"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James
martes, 26 de noviembre de 2024
Pocas dudas
domingo, 24 de noviembre de 2024
Putin y el movimiento catalán de independencia
jueves, 21 de noviembre de 2024
Desmoronarse o dormir
lunes, 18 de noviembre de 2024
Pedro se crece
viernes, 15 de noviembre de 2024
Sobre el valor como una de las virtudes humanas
miércoles, 6 de noviembre de 2024
La caída acelerada del Estado
Sánchez ha dejado bien claro con sus últimas decisiones que va por delante de nosotros en su fervor de demolición de España con la ayuda de sus compañeros de viaje separatistas. Lo ha dejado claro como el agua: hay que dejar funcionar la iniciativa de las autonomías. España es un país ¿federal?, las comunidades son autónomas y deben tomar la iniciativa en casos de catástrofes naturales. De paso, ya que la oposición a mí Yo me pide que declare caso de emergencia nacional, les digo que me aprueben los presupuestos, que no he presentado ni siquiera formulado.
Doble trampa: que las autonomías del PP dejen ver su vaciedad incompetente, lo cual le ha salido muy bien – Mazón está amortizado -, y tengo cogido por sus partes al memo de Feijóo, que quedará mal me apoye o no me apoye en mis presupuestos trampa.
Al fin a estallado a la luz la verdadera política maquiavélica de este sujeto sin par, muy dotado para sacar fuego de una astilla verde y mojada, simplemente porque se la da bien ver como joder al contrincante y marcar una muesca más en su revólver silencioso.
No le hace falta ni siquiera los últimos avances de IA. Prefiere rodearse de una tribu cerril de necios que beben los vientos por el, le corean y le imitan cuando hacen declaraciones. El puto amo. El puto amo ha salido vivo de los desastres en cadena que ha provocado, y la ira de los afectados apenas le ha rozado. Estoy de acuerdo con Pérez Reverte: lo volverá a hacer. Volverá a ganar, pero antes habrá machacado a Feijóo hasta la ignominia; antes habrá roto la nación más antigua de Europa en dos o tres fragmentos, y Cataluña recibirá un tratamiento especial, (“único” dice Marichús), que arruinará a España para siempre, porque lo que quede de Estado será suyo y lo hará a su imagen y semejanza.
Porque, es así, despídanse de elecciones porque ya está avanzando con sus socios separatistas para construir (o destruir) un Estado asimétrico, dividido entre autónomos pobres, sin recursos, los cuales estarán en su mano y la de sus socios.
Ese es el panorama: una España rota “asimétricamente” con una economía empantanada por el peso de los impuestos y la deuda, cuyo recurso será totalmente arbitrario, como ya lo está empezando a hacer.
En la tragedia de Valencia hemos visto dos caras de este personaje único. Primero querer aparecer en el escenario dantesco como un salvador, lo que fue un error que pudo pagar caro. Luego, el desfallecimiento en el que cayó cuando repentinamente se dio cuenta de que le odiaban y amenazaban con matarle (si no llega a ser por los guardaespaldas). Solo hecho de menos la ausencia de su amada Begoña, para mayor contraste entre la pareja real y estos desalmados que se creen impunes (y la verdad es que lo son).
Hay quien dice que lo decisivo en la historia son las estructuras, las instituciones en las que encaja la decisiones humanas. Yo creo que este ser demuestra que el individuo maquiavélico también es decisivo cuando sabe leer las debilidades de esas instituciones y empieza a apoderarse de ellas y anularlas de su verdadero sentido de su existencia y las pone a su servicio. No es fácil lo que hace; no me imagino a otro. Tristemente ha nacido para aprovecharse de todas las debilidades del Estado democrático español, que son muchas.
Pero ya es tarde para remediarlo. Él ya tiene demasiados resortes en su poder, y va a tener más cuando consiga su operación fiscal Cataluña, que dejará seca financieramente al resto de España. Sabe, como cualquier déspota, que la pobreza del pueblo le hace más dependiente de las migajas que tira a boleo desde el balcón, por las que los miserables luchan por ellas. No dura mucho tiempo un déspota que permita un sector privado productivo.
