"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

sábado, 19 de marzo de 2016

Keynes, la inversión y el tipo de interés (III)

Este post enlaza con los dos anteriores, aquí y aquí (Los tres post están ordenados conjuntamente en la página "Keynes, I, II, III", de modo que el lector que no haya leido los post anteriores, puede leerlos de manera correlativa), 

Mi intención ha sido poner en claro a Keynes, su teoría del tipo de interés, la liquidez y la inversión. Todo el material está sacado del gran libro de Geoff Tily, "Keynes Betrayed" un análisis minucioso, pormenorizado, llegando hasta las fuentes más recónditas (como la correspondencia privada) , que aclara lo que dijo Keynes y por qué su mensaje fue traicionado por los keynesianos, que borarron todo lo que impedía sintonizar a Keynes con los neoclásicos, su gran obsesión. Al hacerlo aguaron la aportación de Keynes. Yo no he pretentido más que resumir y poner al alcance del lector profano las ideas de Keynes, porque me parecen imprescindibles para entender lo que nos ha pasado desde 2008 hasta ahora. En efecto, la crisis y el estancamiento posterior sólo se pueden entender desde la perspectiva keynesiana - lo cual no obliga a sacralizarlo al pie de la letra, como hacen los marxistas con Marx y los libertarios con sus Popes. En todo caso, las perspectivas en boga anteriores a la crisis han fracasado, especialmente la de las Expectativas Racionales y el Monetarismo. 

Eso sí, no tengo la pretensión de que todo el mundo se convierta en keynesiano. Sólo quiero ofrecer una visión clara de un enfoque de mirar las cosas que todavía tiene algo que aportar. Basicamente, lo que quiero es que el no iniciado comprenda por qué es falso que la economía tiende a regularse a sí misma. En especial, que se entienda la "Falacia de la Composición", que evidencia que de un comportamento racional de los sujetos no surge la armonía del conjunto. Los sujetos pueden ser perfectamente racionales en gestionar sus asuntos, y sin embargo el conjunto de la enconomía estar muy alejado del óptimo. Esto se refiere en especial al paro, que los economistas clásicos quieren hacer creer que depende sólo del salario, que todo trabajador en paro lo está por culpa suya.

Para ello Keynes desmontó la teoria de sus antecesores, a los que llamó los clásicos, y revolucionó la economía cambiando las relaciones funcionales entre las variables. Eso es lo que intento explicar aquí, esa revolución intelectual que luego fue traicionada por los que se autonombraron herededros de él.

En los tres post, del que este es el último, he desgranado la innovadora teoría de Keynes del tipo de interés, que definitivamente no es debido al equilibrio entre ahorro e inversión, sino al deseo de los agentes de retener más o menos de su patrimonio en liquidez, según el estado de expectativas que no es posible ser formulado con precisión, pues en él entran consideraciones subjetivas sobre lo que la gente considera normal, mejor o peor de lo normal, catastrófico, etc. Como lo decía el mismo Keynes, 

"It would be foolish, in forming our expectations, to attach great weight to matters which are very uncertain. It is reasonable, therefore, to be guided to a considerable degree by the facts about which we feel somewhat confident, even though they may be less decisively relevant to the issue than other facts about which our knowledge is vague and scanty. For this reason the facts of the existing situation enter, in a sense disproportionately, into the formation of our long-term expectations; our usual practice being to take the existing situation and to project it into the future, modified only to the extent that we have more or less definite reasons for expecting a change. ( CW VII, p. 148)."

Una vez definida la teoría del tipo de interés, corresponde introducir el papel de la demanda de fondos prestables por parte de los inversores empresariales, con el fin de invertir y producir bienes y servicios vendibles. ¿Qué determina la demanda de inversión productiva, según Keynes? 
Las motivaciones tienen un paralelismo evidente con la teoría de la liquidez examinada en el post anterior. Al fin y al cabo el ingrediente básico es las expectativas sobre el futuro en relación al presente. Dice Keynes,

‘Just as we found that the marginal efficiency of capital is fixed, not by the ‘best’ opinion, but by the market valuation as determined by mass psychology, so also expectations as to the future of the rate of interest as fixed by mass psychology have their reactions on liquidity-preference’.

