"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

domingo, 3 de noviembre de 2013

Un riguroso análisis

De un artículo de Varoufakis, -el economista griego que más ha criticado los fallos institucionales de la unión monetaria-reproduzco aquí las conclusiones, que son muy claras.

La Eurozona se basó en dos principios no muy publicitados. Uno, que el BCE no sería prestamista de última instancia. Dos, que las deudas fiscales serían nacionales, de responsabilidad de los países miembros.

Con la crisis y sus consecuencias desastibilizadoras, el BCE, para evitar la implosión del euro, tuvo que hacer un pacto para que los gobiernos del norte le permitieran ejercer parcialmente de Prestamista de UI: estaría obligado a condicionar sus préstamos a la máxima exigencia de rigor fiscal. Lo curioso es que la OMT, el nombre de la operación establecida de ayuda -condicionada a pedir oficialmente un rescate-, no ha sido jamás usado: ningún país ha querido ser rescatado a ese precio. A la vez, el sólo anuncio de la OMT tranquilizó a los mercados, porque interpretaron que de cualquier forma, el euro sería salvado en toda eventualidad.

... Aunque eso extremó los desequilibrios macroeconómicos de la zona. Lo cual no es de primera relevancia para los mercados. Que España crezca menos de un 1% de que a 10 años, con posibles recaídas en recesión, y el paro se mantenga muy alto, mientras las exportaciones es lo único que crece y la demanda interna es tan débil como para mantener hundidas las importaciones, a los prestamistas no les importa mientras se desvíen los recursos que sean necesarioa para comprar sus créditos.)

The Eurozone was founded on two principles. The first principle was that its centralbank would explicitly be banned from acting as a lender of last resort (for statesand/or banks facing insolvency). A second principle imposed upon the fledglingcurrency union was the notion of, what I term, Perfectly Separable Sovereign Debts.With these two principles in place, the scene was set for contagion following a finan-cial crisis serious enough to cause pairs of national banking systems and statessequentially to titter on the verge of bankruptcy.

Europe’s reaction to the Crisis was to establish a new institution, the EFSF-ESM,that would borrow on behalf of its (still) solvent member states in order to preventsovereign defaults in their weaker partners. Alas, the funds of this new ‘specialpurpose vehicle’ were to be drawn from markets courtesy of bonds redolent with thewhiff of toxic derivatives. Their toxic structure was, therefore, bound to fomentdeeper and faster contagion.

As the contagion gathered pace, at some point, the ECB was left with no alterna-tive to intervening in a bid to prevent the European Monetary Union’s disintegra-tion. But to be allowed to step in (with its LTRO and OMT programs), the ECB first had to enter into a Faustian Bargain with the surplus countries: in exchange ofbeing unshackled from the prohibition from acting as a lender of last resort, the ECB had to commit to using its coercive powers in order to impose a third, new,principle: that of the greatest austerity upon the weakest member states. In so doing,these ECB-based ‘solutions’ exacerbated the Eurozone’s underlying macroeconomic conundrum while, on the surface, bringing temporary stability to the inter-bank andbond markets.

Los desequilibrios macroeconómicos de la zona -que los economistas del modelo "La Familia" no quieren ni ver- se resumen una contracción de la demanda total de la zona, lo que agrava la recesión de los países más necesitados de crecer. No hay sustitución de demanda interna (contraída por el ajuste fiscal). Ese ajuste fiscal se ha hecho en todos los países, y mientras los países del sur conseguían equilibrar sus balanzas de pagos, Alemania aumentaba su excedente hasta el récord del 7% del PIB.
Una crisis como la que padecemos (todavía) implica unos saldos de deuda nominal acumulados durante la burbuja que, en la relación al PIB, y sobre todo, al precio de los activos (hundidos), requieren una política monetaria de sostén de la demanda y una política fiscal de rescate de la banca -aunque eso no necesariamente significa salvar a los banqueros con dinero público: el mismo Eugene Fama se muestra partidario de nacionalizar los bancos y reprivatizarlos.

En suma, las instituciones del euro han sido desde el principio mal diseñadas para frenar una crisis bancaria inevitable tras la burbuja. Tampoco fueron capaces de frenar la burbuja; la revés, la falsa seguridad conferida por el euro acentuó los flujos de capital hacia los países con burbuja. No sólo eso, sino que lo que se ha reformado después ha sido en el sentido de establecer un "cordón sanitario", para cortar cualquier carga fiscal sobre los países del Norte, que sólo han acudido al recaste Ad hoc cuando han visto en peligro el cobro de sus devengos. Pero eso no llega a corregir, todo lo contrario, los desequiilbros macroeconómicos de los países del sur.


Hay una discrepancia entre la política establecida y el desequilibrio macro que, si se sostiene, nos promete un largo periodo de crecimientos anémicos y altas tasas de paro. ¿De verdad están tan ensimismados en sus anacrónicos modelos que no son capaces de ver el conjunto? Creen de verdad que la simple acción de los mercados, la competencia, va a solventar estos problemas derivados de unas crisis patrimoniales, cuando los tipos de interés entre los países son tan diferentes, u el crédito bancario se retrae? Yo creo que no todos, pero desde luego en España conozco a muchos que no son cínicos, simplemente se creen lo que dicen.

Las instituciones europeas no son europeas, pues no tienen designado poder suficiente para actual como lo harían unas instituciones nacionales.

1 comentario:

www.MiguelNavascues.com dijo...

Sí, el modest proposal ya lo había leído