"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

sábado, 15 de febrero de 2020

El anti capitalismo

El capitalismo siempre ha sido sospechoso en casi todos los países. Yo lo achaco a la victoria de la propaganda de izquierdas. Esta propaganda se basa básicamente en que la mayoría de la gente cree firmemente que el problema económico es la distribución, y no la acumulación. Esta característica se da, además, con una miopía que hace que miremos con envidia al vecino, y sin embargo aceptamos que las grandes estrellas del espectáculo, sea de cine, musical, o deportivo, tengan un nivel de renta y de consumo exorbitante, porque son ídolos populares. 
Les recomiendo que lean, por sus magníficos gráficos, el artículo de Manuel Llamas en el que se ve con claridad que desde que empezó a cambiar el mundo, gracias a la Revolución Industrial, el capitalismo ha sido el vehículo de crecimiento y distribución de la riqueza en el mundo, hasta hoy, en que hemos casi acabado con el hambre en el mundo gracias a una acumulación de riqueza sin parangón.
La acumulación se puede ver en el siguiente gráfico del artículo citado, de renta per capita desde 1870 hasta hoy.




Partiendo de una posición muy similar, los países capitalistas han crecido acumulativamente, es decir, el ‘pastel’ a repartir ha sido cada vez más grande. 
Que el capitalismo estaba relacionado directamente con esos resultados se puede ver en el siguiente gráfico, que clasifica la renta per capita por países según la Libertad de que disfrutan.



La distribución se ve en el siguiente gráfico, donde se ve como la pobreza ha ido reduciéndose a cada vez menos zonas. 



Sin embargo, seguimos concediendo el poder a partidos de izquierdas, o de derechas acomplejados, que siguen una línea de política de distribución, aunque es verdad que han dejado más margen a los mercados. 
Un país tiene el futuro asegurado si acepta que lo fundamental es la acumulación de riqueza física y ¡humana, que también se acumula! Es más, es la parte más importante de las acumulación. El porqué está mal visto llamar a esto capitalismo, se me escapa. No se olvide que Franco no fue precisamente favorable al capitalismo. Durante sus primeros veinte años intentó una especie de economía dirigida bastante chusca, que fracasó. Cuando en 1959 cedió los mandos a los procapitalistas, se asistió a un gran renacer y pujanza de la economía. Pero todo ello sin nombrarlo, incluso no faltaban loas a la economía de la URSS, ese fracaso histórico.
Mi pronóstico no es optimista, porque este debate ya ha sido vencido por las nuevas religiones, como la del Calentamiento Climático. No voy a entrar ahora a discutir esto, pero les recomiendo el artículo de Nicolás Del Moral Garnier,
Sin capitalismo no subsistiremos. Es tarde para cambiar a la naturaleza humana, que lleva mostrando milenios manifestándose igual. El capitalismo ha emergido de una religión, la Cristiana protestante, y desde luego otras religiones que se quieren imponer hoy no van a generar nada parecido. 
Además, la gente tiende a creer que no tiene nada que ver con la democracia. Es la base de ésta.

miércoles, 12 de febrero de 2020

España y los americanos. Bienvenido mister Marshall

Supongo que está claro que ayer, cuando comentaba el estado de satisfacción de los americanos con su economía, estaba claro que no quería hacer comparaciones con España ni Europa. Lo que estaba era hurgando en la retorcida visión que tenemos en España de EEUU, y de paso de Occidente, al que mentalmente me temo que no acabamos de digerir. 
Porque es imposible, o un oximoron, declarase pro occidental y odiar a EEUU. Por ahí iban mis argumentos. 
EEUU es bastante odiado en Europa, por cierto, si excluimos a Gran Bretaña. Pero si Europa existe como existe hoy en día, con la EU y toda la parafernalia, es gracias en buena parte a EEUU, que ayudó a la Europa liberal a ganar la I y II Guerras Mundiales a Alemania, la del Káiser y la de Hitler, y a la reconstrucción posterior con el plan Marshall. 
Sin EEUU, ambas guerras se hubieran decantado por el otro bando, me temo. Así que es posible, no sé si probable, que ahora estaríamos todos levantando el brazo a la manera hitler-musoliniana-franquista. ¿Y la guerra fría? No hay más que pensar cómo se vio esa guerra en España: contra los americanos, pese al casi nulo comunismo en España.
La participación de EEUU en la II Gran Guerra se debió, además de los crasos errores de Hitler, al encabezonamiento de un personaje de esos que salen una vez cada mil años en la Historia: Churchill, que primero decidió resistir con gran heroísmo a la invasión frustrada de la Isla - heroísmo que supo contagiar como nadie a sus ciudadanos, con una capacidad de liderazgo sublime - y segundo esperó pacientemente que EEUU, difícil de convencer, entrará en la guerra gracias al bombardeo de Pearl Harbour, que le permitió a Roosevelt declarar la guerra a Japón y por ende a Alemania, su aliada. Fue entonces cuando Churchill se convenció que podían ganar y que ganarían.
Los errores de Hitler fueron decisivos. Cuando tenia a Europa y Oriente Medio bajo su bota, se le ocurrió atacar a Rusia, lo cual ya estaba escrito, por cierto, en su Mein Kampf, por lo que Stalin no tuvo excusa para desdeñar los avisos de Churchill de lo siguiente significativos movimientos de tropas hacia la frontera rusa. Movimientos, por cierto, que sufrieron un retraso de tres meses decisivos en la derrota alemana en Rusia, pues les retrasó la llegada a Moscú hasta octubre, y llegó el invierno que derrotó a Hitler como a Napoleón un siglo antes. 
Este retraso se debió, en parte, al empecinamiento de Churchill de ayudar a Grecia y a Yugoslavia contra la agresión de los germanos, lo que obligó a éstos a a mandar tropas al sur y retrasar el ataque a Rusia. El invierno ruso dio tiempo a reconstituir el ejército ruso, decapitado por el loco Stalin en 1939 en sus alucinantes purgas. 
La entrada de EEUU fue providencial por la aportación de hombres y material a una guerra en la que eran remisos a meterse por el amplio anticomunismo de su población, que había impedido y frenado la voluntad de Roosevelt de ayudar antes a la casi derrotada Inglaterra. Entrar de aliado con Rusia comunista era peliagudo de vender políticamente, y si Roosevelt no hubiera ganado sus terceras elecciones - por primera vez en la historia -, es muy posible que la historia de la guerra hubiera transcurrido por otras sendas. Los avatares son tan decisivos o más que la voluntad de los actores.
Roosevelt se entendió bien y confió en Churchill y viceversa. Eso fue un factor decisivo, como lo fue la capacidad de liderazgo de ambos, sobre todo de Churchill, que aguantó durante casi dos años la terrible batalla de Inglaterra, de bombardeos casi continuos hasta que Hitler se rindió a la evidencia de que iba a ser difícil invadirla, y la batalla de Atlántico, en la que los submarinos alemanes hicieron mella en la Armada inglesa, pese a su superioridad.
La mala prensa de que ‘goza’ EEUU en España, y no menos en Europa, es del mismo tenor con la que se odiaba al Imperio Español en su máximo esplendor, pese a su influencia en costumbre y cultura, como hoy se puede decir de EEUU. Pero el rencor es el resorte más fácil de disparar para los políticos, y a los americanos se les endilga cualquier culpa que venga bien. Contra ese rencor a nuestro principal aliado, esa distopía que padecemos, es a lo que me refería ayer. 
EEUU es un país democrático, donde vive gente normal, del que podemos además aprender muchas cosas, y, lo siento, sin el que no podemos vivir como estado ni como europeos, como se comprobó en la guerra fría.
Pero lo que más me sorprende es el antiamericanismo de sujetos de la izquierda como Zapatero (se quedó sentado al paso de la bandera americana, una falta de torpeza indescriptible), y Sánchez. Más que nada porque el anti americanismo tiene una raíz inequívocamente franquista, como ha habido repetidas pruebas en la historia. Franco se hizo americano cuando los vencedores de la Segunda Guerra Mundial fueron ellos, no antes, y siempre reservó un rencor, él y los suyos, a EEUU muy patente. Para él eran los masones. Por eso me extraña que esta izquierda anti franquista que va a hacer delictivo la apología del franquismo, sea tan anti Americana. Pues de algún modo tienen razón, porque ese anti americanismo pertenece a la España más profunda. 
Total, que uno no sabe dónde colocarse. 

martes, 11 de febrero de 2020

Los americanos, más satisfechos que nunca con su economía

Según los gráficos que voy a exponer aquí, tomados de Cullen Roche , los que despotrican de EEUU porque ya no es el país de las oportunidades, están seriamente dañados de la vista, porque según los baremos exhibidos, nunca han estado tan contentos sus ciudadanos. 









