Ah! Qué placer quedarse ronco y el hígado tocado, con una botella en una mano y la otro en la chirla de la pareja eventual!
Si, señores, éste es el foco del rebote del Covid en España, la jumentud. La jumentud en su apogeo, su pirámide esencial, feromonas por las orejas y forzar la máquina a todo pistón, que es un goce natural y además se comprende...
Alcohol, fumeque, otras sustancias inespecíficas, saltos sobre el terreno y si hay suerte revolcón. ¿Cómo se puede aspirar a más? Imposible aspirar al éxtasis, a perder la razón - que es la gran aspiración del hombre -, con tan pocos medios. Antes hacía falta todo un protocolo religioso, con la aprobación del brujo de la tribu, además de lo del alcohol y sustancias extáticas. Lo religioso empezó de esta forma, para perder la ansiedad a las fuerzas atenazadoras que pululaban por la noche.
Ahora basta cocacola y vino, calimocho.
Ah, sí, no faltará uno mirando su móvil concienzudamente.
6 comentarios:
Echaba de menos estos maravillosos post tuyos del verano. Una pregunta, yo no he probado el calimocho en mi vida, ¿de verdad es esa porquería, Coca-Cola y vino (en brick, me imagino)?
Jaja, bueno, yo no lo he probado, pero creo que es - o era tiempo ha - una de las variantes.
Magistral :))
Antonio de Badajoz
Gracias, Antonio, tiempo ha que no nos cruzábamos. Ser así por el confinamiento? :-))
No he dejado de leerte, pero es verdad que los últimos meses han sido complicados con varios problemas personales... Va a ser un añito inolvidable, un "annus horribilis", como decía Isabelita II :) Un saludo Miguel.
Antonio de Badajoz
Bueno, te deseo lo mejor.
Publicar un comentario