No son las “condiciones objetivas” las que mueven la historia. Son los raros individuos sin alma especialmente diseñados para adueñarse de esas estructuras y ponerlas a su servicio. Ejemplos, Lenin, Hitler… monstruos de capacidades rara vez vistas, amorales que se fabrican una moral suya que justifica las aberraciones que se le ocurren.
Leer de ellos a toro pasado es fascinante porque encarnan el mal casi absoluto. Que te toque vivir bajo la bota de alguno de estos “seres excepcionales” es una mala suerte inmensa.
lunes, 4 de noviembre de 2024
La desnudez de la verdad
domingo, 3 de noviembre de 2024
La España que odia el gobierno
sábado, 2 de noviembre de 2024
Suplicatorio a vuesa merced
martes, 29 de octubre de 2024
“Pero después las cosas no han ido bien”
P.- No sé si quieres cerrar con una reflexión en torno a la relación de los distintos espectros políticos con la historia o con el pasado.
R.- Voy a hablar de España para centrar la discusión y de la situación en que estamos. Creo que estamos en un momento históricamente grave y creo que estamos también en un momento decepcionante. Fue una aventura para España que existiera la Constitución. Que existiera una Constitución, aunque la Constitución que llegó a existir era probablemente mejorable. Pero después las cosas no han ido bien. ¿En qué sentido? A mí, por ejemplo, me decepciona la derecha. No hablo de la extrema derecha reaccionaria, hablo del PP. La derecha no constituye un peligro para la democracia. Nunca lo ha constituido. Pero sí le ha dado a uno la sensación de que la derecha ha considerado que tenía que resignarse a la democracia, puesto que no había alternativas razonables. Es verdad. Pero no estoy seguro de que la haya sentido verdaderamente desde dentro. Me refiero a la derecha política. No me refiero a la gente que vota a un partido de derechas. Están ahí porque es el armatoste que se construyó en el 78 y en el que ellos tienen que medrar. No veo detrás una auténtica ambición. Eso se nota en parte en el carácter vacilante de muchos de los dirigentes de derechas. La izquierda ha tenido siempre la tentación de la hegemonía, desde el comienzo. Yo recuerdo que cuando el centenario, o lo que fuere, no recuerdo qué clase de aniversario era, de Carlos III, aparecieron en televisión Sabina y otros dos rockeros, Víctor Manuel y Miguel Ríos. Lo recuerdo porque me impresionó. Aparecieron cantado Ningún tiempo pasado fue mejor, y cuando decían eso se referían a ellos en el poder, es decir, al PSOE en el poder. Aun así, hay que decir que Felipe era otra cosa. Aunque su conducta en muchos aspectos fue manifiestamente mejorable. Pero después, desde Zapatero hasta aquí, el comportamiento del PSOE ha sido sorprendente e imperdonable. ¿Se inventan las cosas? Sí, se las inventan. ¿Se inventan el pasado? Sí, se lo inventan. Y el presente también. El otro día la portavoz Alegría estuvo repitiendo mal lo que acaba de saberse por otros conductos. Eso es adulterar el presente, que es todavía más meritorio que adulterar que adulterar el pasado. Es un caso de degradación política gigantesco.
P.- ¿Y cómo salimos del laberinto?
R.- Estamos en crisis, pero va a haber una crisis que se va a materializar también en el terreno económico. Va a pasar algo en el terreno económico de aquí a cinco años como mucho, y probablemente mucho antes. Va a haber una enorme crisis. Y las piezas quedarán en el tablero como queden. Y de ahí podrá reconstruir algo o no, no sé cómo se haría. Pero no se trata ya de que gane un partido o que gane otro. Se trata de, en parte, refundar una democracia que está profundamente herida por malos comportamientos de los partidos durante los últimos años. En un contexto también socioeconómico muy mal orientado. ¿Qué va a pasar? No lo sé. ¿Cuándo se va a ir Sánchez? Probablemente no dentro de mucho, pero no lo sé. Lo que sé es que va a dejar al país muy mal. Y que lo más preocupante es que lo va a dejar sin recursos políticos visibles para poder reconstruirlo. Un PP tan vacilante como el actual y sin la garantía de tener la posibilidad de dialogar con un PSOE reconstruido, que no sé cómo se reconstruiría, no da de sí para hacer lo que lo más elemental que necesitamos, si queremos que este país tenga sentido dentro de cinco años.