Es decir, el 60% de los americanos están más satisfechos que hace un año - y años precedentes - de su situación financiera. El % de americanos preocupados por la situación económica es más baja que nunca. El % que piensa que es de los mejores momentos para conseguir un trabajo digno, de calidad, es del 68%, un poquito más bajo que el año pasado ¿no tenemos la imagen que allá todos los empleos son basura? Finalmente, la satisfacción personal con sus vidas tiene más porcentaje de aceptación que nunca desde los años ochenta. 
Por supuesto, esto no quiere decir que los sondeados sean previsores infalibles del estado de la economía, pero sus respuestas dan una imagen que sería difícil de encontrar en otras latitudes. 
Los propios americanos disidentes y la izquierda caviar que estilamos por aquí, no estarán de acuerdo con esta visión tan inesperada, al menos para mí,  dado el Machacaneo continuo de que si Trump, que si la distribución de la renta, que si los ricos son muy ricos... puede debe haber muchos ricos satisfechos, y será que los pobres no han contestado a la encuesta... 
pero es que esto coincide con que el crecimiento económico prosigue, la tasa de paro es del 3%, la renta personal disponible es máxima, etc. Datos indiscutibles, compatibles perfectamente con lo que contestan los encuestados. 
A mí me encantaría que esta visión tan apacible fuera parecida por estas latitudes, pero claro, con la cantidad de aberraciones que pasan... sin embargo, a nivel económico hemos mejorado desde 2012, pero eso nadie lo ha notado. 
¡A ver si cambiamos de gafas! 

jueves, 6 de febrero de 2020

Irracionalidad de las Expectativas racionales

La Economía ha estado dividida, al menos desde Keynes, por la perfección o no de los mercados. El culmen de esta división fue cuando La Academia rechazó el modelo keynesiano gracias a Robert Lucas y su modelo de “Expectativas racionales”, en los años setenta, cuando se empezaba a cocer el cambio de paradigma del (seudo)keynesianismo vigente a “cuanto más mercado-menos gobierno, mejor”.
En 1980 llegaron Reagan y Thatcher al poder en EEUU y RU, respectivamente, y con el apoyo ideológico de los austriacos y los “nuevos clásicos”, con Lucas a la cabeza, se lanzó la mayor operación de liberalización económica y financiera, sin la suficiente prudencia para que años después llegara la mega crisis de 2008, gracias a la acumulación de posiciones acreedoras y deudoras totalmente desacompasadas que crujieron el sistema financiero. 
De todo esto salió bastante mal parado el paradigma de las “Expectativas racionales” (o New Classical Economy), aunque sus defensores se han negado a reconocerlo, agazapados en sus trincheras, y lo sigan defendiendo como si no hubiera pasado nada. Los liberales austriacos, por su parte, no han tenido ni que armar un discurso defensivo, pues están desde hacía siglos en una posición dogmática que, cual religión, les permite aguantar el chaparrón. Al fin y al cabo, mientras alguien les haga caso, repitiendo su mantra como una sura del Coran. Como ellos no han analizado todavía el significado de su dogma, como sí lo han hecho los de las “Rational Expectation”, pues no tienen miedo a que alguien pueda mellar siquiera las murallas. 
Sin embargo, las “Rational Expectation”, que son la consecuencia lógica del liberalismo austriaco, sí que se han expuesto a la crítica. Por lo menos han construido una réplica por la que se puede penetrar, como lo hace David Glasner en su blog. Para que pueda haber expectativas racionales, es imprescindible que éstas sean intertemporales, es decir, que contemplen lo que el agente racional va a pasar en el futuro. Si la situación Expectativas han de ser intertemporales (es decir, previendo el futuro), tal como lo expresa Glasner,

“El único ajuste formal requerido en las condiciones necesarias para que el equilibrio estático se extienda al equilibrio intertemporal fue reconocer que, dado que los precios futuros (típicamente) no son observables y, por lo tanto, desconocidos para los agentes económicos, las relaciones de precios intertemporales no pueden ser relaciones entre la corriente actual precios y precios futuros reales, sino las relaciones entre los precios actuales y los precios futuros esperados. De esto se dedujo que para que los planes óptimos sean mutuamente consistentes, todos los agentes económicos deben tener las mismas expectativas de los precios futuros en términos de los cuales sus planes fueron optimizados.” (Glasner)

Obviamente aquí caben previsiones erróneas y ¿como se compaginan con la perfectibilidad del resultado del mercado?
Una solución es suponer que los errores se compaginan unos a otros, pero que la inmensa mayoría acierta. Pero esta respuesta de la ley de los grandes números no es satisfactoria desde el punto de vista racional. Es como decir: bueno sí, las Expectativas racionales son irracionales, pero un poquito sólo, y el resultado final de un ajuste al equilibrio es satisfactorio como si lo fueran. Oigamos como analiza la cuestión Glasner (aquí y aquí):

“[L]as expectativas pueden ser racionales solo cuando todos tienen expectativas idénticas. Si las personas tienen expectativas divergentes, entonces las expectativas de al menos algunas personas se verán necesariamente decepcionadas (las expectativas de ambas personas con expectativas diferentes no pueden realizarse simultáneamente) y aquellas personas cuyas expectativas han sido decepcionadas tendrán que revisar sus planes. Pero eso significa que las expectativas de esas personas que eran correctas tampoco serán racionales, porque los precios que esperaban no eran precios de equilibrio. Entonces, a menos que todos los agentes tengan las mismas expectativas sobre el futuro, las expectativas de nadie son racionales. Las expectativas racionales son un punto fijo, y ese punto fijo no puede lograrse a menos que todos compartan esas expectativas.”

“Más allá de ese pequeño problema, Mason plantea el problema adicional de que, en un equilibrio de expectativas racionales, no tiene sentido hablar de un choque, porque el único significado posible de "choque" en el contexto de una proyección intertemporal completa (también conocido como expectativas racionales) el equilibrio es un fracaso de las expectativas a realizarse. Pero si las expectativas no se cumplen, las expectativas no eran racionales. Por lo tanto, toda la estrategia de modelo Expectativas Racionales (o New Classic) de identificar choques a un sistema en equilibrio de expectativas racionales y "predecir" las respuestas a estos choques como si hubieran sido anticipados es contradictoria e incoherente.”

“Hayek (es decir, los liberales austriacos) fue uno de los primeros en darse cuenta de que para obtener el equilibrio intertemporal todos los agentes deben tener expectativas correctas de los precios futuros [un imposible]. Antes de comparar cuatro categorías de intertemporales, mi artículo explica la distinción de Hayek entre expectativas correctas y previsión perfecta. Los cuatro conceptos de equilibrio considerados son: (1) equilibrio de previsión perfecto del cual el modelo de equilibrio Arrow-Debreu-McKenzie (ADM) con mercados completos es una versión alternativa, (2) equilibrio secuencial de Radner con mercados incompletos, (3) equilibrio temporal de Hicks, como lo explicó Bliss; (4) el equilibrio de las expectativas racionales de Muth, tal como lo extendió Lucas a la macroeconomía. Si bien la comprensión de Hayek se parece mucho al equilibrio secuencial de Radner, descrito por Radner como un equilibrio de planes, precios y expectativas de precios, el equilibrio temporal de Hicks parece haber sido la extensión natural del enfoque de Hayek.”

Pero centrémonos en las ER de Lucas:

“El ahora dominante equilibrio de expectativas racionales de Lucas confunde erróneamente el equilibrio intertemporal, suprimiendo las ideas de Hayek y, por lo tanto, retirándose a un equilibrio estéril de previsión perfecta...
... Tres años después de que Hayek explicara cuán desafiantes son las sutilezas de la noción de equilibrio intertemporal y la elusividad de cualquier explicación teórica de una tendencia empírica hacia el equilibrio intertemporal, la macroeconomía moderna ha construido un aparato (matemático) teórico formidable basado en un principio metodológico que rechaza todas las preocupaciones que Hayek encontró tan irritantes, y niega que incluso existan todas esas dificultades. Muchos macroeconomistas se sienten orgullosos de lo que ha logrado la macroeconomía moderna, pero hay razones para pensar que el camino recorrido por Hayek, Hicks y Radner podría haber llevado a la macroeconomía en una dirección más fructífera que aquella en la que Lucas y sus asociados la han guiado...”

