Praet, del BCE, aporta nuevas truculentas imágenes sobre la decandencia europea. Desgraciadamente, con su propia información, las convulsiones que saca son erróneas, como nos enseña
Coppola en un excelente post.
Las truculentas imágenes son éstas:
Primero, el bache entre el nivel del PIB y el potencial (PIB máximo sin desempleo ni inflación). El agravante es que este PIB potencial ha sido revisado a la baja, y está muy por debajo del que habría si se hubiera siguió la tendencia ante de la crisis:
Segundo, el vergonzoso distanciamiento al alza del paro respecto a los paises de la UE que no están en el euro. Difícil de defender que el euro es bueno, siquiera neutral. Es una catástrofe.
Tercero, la causa que hay de esta caída, la cada vez más baja inversión, los peores registros de todas las post recesiones sufridas desde la recesión de 1973:
Total, una sentencia inapelable. No se puede culpar a los fallos de la Oferta, o ausencia de reformas estructurales de los paises (
como hace Praet), cuando lo primero que falla es la estructura de la
vaca sagrada del Euro. El euro no ha impulsado, al revés, la integración de mercados nacionales, sobre todo de capital y trabajo. Es verdad que los paises han arrastrado los pies en las reformas. Pero, como dice Coppola, no se puede descargar todo el peso del derrumbe en la microeconomía cuando la macro está ausente de la cabeza de los líderes políticos. Esa falta de liderazgo es silenciosa, como si nadie quisiera enterarse de ella, no vaya a ser que...
Pero la ceguera nos puede llevar a a una guerra, como avisa Coppola, y se lee en los augures de la historia cuando la lees derecho. La historia dice: la humanidad no es perfecta, no aguanta mucho tiempo la desesperación. Europa lleva 8 años desesperada, acumulando ansiedad colectiva. Mientras, los lideres eueopeos muestran más y más impotencia y desorientación.
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