No hay más que por este silencio para sentirse en paz, lejos de las manifestaciones fabriles, pretendidamente tremendistas, más tremendistas aún cuando necesitan esconder sus corrupciones y vergüenzas de MILES de MILLONES de euros. Todo queda en una estética de cartón-piedra que ya no cuela.
En la excelente columna de Raúl del Pozo de hoy, nos remontamos a las fuentes primigenias del marxismo en España, siempre más español que marxista, aunque precisamente sean los que alardean de falta de patriotismo:
Arcaísmo que, como decía antes, ya no cuela. Por eso la manifestación este año se ha ido a Bilbao, que allí entre filo etarras y descontentos bilduianos pueden hacer más bulto en un escenario más pequeño.Es que todo ha cambiado, menos la izquierda. Hasta los papas se bajan de la gestatoria y circulan en un Renault 4, mientras la izquierda no cambia de marketing y menos de ideas; parece anclada en El catecismo de los comunistas, sacado de un boceto de Engels.Los socialistas meditaron con el catecismo del tipógrafo Felipe Carretero, militante del PSOE. Empieza así: «Creo en el Trabajo todopoderoso, roturador de la tierra. Creo en la ciencia y en que la Humanidad fue concebida por la Naturaleza». Los dos catecismos coincidían en un mandamiento: no matarás.Los nuevos filósofos terminan en la derecha, pero los intelectuales de aquí ni siquiera han variado la letra de La Internacional con sus palabras arcaicas –«parias de la Tierra», «famélica legión»–, aunque no queda mal eso de «Agrupémonos todos / en la lucha final / el género humano / es la Internacional»
Sin embargo, estos símbolos desgastados que siguen sacandose a procesar, como si de la misma Macarena o el Cristo del cachorro se tratara, demuestran que España es muy de procesión. Hasta bien entrado el siglo XX, la fiesta más popular y celebrada era el día del Corpus, en la que de verdad toda España participaba unida en miles de procesiones en un sólo día. Ahora hay que acercarse a Toledo para apreciar la estética e imaginarse lo que eso sería. Yo creo que ese espíritu de procesión ¿gregaria? se nos ha quedado prendada en las entretelas del alma. Antes de entender, procesionamos. Pero sigamos con Raúl del Pozo:
En España no hay ni hubo filósofos de la praxis, sino comisarios de trinchera, speechwritersde mitin, demagogos ágrafos con cara de vinagre. Ni escuchamos buenas canciones como en Italia, ni a filósofos como en Alemania o Francia. Tuvimos buenos poetas como en China, donde el comunismo ha triunfado. Aunque, ¿para qué? Al final han vuelto las concubinas y los millonarios a los que, como anunció el poeta, «les sonríe el arroz con infinitos dientes blancos».
El sindicalismo marxista paso de ser un sueño de redención laico a un tinglado para sostener las subvenciones de la UE y desviar los fondos a la buchaca. Como este país es como es, no hay nadie procesado, los sospechosos son maternalmente protegidos por los políticos afines, también la buchaca llena.
En España es todo corrupción. Tienes todos un interés común. El que cree que la izquierda o el sindicato es liberador, vive en el XIX (el mismo lugar donde tiene el alma los austéricos). Unos hilos invisibles y pegajosos de una araña gigantesca los une, los mantiene a raya, a unos y a otros, una tela de araña plasmatica, en incesante crecimiento, y ¡ay del que se atreva a levantar la voz! Que para eso están los mamporreros, la Neoinquisición, la trituradora con silenciador que va liquidando eficazmente a los que levantan la mano para preguntar.
España es el país del Gran Inquisidor de Dostoievski, aquel que si Cristo vinirera otra vez a la tierra, le volvería a condenar a muerte con la anuencia del pueblo "creyente". La verdad y la pureza son siempre un incordio para la sociedad durmiente.