Hasta aquí Glasner. Menudo embrollo será para algunos lectores tanto intrincado argumento con escasas concesiones a la intuición, pese al esfuerzo de Glasner. Pero creo que es interesante atisbar las condiciones casi imposibles que han de darse para la perfectibilidad del mercado que pregonan estas escuelas, sin tener en cuenta la complejidad y falta de pistas para el agente como para acertar siempre en sus previsiones. Porque decir que el mercado alcanza él sólo el precio de equilibrio, y que todos los mercados juntos llegan al equilibrio general solitos, sólo es válido para una situación de estáticas comparativa en la que los precios se fijan simultáneamente y sin error que obligue a recomenzar. Tendríamos que introducir la figura del Auctioneer, o subastador omnisciente, lo que ya es pasar todos los límites de las trampas.
En cuanto introduces la incertidumbre keynesiana, todos estos tejemanejes pasan a un globo que no es de este mundo, pues la incertidumbre o falta de información perfecta inválida no sólo que el agente no se equivoque, sino también que se atreva a hacer predicciones fiables, lo que ante un futuro neblinoso convierte la perdición en pura especulación. A menos que poseas información certera de que la empresa X tomara mañana tal decisión, lo que hará subir o bajar sus acciones (y las de Y,Z, etc) seguro. Entonces es racional tomar una decisión sobre esas acciones o sus derivados, pero eso no son ER, sino insider trading.  
Esto no invalida los mercados. Invalida la presunción que a nivel macroeconómico todos los mercados son perfectos y compatibles entre sí continuamente, lo que nos lleva a la falacia de la composición: basta fijar la micro para que la macro cumpla (mensaje de los austriacos-lucasianos), sin necesidad de política económica, el equilibrio óptimo paretiano, en el que cambiar algo perjudica a alguien más que lo que se ha beneficiado el actor de la injerencia. 
Sólo quería incentivar intuitivamente una reflexión sobre lo complicado que es el mundo. Hay que simplificarlo para poder entenderlo, pero algunas simplificaciones han expulsado fuera de su modelo consideraciones básicas determinantes. 

sábado, 1 de febrero de 2020

Cambio Climático y Economía

Como explicaba Isaiah Berlin, muchas veces no se tiene en cuenta que los objetivos de dos tendencias sociales, ideologías, sueños o línea al de pensamiento son totalmente incompatibles.
El tema sobresaliente de nuestro tiempo es el Cambio Climático, sobre el que a veces se hace recaer facetas climáticas que, me parece a mí, no tienen nada que ver con el fondo del asunto.
Los economistas hemos sido reacios a introducir el problema en nuestras inquietudes, como se demuestra en este artículo, en el que se nos llama a que “seamos más responsables” sobre un problema que los autores no se cuestionan: el Cambio Climático.
Me temo que la implicación de los economistas profesionales va a ser reacia, porque previamente va a ser muy difícil hacer coincidir fines últimos, radicales, entre la Economía y la Ecología. Hay una incompatibilidad entre fines y medios de ambas tendencias innegables.
Y no creo que sea por irresponsabilidad de los practicantes de la primera, es que las inquietudes van en direcciones dispares. Vamos, que si ponemos todos los recursos a acabar con el Calentamiento, supuestamente causado por el CO2 emitido por el ser humano, la satisfacción de necesidades perentorias, sobre todo en el mundo pobre, sufriría un duro golpe Justo cuando el hambre se está reduciendo en el mundo a zonas cada vez más limitadas. 
Y eso ha sido gracias de la expansión de la libertad económica a latitudes antes pobres, o simplemente de hambrunas, lo que ha permitido un gigantesco paso adelante hacia la meta de la desaparición de la pobreza y el hambre. Es más, dicha pobreza estaría ya prácticamente eliminada si ONGs y otros grupos de presión, como Green Peace, no prohibieran o obstaculizaran usar técnicas de cultivo como los alimentos transgénicos, Que ellos consideran cosa del demonio (ver mi art. Sí, se puede acabar con el hambre en el mundo).
Es endiabladamente difícil que se mezclen dos inquietudes cuando el seguimiento de una - Medio ambiente - llevaría a un posible desastre mundial con un retroceso incalculable en el bienestar económico (llamo bienestar económico a la mejora constante de la calidad de vida material en el mundo, como una base indispensable para la felicidad individual o el fin de la infelicidad por hambrunas y otros desastres).
Dar prioridad al problema de Calentamiento y reducir las emisiones de CO2  
Significaría un gran salto adelante en el intervencionismo económico, un cambio en el modelo de inversión en capital, que debería pasar a ser ejemplarmente ecológico, sin que se pudiera evitar una gran caída de la renta mundial, aumento del paro, y una conmoción general hasta que se pudieran coordinar objetivos de ambas actividades; lo que más me temo es que no seria rápido, todo lo contrario. 
La renta mundial ha llegado hasta aquí a pasos muy lentos, iniciados hace muchos siglos, que podemos cifrar en la revolución industrial del Setecientos. Hasta entonces la humanidad apenas había avanzado, salvo las clases más pudientes, cuya posición se debía no a unas riquezas conquistada por el riesgo y el trabajo, sino heredadas y conservadas por la fuerza. No es que las clases bajas no se beneficiaran de las pocas migajas de capital que caía desganadamente de los pudientes, pero no era suficiente para formar un clase social nueva, emprendedora, de la que surgiría la clase media mayoritaria. Todo eso se consiguió a base de redirigir poco a poco la economía hacia las clases más productivas, y eso sólo pudo venir de la liberación de la iniciativa personal. Fue necesario que los reyes se dieran cuenta que les beneficiaba reinar sobre un pueblo productivo cuya rentabilidad fiscal aumentaba, en vez de tener que dedicarse a la guerra y conquista de otros reinos. 
Esa reorientación de la Economía no fue, por supuesto, intencionada. Fue casual, guiada por el ciego empuje de los movimientos sociales, sin que faltaran guerras y crueldades. Por eso mismo es difícil imaginar que uno es cuantos “sabios” fueran capaces de organizar el mundo de nuevo a su guisa, sin más problema que anunciar que hay que cambiar las cosas del bienestar a la reducción de CO2. 
¿Que se haría con la iniciativa individual, que es la fuente de la tecnología, piedra angular del avance? Si hay que poner límites a tantas actividades como uno se imagina, simplemente desaparecería, y con ella los innúmeros bienes que nos rodean  de los que no somos conscientes, hasta el punto que los consideramos “naturales”, como beber agua del grifo o no pasar frío en invierno, o bajar a comprar el pan. 
En suma, que los cambios no serían sin grandes pérdidas impensables a priori. 
No es que no haya economistas despreocupados por el Cambio Climático; es que si no son irresponsables, deberían pensar en la magnitud de las consecuencias de convertir esta sociedad en un nuevo comunismo, cuyo fin no sé si se mantendría una vez los nuevos dirigentes llegarán al poder. 
Y la historia del poder - y la Historia no es otra cosa- nos enseña que una vez conquistado ese poder, esos grupos podrán hacer lo que quisieran con lo que quede de democracia, sacrificando a sus fines toda consideración a la libertad  bienestar de los ciudadanos. En suma, no puedo evitar relacionar la entrega a esos grupos con nuevas formas de Tiranía. 

miércoles, 29 de enero de 2020

Estupefacto

Así me he quedado al encontrarme esto en Facebook:






Será verdad? La noticia digo, porque el espíritu ya lo sabemos. Si está sacrificando a toda la población, ¿cómo no lo va a hacer con los niños terminales? 

martes, 28 de enero de 2020

Keynes, el paro y el mercado de trabajo

¿Cuál es el mensaje esencial de Keynes, dicho en breve? 
Que los movimientos de precios - que los clásicos decían que era el mejor, o el único, ajuste al equilibrio -, en una situación de incertidumbre no cumplirían ese papel. Porque mientras los precios se mueven a la baja, las cantidades ofrecidas y demandadas también lo hacen, cambiando de nuevo los precios óptimos. 
Supongamos que se produce una desaceleración del PIB. Para no perder, o recuperar el empleo, los clásicos dirían que bajaran los salarios reales hasta su nuevo nivel compatible con el pleno empleo. 
Keynes diría que eso afectaría a la capacidad de consumo, que caería, y eso haría caer aún más el PIB.  Además, no sería tan fácil para los trabajadores adivinar cuál sería el nuevo salario a la baja de pleno empleo. Ellos se fijan en el salario nominal de otros sectores, pues no tienen otra fuente de información (No entro en otras complejidades de Keynes, que ahora no vienen al caso). 
Sin embargo, estamos viendo que en el año 2019, aún en menor cantidad, se han creado más de 400 mil empleos, y que desde la reforma del mercado de trabajo del PP, tan vilipendiada, se han creado más de 3,8 millones de empleos. El paro está por debajo del 14%, el menor desde la reforma. El paro llegó casi al 25%, si no recuerdo mal, en lo peor de la crisis, y ahora está por debajo del 14%. En ello ha incidido sin duda el mayor crecimiento, pero también sin duda, la reforma laboral del PP, que permite más flexibilidad salarial - aparte el influjo de esta reforma en un mayor crecimiento de PIB.
Entonces ¿estaba equivocado Keynes? Bueno, primero hay que considerar que ha sido una fase de crecimiento, y todo es más fácil: la demanda de trabajo ha aumentado por el tirón de la demanda total. Pero yo creo que en algunas cosas erró, y en este caso está claro que el defectuoso plan de empleo del PP (defectuoso por insuficiente) ha tenido efectos positivos, simplemente por la mayor posibilidad de las  empresas de poder ajustar su contratación a sus necesidades, según sus planes de ventas y de inversión. 
El plan de Sánchez se va a cargar las virtudes del del PP, eso seguro. Es decir, aumentará el paro, a menos que crezcamos un 3% o más anual, lo que está lejos de las previsiones más optimistas. En suma, se necesitará más crecimiento para crear un puesto de trabajo.
Quitar a las empresas su capacidad negociadora, que es la principal aportación del plan PP, y meter un salario mínimo, mientras que no se corrigen los graves defectos de la fiscalidad en el trabajo (que este gobierno quiere agravar) , no tiene más que una salida: aumento del paro. 
España necesita una reforma radical. Habría que abaratar el coste de trabajo y capitalizar en todo o en parte las pensiones, que la cotización no recayera en la empresa y el empleo. No podemos seguir siendo el país con un paro mínimo del 13%, es inasumible. Pero esto requiere una explicación más larga. Lo que quería decir es que la reforma del PP de 2012, así como la de las pensiones, si bien muy tímida, podrían ser una base para el avance, pero aquí nos gusta empezar de cero, destruir primero lo que ha hecho el anterior, y sentir el vértigo de ver otra vez el paro por encima del 20%. Igual que en otros temas, como la educación. Es como creer mejor no salvar al enfermo, sino matarlo primero y luego resucitarlo.