Errejón y el 15-M
El caso Errejón y el 15-M
El reciente escándalo y desfenestramiento de Iñigo Errejón es más viejo que el mundo. Aparentemente comenzó con el Movimiento 15-M, consistente en invadir un espacio público, como es la Puerta del Sol de Madrid, y apropiárselo sine die hasta que tuvieran a bien desalojar.
Esto ocurría el 15 de mayo de 2011(de ahí su nombre 15-M). Pretendía ser el núcleo de una refundación desde cero, desde abajo, de todo el entramado social español. Tenían ticks marxistas, y se pasaron meses allí, en sus tiendas de campaña y dejando detritus, mientras escribían incesantes constituciones y proclamaciones ilegibles, al ritmo de varias al día. Se votaba a mano alzaba y al día siguiente se volvía a empezar. Esa creatividad irrestricta iba a ser una característica fundamental en este movimiento, que con los años desembocó en el parido Podemos; el cual después parió decenas de partidos. En el camino recorrido hasta ahí, hubo muchas refundaciones tras la que se ocultaba la realidad de unas depuraciones nada lejanas a las depuraciones de cualquier parido marxista.
Mucha gente digamos que culta, se dejó engañar por la belleza de esa juventud retadora - aunque también con vistos de tirana -. Recuerdo a un reconocido intelectual catalán, llamado Punset, llegando en coche con chaufeur hasta el cogollito de la acampada, a decir lo encantado que estaba con este movimiento que iba a acabar con el bipartidismo, la crisis, el paro, la pobreza, en fin, todos los males que en realidad siempre han existido.
Porque males sociales siempre han existido. Además de ser constantes, tienen la manía de reproducirse periódicamente en crisis recurrentes, que no tienen origen en el capitalismo y la propiedad. Pero en ocasiones de crisis económicas profundas, es muy atractivo formar movimientos regeracionistas a partir desde cero, a poder ser con derramamiento de sangre (Pablo Iglesias dixit: “El cielo se conquista con violencia).
Estos movimientos tienen su fundamento ideológico en Rousseau (aunque ellos crean que en Marx; pero como nadie ha leído a estos autores…). Rousseau fue padre de la Revolución Francesa, con su proposición fundamental de que el hombre nace inocente y le pervierte la sociedad de privilegios. La propiedad privada es el vértice inicial y ha de que acabarse con ella. Aquí se puede ver el rastro que lleva directo a al movimiento okupa y algo peor: que cada vez está más imbricado en algún poder oficial que lo defiende y lo articula.
He aquí como, a través de Marx y una secuela de de autores de toda laya, llegamos a una papilla ideológica indigesta que, con un salto de pértiga, vuela por encima de la sociedad libre, productiva y solidaria, y pretende fundar un engendro estableciendo el adamismo más infantil, tanto como las ilusiones de un Bakunista ácrata. Con la diferencia de que estos revolucionarios de salón, lo que han hecho de primeras es adquirir propiedad casas (con piscina), esposas intercambiables y, sobre todo, como hemos visto en el caso Errejón: doble moral realmente burguesa, angelitos de día y sátiros de noche, mientras predican que el “no es no” y el “sí es sí”.
Bertram Russell decía en su “Historia de la filosofía occidental” que “Rousseau era el inicio de la senda que lleva a Stalin”. No lo decía en vano. Estas ideas con aspecto de lógicas hegelianas siempre han llevado directo a las ideologías que, como la marxista (nunca leída por sus fervientes seguidores), han propiciado tiranías sangrientas.
