"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

domingo, 2 de marzo de 2014

La pasta es la pasta, pero no lo explica todo

Se sigue cometiendo el error fatídico de pensar que los secesionistas catalanes no son secesionistas, que sólo quieren más pasta. Que con una buena negociación y concederles el "cupo" vasco, ya estaría cerrado el asunto. Así, por ejemplo, Nacho Cardero, en el Condidencial (http://blogs.elconfidencial.com/espana/caza-mayor/2014-03-02/victus-barcelona-2014_95406/)
Esto es de una bobería inusitada, si no es que es pura mala intención. Basta una prueba: el mismo cupo vasco no ha servido de nada para frenar la marcha hacia la independencia. Pero la gente piensa con todo menos con la cabeza. 
Habrá una parte de los separatistas que se conformarían con la pasta. Dicen que Durán sería de esos. Estaría apoyando a Mas para hacer más fuerza, pero a la hora de la ruptura se descolgaría. 
Sin embargo, la masa creciente independentista ya ha ido demasiado lejos como para retroceder "por un puñado de euros". Junqueras, el verdadero acaparador de votos, no hay más que verle, quiere la independencia, cree en ella. Y cada vez más creen en ella. 
Han puesto en marcha un tren de alta velocidad sin frenos. Cuando este tren choque con la realidad de Europa -que es en la que Rajoy se ha recostado-, las frustraciones van a ser indecibles y de consecuencias imprevisibles. Rajoy ha dejado la política interior de España en manos de los tratados europeos, lo que debería ser el parachoques final, pero no el único parachoques. Habría que pensar en reducir la velocidad de ese tren para que al llegar a ese parachoques -el NO de Europa- lo hiciera despacio, ya sin carga de fuerzas destructivas.
Pero no, Rajoy de momento piensa que eso es suficiente y definitivo. 
Los tratados fundaciones de Europa recogidos en el tratado de Lisboa son claros, como expone Juan Carlos Girauta en su libro. Cataluña tendría que salir de la UE; por lo tanto del euro; y no sería admitida en décadas hasta que España lo permitiera. No sería la única en votar en contra. 
Esto es claro. Pero los secesionistas quieren convocar un referéndum este año, el día de la Diada, que Rajoy va a prohibir. Como Mas no va a enfrentarse tan de frente al gobierno, convocará una elecciones plebiscitarias, que serán caóticas, porque los partidos de la secesión pedirán una sola cosa: votar la independencia, y los demás partidos se verán entre la espada y la pared de presentar un programa de gobierno o pedir el No. El resultado es incierto, como todo resultado donde va a pesar más la emoción y la propaganda que la razón de los intereses de los electores. 
Esos electores han sido hasta ahora engañados sobre las consecuencias de un Sí: salida de la UE, expulsión del euro, necesidad inmediata de financiación para parar la huida de capitales, y pagar la deuda ya existente, pero también quizás para pagar los servicios públicos más elementales. 
Es decir, unos primeros años de caída indefectible y endeudamiento a coste muy alto, y un futuro incierto. 
Pero no han escogido el camino de la claridad y de la responsabilidad. Han escogido el de la emoción artificial creciente, que no se sabe cómo acabará. 
Así que no creo que se solucione con un puñado de euros. Ya son minoría los que se conformarían con eso. Tienen planes, quieren el poder en Cataluña, gobernar Cataluña, y si las cosas irían mal para la mayoría, imaginense para los no separatistas, para los españolistas. A estos es a los que debería haber cuidado el gobierno y la corona, y no plegarase sin pudor ante los Mas y Junqueras. Pero no, Rajoy ha desatendido a las víctimas de esta historia, como ha hecho en el País Vasco. Ha preferido aparcar a los suyos, en vez de mostrar su decisión inquebrantable de defender sus derechos constitucionales. Y así nos va. 


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