lunes, 27 de enero de 2020

Pensiones, inmigración y Marruecos

El flamante ministro de Inclusión, Pensiones y Migración (O algo así), José Luis Escrivá, está adornado con un currículum profesional intachable, algo de lo que carecen muchos de sus compañeros de gobierno. Puedo dar Fe de ello porque le conocí en el Banco de España, y no tengo ninguna duda en esto. 
Por eso me han sorprendido sus declaraciones sobre sus nuevos planes para hacer las pensiones sostenibles, planes de los que uno de sus pilares es aumentar la inmigración hasta lograr una población de unos sesenta millones de españolitos. Ciertamente es esencial, si queremos tener futuro, aumentar la población, que hoy por hoy muestra unas cifras de continuas caídas. ¿Pero como? 
Aquí viene mi sorpresa negativa, pues según dijo en una mesa redonda (referenciada en OK Diario), y cito textualmente:

Escrivá ha dicho durante su turno que a corto plazo lo más importante en la política migratoria es cooperar con los países de origen. De hecho, ha considerado que el trabajo que España hace en ese terreno con Marruecos es «ejemplar», y que gracias a él el pasado año se redujo a la mitad el flujo de inmigrantes irregulares.

También ha destacado que las encuestas muestran sistemáticamente que España es uno de los países que mejor aceptan a los inmigrantes.

Algo que a su juicio se explica por la cultura y por la historia, por el recuerdo de los movimientos migratorios interiores que hubo hace unas décadas en España, que hace que se entienda la situación de los que ahora se ven obligados a emigrar de otros países.

Permítanme que dude del entusiasmo del ministro Escrivá. Si la amenaza de Marruecos de apoderarse jurídicamente de las aguas adyacente a las Islas Canarias, españolas, es un ejemplo de un modelo ejemplar de relaciones, que venga Dios y lo vea. Si a ello añadimos la dudosa estabilidad de la frontera con Marruecos, donde cada dos por tres hay violencia por asaltos a los obstáculos legales puestos por España, por favor, un poco de autocrítica.
Y si no, algo de crítica por los medios tan babosos con este gobierno, pues si el ministro más flamante y presentable dice estas cosas, que podemos esperar de los demás (para muestra, véase post anterior). 
Escrivá quiere traer en los próximos años unos ocho millones de nuevos españoles, a razón de unos 279-300 mil al año en términos netos (entrada menos salidas). Dice que la recepción de los españoles será extraordinaria, cosa que no sé cómo sabe de antemano. Por otra parte, dudo que Marruecos, como se las gasta con nosotros, esté encantado de que le “seduzcan” a la población más preparada para dejarse atraer; las consecuencias en sus mercados no serán despreciables. 
Desde luego no discuto que hay que hacer una política de inmigración, como otras políticas ya abordadas por otros países europeos, ¿pero es realmente ejemplar el modelo migratorio con Marruecos? Desgraciadamente aquí se mezclan churras con merinas, y Marruecos no es un país ejemplar en relaciones con España. Un país que tiene ambiciones territoriales está a años luz de la modernidad, y que tiene un ojo puesto en Canarias y el otro en Ceuta y Melilla, ni el más lerdo lo duda. Estoy deseando ver como se organiza esto. 

domingo, 26 de enero de 2020

Recopilación. España va a peor. ¿Cómo puede acabar este desastre?

Quizás no sea un mal día el domingo por hacer un puesta a punto, una contabilidad - siempre transitoria- de como van las cosas. Las contabilidades son efímeras y, desgraciadamente, las cosas en España siguen yendo a peor para España. Ergo, la próxima recopilación no será más benigna, probablemente. 
En Jesús Cacho tenemos un excelente análisis y una recopilación de la cada vez más débil posición de la Corona frente al empuje constante del gobierno contra ella. No es tema menor, porque el rey ha demostrado con creces ser el último defensor del régimen del 78, que es lo que más nos debe importar ante su fluidez creciente, su fantasmagoría cada vez más notoria - si es que un aspirante a fantasma puede ser notorio. 
Pero sí, el régimen se nos va deshilachando entre los dedos de unos incapaces de mantenerlo atado, y unos descerebrados deseando acuchillarlo. 
Y el primer paso para afantasmarlo es reducir La Corona a su mínima expresión protocolaria, mínima minimorum. El Rey siempre ha estado de facto por detrás  del gobierno por voluntad de su padre; ahora se trata de ponerlo por debajo, cada vez más debajo, y en algún momento propicio darle la patada e inaugurar una República con Sánchez como presidente y jefe de estado, y quién sabe si Pablo Iglesias presidente de gobierno. 
Yo personalmente no creo que si se lo ponen a mano, Pedro Sánchez se conforme con ser jefe de gobierno. Y aún puede aspirar a a las dos cosas, como en Francia.
Pero dejemos a la imaginación estas componendas para ver que, de lo que trata, una vez lanzado este gobierno, es perpetuarse en el Poder, siguiendo más o menos el modelo de Chaves-Maduro en Venezuela, cambiando instituciones, modelando leyes, interpretando a favor el impulso del viento, que cada vez será más propicio a medida que se avanza en el derribo de las piezas claves del 78. Y Sánchez ha dejado claro que es muy capaz.
El Rey debe sentirse muy solo. Para una vez que tenemos un rey firme y decidido a defender la democracia que nos otorgamos en 1978, le abandonan casi todos y le dejan sin defensas. No hay más que ver la descripción que hace Cacho de las vicisitudes del discurso de La Corona el 24 de diciembre:

El discurso de Navidad que Su Majestad el Rey dirigió a los españoles la noche del 24 de diciembre pasado hizo hasta cuatro veces el viaje de ida y vuelta entre Zarzuela y Moncloa. El texto, probablemente obra de Álvaro Durántez, politólogo y amigo personal del monarca, supervisado por el Jefe de la Casa, Jaime Alfonsín, fue remitido al gabinete de la presidencia del Gobierno y devuelto tres veces con no pocos tachones y una recomendación final casi idéntica: “Más suave”, y así hasta que, a la cuarta intentona, Moncloa dio la callada por respuesta y en palacio entendieron que aquella era la versión definitiva. El “más suave” tenía que ver con las referencias del monarca al problema planteado por el independentismo en Cataluña.”

Voilá. Ah, pero no es el gobierno el único antimonárquico. Poco más adelante nos enteramos de que sus más estrechos colaboradores:

Alguno de sus influyentes amigos se permite advertirle que no está bien rodeado, con ese “perpetuo acollonado” que es Alfonsín, abogado del Estado, siempre presto a colocarse a la defensiva sin correr riesgos, y un secretario general, Domingo Martínez Palomo, teniente general de la Guardia Civil y miembro del Opus Dei, que es otro “gallina” poseído por la obsesión de controlarlo todo. De forma inconsciente, la pareja contribuye a aislar al Rey en palacio favoreciendo los designios de Sánchez.”

Bueno, eso es lógico, que los burócratas sean más fieles a quien deben el puesto, pues presto saldrían por la ventana a la menor duda de Pedro Sánchez, que “los tiene bien sujetos por do más duele”. 
A todo esto, no se eche en saco roto el significado oscuro del incidente en Barajas con Ábalos y la vice de Venezuela, Delcy Rodríguez, que tiene prohibido poner los pies en terreno Schegen, es decir, Europeo. Es difícil sacar una conclusión clara, pero que esta señora quería poner un pie en Europa, Madrid-Barajas, siéndole prohibido, y que el ministro Ábalos fue a impedirlo como fuera, ¿enviado por?, entra dentro de cualquier versión creíble (léase él a análisis de Federico J. Losantos). ¿Qué papel ha jugado el sector chavista del gobierno, Podemos & al? ¿Ha querido darle una patada en los collons a Europa y de paso a Sánchez, con el que ya tienen sus rifirrafes? Aguas turbias y de cuentas pendientes corren en los subsuelos del gobierno entre psoistas y podemitas. En todo caso, un ejemplo de lo que nos espera: aguas turbias Putrefactas, zancadillas y empujones, poca gobernabilidad, y gesto ceñudo de Europa.
Europa, aunque endeble, es otro baluarte en la defensa del 78: cada vez más débil, pero afortunadamente en pie todavía; porque para Sánchez es la carta de la respetabilidad - mientras le venga bien, of course. España y su destino dependen de Europa, y ambos van a correr la misma suerte. 
Las democracias están en peligro, se ponen ellas mismas en peligro, según cambian las generaciones. Desde el 78 llevamos cuarenta años, dos generaciones y pico, y todo el sistema de valores sociales ha saltado por los aires, hasta el de la unidad. Hay un guerra cruzada entre hacer un país comunista y además desunirlo, desatarlo, cuanto más mejor. El gobierno fomenta el rencor de media España contra la otra media. Es artificial, pero fácil de engendrar ese rencor. Basta buscar descerebrados entre las nuevas generaciones. Y los que queden en las viejas. 

