"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

lunes, 5 de octubre de 2015

Sin precios no hay economía

(RESUMEN: sin precios, no han contabilidad, ni previsión, individual y social. Sin mercados, no hay precios.)
 
1) A este menda le parece obvio que sin precios no hay economía posible. No estoy diciendo lo que dicen los liberales, que los precios contienen TODA la información que necesitan los participantes para tomar sus decisiones. Lo que digo es los que dice John Burbank,
 

"Price is all the information that exists in the market…it’s just what people think….price means nothing other than the equilibrium of liquidity…It doesn’t mean it’s good or bad, it’s just where people agree."
Esto no quiere decir que los precios pactados son infalibles, óptimos, justos. Son, simplemente -pero nada menos-, que un dato sobre el que, además de cerrase acuerdos en firme, son vitales para prever el futuro y para construir una contabilidad individual y macroeconómica.
El (los) precio(s) de hoy son la base sobre la que se intenta prever cual(es) será(n) en el futuro. Los recios son la herramienta para hacer una contabilidad individual y social del estado de la economía.
Los precios contienen una información vital para el economista: es la cantidad de de dinero que los vendendores y compradores de bienes, servicios, materias primas, capital, están dispuestos a pactar. Es tan obvio que no se suele encontrar gente que lo ponga en duda...


Menos en España, claro, donde está surgiendo una nueva economía que va más allá de toda lógica. Para estos, los precios son -abro corchetes- "un maldita obsesión neoliberal" (sic). Por cierto, como no podía ser menos, "la productividad es también una obsesión neoliberal."


Como no sé que significa "neoliberal", he de suponer que se refiere a la economía neoclásica. Pues bien, el precio no es una obsesión sólo de la escuela neoclásica. El precio es el resultado de una transacción -repito- justa o injusta, equilibrada o no, que cumple con la más exigentes reglas de la ética, o es vilipendiado por abuso (el precio que cobra un prostituta, por ejemplo)... Pero la inmensa mayoría de las veces, cuando alguien paga un precio por una barra de pan, puede denostar al panadero por abusos, pero ahí ha quedado un precio por el que se ha vendido/comprado la barra de pan.


Y ai el abusado quiere actuar jurídicamente por el supuesto abuso, no tiene mas remedio que llevar la factura, el recibo donde figura el precio que consideras abusivo: a menos que viva en un mundo extraño, muy extraño, donde todos los precios son abusivos por definición: ergo, están prohibidos, no deben ser publicitados, lo que se parece sospechosamente a vivir en un "mercado negro".


O hay precios, o vivimos en tinieblas. Ni siquiera podemos saber si son justos o injustos, el salario es un precio. Si no hay estadísticas salariales, ¿cómo sabemos que no son abusivos?
 
A lo mejor lo que quiere decir esta nueva escuela de ¡abajo los precios! Es que hay una estructura económica inherentemente injusta, en la que unos pocos se quedan con gran parte del producto de otros.
Bien: como decía antes, para decir esto hay que conocer los precios y disponer de estadísticas de ellos. Es un mero dato neutral que luego puede incorporarse a uno u otro modelo crítico con la distribución. Pero para eso necesita una contabilidad nacional, ergo necesita que cada cosa tenga su precio.
 
Luego puede criticar si quiere que los beneficios son muy elevados y los salarios muy bajos, que hay "explotación". Sin precios, sin mercados, no podría.
 
Hasta aquí, sobre la inebitabilidad de los precios en una economía, aunque esta fuera de trueque. Doma u paso más en la babieca de lo que de vera molesta a esta neo escuela.
 
2) Ah, ¡a lo mejor lo que odian estos neófitos es el mercado! Los mercados, como expresión del capitalismo salvaje, inicuo, que comete una injusticia tras otra. Desde luego, sin mercados, no hay precios. También hay que decir que si no hay al menos algunos mercados, dejan de satisfacerse necesidades de la gente, que estaría dispuesta a pagar un precio para disponer, por ejemplo, de mas leche y menos papel higiénico, pero no puede porque hay barreras.
 
Esas barreras son que hay papel higiénico de sobra pero no hay leche. Cuando se produce una situación así con productos normales, no falla: el estado ha intervenido los mercados. Ha decidido previamente qué va a consumir la gente, y fabrica X Tn de PH pero sólo Z de leche. Como el precio lo fija él, no calcula bien, y la leche se agota al precio y el papel higiénico se queda en las tiendas. Claro, la gente quiere leche, no PH. Esto desencadena una reacción. La primera es que se desarrolla un mercado negro de leche, en el que cuesta un precio abusivo. Por otra parte, el estado ha de almacenar el PH, lo que tiene un coste de pérdidas y almacén que ha de contabilizar, porque eso, después, ha de pasarse a los impuestos.


Pero como no sabe cual es el precio real al que hubiera vendido todo, no sabe tampoco a qué coste ha de contabilizar la pérdida.


Ergo, no solo los precios necesarios en economía, sino que, además, han de ser precios de un mercado libre. Repetimos: libre no quiere decir, justo y necesario y equitativo, sino eficiente: que refleje la libre voluntad de los demandantes y oferentes de pactar.
 
Una economía sin mercados privados y un sólo oferente, el estado, es una economía que opera a ciegas y que cada vez dispone de menos información para tomar sus decisiones: qué producir y a qué precio y salarios. Sin mercados, no puede saber cual va ser la demanda de cada producto. En realidad ¡no sabe cual fue la demanda en el pasado para cada precio posible!
 
Esto explica la ineficiencia creciente de las economías comunistas totalitarias, y esa ineficiencia explica, a su vez, la represión cada vez más fuerte. Esto quedó al desnudo cuando cayó el Mueo de Berlín, y se deduce ido la pobreza y la represión extremas que sufrían sus súbditos. No salían corriendo por capricho. No derrumbaron el Muro en una noche de botellón.
 
No hay que confundir la justicia con la eficiencia. Sólo si eres eficiente sabrás el grado de injusticia.

3 comentarios:

Stuart Medina dijo...

Me parece que te has equivocado. Lo que he dicho es que la PRODUCTIVIDAD es una maldita obsesión neoliberal. No estaba hablando de los precios. Pero bueno.¿qué mas da?

www.MiguelNavascues.com dijo...

Mira tus twitts. A mi me da igual. Si productividad no hay avance. Que quieres, repartir siempre lo mismo?

www.MiguelNavascues.com dijo...

¡Los has borrado! Has borrado el Twitter en el que decías que los precios es una obsesión liberal. No está bien eso, Miltin.