"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

lunes, 21 de julio de 2008

Galería de figurones

Hacia finales de los sesenta, yo estudiaba la carrera de económicas. Me daba clase de "Estructura económica" -un materia sin entidad que estaba llena de republicanos y/progres- un tal José Luis Sampedro, ese que luego se hizo novelista de éxito. Me daba clases es un decir, pues apenas asistía una vez al mes.
Era un ser fascinante (no digo un hombre, porque dudo que perteneciera a la especie humana). Ahí llegaba -tarde- ese gran y simpático farsante que entonces vestía como no podía vestir casi nadie: Traje de marca, de gran porte, pajarita, y un halo que lo acompañaba que dejaba fascinado al personal. Todo el atrezzo se cerraba brillantemente por un bastón de ébano elegantísimo, tan elegante como inútil, pues el ser, además de ser alto y esbelto, tenía sus dos piernas en muy buen uso. Yo, ni en mis más estrafalarios familiares había vista tal combinación de aditamentos sutiles.
Llagaba tarde y marchaba pronto, pues para él un clase era una magistral exhibición de elocuencia, en la que cada vocablo valía su peso en oro. No había que despilfarrar tal ambrosía. Un cuarto de hora le bastaba para encandilarnos con vagas promesas de un mundo mejor basado en la república y el socialismo, pero ¡ojo! sin mencionar tales palabras: todo por alegorías, no fuera a ser que la policía le trincara. Como sus excelsos libros, llenos de una prosa brillante y vacua, se permitía una estética de alto nivel para insinuar y no concretar, amagar y no dar. Al fin y al cabo, era un alto cargo de un banco oficial, refugio de otros como él, y tenía un sueldo de ensueño que hubiera sido una pena perder. ¡Nada de riesgos! Si acaso, nos incitaba a nosotros a correrlos, ya que éramos jóvenes y con buenas piernas (ahora que lo pienso, el bastón podría servirle para alegar una cojera en el caso que un "gris" le intentara aporrear en un descuido. Por si no lo pensó en ello, yo le ofrezco gratis la idea en restrospectiva).
Siempre que me lo he encontrado después, le he visto componiendo su figura más favorable. Un día, a las cuarto de la tarde, que volvía yo con prisas al trabajo, sudando los 38º que hacía en la calle, subí a un autobús; ahí estaba él, sentado en la primera fila, con su barba patriarcal y perfumada, Recto, fresco como si calor no hiciera, leyendo un libro sujeto con la mano a la altura de los ojos, de tal forma que todos pudieran ver que ahí había un hombe excepcional, qe tomaba el autobús por voluntad propia, y que era culto y no perdía el tiempo. Eso no sé si lo pensaba él, pero seguro que lo sentía todo el qe entraba en el autobús.
Creó escuela. Uno e sus seguidores miméticos era Ángel Viñas, al que hoy dedica un artículo delicioso Pío Moa
http://www.libertaddigital.com/opinion/pio-moa/el-patriotismo-de-angel-vinas-44562.html
(Leedlo). Yo trabajé unos años de contratado en un ministerio, donde estaba destinado don Ángel. Entonces ya se dedicaba al "oro de Moscú. No he visto jamás una bolsa andante de vanidad así... de bajita. COmo su maestro, lucía pajarita (Luego me dijo un hombre sabio que no hay mayor hijo de puta que un republicano con pajarita). Acababa de publicar un artículo sobre el dichoso oro, y coincidí con él en el ascensor a las 9h. Llevaba varios ejemplares de la revista que había publicado el artículo (creo que era la revista del ministerio, no recuerdo bien), y, cuando me vio, sin conocerme, se puso delante y, como sin querer, abrió la revista en la página del artículo y la mantuvo así para que yo viera quien era él. Yo, más bien sádico por naturaleza, ni pío. Se quedó con las ganas de lo que tuviera en mente, pues me bajé en mi planta mientras a él se le caían los papeles por el suelo del ascensor. Todo un personaje, Ángel Viñas. Como los grandes, ha dedicado su vida a un solo tema: EL oro de Moscú.
¡Entrañables fantasmas del pasado! tan elegantes, soberbios y progres, no me enseñáistes nada de nada, pese a mis ansias juveniles de ser progre como vosotros; dejáistes un gran vacío en mí.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tú, farsante, en tu vida has cogido el autobús...y menos a 38 grados!!!

De vuelta al trabajo, jajajaja!!! Seguro que vendrías de chuletear en los Arcos...

Vuelve al curro ya!!!!

Fdo.
Perilo, aún moreno...

www.MiguelNavascues.com dijo...

Yo, más moreno que tú, Joputa. ¿No sabes que son licencias literarias, mammonazo??!!!
Curra un poquito, que llevas un año....

www.MiguelNavascues.com dijo...

Arpama, como su propio nombre indica, es un tipejo asocial, supernumerario de la especie, como si dijéramos. Es matemático, no digo más. Estuvo en la olimpiada esa de "cráneos privilegiados", pero ¡camuflado!, pues es muy buscado por la CIA. No ganó ningún premio. QSJ.