If, however, we are tempted to assert that money is the drink which stimulates the system to activity, we must remind ourselves that there may be several slips between the cup and the lip. For whilst an increase in the quantity of money may be expected, cet. par. , to reduce the rate of interest, this will not happen if the liquidity preferences of the public are increasing more than the quantity of money; . . . ( CW VII, p. 173)

Más similitudes entre la función de liquidez y la función de demanda de préstamos para invertir: 

The aggregate MEC schedule, as with the liquidity preference schedule, is hence dependent on a state of expectation about the uncertain future. As with the theory of liquidity preference, the next critical point was that the MEC schedule would shift following a change in the state of expectation. Keynes’s notion of ‘animal spirits’ then reflected the further insight that firms’ estimates of the yields of investment will periodically be subject to either excessive optimism or excessive pessimism. There are, therefore, two potential causes of an increase in investment demand: a cut in the rate of interest ( Figure 8.1a ), or a change in expectations towards greater optimism of the yield on future investment represented by a shift in the MEC.

Es más, podemos pensar que a mayor optimismo generalizado, menor será la demanda de liquidez -menor el tipo de interés de los activos- y mayor el MEC, o la rentabilidad marginal del capital que el capitalista espera de su inversión. La diferencia entre el MEC y el tipo de interés será más alto, por lo tanto, cuanto mayor sea el optimismo (o menor la percepción de incertidumbre), lo que hará la inversión mayor que en caso contrario, cuando la incertidumbre hace aumentar la demanda de dinero y además comprime las expectativas de MEC. 

Así que tenemos una inversión "sensible" a varios factores, no dependiente del tipo de interés más que como un variable entre otras muchas. Tan importante es que el tipo de interés sea x, como que las expectativas de los empresarios al futuro sean medianamente optimistas. Ergo, todo lo que puede hacer un Banco Central con el tipo de interés, no sirve de nada si de una manera u otra las expectativas de MEC no son suficientes. Un factor condicional que cita Keynes como muy importante es las deudas acumuladas. Las deudas acumuladas del pasado por unos y otros lastrarán la curva de inversión hacia abajo, y por mucho que bajen los tipos, impulsados por el BC, es posible que ni aunque bajen a 0%, incluso por debajo del 0% -como sucede ahora en muchos países, incluida la zona del euro- en realidad las MEC están tan bajas que el tipo de interés que moviera la inversión esté fuera del alcance el banco central. Ergo, podemos definir la situación actual, de baja inversión y poco crecimiento, y tipos de interés negativos, como una situación keynesiana, de depresión prolongada, o de Secular Stagnation", como la llama Larry Summers. 

Por movilizar a los inversores y la demanda, Keynes propone que no sea sólo el banco central el que manipule los tipos a corto (mercado interbancario) y a largo (por compras directas de deuda a largo plazo, o QE), sino que el gobierno debe aumentar su demanda para movilizar los recursos. Dado que el banco baja el tipo de interés al gobierno a casi cero, éste puede aprovechar ese coste de financiación para crear demanda de inversión pública, acometer gasto que antes quedó aplazado por falta de recursos, todo ello gestionado de tal manera que no interfiera en la más que segura respuesta positiva del sector privado, empezando por los proveedores del sector público. 
El aumento  de las rentas de los porveedores, y de los porveedores de estos, irá en parte a consumo, en una proporción que dependerá de la propensión marginal a consumir (PMC, es decir, la cantidad gastada añadida d consumo por un aumento unitario de renta). Cuanto mayor sea PMC, mayor será la respuesta de la demanda de consumo, y mayor la de los productores de  esos bienes,  que tendrán que aumentar su inversión cuando vean que el panorama de futuro se va despejando. 

Por tanto, Keynes hubiera aprobado todo lo que han hecho los bancos centrales, pero hubiera censurado lo poco que han hecho - o lo que han hecho en sentido contractivo- las AAPP. Claro que si Keynes hubiera mirado hacia la España de hoy, creo que le hubieran surgido serias dudas sobra la capacidad política de nuestro caos administrativo de llevar a cabo una acción coordinada mnonetaria-fiscal, aun más en el marco de esta burocracia europea. Al fin y al cabo, Keynes estaba pensando  en su época, cuando el peso del estado era mucho menor, y en países como el suyo, en que las AAPP funcionaban razonablemente bien. 

Pero su mensaje iba más allá de un problema social. Keynes estaba viendo venir un conflicto muy serio en Europa, y estaba obsesionado por evitarlo. Sus propuestas iban todas en ese sentido. Como expliqué en un post del año pasado, Keynes y Ortega y Gasset, coetáneos, sin apenas conocerse, estaban en esa época intentando evitar con su obra la tragedia que avecinaba. 

"A great deal is at stake. We are engaged in defending the freedom of economic life in circumstances which are far from favourable. We have to show that a free system can be made to work. To favour what is known as planning and management does not mean a falling away from the moral principles of liberty which could formerly be embodied in a simpler system. On the contrary, we have learnt that freedom of economic life is more bound up than we previously knew with the deeper freedoms –freedom of person, of thought, and of faith. ( CW XXI, p. 446)"

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