"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

domingo, 30 de marzo de 2014

Realismo versus perfección formal

Paul Pfleiderer Nos ofrece un análisis de la fiabilidad de los modelos económicos según el realismo de sus supuestos de partida (ver anterior post aquí). Es una refutación de la postura de Friedman, que en 1953 había establecido que lo importante de un modelo era su capacidad de predicción, no el realismo de sus supuestos de base. Pfleiderer critica esa posición convincentemente. En ningún momento los menciona, pero es claro que su objetivo es los modelos DSGE: los modelos Dinámicos, Estocásticos, de Equilibrio General, matemáticos, sofisticados, que parten de unas premisas tan irreales que los resultados son totalmente insolventes. 
Algunos de estos supuestos son: Racionalismo de los agentes, información no asimétrica (p.e. entre un banco y sus clientes), capacidad  de previsión intertemporal, eficiencia de los mercados, incluso financieros, y sobre todo eso, la "falacia de la composición", o aceptación del supuesto de que los decisiones individuales de todos los agentes no sólo son buenas para ellos, sino para los demás. 
Al final hay una circularidad en esos modelos: no pretenden hacer predicciones concretas sobre la realidad económica, sino demostrar que los supuestos deberían ser adoptados por la sociedad
Es decir, como son modelos que demuestran que si esas condiciones se cumplieran, la economía sería más fuerte y estable (si, ambas cosas), lo mejor es adoptar cuanto antes el individualismo, la ausencia de regulación externa y del agente público. 

Esto no es buscar una explicación de los hechos (economía positiva) sino un ejercicio de persuasión, más o menos ideológico, de implantar una sociedad que nunca ha tenido lugar (economía normativa). 
Es posible que los autores de tales modelos sean honestos, pero es incuestionable que su extensa producción ha sido utilizada con fines ideológicos y políticos, aparte de ganar premios Nobeles. También era evidente la dualidad en una sola persona del modelizador u del ideólogo. 

Por supuesto, cualquier modelo, sean estos o sean los keynesianos, son susceptibles de ser utilizados con fines propagandísticos. En economía NO hay última palabra, casi nada es demostrable, salvo que uno sea modesto en sus planteamientos: son más eficaces los  modelos de equilibrio parcial (defendidos por Friedman), porque admiten supuestos más realistas. 

Los medio los de equilibrio parcial, que fue el método implantado por Marshall (del que Keynes fue discípulo), se adaptan mejor a la refutación que los de equilibrio general, donde es inevitable partir de unos supuestos restrictivos, en el sentido de que su ausencia haría muy difíciles el tratamiento matemático. 

Pero ¿no se llamaba el libro de Keynes "Teoría general de la renta, el interés y el dinero"? Sí, pero su método fue de equilibrio parcial del análisis de cada mercado y de cada sector, luego unidos bajo un prisma común, y su conclusión fue que la economía no tiende por sí sola al equilibrio con pleno empleo. Hay múltiples equilibrios posibles por debajo del pleno empleo de los recursos. Sus supuestos de partida eran muy diferentes a los de los economistas del Equilibrio General: incertidumbre (en el sentido de ausencia total de información) y, derivada de ahí, decisiones irreversibles "racionalizadas" ex post, pero con un componente irracional ineludible -sobre todo en las decisiones intertemporales-, que no llevan a un solución global satisfactoria necesariamente. Especialmente en el sector financiero los mercados son inevitablemente cortoplacistas, pues la predicciones del futuro son tan aleatorias que prima la ganancia inmediata sobre la de largo plazo. 

Realismo versus ficción: un mundo paralelo donde las cosas transcurren sin fricciones, con lealtad absoluta de unos a otros, no porque seamos buenos, sino porque todos saben lo que piensan los demás, con certeza, o al menos con probabilidad calculable y, por lo tanto, ocurre que las decisiones son correctas para cada uno y también para los demás. Si alguien quiere salirse de esa pauta perderá, pues "contra el mercado no se puede ganar". Nadie dispone de información privilegiada que le permita  hacer trampas, pues el movimiento del precio le delatará. Si alguien intenta adelantarse a los demás, la subida del precio del bien en el que se posiciona abortará la posible ganancia de los demás. La recompensa del avispado es un premio por haber "enseñado el camino" a los demás participantes. Pero cuanto más abierto y flexible sea el mercado, más corta será su ganancia. 

Lo que he dicho el el último párrafo no sé si lo defienden explícitamente los defensores a ultranza de los mercados, pero a mí me parece que son conclusiones inevitables determinadas por sus propios métodos. 

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