Hoy, en Libertad digital, un artículo del autor sobre la catastrófica actuación de los poderes mundiales como una causa de la crisis.
http://www.libertaddigital.com/opiniones/opinion_44283.html
Para los que saben algo de inglés, recomiendo la documentación referenciada.
En resolución: el mundo, hoy, está lleno de Zapateros, de sacamuelas que venden crece-pelos que curan la tosferina. Bush, Sarcozy, Zapatero, Merkel, ¡qué más da!, todos venden los mismo, sólo se escuchan a sí mismos. Venden milagros, y mientras, provocan hambrunas por las que nadie les pide cuentas. Sí: provocan hambrunas y agravan la crisis. ahí están los hechos.
El Cuaderno de Arena (La decadencia de Occidente). Foto Guillermo Navascués. "How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James
2 comentarios:
Acabas de escribir:
..."No se sabe muy bien por qué, pero el tema medioambiental se ha convertido en un agujero negro que atrae sin remedio las voluntades. En todo caso, esto nos ha puesto ante problemas muy serios, además de contradictorios, con remedios incompatibles que se esterilizan mutuamente,"...
Si por hipótesis admitiéramos la existencia de un ser superior, muy poderoso, perverso por antonomasia, gobernando el mundo, podríamos considerar que lo que hoy nos rodea es el triunfo más completo de este espíritu de las tinieblas.
Hasta el Vaticano habla ya del cambio climático.
¡Todos inmersos en la construcción de esta Torre de Babel de despropósitos!
Estoy anonadado. Definitivamente.
Gracias por tu comentario; así lo veo yo, como si un dios malévolo,... o nuestro Dios, que para perdernos, nos haya vuelto locos.
Sí, Torre de Babel del despropósito es una buena comparación.
Quizás es que hemos perdido, con la fe, la humildad, que nos autolimitaba nuestras capacidades. Ahora los poderosos se creen capaces de todo. Hemos perdido la humildad que, intuitivamente, sabía que sin el concurso de los individuos libres no había avance. En fin, esto no es más que evolución, y no debemos de dar por hecho que sea a peor. concedamos que hay una posibilidad de que sea para mejor.
Esa humildad se llamaba liberalismo. Ahora esta palabra es maldita por "La fatal arrogancia" -como la llamaba Hayek- del socialismo, que cree poder gobernar con justicia el mundo.
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