"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

sábado, 25 de febrero de 2017

(Des)quilibrio general y macroeconomía

En su último post, David Glasner hace un comentario a la última aportación de Roger Farmer. No me interesa aquí el conjunto del post, sino estos párrafos en concreto, que dan una idea de la falacia de La macro actual, al hacernos creer que está fundada en el Equilibrio General: 

This is an important point, so I will try to restate it within a wider context. Modern macroeconomics, of which Roger’s model is one of the more interesting examples, flatters itself by claiming to be grounded in the secure microfoundations of the Arrow-Debreu-McKenzie general equilibrium model. But the great achievement of the ADM model was to show the logical possibility of an equilibrium of the independently formulated, optimizing plans of an unlimited number of economic agents producing and trading an unlimited number of commodities over an unlimited number of time periods.

To prove the mutual consistency of such a decentralized decision-making process coordinated by a system of equilibrium prices was a remarkable intellectual achievement. Modern macroeconomics deceptively trades on the prestige of this achievement in claiming to be founded on the ADM general-equilibrium model; the claim is at best misleading, because modern macroeconomics collapses the multiplicity of goods, services, and assets into a single non-durable commodity, so that the only relevant plan the agents in the modern macromodel are called upon to make is a decision about how much to spend in the current period given a shared utility function and a shared production technology for the single output. In the process, all the hard work performed by the ADM general-equilibrium model in explaining how a system of competitive prices could achieve an equilibrium of the complex independent — but interdependent — intertemporal plans of a multitude of decision-makers is effectively discarded and disregarded.

This approach to macroeconomics is not microfounded, but its opposite. The approach relies on the assumption that all but a very small set of microeconomic issues are irrelevant to macroeconomics. Now it is legitimate for macroeconomics to disregard many microeconomic issues, but the assumption that there is continuous microeconomic coordination, apart from the handful of potential imperfections on which modern macroeconomics chooses to focus is not legitimate. In particular, to collapse the entire economy into a single output, implies that all the separate markets encompassed by an actual economy are in equilibrium and that the equilibrium is maintained over time. For that equilibrium to be maintained over time, agents must formulate correct expectations of all the individual relative prices that prevail in those markets over time. The ADM model sidestepped that expectational problem by assuming that a full set of current and forward markets exists in the initial period and that all the agents participating in the economy are present and endowed with wealth enabling them to trade in the initial period. Under those rather demanding assumptions, if an equilibrium price vector covering all current and future markets is arrived at, the optimizing agents will formulate a set of mutually consistent optimal plans conditional on that vector of equilibrium prices so that all the optimal plans can and will be carried out as time happily unfolds for as long as the agents continue in their blissful existence.

However, without a complete set of current and forward markets, achieving the full equilibrium of the ADM model requires that agents formulate consistent expectations of the future prices that will be realized only over the course of time not in the initial period. Roy Radner who extended the ADM model to accommodate the case of incomplete markets called such a sequential equilibrium, an equilibrium of plans, prices and expectations. The sequential equilibrium described by Radner has the property that expectations are rational, but the assumption of rational expectations for all future prices over a sequence of future time periods is so unbelievably outlandish as an approximation to reality — sort of like the assumption that it could be 76 degrees fahrenheit in Washington DC in February — that to build that assumption into a macroeconomic model is an absurdity of mind-boggling proportions. But that is precisely what modern macroeconomics, in both its Real Business Cycle and New Keynesian incarnations, has done.

If instead of the sequential equilibrium of plans, prices and expectations, one tries to model an economy in which the price expectations of agents can be inconsistent, while prices adjust within any period to clear markets – the method of temporary equilibrium first described by Hicks in Value and Capital – one can begin to develop a richer conception of how a macroeconomic system can be subject to the financial disturbances, and financial crises to which modern macroeconomies are occasionally, if not routinely, vulnerable. But that would require a reorientation, if not a repudiation, of the path on which macroeconomics has been resolutely marching for nigh on forty years. In his 1984 paper “Consistent Temporary Equilibrium,” published in a volume edited by J. P. Fitoussi, C. J. Bliss made a start on developing such a macroeconomic theory.

