"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

lunes, 23 de noviembre de 2015

Falacias de la política anti cíclica

Abajo presento el gráfico de los (des)equilibrios financieros de España desde 1995. Mi intención es rebatir la propuesta que se hace aquí (que se basa en los modelos MMT) sobre la necesidad de un déficit publico constante de los países del euro. Justificación: El ahorro privado es excesivo y el gobierno debe aumentar su déficit para contrarrestarlo, y no hay problema puesto que la suma agregada de ambos -es decir, la Balanza de Pagos- tiene signo positivo.
No discuto el hecho patente de que la Zona Euro, en su conjunto, tiene un superávit de balanza de pagos, lo que significa un exceso de ahorro que impide salir de la larga crisis. Pero eso se debe al excesivo superavit exterior de Alemania, el país que le ha quitado el puesto a China del mayor país mercantilista del mundo. Y detrás de eso está, a su vez, el euro, es decir, los tipos de cambio atornillados para siempre.
Pero un déficit público constante no puede ser una regla universal en todos los tiempos y lugares. La politica fiscal anticlica es, por definición, en fución del ciclo, no una regla deficitaria por sistema, a largo plazo. Además, no es aplicable a todos los países, y menos a España.

En el gráfico, la linea azul es el ahorro(+) desahorro(-) del sector privado (empresas y familias). Este saldo se obtiene restando del saldo de balanza de pagos (línea verde) el Ahorro-desahorro del sector público (línea roja). Ello se deduce de la identidad aritmética: A privado + A público = Saldo exterior. Todas las variables están e términos de PIB.

Es patentemente claro que que el ahorro privado sufrió en España una gran caída con la burbuja inmobiliaria, cayendo haste el 12,5% del PIB. El error de entonces fue confundir a la gente dejándola creer que la inversión en vivienda es una forma de ahorro; la crisis inmobiliaria demostró la falacia: la vivienda se adquiría con deuda, que quedaba en descubierto al bajar el valor del activo por debajo del nominal de la deuda . En realidad fue un desahorro (endeudamiento) financiado con deuda exterior, que, se pensaba, no era problema porque estaba denominada en la misma moneda interna. Gran error, si no puedes generar la renta suficiente en esa moneda para devolver esa deuda. Lo cual era imposible, pues la tasas de aumento de la deuda era mucho mayor que. Crecimiento del PIB, como se ve en el gráfico.
Vemos en el gráfico que, en el punto álgido de la burbuja, gracias a que el estado ahorró hasta un 2,5% del PIB, el déficit exterior no fue mayor. Aún así, alcanzó la increible cifra del 10% del PIB. Si en vez de un ahorro, el estado hubier desahorrado un 2,5% del PIB, como propone el autor mencionado, el déficit exterior hubiera sido tan grande cono el desahorro privado más el déficit público, es decir, un 15% de PIB. Insostenible.
Sin embargo, el ahorro público, que fue meramente pasivo -debido a los altos ingresos fiscales debidos a la burbuja-, fue totalmente insuficiente para disponer de un margen de actuación contracíclica, especialmmente en el extraño y letal contexto monetario del euro. Con nuestra propia moneda, probablemente las entradas de crédito a la burbuja hubiera sido menores, el defícit exterior tolerable, y el saldo del gobierno entonces podría haber sido negativo.
Lo que quiero decir que estos saldos no viene determinados por los demás saldos, ni por que haga el sector público, al que reaccionen pasivamente los demás sectores. Decretar un saldo del sector público no garantiza que los demás sectores van a mejorar su posición y que el conjunto acero va a ir al equilibro. La reacción de los agentes es muy diferente según las circunstancias. Por ejemplo, los tipos de interés y las expectativas sobre el futuro.
Hace un mes hice un post sobre las identidades contables. Esas identidades son insoslayables, pero no quiere decir que haya una relación única entre ellas. Cada una de las variables depende cómo valore los distintos agentes el futuro, y los errores que cometa al hacerlo. Las familias se equivocaron al endeudarse para invertir en vivienda. El sector público se equivocó, y desde luego es el menos fiable para que actúe por razones puramente objetivas, como hemos comprobado en España. La Public Choice ha dejado patente que el agente público busca su propia recompensa, y que incitarle a gastar no garantiza que lo haga con sensatez. El euro acentuó el efecto de esos errores.
Con el desmadre de la burbuja, el ahorro del sector público debería haber sido mucho mayor (más impuestos disuasorios contra la inversión en vivienda, por ejemplo, y menos gasto suntuario y corrupto). Por ejemplo, un superávit del 5% hubiera reducido el saldo exterior a menos de esta cantidad, contando con que la burbuja hubiera sido más suave.El saldo neto podría haber sido razonable, lo que se hubiera traducido en mucha menor deuda privada y pública. Mucho mejor para hacer frente a la crisis, incluso aunque Trichet se empeñó en subir los tipos en el peor momento.
El autor citado prentende que su modelo es de raíz keynesiana. Totalmente falaz. El keynesiano es una respuesta eficaz contra los ciclos, no una norma general para cualquier época y a largo plazo. Keynes proponía un equilibrio fiscal a través de los ciclos, con el apoyo de la política monetaria, no un déficit permanente. Hay ciclos alcistas que si se les deja se convierten en burbujas: lo mejor ew abortqrlas antes de que sea tarde. Una política keynesiana hubiera empezado por decretar un superávit mayor durante la burbuja (además de una regulación y supervisión bancaria más estrecha), y un endeudamiento mayor, financiado por banco central, tras su estallido (el endeudamiento de Zpatero fue un desastre porque los tipos de interés fueron impulsados al alza por Trichet, aparte de su falta de estrategia). Eso es política anti cíclica: no existen los cuentos de hadas. El déficit continuo puede llevar a la explosión de la deuda, y no sólo la pública.
 

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