... Esto no es exclusivo de la  democracia en España. Otros países han pasado por vicisitudes angustiosas, como Francia y Gran Bretaña. 
Ésta hubiera desaparecido si no fuera por Winston Churchill, que justo antes de empezar la guerra no contaba con más de una veintena de apoyos parlamentarios. Todos se estaban en contra de su pesimismo, pesimismo justificado como se vio después. Pero sus alegatos en favor del rearme y en contra del apaciguamiento con Hitler (que contaba con señalados adeptos en Gran Bretaña) encrespaban los ánimos. Sólo cuando fue nombrado primer ministro, consiguió aunar la nación tras sí y que ésta comprendiera que el anti hitlerismo de Churchill no era belicismo, ni un capricho: que la existencia misma de Gran Bretaña estaba al borde del abismo.
En cuanto a Francia, en 1958 La IV República hacia agua por todos lados, y solamente la llegada de De Gaulle al poder refrenó Su hundimiento y una guerra civil. De Gaulle fundó la V República, con tal buen tino que ha durado hasta hoy. Por cierto, y con tan eficaz ley electoral que Le Pen no ha llegado a tocar el poder todavía. Una ley electoral que refuerza las mayorías de centro. 
No somos los primeros en pasar por dificultades. Pero debemos ser todos conscientes de lo que nos jugamos. 

viernes, 24 de enero de 2020

Sinceridad brutal

Hemos podido leer en Twitter que 


No sé yo si hacía falta tanta sinceridad. Es más, yo hubiera agradecido un pelín más de cortés insinceridad, porque no quiero imaginarme a la ministra vicepresidenta en paños menores. En fin, señora ministra, sinceramente, me da asco pensar en ud en bragas. ¿Y ya siendo sinceros a calzón caído, ¿le comunica ud al interlocutor su posición auténtica en bragas? Yo se lo recomiendo, pues no viéndola, pues ser excitante para ambos. 
Ahora bien, para ser sinceros sin tasa, deberían ud de paso aclarar que pasó  con esas niñas que estaban bajo la protección de un gobierno de uds, Baleares  y Valencia, que fueron prostituidas y violadas pese a estar recogidas en una institución oficial. Para eso sí que necesitamos sinceridad, oiga. 
Atentamente, recomiendole un poco más de delicadeza y de sinceridad, pero para cada caso el grado justo. O sea, un poco de buen gusto, algo indefinible, pero que existe.

martes, 21 de enero de 2020

La pinza

He leído que el PP teme “la Pinza” que le estarían haciendo VOX y el Gobierno.
Pero no hay tal pinza. No hay ningún acuerdo entre los partidos que componen el gobierno y Vox. Todo lo contrario, lo que hay es una oposición Frontal y sin descanso de Vox a las políticas neocomunistas-gramscianas del PSOE-Podemos, sin importarles un ardite lo que haga el PP.
Pero, ¿es que el PP está haciendo algo contra el riesgo cierto de que en una legislatura acaben con la Constitución y posiblemente la Monarquía? ¿Es que esos riesgos no tendrían consecuencias funestas para la integridad de España? 
Pues aquí hay dos  partidos de derechas que han decidido estrategias diferentes ante tal estado de cosas: Vox ha decidido hacer frente al gobierno en defensa de la Constitución, mientras el PP sigue en su meliflua palabrería y a verlas venir, sin acciones concretas y teniendo por estrategia visible sólo su revolucionario Catón de bajar los impuestos haga sol o lluevan chuzos de punta. Economicistas por encima de todo, e impuestos como única política monetaria.
Mientras, Vox se ha levantado contra las barbaridades venezolanas de PSOE y Podemos, que amenazan con hacer un erial de España, o algo peor. 
¿Eso es una pinza, como dice lastimeramente el PP, lamiéndose las heridas, o es simplemente política de gobierno alocado, y de oposición responsable, que el PP no quiere asumir? El PP quiere recuperar el bipartidismo en el que él era la mitad de la tarta, pero sin luchar, y poniendo el periscopio al revés para ver la realidad más pequeñita o no verla. Y sobre todo, no dar la cara. Esperar a que el gobierno caiga por sí mismo, y ganarle las elecciones, cuando seguramente no quedara sistema electoral como el que hay. 
En España, hoy, se está dirimiendo una guerra política entre un proyecto venezolano, del que hablaremos más ampliamente en otra ocasión, y una defensa del orden constitucional antes de que sea demasiado tarde y sea arrasado con todas sus consecuencias. 
Eso no es pinza, todo lo contrario. Es guerra política que, desgraciadamente, nos afecta a todos en sus consecuencias, y en la que los españoles deberán decidir si están en el bando de la defensa del Orden presente o del Orden que estos desalmados quieren implantar. Las desatinadas declaraciones del gobierno están despertando a muchos españoles y poniendo votos en el granero de Vox, pero porque éste es el único que ha plantado cara. Veremos la liquidación de Ciudadanos y la caída del PP a favor de Vox. Esto no es un deseo, será un hecho. 
Ah! Y olvídense de Europa. Europa esta a por uvas. Tiene sus propios piojos que rascar.

lunes, 20 de enero de 2020

Inglaterra, Churchill y el Patrón Oro

«¿Hemos de quedar a merced de un hatajo de negras afanadas en escarbar con los dedos de los pies en el fango del Zambeze?», le había preguntado a los burócratas Winston Churchill.
(Téngase, por favor, en cuenta la fecha de tales expresiones hoy lesivas para los oídos sensibles: 1925)

En 1925, seis años después de la Gran Guerra (que había dejado exhaustos a los países combatientes menos EEUU), Churchill llevaba años siendo ministro de Hacienda. Se formaron grupos de opinión y de presión a favor de la vuelta al patrón oro. Los favorables a ello pensaban que así Gran Bretaña restablecería la confianza y robustez previa a la guerra y volvería a ser el país líder mundial.
Era coger el rábano por las hojas, porque la fortaleza de un país no viene determinada por su sistema monetario, sino más bien al revés: es la fortaleza o debilidad económica la que permite tal o cual sistema monetario. En todo caso, se formó un gran movimiento, desde diferentes sectores, a favor de la reincorporación de la libra al patrón oro, movimiento nada ajeno por cierto a los intereses del sector financiero, que pensaba así sacar ciertas ventajas para el negocio (como un tipo de interés más bajo una vez que las operaciones internacionales en esterlinas fueran a más bajos tipos de interés por la mayor confianza en su solidez). La pujanza del movimiento hizo difícil al gobierno, y más al ministro, soportar los embates de los grupos interesados. 
Siguiendo “La biografía” de Churchill de Andrew Roberts...

Así las cosas, el 17 de marzo, Churchill invitaba a John Maynard Keynes, el economista de Cambridge que había sido la única voz discrepante del Comité Cunliffe, al ex ministro de Hacienda Reginald McKenna, a lord Bradbury, experto en reparaciones de guerra, y a Otto Niemeyer, a una cena en la sede de su departamento con el fin de examinar a fondo la cuestión. También estuvo presente en la reunión Percy Grigg, quien más tarde diría que el cónclave había sido «una especie de Brains Trust», en alusión al popular programa de la BBC.° Andando el tiempo, Grigg señalará que Niemeyer y Bradbury respaldaron el proyecto, mientras que Keynes y McKenna se opusieron a él. «El simposio se prolongó hasta la medianoche, e incluso más allá», apunta. En ese momento pensé que los síes iban a llevarse el gato al agua. La tesis de Keynes, que McKenna apoyó en todos sus detalles, sostenía que la diferencia de precios entre los bienes estadounidenses y los británicos no era del 2,5% como indicaba la cotización en el mercado de valores, sino del 10%. Si volviéramos al oro con la misma paridad de antes, tendríamos que proceder a una deflación de los precios internos de una magnitud aproximadamente similar. Esto implicaba un aumento del desempleo y ajustes salariales a la baja, y obligaría a asumir la incidencia de huelgas prolongadas en las industrias pesadas —y al final se constataría además que dichas industrias se habrían visto sujetas a una constante contracción—. Por consiguiente, era mucho mejor intentar mantener estables los precios domésticos, equilibrar el nivel nominal de los salarios y permitir que las cotizaciones cambiarias fluctuasen. 
Bradbury señaló en cambio que el patrón oro era un sistema «a prueba de bellacos», dado que, al estar la divisa directamente ligada al precio de ese metal, los políticos no podrían manipular el valor de la libra esterlina para favorecer sus propios fines partidistas. Se creía que la ventaja que suponía la estabilidad de precios, y por consiguiente los beneficios de una ausencia de inflación, superaban al inconveniente de la falta de liquidez del sistema. Al sugerirse que Gran Bretaña volviera a ceñirse a una paridad inferior, Bradbury afirmó que «sería estúpido provocar una conmoción en la confianza de los mercados y poner en peligro nuestra reputación internacional para conseguir un alivio tan reducido y efímero». Aquí es donde podemos insertar la frase de Churchill que encabeza el artículo: 

«¿Hemos de quedar a merced de un hatajo de negras afanadas en escarbar con los dedos de los pies en el fango del Zambeze?», le había preguntado a los burócratas Winston Churchill.

