En the-atlantic-magazine, una semblanza de Bernanke bien merecida. Bernanke es el Presidente de Banco Central más criticado de la historia. Sus críticos, curiosamente, son de ambos lados del espectro político y económico, lo que ha promovido que sea el menos estimado en las encuestas (la gente no suele formarse una opinión propia sobre ese cargo, obedece borreguilmente a sus voceros). Las gilipolleces de Ron Paul y de Krugman (el peor bicho y el más injusto, pues Bernanke fue en tiempos fue su mentor en Princeton, y al fin y al cabo ha hecho una política monetaria cercana a la que defiende Krugman), junto a esa "tercera vía" que son los Markets Monetarist y su monotema NGDP, han logrado que un funcionario técnico, que sostuvo el sistema financiero a base de medidas excepcionales, sea el más denostado jamás en la historia de EEUU. Incluso los ministros europeos (que no tienen nada de qué alardear,sea dicho de paso) se han permitido criticar las políticas expansivas de Bernanke, cuando ha sido su decisión de facilitar sawps en dólares al mercado del euro lo que nos salvó de un cataclismo inminente. Al menos los recientes stress test de la banca USA demuestra que el sector se ha recuperado totalmente, lo cual nosotros estamos lejos de haber logrado.
Hay una lección que sacar de todo esto: que si Bernanke ha seguido su criterio pese a las críticas que le llovían, es porque EEUU es así. No hay lugar en la historia donde la fe en la conciencia propia de uno pueda llevarse más lejos. Podría haberse plegado a sus oponentes dentro y fuera de la Fed, pero sin alharacas, sutilmente, ha mantenido una línea que hasta ahora -en economía nunca hay una sentencia definitiva- ha sido beneficiosa.
¿Que podría haber sido más agresivo, o al revés, más cauto, o las hawkish, o más dovish? puede ser. Sólo porque en un momento de desorientación total del mercado del euro, totalmente derrumbado y colapsado ,nos salvó, nosotros podríamos decir algo a su favor, aunque lo hiciera, seguro, por su país. Hay una razón convincente en el artículo sobre la razón de que no haya ido más lejos en su política de sostenimiento de la economía: que unas decisiones del FOMC, órgano decisorio, tomadas por márgenes muy ajustados, más allá de 7 a 3 votos, desacreditarían a la Fed rápidamente. En eso Bernanke ha sido hábil para mantener una mayoría, ya que un consenso era imposible, con un fuego cruzado permanente de ambos lados del organismo.
Y esto es lo que me cabrea de los MM -aparte de su obsesión con el NGDP, parecida a la del oro de Ron Paul-: que no tienen en cuenta las circunstancias políticas hostiles en las que se ha movido. Nunca la opinión económica fue tan estulta como cuando Ron Paul abrió su bocaza de médico fracasado. Pero esa opinión caló hondo, precisamente por su imbecilidad intrínseca. Los MM, de manera suicida, se pusieron de su lado llevándole el cirio, sin darse cuenta. Ahora me parece notar en Scott Sumner, su abanderado principal, un cierto recule a favor de Bernanke. No sé si lo he entendido bien.
Hay una lección que sacar de todo esto: que si Bernanke ha seguido su criterio pese a las críticas que le llovían, es porque EEUU es así. No hay lugar en la historia donde la fe en la conciencia propia de uno pueda llevarse más lejos. Podría haberse plegado a sus oponentes dentro y fuera de la Fed, pero sin alharacas, sutilmente, ha mantenido una línea que hasta ahora -en economía nunca hay una sentencia definitiva- ha sido beneficiosa.
¿Que podría haber sido más agresivo, o al revés, más cauto, o las hawkish, o más dovish? puede ser. Sólo porque en un momento de desorientación total del mercado del euro, totalmente derrumbado y colapsado ,nos salvó, nosotros podríamos decir algo a su favor, aunque lo hiciera, seguro, por su país. Hay una razón convincente en el artículo sobre la razón de que no haya ido más lejos en su política de sostenimiento de la economía: que unas decisiones del FOMC, órgano decisorio, tomadas por márgenes muy ajustados, más allá de 7 a 3 votos, desacreditarían a la Fed rápidamente. En eso Bernanke ha sido hábil para mantener una mayoría, ya que un consenso era imposible, con un fuego cruzado permanente de ambos lados del organismo.
Y esto es lo que me cabrea de los MM -aparte de su obsesión con el NGDP, parecida a la del oro de Ron Paul-: que no tienen en cuenta las circunstancias políticas hostiles en las que se ha movido. Nunca la opinión económica fue tan estulta como cuando Ron Paul abrió su bocaza de médico fracasado. Pero esa opinión caló hondo, precisamente por su imbecilidad intrínseca. Los MM, de manera suicida, se pusieron de su lado llevándole el cirio, sin darse cuenta. Ahora me parece notar en Scott Sumner, su abanderado principal, un cierto recule a favor de Bernanke. No sé si lo he entendido bien.
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