Grecia ha decidido cerrar sus bancos. El cierre de bancos implica que nadie puede hacer efectivo sus depósitos en euros, ni hacer transferencias. Lo primero que va a pasar es que muchos no van cobrar sus sueldos y pensiones, cuyos pagos de momento se difieren. Esto alimentará la rueda de la desconfianza. Elescaso dinero que hay en manos de la gente, desaparecerá. Eso hará caer la demanda a plomo, la actividad económica al nivel de precariedad, y muchos negocios se verán al borde de la quiebra, que se producirá si la falta de dinero dura mucho.
Es decir, el proceso es parecido al que sufrimos todos en 2008, que fue parado por la actuación de los bancos centrales. Pero ahora no hay banco central que lo pare. El Banco de Grecia no tiene poder de emisión, y es totalmente dependiente de lo que le de el BCE por el procedimiento de urgencia del ELA. De Momento, el BCE ha anunciado que prorroga el procedimiento de urgencia, pero al tener que ser constantemente aprobado por el Consejo del BCE, la posibilidad de interrumpirse no es un factor de confianza precisamente.
Al convocar el Referensum, Tsipras ha dejado un vacío de cinco días, cinco días en que no se puede tomar decisiones ante la incógnita de que va a salir. Además, Tsipras ha pedido enfáticamente el voto NO a permanecer en el euro, lo cual alimenta incertidumbres, porque los inversores están cinco días intentando adivinar cuál será el resultado, y qué se decidirá entonces. Pero la incertidumbre será posiblemente más grande si gana el sí -es decir, si el voto es contra lo que propone el gobierno- que si sale no, porque entonces se sabe con más certeza lo que va a pasar.
Si sale SÍ, sería un galimatías para Europa y para Grecia. Lo lógico sería convocar elecciones, o un nuevo gobierno de concertación de fuerzas de acuerdo con el resultado, porque sería el colmo que Tsipras fueran a negociar de nuevo, con un mandato en contra de sus objetivos. Sin embargo, las encuestas previas auguran que saldrá un SÍ.
Por lo tanto, cinco días, más los días en que se tome un decisión, de volatilidad máxima de los mercados, de incertidumbres y de pérdidas que probablemente afectarán a la débil recuperación europea.
El Mago Guindos, que, como saben, acierta siempre en sus pronósticos, ha sido que "Grecia se quedara en el euro porque no tiene otra solución". Yo no sé de donde se saca la grisura que envuelve a este hombre. Porque si Grecia se queda en el euro, tendría que explicar si es por el artículo 33 de código civil o militar. Le pregunto al Gran Mago: ¿qué pasa si sale SÍ en el referéndum?
Hombre, si está pensando en un solar llamado Grecia, sin habitantes ni actividad, más que de la nueva raza de lagartos que sobrevivan, solar que nadie quiere y se queda en el área del euro porque no tiene habitantes para manifestarse, pues no creo que a los lagartos les importe estar en el euro...
Ahora bien, visto lo mal que le ha sentado el euro a los países del sur, a Grecia en particular, pues la solución más acertada económicamente es que se salga del euro, que se le ayude de estabilizarse desde la UE, con la promesa de que podrá volver cuando se haya recuperado (promesa no certeza). La ayuda principal sería ayudar a estabilizar el nuevo dracma (BCE) y mayores facilidades de deuda. Sin eso, la vida en el euro sería difícil. Con esas condiciones la confianza de los inversores volvería más rápida.
Pero me temo que Merkel y cía son remisos a eso, porque podría ser tal éxito que muchos querían seguir ese camino, lo que a su vez acortaría la vida del engendro drásticamente.
Sin embargo, para que fuera un éxito se requiere que Grecia tuviera un gobierno medianamente decente, lo que me temo que no ha tenido en su vida. Estoy seguro que con Syrizas el fracaso sería seguro. No hace falta más que leer sus programas, su actuación en la negociaciones, para saber que lo joderia todo y acabaría en una hiperinflación (ver Artículo Jetemy Werner)
En caso de que Europa se negara a apoyar los primeros pasos de la nueva moneda griega, hay un plan B. El FMI, que es experto en reflotar países en quiebra con moneda propia. Pero otra vez debomos sospechar que al la Toika no le haría gracia.
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