"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

miércoles, 28 de octubre de 2015

¿Ahorro igual a inversión? Ordoliberalism, economía de contables con manguitos

Esta es la piedra angular que divide a la economía clásica de la no clásica. Voy a seguir la meridiana lección de Roger Farmer para explicar la diferencia entre la corriente principal de economía en EEUU, Canadá y RU, y por otra parte en la UE. (Ni hagan caso de la imprecisión de los conjuntos tal como los he definido. Son aproximaciones).


En la economía clásica -la que justifica en Europa el desastre de la gestión de la crisis -, se parte de la base de que "toda oferta crea su propia demanda" (ley de Say). Esto se deduce de que la fluidez de los mercados lleva a que los precios se ajustan, hasta que no queda exceso de oferta: todo lo que se ha producido se consume. La producción da lugar a unas rentas salariales y empresariales, las cuales no tiene sentido retener en dinero: la gente comprará bienes de consumo (consumo), de inversión (inversion), y productos financieros (ahorro). No tendrá más dinero que el necesario para cubrir los interludios entre cobro de la renta y los pagos. No hay bajones de ingresos y gastos imprevistos. La demanda planeada es igual a la oferta planeada (no confundir do la identidad contable).
Gracias a eso, de la igualdad de que todo lo producido se compra, resulta que el ahorro es igual a la inversión. Si no es así, el tipo de interés se ajustará arriba o abajo para que así sea. No hace falta intervenir para reparar desajustes en esta ecuación de equilibrio. Si hay desigualdad en un periodo, al periodo siguiente los agentes acertaran con el tipo de interés exacto.

La "otra economía", la que se practica en EEUU y otros países (RU, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, y otros), el equilibrio no se produce tan fácilmente. Hay periodos en que no se produce la igualdad Gasto = Ingresos; y lo que es peor: eso conduce a reacciones de los agentes que no llevan a un nuevo equilibrio satisfactorio.
Supongamos, como dice Farmer, que la Toyota ha producido 100 mil vehículos pero solo vende 80 mil. Se encuentra en el almacén como 20 mil no vendidos. Sus ingresos anuales no son los que había pensado. Se teme que el año que viene será peor. Inicia un proceso de reducción de costes que pasa por reducir plantilla. Los despedidos se encuentran con una merma de sus ingresos no esperada, lo que les lleva a la desagradable decisión de reducto su consumo, y peor aún, aumentar su porción de ahorro sobre la renta para hacer frente a las deudas contraídas.
Si esto solo pasa en la Toyota, pasará desapercibido. Pero si pasa en todas las empresas en general, habrá un aumento del paro, reducción del consumo y de lao planes de inversión.
La diferencia crucial con el modelo anterior es que, en aquel, la reducción de demanda se traducía en bajadas de precios y de interés. Hay un exceso de oferta de bienes, bajan sus precios. Eso compensa la bajada de salarios subida al ajuste de Toyota, que no despide, sino que baja salarios porque sus empleados son muy "inteligentes". Además, baja el tipo de interés, puesto que él no gasto aumenta el ahorro. Toyota podrá mantener i aumenta la inversión.
En el modelo no clásico, el ajuste se hace vía cantidades de producción y de empleo, y el aumento del ahorro puede que baje los tipos de interés, pero eso no llevará a un aumento de la inversión, por la sencilla razón que no son función uno del otro. En este modelo, la caída general de la demanda aumenta el pesimismo de lao empresarios respecto a sus ventas futuras, por lo que revisarán a la baja sus planes de inversión, baje o no el tipos de interés.
La inversión no depende de la oferta de ahorro, si no es en sentido contrario: el aumento del ahorro reduce la demanda total, lo que aumenta el pesimismo de los empresarios. Un ejemplo lo vemos en la caída de la inversión en todos los países pese a la reducción de los tipos de interés.
Dice Roger Farmer que si para unos "toda oferta crea su propia demanda", para otros es justo al revés: "toda demanda crea su propia oferta".

He usado etiquetas geográficas, pero supongo que todos saben que me refiero a la economía clásica y no clásica, o keynesiana. Esto, me apresuro a decirlo, no quiere decir más que el escepticismo en el ajuste automático vía precios.
En Europa se ha dejado de lado toda economía que no sea la clásica. En parte eso se debe al fracaso de la política keynesiana bastarda, mal entendida, de los años sesenta-setenta (basada en la creencia de que el estado podía sustituir a la inversión privada), y al éxito correlativo de la política de los ochenta-noventa, en que la monetaria sustituyó a la fiscal -aparentemente. Por resumir ...
¿Cree la señora Ángela Merkel que toda oferta crea su propia demanda? No lo creo, pero el caso es que actúa como si lo creyera. Toda la política económica de la UE gira en torno a esa creencia, aunque los políticos y los funcionarios no sean conscientes, actúan como tal. Esa creencia lleva a postular que, a pesar de que el tipo de interés es cero o negativo, el déficit público ha de reducirse, porque de no hacerlo, al competir con el sector privado por los fondos de ahorro, originaría un "efecto expulsión" de la inversión privada, traducido en una subida contraproducente del tipo de interés. Eso sí que lo dice Merkel y sus acólitos, y es la doctrina del PP (la doctrina del PSOE, anti económica, vomitiva) y eso solo se puede deducir de creer que el ahorro y al inversión planeados se igualan. Por el contrario, la inversión cae, pese al tipo de interés cero, y reducir la demanda de bienes públicos en ese momento es contraproducente. Porque la inversión privada no se va a recuperar por mucho que le dejes todo el campo de juego.
Por lo tanto, si el ahorro privado es excesivo, mayor que la inversión, y el estado se pone a ahorrar, y nadie demanda ese exceso de fondos para invertir, la economía se deprimirá con bajo nivel de empleo durante tiempo indefinido.
El problema de Merkel y sus acólitos es que creen en el llamado "Ordoliberalism", que no tiene formulación concreta, pero se basa en la ley de hierro del equilibrio contable. Con el equilibrio contable en cada sector, todo irá sobre ruedas: no habrá inflación, que es fundamental. El empleo depende de que los sindicatos sean razonables y no se suban a la parra. El Ordoliberalism es un trasunto, no reconocido, de la economía clásica. Tiene en común con ella que el ahorro debe ser igual a la inversión. Es un modelo económico de contables con manguitos.
Qué es, por otro lado, el mensaje central de la economía clásica: si cada uno se ocupa de llevar su negocio y su vida familiar en orden, todo irá sobre ruedas. Es la falacia de la composición: es decir, el todo no es la suma de las partes.

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