Estas movidas son meandros del ancho río de la historia cuyo destino nadie conoce, aunque hay signos en esa historia de que algunas ideas han funcionado mejor que otras. Los movimientos revolucionarios incendiarios siempre quieren cambiar el estado de cosas, pero casi siempre se extralimitan hasta que desembocan en una tiranía.
sábado, 26 de octubre de 2024
El comunismo histórico
jueves, 24 de octubre de 2024
La Economía Política. Verdad versus precisión
“Los países pobres lo son porque quienes tienen el poder toman decisiones que crean pobreza. No lo hacen bien, no porque se equivoquen o por su ignorancia, sino a propósito. Para comprenderlo, tenemos que ir más allá de la economía y el asesoramiento experto sobre lo mejor que se puede hacer y, en su lugar, debemos estudiar cómo se toman realmente las decisiones…La comprensión de la política resulta esencial para explicar la desigualdad del mundo.”Añado: No por azar la Economía de antes se llamaba Economía Política. La economía no es neutral políticamente. En la España de hoy tenemos innumerables ejemplos de esto: fracaso económico de un bien intencionado régimen democrático.
martes, 22 de octubre de 2024
El destrozo de Sánchez a España
1. como es patente en lo que han dicho los barones del PP cuando han ido a ver a Sánchez: yo igual y más- No es extraño que Isabel Díaz Ayuso los haya puesto en evidencia; y al mismo Feijóo, su presidente, que cada se entera menos de la gravedad a la que se enfrenta.2. Obsérvese que la debilidad del Estado juega a favor de los planes de Sánchez: cuanto más débil sea la Administración, más débiles serán sus adversarios; empezando por la merma en la financiación de las demás CCAA.
sábado, 19 de octubre de 2024
La elusiva verdad
“Mentir constantemente no tiene como objetivo hacer que la gente crea una mentira, sino garantizar que ya nadie crea en nada. Un pueblo que ya no puede distinguir entre la verdad y la mentira no puede distinguir entre el bien y el mal. Y un pueblo así, privado del poder de pensar y juzgar, está, sin saberlo ni quererlo, completamente sometido al imperio de la mentira. Con gente así, puedes hacer lo que quieras.”
Hannah Arendt,
Más allá de esta opinión - acertada - de Hannah Arendt, yo veo en la mentira algo congénito al hombre más potente que el deseo de verdad:historiadora y filósofa alemana, desarrolló el concepto de “La banalidad del mal”.
Desde la infancia se aprende a desinformar. Lo llevamos en los genes, no hay más que refinar su capacidad. P.ej., cuando Pedrito le dice a Juanito: “eso es mentira, y lo sabes”, es desinformación si no se pueden comprobar los hechos. No sabemos de cierto quien dice la verdad. En el colegio estábamos todo el día “desinformando” sobre cualquier cosa. Las discusiones eran una pugna por ver a quién se le daba la razón; a nadie le interesaba la verdad. El resultado final no era demasiado ético. En el mejor de los casos, un dictamen lo más ecuánime posible.
La opinión pública es el telar donde se fabrica la alfombra que tapa la verdad de los hechos, y al día siguiente volverá a ser tejida para envolver y ocultar los hechos.
Un ejemplo. Hace meses que no sabemos nada de Ucrania después de unas contundentes victorias en suelo ruso. ¿Qué ha pasado desde entonces? Solo nos hablan de la guerra palestina, nada de la de Ucrania. Sospecho que algo ha cambiado y alguien ha decidido echar la cortina. ¿Esto es debido a la libertad de los medios o a instrucciones de los que deciden de qué se habla?
Desde Galileo, Newton etc., sabemos que la verdad solo se alcanza si hay hechos contrastables que la confirman. Después de cada especulación debe venir la búsqueda de hechos que corroboren la hipótesis, siendo esta siempre provisional hasta que con el tiempo se encuentran otros hechos que no encajan, y alguien formula otra hipótesis más potente que da cuenta de los nuevos hechos. Esto solo existe en las ciencias naturales. En los demás campos, que son la gran mayoría - y los más importantes -, nos conformamos con una burda imitación del método científico, nunca perfecta, y susceptible de ser manoseada por unos y otros.
