"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

viernes, 28 de marzo de 2014

DSGE, jugar a los marcianos.

Aleccionado por un amigo, me he puesto a estudiar modelos DSGE, es decir, modelos macroeconómicos con fundamentos en el comportamiento de los agentes individuales. Desde luego el libro que me ha recomendado es muy bueno (Michael Wickens), porque aclara en qué se oponen los modelos DSGE a los viejos modelos keynesianos. Es bueno conocer lo que argumenta el adversario para no hablar de oídas.
A medida que leo no hago más que confirmar mi rechazo hacia los supuestos de los DSGE, pese a su gran capacidad de abstracción y belleza matemática. La belleza matemática no implica mayor acierto. 
Uno de los supuestos básicos es la racionalidad de los agentes en su toma de decisiones. Esto tiene un sentido: los agentes son racionales en el sentido de que usan toda la información disponible para tomar sus decisiones. No sólo las decisiones presentes, sino intertemporales, de un futuro indefinido. Si se equivocan, no persisten en el error. No hay efectos acumulativos de errores sistemáticos, y, sobre todo, no hay "falacia de composición": las decisiones individuales no se ven frustradas por los efectos de éstas en el nivel macro. 
Ambos supuestos son, en mi opinión, totalmente erróneos, alejados de la realidad, y además condicionan los resultados. Es lo que nos ha enseñado la crisis, provocada por unas decisiones individuales erróneas que no sólo persistían en el error, sino que lo acentuaban con el tiempo: cuanto más subían los precios de los pisos, más se endeudaban para comprar pisos. No sólo eso, sino que los profesionales alentaban a la gente a seguir comprando y alimentar el proceso. 
Es verdad que los modelos viejos del keynesianismo son muy imprecisos, y es verdad que las matemáticas corrigen errores de coherencia lógica. Pero eso al precio de perder pie con la tierra. La cirios ha sido provocada por un comportamiento irracional de los agentes, por mucho que se quiera reconvertir eso en racionalidad dada la información (pura metafísica). 
También es verdad que la prolongación excesiva de la crisis no ayuda a la defensa de la racionalidad intertemporal, pues no se observa que los inversores vean más allá del corto plazo y se animen a invertir a largo plazo posterior. Parece confirmarse la cortedad de miras que asignaba Keynes a los inversores, que no tenían datos para proyectar más allá de un par de años, y  la Trampa de la liquidez: por mucho que baje el tipo de interés monetario y de la deuda pública, los inversores no ven claro que vayan a ganar beneficios que les compense los costes de inversión. Los animal spirits se reflejan tanto en la bajísima prima de riesgo de antes de la crisis, como en la altísima que parece regir ahora. 
Los partidarios de estos métodos se excusan en que lo importante son los resultados, no la verdad de los supuestos. Pero ya he sicho que los supuestos condicionan, determinan, los resultados. Si fuera medianamente verdad la microfundation se la que parten, la economía no sería como es. Todos seríamos más o menos capaces de predecir el futuro, tomar decisiones intertemporales, entonces ¿existirían los empresas? No es probable. Seríamos empresarios individuales, subcontrataríamos temporalmente servicios que aumentarán nuestra productividad, pero no seríamos trabajadores por cuenta ajena con un contrario fijo a salario dijo. (Dicho sea de paso, otro sueño de los austéricos). Porque concreción del agente económico como un ser racional, que dispone de información suficiente, que sólo yerra cuando sucede algo inesperado, pero que no repite el mismo error... Ya digo, si todos fuéramos así, no veo por qué seríamos empleados mal pagados en una empresa. Tendríamos una dotación de capital físico y humano, adquirida mediante préstamos en nuestra etapa educacional, tan seguros de nuestoe futuro, y de no cometer errores, que sólo en caso de economías de escala nos asociaríamos con otros agentes para aumentar la productividad. Pero serían contratos de asociación clarividentes, transparentes, y no habría ninguna desinformación ni incertidumbre. 
Esta es una palabra clave para entender la diferencia entre los viejos keynesianos y los DSGEs. La incertidumbre no existe en estos modelos, sólo riesgos susceptibles de ser calculados y cubiertos a un coste óptimo.
Nunca he visto explicado por qué estos modelos no llegan hasta sus últimas consecuencias y diseñan un mundo así, sin empresas, sólo asociaciones de individuos clarividentes que no cometen errores o no los repiten. 
Evidentemente, con estos supuestos sobre los individuos económicos, no hay manipulación posible. El marciano que actúa como agente no pierde el norte de sus objetivos, que sabe que alcanzará aunque tropiece de vez en cuando. Nadie perderá el tiempo en especular en vivienda endeudandose más allá de su capacidad, ni el prestamista le dejará dinero más allá de lo que ofrezca de garantía. No habrá oleadas especulativas y súbitas caídas al cambiar los animal spirits, puesto que estos no existen. No hay interrupciones ni pánicos, el tiempo es continuo, y salvo los ciclos que se explican por choques eventuales no previstos, la economía a largo plazo va creciendo a su nivel potencial. Los ciclos bajos son temporales, y no alejan el nivel de producción de su máximo más que temporalmente.  El para prolongado es un problema de rigidez salarial. El equilibrio general de la economía se concentra en la igualdad entre el ahorro y la inversión, y la variable clave que los ajusta es el tipo de interés real. Por supuesto, esto quiere decir que el inversor concibe cual es el tipo de interés real de hoy y de mañana. 
Si esto es un modelo del que se pueden sacar conclusiones acertadas para un país como EEUU -que es donde se concentra la elaboración de estos modelos- lo que es de dudoso acierto es sacar conclusiones normativas, de que sí eso funciona, debe funcionar en todas las latitudes. Pues no. "Racionalizar" una sociedad sobre bases tan endebles y ficticias es pasar de de la economía analítica positiva a la normativa, es decir, del "probablemente es así" al "debería ser así se pongan como se pongan". 
Y me temo que esos marcianos no existen ni en EEUU. 
Eso si, la lectura es muy aclaratoria sobre la economía del nunca jamás. Seguiré comentando.

2 comentarios:

Miguel E. dijo...

En la Universidad enseñan que una de las funciones de la empresa es la de ser el instrumento que gestiona el riesgo y la incertidumbre.

En consecuencia, si no existiese incertidumbre no serían necesarias las empresas, como muy bien explicas.

www.MiguelNavascues.com dijo...

Eso creo. Los empleados son por naturaleza adversos al riesgo. Los empresarios no. Además, si todos fuéramos racionales u con información certera, tendríamos la misma actitud ante el riesgo.