"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

miércoles, 16 de diciembre de 2015

La brecha académica entre el ordoliberalism y el mainstream

De Tony Yates, extraigo este comentario sobre el rechazo de los economistas alemanes a la economía más utilizada en EEUU y en uso en el resto del mundo.

Las caracteristicas más marcadas según Yates del Ordo liberamism alemán son,

Primero, para Alemania la política monetaria correcta y fiable se ejerce sobre cantidades de dinero, se mida como se mida éste. la inflación no es un objetivo fiable.
German academia is unusually cut-off from American academia.  It’s disporportionately staffed by locals, who trained in Germany.  Partly as a result of this, New Keynesianism and its policy prescriptions did not catch on.  And because of that, German economic policy did not shift with the times either.
There are two significant ideas that did not catch on.  One was the subversion of the old supremacy of money targets as the nominal anchor, and money growth monitoring as the means to achieve them, with inflation targets as the nominal anchor, and attention to interest rate rules as the means to achieve them.
Esto dejó sun impronta en la forma en que se aprobó la primera declaración de politica monetaria del nuevo BCE, centrada en objetivos de cantidades monetarias, y cuando después se cambió a objetivos de inflación, en la coletilla de que "la inflación objetivo es un maximo del 2%, pero sin llegar a él". Esto es mas restrictivo de lo que parece, pues la mayoria de los países -soberanos monetariamente- se permiten desviaciones al alza del 2% según sea la causa de éstas o según vayan otros indicadores.
This New Keynesian idea was an anathema to the Buba and ECB Germans that I encountered in my stay in Frankfurt in 2002.  You can see its imprint, rather the lack of it, in the prevalence of the ‘money pillar’ in the old monetary framework of the Issing era, and in the refusal to call the inflation target a ‘target’ (instead it was a ‘clarification’ of an ‘objective’).  And in the ‘close to but below’ wording attached to the 2 per cent figure.  One could speculate too that this was part of the reason for – what some saw at least as – the relatively slow response of the ECB monetary instruments to the onset of the financial crisis.
La segunda disonancia o punto de conflicto es que Alemania,  como doctrina económica, no reconoce la necesidad de politica anticíclica. Esto ha dejado un rastro visible en la acuñación del Pacto por la Estabilidad y el Empleo, en realidad Pacto por el Equlibrio Fiscal Constante (no cíclico aunque se hacen concesiones en el sentido de que lo que se exige es una tasa de déficit estrcutural, sobre PIB potencial). En el problema de Grecia y los sucesivos rescates Alemania no hizo ninguna concesión a una política anticíclica, salvo por razones tácticas de negociación.
The second idea that did not catch on was the use of counter-cyclical fiscal policy.  You can see the imprint of that in the Stability and Growth Pact.  And, if you’d sat in on the lunches I had in my ECB secondment, you’d have seen how it infused the thinking of the German economists there.  It also seems clear to me that in the 2010 negotiations over Greece and now, the benefits of pro-cyclical fiscal policy are not appreciated by the German representatives.  Or, if they are, that’s kept quiet as a negotiating tactic.
Ahora bien, la vía errónea de Alemania (ver Ordoliberalism de W Münchau) la conocíamos todos antes de embarcarnos en el euro. Todo la impronta germana que hemos constatado arriba fue el fruto final de largas negociaciones entre la crisis del SME, 1992, y el lanzaniento definitivo del euro en 2000. Nadie puede llamarse a engaño. Es más, para limar asperezas, o para mostrar sumisión, con el ansia de entrar en un club que se suponía superior, mimetizamos la doxa alemana - todos menos Reino Unido, naturalmente- nos adherimos a ella y empezamos a hablar como una cosa propia. Incluso nos vendieron que el euro nos iba a convertir economicamente en alemanes, lo que obviamente no ha sucedido. lo malo es que elordoliberalism se basa en un nacionalismo fuerte, inexistente en España.

Todo eso lo viví en primera línea, y vi cómo, sin declararlo, se intentó fusionar el modelo económico al uso, más o menos el que Yates llama el neokeynesiano (no confundir con Keynes), de mercados libres-pero-con-fricciones, con el "Ordo liberalism" alemán. Es decir, aquí en españa no encontarmos mayor problema mezclar ingredieontes de una y otra receta, de carne o de pescado, qué más da, si al final vamos a ser ricos gracias al euro. y si no, políticamente el euro valía la pena. Y se sigue pensando y dictando así las consignas políticas de todos los partidos. Recuerden el debate Rajoy-Sánchez, líderes que se acogen a lo que dicen el 99% de los economistas.

Es decir, si antes hubiera alguna brecha de pensamiento entre España y Alemania, se esfumó asombrosamente. No cabe en la cabeza de ningún líder, salvo de estrema izquierda, que el euro sea un error, no lo pueden concebir. En realidad en España no ha habido nunca escuelas, contrastes, matices, entre escuelas de pensamiento. Ha habido genios que han traspasado fronteras, pero no caldo de cultivo enriquecido, por muchas becas y ayudas económicas dispensadas. o quizás por eso, porque estas han ido a lamelibranquios capaces de traicionar sus pensamientos cuantas veces hiciera falta para agarrase a la sinecura. De todas maneras, españa es una cultura que rima mal con la economía, ciencia extraña que no invita a disfrutar de la vida según viene y que asevera que nada es gartis, que lo que vale algo cuesta algo.

Parodiando a Marx (Groucho), "estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros", es el Leitmotv básico de los españoles.

Nuestra aversión a la economía nos garantiza una férrea adhesión al ordo-euro, que ahora no se deja notar excesivamente  porque estamos en deflación, deflación causada por el euro-ordo. en cuanto squemos la cabeza de ella, Alemania pondrá inmisericorde su bota sobre el freno del BCE.


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