Por eso decía Josep Pla que los “constructores de pueblos no eran los ingenieros ni los científicos, sino los poetas”. Eso es quizás una maldición del género humano: que las emociones sean más capaces de absorber lo que está en el aire, sin discriminar si es verdad o no.
El mayor sueño distorsionante de la humanidad es, probablemente, el marxismo como fundador de sociedades. El marxismo era una falacia como se comprobó mucho después, setenta años después de su despegue en el 1917 con Lenin. Éste sabía muy bien lo que le convenía para establecer su revolución: mentir y exterminar a sus posibles enemigos, incluidos a los que confiaban más en la democracia pacífica.
Durante años y años, casi hasta 1989, nadie se cuestionó- todo lo contrario - en occidente la veracidad y la nobleza de la sociedad soviética. Algunos intelectuales justificaban los crímenes y hambrunas como “un mal necesario”. Otros sencillamente no lo veían. La opinión pública, durante décadas, tuvo un sesgo a favor del “Hombre Nuevo”, que es lo que estaba surgiendo en ese experimento social sofocante y criminal.
Algunos, pocos, intelectuales anglosajones (los franceses cerraron filas hasta los años noventa, cuando fue publicado por Stéphane Courtois “El libro negro sobre el comunismo”) informaron sobre la realidad de lo que pasaba: Stalin era, sencillamente, un monstruo de maldad no muy diferente a Hitler. Así lo declararon Kingsley Amis y su hijo Martin (Koba el Terrible), posiblemente reanudando la línea abierta por Arthur Koestler, ex comunista y ex miembro del Comintern al servicio de Stalin (hay que leer sus lúcidas memorias). También Kingsley fue miembro del partido, como tantos otros que fueron los primeros en ser conscientes de lo que había dentro. Otro ejemplo: Jorge Semprún, que se enfrentó a Carrillo (y se fue), por su dictadura en el partido y la distopia de éste sobre la realidad de España: estaba empeñado en derribar a Franco con las armas (luego cambió).
Toda esta ceguedad y empanada de occidente fue en buena parte debida a la política de propaganda iniciada por Lenin y seguida por Stalin, que puso en manos de un genio inteligente y malvado (llamado Munzenberg) el Comintern, al que convirtió en la oficina propagandística más eficiente de la historia.
Como dije en un post anterior, su objetivo no era propaganda, sino mentiras contrapropagandistas para que la gente sintiera desconfianza y rechazo hacia su sistema democrático.
Si estos hechos son ciertos, se puede concluir que la mentira es muy rentable, en todo caso más que la verdad, aunque sólo sea por el deseo de muchos de guiarse por ella y sus encantos. La mentira que nos viene cuando los Putines del mundo controlen la IA, posiblemente multiplicará por miles la eficiencia de la mentira sin necesidad de “acción de campo”, sino de potentes ordenadores. Así llegamos a la paradoja de Russell: “lo que dice en la otra cara de esta hoja es mentira. En la otra cara pone: lo que dice en la otra cara es verdad”… En la historia no siempre ganan los buenos.
No le auguro una vida plena a nuestra libertad y desarrollo (íntimamente unidos, no se sabe por qué).
