Agustín Rosety nos delecta aquí con un análisis de la decisiva inoperancia de mariano Rajoy ante el hecho catalán.
Agustín lo llama apropiadamente La procrastinación de Rajoy. Técnicamente es la palabra apropiada, porque restalta que el que cae en ello está descuidando que la historia es irreversible. En historia no se puede rectificar. Es, por lo tanto, una falta contra su propia nación no haber hecho ni un acto, siquiera simbólico, ante el pueblo en su conjunto, de estar decidido a cortar de raíz ese gravísimo problema. El ciudadano no puede sentirse seguro ante tal vacío de liderazfo
Existe, como dice Agustín, un artículo 155 de la Constitución. Quizás se puede considerar eso como ultima ratio, después de una acumulación de razones y de política de explicación al pueblo español de la necesidad de emplear la dureza, como último recurso. Pero Rajoy no se ha molestado en esa política de convicción, de "rassemblement", de aunar voluntades contra un virus que puede acabar con nuestra paz.
La democracia consiste en gobernar explicando siempre, convenciendo siempre, de las decisiones difíciles. Un dictador no necesita convencer mas que a su camarilla. Gran Bretaña intervino en las dos guerras mundiales. El pueblo británico estaba en contra de ir a la guerra de n ambas ocasiones. Edward Grey y Wiston Churchill se convirtieron en líderes gigantes que aunaron las voluntades en ese difícil momento. El pueblo quizás no entiende la complejidad de los argumentos, pero para eso están los lideres.
La democracia no es nada sin líderes. Entra dentro de lo posible que sin Churchill, Hitler hubiera ganado la guerra. Pero aquí hemos creído, empezando por Rajoy, que la democracia es no tomar decisiones, que si acaso las tome el elector cuando vote. Pero el elector no es una persona informada como lo está el gobernante. No puede sentir más que desasosiego cuando no se le explica por qué se hace algo, o no se hace. Rajoy ha decidido no hacer nada ante la deriva catalana, despacharla como un asunto administrativo, cosa que tampoco se ha molestado en explicar convincentemente.
Es decir, el ciudadano se encuentra ante un hecho y una decisión (no hacer nada, ni siquiera simbólico) que no es explicado ni siquiera mediocremente. Comprendo que el nacionalista catalán se encuentre cada vez mas seguro de que la independencia esté cerca. Y comprendo que muchos catalanes que no estaban convencidos, ahora lo vean, con temor, una certeza casi absoluta.
Todo eso lo ha causado Mariano Rajoy.
Agustín lo llama apropiadamente La procrastinación de Rajoy. Técnicamente es la palabra apropiada, porque restalta que el que cae en ello está descuidando que la historia es irreversible. En historia no se puede rectificar. Es, por lo tanto, una falta contra su propia nación no haber hecho ni un acto, siquiera simbólico, ante el pueblo en su conjunto, de estar decidido a cortar de raíz ese gravísimo problema. El ciudadano no puede sentirse seguro ante tal vacío de liderazfo
Creo que la mayoría de la Nación (lo que llaman Pueblo, pero yo prefiero llamarlo Nación, que es pueblo estructurado por unas leyes, costumbres y creencias) se lo hubiera agradecido y le hubiera puesto en bandeja los elecciones próximas. Ha preferido inhibirse. Su mezquindad puede ser de graves consecuencias.
Existe, como dice Agustín, un artículo 155 de la Constitución. Quizás se puede considerar eso como ultima ratio, después de una acumulación de razones y de política de explicación al pueblo español de la necesidad de emplear la dureza, como último recurso. Pero Rajoy no se ha molestado en esa política de convicción, de "rassemblement", de aunar voluntades contra un virus que puede acabar con nuestra paz.
La democracia consiste en gobernar explicando siempre, convenciendo siempre, de las decisiones difíciles. Un dictador no necesita convencer mas que a su camarilla. Gran Bretaña intervino en las dos guerras mundiales. El pueblo británico estaba en contra de ir a la guerra de n ambas ocasiones. Edward Grey y Wiston Churchill se convirtieron en líderes gigantes que aunaron las voluntades en ese difícil momento. El pueblo quizás no entiende la complejidad de los argumentos, pero para eso están los lideres.
La democracia no es nada sin líderes. Entra dentro de lo posible que sin Churchill, Hitler hubiera ganado la guerra. Pero aquí hemos creído, empezando por Rajoy, que la democracia es no tomar decisiones, que si acaso las tome el elector cuando vote. Pero el elector no es una persona informada como lo está el gobernante. No puede sentir más que desasosiego cuando no se le explica por qué se hace algo, o no se hace. Rajoy ha decidido no hacer nada ante la deriva catalana, despacharla como un asunto administrativo, cosa que tampoco se ha molestado en explicar convincentemente.
Es decir, el ciudadano se encuentra ante un hecho y una decisión (no hacer nada, ni siquiera simbólico) que no es explicado ni siquiera mediocremente. Comprendo que el nacionalista catalán se encuentre cada vez mas seguro de que la independencia esté cerca. Y comprendo que muchos catalanes que no estaban convencidos, ahora lo vean, con temor, una certeza casi absoluta.
Todo eso lo ha causado Mariano Rajoy.
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