"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

sábado, 31 de diciembre de 2016

El tiempo es el tiempo

Odio est tentación perpetua de encerrar el tiempo entre corchetes a los que llamamos "años". El tiempo es el tiempo y, por definición, no tiene interrupciones. Lo que vaya a ser el 2017 no lo conocemos, pero está inscrito ya en gran parte de lo que ha sido 2016. Que vaya a ser muy distinto porque tiene otro nombre ficticio, son ganas de engañarse. 
Los problemas que nos han acorralado siguen ahí, sea el terrorismo, sean las guerras abiertas, sea la ingobernabilidad de España. Lo más seguro es que vaya a peor. Cuando las cosas cambian, no se enderezan, no al menos al gusto de todos. 
Por hablar de un caso: Cataluña ha dicho que en 2017 hará un referéndum irrevocable para marcharse.  Lo más seguro es que no sea más que un fracaso más. Pero algo habrá cambiado, no se sabe a favor de quién. Pase lo que pase -supongamos que consiguen que Madrid les reconozca la independencia - los problemas reales habrán empezado de verdad, y ríete de los que hemos tenido hasta ahora. 
Cada evento tiene su tiempo, que no quiere decir que vaya independiente de los demás. Por ejemplo, creo que sin crisis económica, no tendríamos el problema de Cataluña. Al menos formulado como hoy. No es casual que, hasta la crisis, Cataluña haya sido un quiero y no puedo, y con la crisis se haya dado ese paso hacia la independencia. Por eso no me creo que haya un "encaje" posible cambiando la Constitución. Ni que las demás autonomías no vayan a pedir el mismo "encaje". Las autonosuyas, como decía aquel escritor, facha sí, pero clarividente, han llegado al máximo maximorum concebible, y no hay más encajes más que hacer saltar por los aires todo el sistema. Y parece que vamos a ello. 
No hay soluciones claras para ningún problema. La política no es ciencia. 
Otro ejemplo, el euro. ¿Qué pasará con Grecia, el Brexit el descontrol de las deudas, la economía que no crece, y que el único país que chufla sea Alemania? (Obsérvese que Cataluña no es problema independiente de todo esto). Pues lo más seguro que no no hagan nada definitivo, no llamen a las cosas por su nombre, que el nombre del euro no desaparezca, pero como la Unión Monetaria Latina del XIX, proseguirá existiendo de nombre aunque algún día dejara de existir de facto. No veo otra solución. Entonces, los paises del sur podrán devaluarse pero dentro de unos límites, e iremos tirando. O cualquier otra alternativa, porque aquí no se puede descartar el estallido en mil pedazos - como estuvo a punto de suceder en 2012. Pero si consiguen conservar parte de la mamandurria con ese cambio de nombre (recuerden: algo tiene que cambiar para que nada cambie), lo harán. 
Y así. El mundo va tirando y la perfección  no existe. Un propósito que me parece loable es que no haya guerra. Otro, acabar con el hambre, que ya hay tecnología suficiente para ello. El hambre es una plaga del pasado, pero por nuestras empanadas mentales, nuestras objeciones irracionales a la biotecnología, dejamos que se mueran de hambre millones de niños al año. Queremos volver a los cultivos de Mesopotamia pero que no haya hambre. Somos así. Mientras nos abrasan el TV con imágenes de niños desnutridos para que nos sintamos culpables, que mola mucho. 
Un factor sorpresa va a ser Trump, pero sorpresa total. No sé en qué se va a traducir. Por una parte le va dar un impulso a su economía de muchos kilates. Por otra, quiere acabar con el comercio internacional, compartimentarlo. Ese es un  riesgo cierto: un mundo cada vez más multipolar e incierto. 2017: por favor, que no haya guerra. Ya la hay, pero que no vaya a más. 

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