Tras muchas discusiones, McKenna fue quien tuvo la última palabra: «No hay escapatoria; tenéis que volver a lo de antes; pero va a ser un infierno». Keynes, cuya obra “Las consecuencias económicas de La Paz”, publicada en 1919 [y con un gran éxito de público mundial], había criticado duramente las cláusulas financieras del Tratado de Versalles, escribió tres artículos en los que censuraba de manera muy similar el retorno al patrón oro. Dichos ensayos aparecieron en julio de 1925 en el Evening Standard, y fueron reimpresos más tarde en un panfleto de 32 páginas titulado “Las consecuencias económicas de Mr. Churchill”. En este último texto, Keynes argumentaba que el patrón oro sobrevaloraba la libra esterlina —circunstancia creada a su vez «para satisfacer la impaciencia de los prohombres del centro financiero de Londres»—, y que eso iba a determinar una caída de los salarios. Keynes explicaba asimismo que los motivos de la decisión de Churchill se habían debido «posiblemente, y en primer lugar, al hecho de que [el ministro de Hacienda] carezca de los frenos instintivos que todo hombre precisa para no cometer errores; también a que esa falta de juicio espontáneo ha permitido, en segundo lugar, que le ensordecieran las clamorosas voces de las finanzas convencionales; y en tercer lugar, y este es el extremo más determinante, a que sus propios expertos le han hecho tomar un rumbo gravemente equivocado». 
A Churchill no le importó un ardite este ataque ad hominem, que a su juicio formaba parte del toma y daca propio de la política. Tampoco ha de pensarse que estuviera necesariamente en desacuerdo con esos puntos de vista, puesto que ya le había dicho a Niemeyer que, en términos generales, tendía 

«a pensar que lo mejor era tener a las finanzas menos boyantes y a la industria más contenta», mientras que la incorporación de Gran Bretaña al patrón oro iba a producir el efecto opuesto. 

No obstante, con el paso del tiempo, Churchill habría de lamentar profundamente haberse dejado aconsejar por Montagu Norman, lord Bradbury y Philip Snowden y haber dado el paso de vincular a Gran Bretaña al patrón oro —sobre todo sin haber puesto al mismo tiempo en práctica medidas de ajuste salarial y de política fiscal acordes con las nuevas exigencias que planteaba una libra esterlina respaldada por el oro...
La devaluación habría sido una medida mucho mejor, y habría facilitado una transición más suave al patrón oro, pero el gpobierno pensó que eso sería tanto como admitir de facto que Gran Bretaña no iba a ser capaz de recuperar los antiguos laureles de su grandeza como tal superpotencia. De acuerdo con las conclusiones de un estudio sobre las decisiones que tomó Churchill en esta materia, «al no desarrollarse nuevas industrias, y no existir tampoco un espíritu emprendedor de muy diferente orientación, no había en realidad una sola política monetaria que hubiera podido encauzar las cosas de un modo verdaderamente distinto al que se estaba imponiendo». Al final se comprobaría Que Keynes tenía razón.
En 1945, Churchill admitiría en privado: «La mayor metedura de pata de toda mi vida fue el retorno al patrón oro».

Sí. Al final el que tenía la razón fue Keynes. Cuando un país está quebrado por la factura de La guerra y debe un montón de deudas, es el peor momento para revaluar su moneda. Al hacerlo, cae la producción y encarece las deudas en términos de PIB, lo que le exige o bien producir más, o bien deflactar internamente precios y salarios para poder reequilibrar la cuenta exterior. Pero lo que es aconsejable en todo caso es más inflación, puesto la capacidad de pago se mide en PIB nominal. La libra fue revaluada frente al dólar y al oro, y fijada su paridad en un nivel inasequible a la  productividad relativa a EEUU. La consecuencia fue una contracción interna de la economía, un aumento enorme del paro, con deflación incluida, y un malestar social que abocó a huelgas y manifestaciones casi diarias. Ciertamente esa respuesta sólo podía agravar la situación, pero en economía sucede siempre que las partes no ven las consecuencias de sus actos en el conjunto global, y por una razón inexcusable: la visión parcial se forma con un juicio de lo que se percibe alrededor, pero no se sabe bien la cadena de causalidades que llevan al resultado del conjunto. 
Por eso es más fácil devaluar (o revaluar) el tipo de cambio para que salarios  y precios, a través de su lógica parcial y miope, que esperar que cambien los precios y salarios relativos a favor del conjunto. No se les puede exigir a los trabajadores una reducción salarial voluntaria para sostener un tipo de cambio determinado. Eso lleva a despidos y caída de contrataciones, siguiendo la lógica empresarial. La empresa tampoco puede ser obligada a mantener pérdidas en nombre del conjunto, y acabará quebrada y cerrando. Cada actor sigue su lógica, y no se le puede exigir que se haga cargo del conjunto cuando eso pasa por meses de paro e incertidumbre de futuro.
La exigencia de algunas escuelas que siguen la lógica microeconómica, que no se devalúe porque tarde o temprano todo volverá a equilibrarse - al ser consciente los agentes de los “valores reales”- adolecen de lo que Keynes llamó “la Falacia de la Composición”: la suma de las lógicas parciales no llevan al equilibrio conjunto, sino que se desvían permanentemente de él. 
Es obvio que esto es así. En España y otros países se ha vivido una situación parecida en la crisis por la fijación del tipo de cambio en el euro en la crisis de 2008. No se podía devaluar, ergo había que deflacionar, o, como se llamó, pasar por una “devaluación interna”. La política fiscalmente restrictiva de la UE agravó la situación, aunque éstos nos llevaría demasiado lejos en el contexto de este artículo. El caso es que tuvimos lo que Keynes había pronosticado: una altísima tasa de paro, contracción, y deflación.

domingo, 19 de enero de 2020

Economías de dos tipos

Hay dos tipos de Economía,
La que practican unos caballeros atildados con 
Chaquet y sombrero de copa, acorde con su clasicismo,
y la que hacen unos mentecatos en remangadas mangas de camisa.
Los primeros confían en la racionalidad del llamado Homo Aeconomicusº,
Pertrechado éste de interés propio a interés compuesto. 
Sabe ciegamente que los demás harán lo que él, aplicar la razón a la visión de futuro, sin desviarse un milímetro. Ladrillo a ladrillo, compondrán un vasto y bello cuadro armónico sin impurezas, ni roces lesivos, ni frustraciones, porque todos son conscientes que no hay mejor composición.
No habrá huelgas ni reclamaciones, cada cual sabe que no puede aspirar a más trozo de pastel. La armonía será recompensada por la armonía. La belleza del cuadro ocultará los agravios, siempre temporales en el peor de los casos.

