No puedo evitar ser mal pensado del "pueblo" español. Todo este desbarajuste es un reflejo de que el "pueblo" español, esa entelequia roussionana, no existe. Por eso se necesita, cono cualquier "pueblo" unas instituciones que le estructuren y le den entidad, instituciones con las que siente más o menos afinidad a través de las tradiciones y la cultura. Estas cosas han de ser dinámicas, fluidas, pero lentamente. Debe haber una distribución normal, una campaña de Gauss, en el centro de la cual debe concentrarse lo que llamaríamos el sentido común, la tolerancia, el interés común por la defensa de ciertas cosas básicas.
Esteban nos habla de que, sorprendentemente, no ha habido apertura inaugurar de las Cortes, con la presencia del rey y su discurso inaugural. ¿Nos será queda los partidos no les interesa nada que la figura del rey sobresalga más que la de un mandado que no pinta nada, al servicio de lo que digan los partidos? Hay indicios de que es así. Ningunear al rey era el deporte favorito del partido en el poder. Como ahora no hay ninguno, pues son todos los que le ningunean.
Este proceso de desgaste del papel del rey no ha hecho más que empezar.
Tenemos un grave problema de exceso de poder de los partidos. Los partidos han acaparado todo el poder, y la cúpula de cada partido es, cuando gobierna, la que manda, y cuando está en la oposición, la que realmente hace oposición, no a través de sus diputados, sino desde sus cúpulas. Éstas dominan por el miedo a todos sus cargos electos.
Y esto será así mientras ni se cambie la ley electoral, de la venenosa proporcionalidad, a la representación unipersonal por distrito. Así se daría la vuelta y el poder sería de los representantes sobre las cúpulas de los partidos. Cuando los parlamentarios Tories se cansaron de Margareth Thatcher fueron ellos la que la echaron, diciéndole que no la iban a votar más. Fueron ellos los que eligieron a su sucesor. Eso garantiza una correlación de fuerzas más sana entre el "pueblo" y sus representantes.
La posibilidad de esto en España está más alejada que nunca, pues primero tendría que haber una delegación en un poder centralizador con la función de cambiar a un sistema distinto. Y de momento, no hay nigúno cúpula de partido que lo desee. Y cuantos más partidos, menos habrá.
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