parte, las pensiones sa han revalorizado unas décima a. Es claro que ha habido un aumento del poder adquisitivo de salarios y pensiones... Lo cual no es sostenible.
Luego, dice Hugh, con el aumento real del PIB del 0,7% y del empleo del 2,5%, y un aumento de las horas trabajadas, la productividad media por trabajador (PIB por cantidad de horas trabajadas) ha descendido. Por lo tanto, la subida de salarios reales supone una compresión del márgenes empresariales, lo que tarde o temprano abundará en menor inversión y empleo. En economía no hay milagros... La distribución de la productividad entre salarios y beneficios no puede desviarse continuamente a favor de un lado.
Sólo hay una inflación buena: la que tiene su origen en un aumento de la productividad, que permite aumentar los salarios y los márgenes a la vez. (Antes del orar o, hay que preocuparse de la productividad, clave esencial de todo lo demás).
Esta bonanza deflacionista, puro efecto de un transitoria distribución de la renta real hacia los consumidores, será de corto alcance: cuando la gente sea consciente de que la deflación no es transitoria, empezará realmente a tener expectativas deflacionistas: es decir, que el coche que puedes comparar ahora va a seguro bajando de precio. Lo normal es que se retrasen planes de compra: más, si el crédito bancario no está holgado. A ambas cosas, demanda se consumo, y crédito, no les favorece nada la deflación, porque supone menos rentas nominales en el futuro. Abajo, el crédito de familias todavía cayendo. Como dice Hugh, es muy raro que con crecido contrayéndose prosiga una economía real boyante.
Pero el problema mayor de la deflación es el volumen de deuda. Mientras España ha experimentado un ligero crecimiento, que ha alborozado los corazones de Guindos y Floriano, nuestra deuda total (exterior) y pública han seguio creciendo a mayor ritmo que el PIB nominal, fuente de renta de la que se pagan los intereses y el capital de la deuda. La deuda exterior (lo que debemos todos al exterior) medida por la Posición de Inversión Internacional Neta (PIIN), es del 100% del PIBN Por su parte, la deuda pública total es, según las cueuntas financieras del Banco de España, del 132% del PIBN. Abajo, la imparable tendencia de la PIIN a llegar a nuevos récords,
Y la deflación, o la baja inflación, inflación cero por ejemplo, dificulta enormemente la devolución de la deuda, que está fijada en términos nominales.
Para que vean el efecto de la inflación cero en la deuda, en el gráfico de abajo dibujó la deuda de Japón, que ha alcanzado la astronómica cifra de 250% del PIBN (línea azul), desde el 50% del año 1991.
Japón ha tenido una inflación cero: los precios están al mismo nivel, aproximadamente, que en 1991.
Para imaginar como hubiera sido esa deuda si, a todo lo demás igual, la inflación hubiera sido del 3% anual, reconstruyo la deuda/PIBN con un PIBN al que le añado eso, una tasa de inflación anual de 3%. El resultado es la línea roja, que, sin tocar un dato de deuda y déficit, resulta un 60% de PIBN inferior.
Lo cual no es más que un ejercicio contrafactual, pero que expresa bien el daño que puede hacer la deflación prolongada durante treinta años.
Pero cuando hablamos de deflación no sólo hablamos de IPC. Hay precios más importantes, como el ladrillo, que está ligado q la deuda hipotecaria. Cuanto MA atareen en subir de precios los pisos, más tiempo será un a rata lampeada hipotecaria en los avances bancarios y el patrimonio de las familias. Y los pisos siguen bajando, aunque a un ritmo menor, pero bajando:

El precio de los pisos (pese a un resiente florecimiento de los de segunda mano muy dubitativo), es un indicador de las dificultades bancarias para dar crédito. En la medida que mantengan activos hipotecarios valorados al nominal (al precio de venta o más) o viviendas por impago, arrastran una mole que la SAREB pies aliviar la carga, Peel al final no es más que un traspaso de la misma al sector público... Que no aparece en deuda.

Hugh añade otro factor de posible engolfamiento en la deflación muchos años: la caida constante de la población en España y en Europa. Esto ha jugado y juega su papel en Japón.

Así que, deflación buena... La de alta productividad y bajas deudas. Y no es ésa, no es ésa.

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