El economista en remangadas mangas de camisa no cree que de la unidad racional lleve a la composición sin igual, armónica y sin fallos. Sabe que hay desajustes, errores y frustraciones, y que el intento de cada uno de rectificarlos lleva a más desajustes, errores y frustraciones. Hay una cosa llamada incertidumbre, que opaca la visión de futuro. Cuando la incertidumbre crea una densa niebla, no habrá ninguno que se atreva a cometer un error, porque, ¿como se compensará con otro error? Bajará crudamente la inversión y la contratación. 
¿Cómo  explicar al trabajador que la huelga no lleva más que a despidos y un salario menor? ¿Cómo  explicar al inversor que su deuda le llevará a la quiebra, por muchos cálculos que haga? ¿Cómo calcular el valor de su empresa, si no sabe cual será el tipo de interés del futuro?
En la perfecta armonía aparente, en la que todos se relamen pensando que “Esta vez es diferente”, un pequeño mosquito pica al jefe maquinista, que molesto, se sacude un manotazo en el ojo y eso sube el tipo de interés. ¡Sorpresa general! Descabalgamiento de las deudas, todos quieren vender sus posesiones. Pero nadie quiere comprar, tan sólo vender. 
¡Ah, Me he equivocado, me he equivocado, pero ya es tarde! La avalancha no cede, avanza. Los precios caen, se despendolan, consultemos a los oráculos, despanzurremos las ocas del Capitolio.
Las ocas corren despavoridas. Sin embargo, algunas se dejan coger creyendo que les van a dar un premio. 
Lo que sigue es una gran locura de dictámenes y contra dictámenes, que si esto que si lo otro, que si subir los tipos de interés, que si bajarlos. ¿Devaluar? ¿Bajar o subir impuestos? Todos quieren ser consultados por el rey. El Rey pasa revista a los arbitristas, y se aburre. Lo que le gusta es cazar. Sueña con organizar grandes simposios mundiales, con sección de caza incluida. Dice a su edecán que llame al rey vecino, a ver qué le parece... sí, habrá un simposium mundial. Y otros, y más...
Al final, los del sombrero de copa dirán que la culpa la tienen los intervencionistas, por no haber dejado que las cosas siguieran su curso natural. Si el río se desborda, el nuevo cauce será lo natural. Si aumenta el paro, será lo natural. Si el enfermo tiene apendicitis, se morirá de muerte natural, como si es un cáncer. Dejemos que lo natural siga su curso. 
Se hablará de volver al patrón oro, añorado por algunos de la chistera. Se resucitarán economistas muertos, esto es ineludible. Nos enteraremos por enésima vez que Keynes era homosexual.
Todo vale, pues al final se hará lo contrario a lo prometido. Bajaran los impuestos y los subirán. Algunos sacarán tajada y se enriquecerán. Otros serán la generación perdida. Siempre hay una generación que pierde el tren y el siguiente. O dos. Siempre. 
(º) Homo aeconomicus es un término que define una aproximación o modelo del Homo sapiens, como ente que actúa para alcanzar el bienestar más alto posible dada la información disponible sobre oportunidades y restricciones, tanto naturales como institucionales, y teniendo en cuenta su capacidad para lograr unos objetivos predeterminados[4]​. Este enfoque se ha formalizado en algunos modelos de las ciencias sociales, particularmente en economía. (Wikipedia) 

sábado, 18 de enero de 2020

Forzando la naturaleza

Es lo que persiguen. Según Beatriz Gimeno, la heterosexualidad lleva directamente al patriarcado, en el que en realidad los hombres violan a las mujeres. Según eso, el 99% de los machos deberían estar en la cárcel por “empoderarase” (sic) del cuerpo de la mujer.
Bueno, supongamos que sea así, que los maridos violamos, aunque no lo sepamos, a nuestras mujeres, y que ellas NO quieren ser penetradas, pero se dejan por razones ¿de interés económico? 
Ah, pero me digo, y las relaciones entre dos lesbianas no pueden dar lugar a algo similar, que llamaríamos “matriarcado”? No, me contestarían, porque no hay penetración. ¿Qué no hay penetración? Eso lo dudo. Hay juguetitos para hacer las más sofisticadas penetraciones, de hembra a hembra, y a parte de eso siempre habría una de ellas más dominante que la otra. ¿O debo decir dominanta?
Que esta tipeja haya llegado a un cargo con un sueldo de lujo sin saber expresarse es para llorar, aparte de que me ha obligado a hablar en una cerizonja que me da asco. 
En todo caso, lo más sorprendente es las prisas que se han dado en manifestar un oceánica incultura y sus ganas locas de modelarnos a todos según su aberración. No han podido aguantar ni 24 horas. Por todos los dioses, ¡que ansiedad! 
Vean el vídeo de B. Gimeno. No se lo pierdan.

viernes, 17 de enero de 2020

Desatinos progresistas

Por sus palabras les conoceréis. Un resumen, y un vídeo tomado de YouTube de la inefable Beatriz Gimeno, ¡que bien se expresa!


No se pierdan el vídeo 


Supongo que ya han oído hablar de “ésta” durante todo el día. Tampoco es manca la sentencia de Celaá, “que no se pueden considerar a los hijos propiedad de los padres”. Lo cual lleva a conclusiones puramente de régimen comunista.
Esto es a las pocas horas de haber tomado posesión de sus cargos, lo que nos induce a pensar que qué paciencia hemos de acumular para aguantar estén cambio de régimen. 
Porque es un cambio de régimen. La Zarzuela volará, el rey se irá al exilio, y la Moncloa será la Casa Blanca. Es lo único que ha demostrado Sánchez: determinación para lograr y perpetuarse en el poder, aún en las condiciones más adversas. 
Según Emilio Campmany (LD de hoy), es un muñeco de Ivan Redondo. No lo creo. Este tipo, desde que le echaron por la ventana del PSOE, ha sabido abrirse puertas impensables, con o sin Ivan Redondo. 
No desprecies a tus enemigos. Y esté desde luego lo es de mi conservadurismo racional (ver post anterior). 

lunes, 13 de enero de 2020

A quien le interese

Supongo que a pocos les interesará que llevo años definiéndome como conservador. Ha muerto Roger Scruton, un gran pensador conservador; a quien no conocía, pero del que me he puesto a rastrear libros suyos como un poseso. Conocía a Oakeshott, pero en este erial estepario que es España, no tenía noticia de Scruton. Aquí te venden banalidades firmadas, eso sí, con cientos de miles de ventas, de un mindundi que no sabe escribir (me muerdo la lengua)  o cuentos de Walt Disney, para menores. Lo demás es pornografía. (Foto de Libertad Digital)




Me defino conservador porque soy contrario al optimismo antropológico de la izquierda y, en una buena parte, del liberalismo. Soy pesimista sobre la naturaleza humana y, por ende, mucho más de la social. 
Eso me lleva a coincidir con los  citados a que hay cosas que merecen ser conservadas, que el hombre no es sólo biología, materia. Puede que el hombre sea pura química, pero su vida en sociedad le obliga a prestar oídos a algo más que, puede no ser espíritu, pero de cuya existencia no se puede uno abstener. Quizás a eso es lo que Karl Popper llamaba “El tercer Mundo”. Ortega y Gasset tenían una expresión muy bonita: “el hombre no es sólo naturaleza, sino historia”. Incluso yo diría que desde los confines del tiempo, cada vez es más lo segundo que lo primero. 
Entre nosotros se establecen relaciones invisibles, en distintos planos - familiar, comunales, social, estatal, mundial, etc -, en los que a medida que se elevan vamos diluyéndonos, pero cuya influencia en nuestras vidas son innegables. Esos planos de relaciones de diferente nivel y potencia es lo que nos comunica con el resto del mundo, de una manera extraña, compleja, indescriptible salvo, con suerte, en los primeros niveles más elementales; que son los más absorbentes para nosotros, pero sobre los que menos control tenemos. 
Y luego está Hobbes. Si alguien comprendió las constantes eternas de la sociedad y de la naturaleza humana fue él. Si lo enfocamos desde el punto de vista de Maquiavelo, y nos dejamos de mariconeces, comprendemos la trilogía innegable de individuo, sociedad y poder. Homo homini lupus: Hobbes nos descubrió sin ambages que sin estado somos enemigos mutuos, aunque muchos no lo quieren ver. 
Entonces se desmorona toda la simpleza del punto de vista del buenismo de la izquierda meliflua, y la otra, igualmente peligrosas. Bueno, igualmente no, pero igual de falaces, a las que hay que añadir el buenismo religioso. 
Todos los políticos pecan de mentir, de ocultar la verdad, porque a la gente no le gusta escucharla en toda su crudeza. En todo caso estamos muy lejos de estas consideraciones, lo que no contribuye a que las cosas vayan medianamente bien. 
Como es evidente, Este conservadurismo no me hace ser incompatible con ciertos gobiernos “progresistas”, en principio; pero lo malo es su inevitable deriva hacía más progresismo y más mentira. La sociedad marca el paso. La sociedad que se ha formada con esos lazos invisibles e incontrolables marcan el paso del ocupante del poder, que siempre desarrollará un mayor o menor grado de demagogia para adaptarse de la manera más acomodaticia a la permanencia en él. Tampoco me hace incompatible con el liberalismo, salvo ese liberalismo actual, ay, dogmático y estéril del que se han apoderado cuatro chalados que creen que tienen una mina de oro. 

viernes, 10 de enero de 2020

Winston Churchill

Cita de 1917, cuando se instauró el comunismo en RUSIA:

Churchill califica a la revolución rusa de «maremoto de ruina en el que posiblemente se hayan abismado millones de seres humanos. Las consecuencias de estos acontecimientos [...] están llamadas a oscurecer el mundo de los hijos de nuestros hijos».
«El odio que siento hacia el bolchevismo y los bolcheviques no hunde sus raíces en su estúpido sistema económico ni en la absurda doctrina de una igualdad imposible. Brota del sanguinario y devastador terrorismo que practican en todas las tierras en las que han irrumpido, y que es el único medio capaz de sustentar ese régimen criminal.» 