La historia ¿tiene sentido?¿es unidireccional? En Macbeth leemos una frase que siempre me ha fascinado; algo que podría decirse de la historia:
“La vida no es más que una sombra… una historia narrada por un idiota llena de ruido y furia que no significa nada.”
viernes, 18 de octubre de 2024
La conspiración casposa
martes, 15 de octubre de 2024
Con Sánchez hacia el futuro
jueves, 10 de octubre de 2024
Psicopatía
domingo, 6 de octubre de 2024
La rebelión de las masas
La rebelión de las masas
La “Rebelión de las masas” de Ortega y Gasset es uno de los textos más importantes del siglo XX. Como dice Vargas Llosa (2010),
Hace cincuenta años falleció en España don José Ortega y Gasset, y hace 75 se publicó La rebelión de las masas (1930), uno de sus libros más importantes, acaso el que se leyó y tradujo más en todo el mundo. Dos aniversarios que deberían servir para revalorizar el pensamiento de uno de los más elegantes e inteligentes filósofos liberales del siglo xx, al que circunstancias varias –la Guerra Civil en España, los cuarenta años de dictadura franquista y el auge de las doctrinas marxistas y revolucionarias que caracterizó a Europa en la segunda mitad del siglo xx– han tenido arrumbado injustamente en el desván de las antiguallas, o, peor aún, han desnaturalizado, convirtiéndolo en un exclusivo referente del pensamiento conservador. Y entre el liberalismo y el conservadurismo, como mostró Hayek en un ensayo célebre, media un abismo.
Es verdad que Ortega hoy está “mal visto”, si no es un círculo estrecho de expertos y conocedores. Los motivos de este menosprecio que aduce Vargas Llosa son exactos, aunque yo añadiría el deplorable nivel actual de los tiempos y su apogeo de la vulgaridad e ignorancia.
No es que Ortega esté acertado en toda su larga obra. La “España invertebrada”, o “meditaciones del Quijote”, están gravemente lastrados por errores insalvables. Sin embargo, practicó una filosofía alejada de la dogmática y muy próxima a la realidad, con una intuición además muy notable, además con una perspectiva histórica notable. Y creo que es lo que debemos recuperar de él, esa intuición sin rigideces académicas, “a pie de obra”, siempre empeñado en iluminar la vida con su elegante prosa.
Hoy vivimos en el apogeo de la masificación detectada por Ortega en 1930. Masificación que ha de entenderse no en el sentido marxista de clase económica, todo lo contrario. Para Ortega, masificación es el efecto del desgaste de las élites fecundas, y la entronización del ser que cree que lo que le rodea es una cosa natural, sin historia detrás, y a lo que tiene pleno derecho. Esas élites, en una sociedad estable, serían las encargadas de nutrir, con su talento, el cuerpo espiritual básico de una sociedad libre, justa y próspera.
Como Élite, Ortega no se refiere a los políticos exclusivamente, sino también a todos los más destacados en las distintas profesiones y actividades, como médicos, ingenieros, economistas, intelectuales, etc, que con sus trabajos y opiniones fecundan a todo el entramado social. Cuando falla una articulación de individuos (no de grupos o clases) jerárquica, la sociedad empobrece y muere.
Además, contra lo que se cree comúnmente, jerarquía no quiere decir rigidez sostenida por la fuerza, todo lo contrario; se trata de una jerarquía flexible, que permite con naturalidad el ascenso de los mejores, que dan a la sociedad una estructura cultural. Ortega parte, como dice Vargas Llosa,
… de una intuición genial: ha terminado la primacía de las elites; las masas, liberadas de la sujeción de aquéllas, han irrumpido en la vida de manera determinante, provocando un trastorno profundo de los valores cívicos y culturales y de las maneras de comportamiento social. Escrito en plena ascensión del comunismo y los fascismos, del sindicalismo y los nacionalismos, y de los primeros brotes de una cultura popular de consumo masivo, la intuición de Ortega es exacta y establece uno de los rasgos claves de la vida moderna.
Con buen olfato, Ortega señala que uno de los efectos, en el campo de la cultura, de esta irrupción de las masas en la vida política y social será el abaratamiento y la vulgarización; en otras palabras, la sustitución del producto artístico genuino por su caricatura o versión estereotipada y mecánica, y por una marejada de mal gusto, chabacanería y estupidez.
¿Como se forman las élites? Se forman con la educación y la cultura, en un sistema educacional diseñado por un amplio consenso de las fuerzas políticas, aunque debe congeniarse con una oferta privada.
