Manolo Esconar era la cultura la popular más allá de lo concebible. No sé si en otros países, Gran Bretaña por ejemplo, tienen un producto así, o estaría prohibido en nombre del Imperio. Seguro que sí. Y Francia? Francia es, como decía Unamuno, "la oficina del bueno gusto". Pues España ha sido un Imperio, y tiene a Manolo Escobar para siempre. Más que popular, es racial.
Yo tenía graves problemas de conciencia cuando era progre y no me gustaban las películas de arte y ensayo. Menos mal que la "Nouvelle Vague" me sacó del atoyadero moral enseñándome que lo realmente bueno era John Ford. Se me quitó un peso de encima, porque no me gustaba Carlos Saura, al que había que ir tomando notas, para no perderte.
Pero aquí, en España ¿quién redimía a Manolo Escobar de su cutrez? La burguesía no. La progresía tampoco. El régimen le toleraba. Mis amigos progres (sólo no lo eran los pobres becados) lo había condenado a la cultura franquista, cuando en realidad era lo más espontáneo que se había visto. ¿Quién? Sin teoría reivindicativa a la que acogerse, él arrasaba vendiendo discos y pidiendo perdón por su falta de etiqueta que colgarle. Arrasaba.
A mí me gustaba especialmente esa que decía: "No me gusta que a los toros te pongas la minifaldaaaa...". Me gustaba incluso más por ese error de sintaxis ("no me gusta que a"). Pero filosóficamente, ¿ha habido un ejemplo mayor de emoción racial, sin adobes culturales, que decirle a tu chica, de una manera tan fina, que no quiero que para ir a las corridas de toros te pongas la minifalda?
Yo es que de verdad que lloro de emoción cada vez que lo oigo. Claro que en estos tiempos tan confusos, habrá que explicarlo, porque la mujeres ya no son pícaras, sino mandonas, conscientes de su poderío: ¿cómo que no voy a poner lo que me sale del... Para ir a los toros?
Por eso, una breve explicación técnica no viene de más: en los toros, el graderío está en pendiente. Si te pones una minifalda, corres el riesgo (bueno tú no, tú novio) de que durante toda la corrida la mitad del tendido este mirando para arriba en vez de atender a lo que pasa en el coso. Puede que el torero también, con grave retiro para su vida. Y claro, el novio no está atento ni a la corrida ni a la novia, sino a ver como hace para taparle las piernas sin que ella sé de cuenta. Imposible.
Esto es de especial interés cultural para las catalanas, que ya no pueden ir a los toros, con o sin minifalda.
"No me gusta que a los toros te pongas la minifaldaaaa...". Bestial de síntesis y contenido polisémico. La cantidad de imágenes contenidas en esas simples palabras, más si le añades la música, es un estallido de colores, sentimientos encontrados, teorías sobre la pareja (que no es lo mismo que teorías del feminismo), ternura, posesión (te quiero y no quiero que los demás envidien lo que tengo); en fin, una obra de arte. Lo primero que sientes es ganas de tener una novia con minifalda. Eso es positivo para la sociedad. Entones era una cosa la mar de natural. Ahora con el cruce de sexos, no se entiende. Luego, si tenías un novia así, sabías que en los toros pocos tendrían una novia así. Por lo que la tuya era una pieza de caza visual. Observese la galantería de la expresión: "no me gusta (cariño)" que a... Pero tu haces lo que quieras, naturalmente...
Y todo esto en una frase de escasa palabras que pasarían el filtro hasta de Twiter. "No me gusta que a los toros te pongas la minifalda..." Châpeau. Viva para siempre en nuestro recuerdo Manolo Wscobar.
Yo tenía graves problemas de conciencia cuando era progre y no me gustaban las películas de arte y ensayo. Menos mal que la "Nouvelle Vague" me sacó del atoyadero moral enseñándome que lo realmente bueno era John Ford. Se me quitó un peso de encima, porque no me gustaba Carlos Saura, al que había que ir tomando notas, para no perderte.
Pero aquí, en España ¿quién redimía a Manolo Escobar de su cutrez? La burguesía no. La progresía tampoco. El régimen le toleraba. Mis amigos progres (sólo no lo eran los pobres becados) lo había condenado a la cultura franquista, cuando en realidad era lo más espontáneo que se había visto. ¿Quién? Sin teoría reivindicativa a la que acogerse, él arrasaba vendiendo discos y pidiendo perdón por su falta de etiqueta que colgarle. Arrasaba.
A mí me gustaba especialmente esa que decía: "No me gusta que a los toros te pongas la minifaldaaaa...". Me gustaba incluso más por ese error de sintaxis ("no me gusta que a"). Pero filosóficamente, ¿ha habido un ejemplo mayor de emoción racial, sin adobes culturales, que decirle a tu chica, de una manera tan fina, que no quiero que para ir a las corridas de toros te pongas la minifalda?
Yo es que de verdad que lloro de emoción cada vez que lo oigo. Claro que en estos tiempos tan confusos, habrá que explicarlo, porque la mujeres ya no son pícaras, sino mandonas, conscientes de su poderío: ¿cómo que no voy a poner lo que me sale del... Para ir a los toros?
Por eso, una breve explicación técnica no viene de más: en los toros, el graderío está en pendiente. Si te pones una minifalda, corres el riesgo (bueno tú no, tú novio) de que durante toda la corrida la mitad del tendido este mirando para arriba en vez de atender a lo que pasa en el coso. Puede que el torero también, con grave retiro para su vida. Y claro, el novio no está atento ni a la corrida ni a la novia, sino a ver como hace para taparle las piernas sin que ella sé de cuenta. Imposible.
Esto es de especial interés cultural para las catalanas, que ya no pueden ir a los toros, con o sin minifalda.
"No me gusta que a los toros te pongas la minifaldaaaa...". Bestial de síntesis y contenido polisémico. La cantidad de imágenes contenidas en esas simples palabras, más si le añades la música, es un estallido de colores, sentimientos encontrados, teorías sobre la pareja (que no es lo mismo que teorías del feminismo), ternura, posesión (te quiero y no quiero que los demás envidien lo que tengo); en fin, una obra de arte. Lo primero que sientes es ganas de tener una novia con minifalda. Eso es positivo para la sociedad. Entones era una cosa la mar de natural. Ahora con el cruce de sexos, no se entiende. Luego, si tenías un novia así, sabías que en los toros pocos tendrían una novia así. Por lo que la tuya era una pieza de caza visual. Observese la galantería de la expresión: "no me gusta (cariño)" que a... Pero tu haces lo que quieras, naturalmente...
Y todo esto en una frase de escasa palabras que pasarían el filtro hasta de Twiter. "No me gusta que a los toros te pongas la minifalda..." Châpeau. Viva para siempre en nuestro recuerdo Manolo Wscobar.
4 comentarios:
Es usted un gamberro.
Juro por lo más sagrado que voy en serio.
A mí también me ha llegado a alma, lo siento como algo de todos, una especie de paisaje, que desaparece
Pues sí, exactamente, un paisaje que desaparece. Muy bien expresado.
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