En otra ocasión, dirigiéndose a los Laboristas en un discurso, dijo:

«Que abandonen de una vez la absoluta falacia», dijo, «la grotesca, errónea y fatal equivocación de creer que limitando espíritu emprendedor del hombre, paralizando con los grilletes de una falsa igualdad los esfuerzos de las distintas formas y clases del empeño humano, acabarán por lograr el bienestar del mundo».

miércoles, 8 de enero de 2020

Llegaron al fin los tiempos interesantes

Aquí tenemos al fin el inicio de “tiempos interesantes” como me decía mi amiga Ana hace años, en las primeras elecciones en las que participaba Podemos. O como dice Miguel Velarde, en un artículo muy completo donde no falta nada. 
Que vivas tiempos interesantes es una maldiciendo al parecer china, lo que no está estoy en disposición de discutir. Lo que sí discuto es que esos tiempos tengan algún interés para mí. Yo, por mi edad, me libré de la Guerra Civil, unos tiempos de lo más interesantes, y luego he leído mucho sobre esa época, alegrándome infinito habérmela perdido. Mi ruego a ese dios que según algunos existe es que me muera sin haber conocido guerra alguna. Napoleón fue muy interesante, y tiene todavía sus admiradores, pero en mi opinión fue el Hitler del XIX. Eso sí, mucho más listo que Hitler, pues consiguió tener a Europa bajo su bota hasta que se le ocurrió meterse con Rusia. Hitler cometió el mismo error, lo que es difícil de entender, salvo que sus planes estaban ya pergeñados en su Mein Kampf. Curioso esto de las obsesiones. 
Yo creo que ya se ha dicho todo de este nuevo gobierno amenazante que va a tocar nuestra vida íntima privada hasta extremos no conocidos, y ojalá no lleguemos a los alto niveles de Venezuela o Bolivia. 
¿Que obsesiones trae Pedro Sánchez, y Pablo Iglesias? 
Creo que este gobierno está dividido en dos, lo quieran disimular o no. Creo que Sánchez espera sofocar algunas de las ambiciones alocadas de Iglesias, ¿lo conseguirá? ¿Conseguirán llegar al final de la legislatura? Yo creo que no, sinceramente, lo que a lo mejor no es más que un engaño de mi esperanza. Esto lo pienso porque Pedro dijo que le quitaba el sueño pensar con Podemos en el Gobierno, cosa comprensible si se tiene en cuenta que Sánchez no quiere la negativa rotunda de Europa, por muy débil que esté la situación institucional de la UE. 
En todo caso, va a haber confrontamientos entre una parte y otra, día a día va a ser un Catch a cuatro; por ejemplo, Calviño, ministra de Economía, y un pieza cuyo nombre no quiero recodar ahora que pretende subir los impuestos en 40 mil millones. ¿Cómo se va a lidiar eso? 
En fin, que hay cosas sin abrochar, improvisadas, por la urgencia de sacar un gobierno de dos partidos que no se pueden ni ver, y que esa es nuestra pequeña esperanza. Ahora bien, pequeña. Esto no es un experimento con gaseosa ni mucho menos, y no sabemos realmente cuál es la postura de Sánchez. 
Con todo, las amenazas son enormes. Junqueras, Ada Colau, Bildu, PNV, etc, etc. Todos ellos metidos por Sánchez, contra el estatus actual y contra quien lo representa, el Rey. ¿Qué representa el rey, me preguntan? El Rey representa el tope a una República, que sería desastrosa. 
Querida Ana, hay tienes  los elementos. Lídialos.

martes, 7 de enero de 2020

Feliz 1936

Mi amigo Pablo, y sin embargo colega de blog, me desea feliz 1936. Esto quiere decir que él ve el futuro como yo. Yo, en mi pesimismo lacerante, espero sin embargo equivocarme y que haya un factor inesperado que enderece las cosas. 
Pero la verdad es que ahora mismo estamos al borde de una situación similar, con sus matices diferenciales, a 1936. Es la verdad, mi verdad, tal como la veo. Creo que PEDRO Sánchez ha formado un gobierno propicio para romper a España, que a él, sospecho, se la trae al pairo o, como mal menor, espera que pueda enderezar la situación. 
La ERC, es decir, la Esquerra Republicana de Cataluña, el partido que fundó el genocida Companys, se ha abstenido en favor del gobierno de Pedro Sánchez diciendo que “la gobernabilidad de España le importa tres pitostes”. Normal. Es normal que siendo catalanistas le importe España tres pitostes mientras las cosas marchen bien para la independencia. 
A nosotros nos importa tres pitostes como les vaya a ellos. Es más, si no hubiera una amenaza de guerra, que la hay, y muy firme, yo les daba la independencia. Hasta ahora las provincias del Pais Vasco y Cataluña se han Beneficiado claramente de la pertenencia a España, y desde un punto de vista egoísta nos vendría bien perderlos de vista y dejar de aportar una fiscalidad neta que no se corresponde con su capacidad de renta. Ahí me gustaría verlos intentando cuadrar las cuentas de las pensiones y los parados, por ejemplo, sin la hacienda española. Teniendo en cuenta, sobre todo, que cuentan con un monopolio encubierto en el mercado español. Los franceses & co. Están deseando capturar ese mercado.
Ojalá, desde el punto de vista fiscal, se vayan a t.p.c. Claro que hay más de la mitad de la mayoría de esas regiones que quieren seguir  siendo españoles, cosa que no tienen en cuenta las instituciones europeas tan finolis con ellos y tan brutas con nosotros. Que se fueran, si no fuera por el casus belli. 
Paz, paz Queremos Pablo y yo, y la mayoría de españoles. Sí fuera por eso, a mí me la pela todo lo demás. Yo hace treinta años que no voy por allí ni pienso ir. 


domingo, 5 de enero de 2020

La banalidad del mal

Leyendo una colección de escrito de Hannah Arendt, me encuentro con este neologismo suyo sobre la “banalidad del mal”. Fue en el juicio del nazi Adolf Eichman en Israel, cuando creó esa expresión para mostrar al mundo que el reo no era un ser maligno absoluto, sino un ser banal, obediente, buen funcionario, que había llevado hasta el extremo mal las órdenes que recibía.
Me pregunto si no estamos asistiendo a algo así en España, después de ver la pesadillesca sesión del Parlamento sobre la investidura del candidato, que sí no lo remedia un milagro, se producirá el martes día siete de enero. (Diputados socialistas: piensen en la “banalidad” de su voto de confianza en este contexto).
Pero, ¿qué tenemos? Diputados socialistas aplaudiendo a lo que más se parece esas banalidad del mal, Bildu, la siniestras secuela de ETA y el totalitarismo Vasco tan asombrosamente “normal” durante 40 años allí. Quien haya leído “Patria” de Fernando Aramburu (el mejor relato de esa banalidad cotidiana del mal), se dará cuenta de lo que hablo. Durante cuarenta años en el Pais Vasco fue normal que a una persona se la señalara en una diana y fuera liquidada porque, oye, algo habrá hecho, y poco a poco sus amigos más íntimos le vayan dado de lado, le dicen que es mejor que no venga ya a jugar a las cartas, ni al club de ciclismo de los sábados. Está marcado nada menos que por la autoridad superior, ETA, tarde o temprano llegará la bala segadora, las mujeres amigas de su mujer dejan de mirarla, de saludarla, y un día como cualquier otro, llega la bala. 
Pero las presiones siguen. Oye, mejor te vas de aquí. oye, a mi ni me mires. Tú verás, pero si te quedas... ¿qué había hecho la víctima? Nada. Un sucio asunto de un empleado que le tenia enfilado. Porque era pequeño empresario, daba empleo, pero entre sus empleados, un retorcido que le denuncia a ETA por no subir la nómina. Liquidado. 
Banalidad del mal. La vida sigue, se echan capas de olvido, unos hijos se van a la ciudad, otros se quedan con bravura, la mujer se convierte en un fantasma a quien nadie ve o quiere ver. Banalidad. 
Pues con esos ejecutores, que todavía no han perdido perdón, el candidato quiere formar gobierno. Con esos, que han conseguido llegar al poder en su zona de ejecución, de mando, que siguen diciendo que ellos son los héroes, que gracias a ellos se ha llegado a esta influencia, que el gobierno de España los necesite y les ruegue, y les aplauda. Gobierno cuyo partido tiene víctimas de aquellos gudaris aguerridos y valientes. 
A esto hemos llegado. A la pesadillesca sesión de investidura de ayer, 4 de enero, que acabará con un gobierno apoyado por esa gente y otra de parecido origen y signo. ¿Y a dónde nos llevará esto? Muchos tenemos la tentación de dejarnos mecer por la nana de la banalidad, del nunca pasa nada. Yo creo que se ha dado un paso irreversible hacia la banalidad del mal de Hannah Arendt. No veo que en este país se pueda decir precisamente, “nunca pasa nada”. Sólo si se quiere mirar a otro lado puede decirse eso. 
El mal surge de la banalidad de la civilización occidental. Civilización en la que vivimos una vida cotidiana banal, hasta que algo se pervierte y surge el Mal con mayúscula. Un Mal tras el cual nada volverá a ser igual.