Si contrastamos esta intuiciones de hace cien años con la realidad actual, salta a la vista que el problema detectado en los años 1920 por Ortega se ha agravado muchísimo. Un problema que, como ya detectó el filósofo de la vida, estaba muy extendido en el mundo. Y si constatamos que se ha avanzado mucho, entonces quizás estemos, fatalmente, a pocos pasos de la extinción de nuestra forma de vida. Desde un punto de vista más lejano, digamos desde la más lejana antigüedad, hemos avanzado muchísimo) Y, entre otras cosas, lo que nos dice esa perspectiva que solo el orden de los imperios fue capaz de dar sociedades seguras y modestamente prósperas. Esos imperios cayeron, dejando unas piezas valiosas como herencia de los que vinieron después. Como decía Isaac Newton, “si venís más lejos es porque estamos aupados a los hombros de gigantes que nos precedieron”.
Como dice Harari en su best seller “Sapiens”, nuestro bienestar, tanto material como político y cultural, en democracia libertad y seguridad (valores imprescindibles y cada vez más menospreciados)… cosas que hasta hace poco tiempo eran un sueño inalcanzable, son hoy (de momento) una cosa al alcance de muchos. Los de mi generación y la siguiente, que hemos vivido en el mundo libre, no hemos conocido la guerra, una maldición omnipresente en el pasado (aunque algunos han pagado con su vida por mantener ese orden libre). Se ha reducido la hambruna en el mundo a casi cero. Sólo en África quedan bolsas de pobreza extrema. El sistema democrático, más o menos escrupuloso, se ha extendido a muchos rincones del mundo.
Aún así, este bienestar, nunca vivido en el pasado, es menospreciado por las nuevas generaciones, vendido a la baja por cualquier bagatela. Ya no hay discurso intelectivo enfrente de los valores básicos de nuestra vida. Lo más que obtenemos son frases cortas y sincopadas, que se pisotean unas a otras a gran velocidad. Son la expresión de las masas orteguianas, que se rebelan contra este orden social, quizás el más justo y más libre conocido, que amenaza con derrumbarse como un castillo de naipes, ante la mirada pasiva, o beocia, de la gran mayoría.
En todos los órdenes estamos asistiendo a esa rebelión de las masas, que han delegado su voz a viejos partidos seudo demócratas, cáscaras vacías que representan ahora intereses identitarios que han hecho trizas la igualdad de derechos, base de una democracia. Algunos ejemplos: derechos individuales hechos trizas por la profusión de leyes dictadas en favor de caprichosas entelequias; jóvenes que no vacunan a sus hijos, por las más peregrinas razones, lo cual tiene obviamente efectos colaterales sobre los demás (riesgo de contagio y pandemia); desprotección de la infancia total y absoluta, bajo la idea absurda de que el niño es un adulto con “derechos” que puede defenderse a sí mismo, cuando obviamente es un ser con derecho a ser protegido de ejemplos y abusos que pueden condicionar el resto de sus vidas; fractura total de la familia - además propiciada desde el poder -, unidad básica de la educación que ha perdido casi toda la influencia que debe tener en sus hijos…
Y luego está la guerra, que poco a poco se cierne sobre nosotros por el norte y por el sur. Guerra que amenaza con extenderse hasta nuestra orilla, a la que quizás nosotros les abramos las puertas gentilmente; al fin y al cabo, los mandarines de la guerra llevan décadas infiltrando y engordando su quinta columna en nuestro suelo.
Todo esto es una decadencia sin freno, ya muy avanzada, contra nuestro bienestar material y espiritual (por cierto, una enorme conquista que hayan venido unidos de la mano), hoy cuestionado desde cada vez más focos que, a cambio, no ofrecen ninguna alternativa articulada, sino una acumulación de caprichos de niños malcriados.
Dicen que lo único que debe prevalecer es la esperanza. Esperemos pues que aparezca una señal de que esta trayectoria es sólo un sueño de pesadilla, y que pronto volveremos a visitar nuestras esperanzas y sueños de antaño.