A mí me parece una magnífica descripción de la Falacia de la Composición cometida por la Macro actual, llamada también el modelo Neo Keynesiano - que como he repetido muchas veces, no tiene nada que ver con Keynes. Keynes es el primer econonomista en denunciar la economía clásica del equilibrio económico logrado espontáneamente a través de los mercados, como algo imposible cuando hay millones de decisiones de millones de agentes que no se han puesto de acuerdo sobre qué es lo que esperan de la evolución del futuro. Keynes bautizó esto como la Falacia de la Composición. 
Es más, los modelos de Arrow-Debreu-McKenzie que menciona Glasner, no son una consagración del Equilibrio General, sino justo lo contrario: las condiciones tan absurdas que se tienen que dar para se dieran en la realidad dicho equilibrio.Tan absurdas como que existieran unos mercados de futuros - tantos con bienes hay - en los que en el momento cero todos pudieran tomar sus decisiones en función de los precios que reflejaran esos mercados, de manera que el equilibrio estuviera ya determinado desde el principio. No existen esos mercados, obviamente, por lo que no es posible la coordinación de todas las decisiones individuales continuamente. Por el contrario, que no existan exigiría que los agentes tomen sus decisiones en cada momento sin equivocarse, sólo con la ayuda del mercado presente. 
Lo que hacen los neokeynesianos es en realidad dar por su puesto que sí existen, lo cual es como subsumir todos los productos de una economía en un solo bien y todos los millones de individuos en un solo agente, que además es racional y si se equivoca es transitoriamente, y rectifica hacia el punto de equilibrio. Esto es como decir que los millones de individuos "aprenden" de sus errores, y "rectifican" sin volverse a equivocar, por lo que al final todo es estupendo. La incertidumbre keynesiana queda arrumbada al baúl del desván, lo cual es prescindir de una de las grandes aportaciones de la historia de la Economía. Sin esta aportación, al final el desempleo se corrige, tarde o temprano, a través de la acción de los mercados, en los que los individuos van rectificando hasta llegar a La coordinación óptima. Con incertidumbre, en cambio, el desempleo puede ser permanente. 
De la concepción optimista de los Neokeynesianos se infiere que el único problema es mantener una tasa de inflación óptima, que permita alcanzar ese óptimo (algo sospechosamente idéntico a Friedman). De la idea keynesiana se infiere, por el contrario, que el problema es que la coordinación de los individuos puede retardarse años, y que una acción del gobierno que la "avive" es necesaria. 
Desde los años setenta vivimo sbajo la égide del modelo Neokeynesiano. Casi todos - o todos- los bancos centrales siguen un modelo neokeynesiano. 
El lector se puede preguntar por qué le he dedicado un tiempo a estas quizás torpes reflexiones. Es simplemente por mi propio gusto en aclararme a mí mismo después de leer a Glasner, que siempre es un placer.

miércoles, 22 de febrero de 2017

El populismo que viene. Raíces y consecuencias

El llamado populismo está cada vez más cerca de apoderarse del mundo occidental: ya ha hincado sus dientes en Reino Unido y Estados Unidos, y amenaza ahora con apoderarse del continente europeo. El populismo es difícil de definir, pero lo que ha demostrado hasta ahora es que puede ser un revolcón más que relevante al orden legal vigente más o menos democrático y liberal-económico. 

 

Uno de las primeras ordenes ejecutivas de Trump ha sido la de someter a revisión la ley Dodd-Frank, que se hizo para evitar que se dieran las debilidades bancarias que originaron la gran crisis de 2008. 
No sabemos cuál será el resueltas, pero el aire despectivo de Trump al hablar de dicha ley hace temer lo peor: que suspenda sus aspectos principales. 
Cuales son esos aspectos mínimos que no deberían de tocarse, sino servir de base para mejoras ulteriores?
Una sección de esa ley, la denominada "regla Volcker", que prohíbe a las instituciones financieras operaciones por cuenta propia en instrumentos y con instituciones consideradas especulativas, será la primera en caer. El patrimonio estará al albur de esas operación mes, con lo que las ratios de capital podían quedar sin eficacia. También se apunta a las exigencias relativas a la protección de los consumidores de servicios financieros. Los acuerdos internacionales que establecen los requerimientos mínimos de recursos propios de los bancos han sido considerados un obstáculo al crecimiento del crédito, por lo que serán igualmente contestados. Todo un programa de desmantelamiento de lo construido después del desastre de 2008.

Jeffrey Frankel le dedica un artículo, en el que deja claro la importancia de esa ley, manifiestamente mejorable desde luego, pero con algunos puntos capitales que deberían ser intocables para que no se vuelva a repetir una crisis tan salvaje. Pero eso a Trump le importa una higa, y ha cedido a las presiones de sus amigos banqueros más poderosos. No hay duda que el sistema financiero americano ha ganado en solidez, y podía ganar aún más si se reforzarán alguno de esos puntos. Pues no, demos media vuelta, que lo importante es ganar dinero a corto plazo. 
¿En que podría mejorar la ley, si se mantuviera en vigor?

This is not to say that current legislation could not be improved. The most straightforward way to do that would be to restore some of the worthwhile features of the original plan that have been weakened or negated over the last seven years. Dodd-Frank might, in theory, also benefit from a more efficient tradeoff between the compliance costs that banks and other financial institutions confront and the danger of systemic instability (in areas like the “Volcker Rule” restricting proprietary trading by banks).

But achieving this would be a difficult and delicate task. Contrary to what some in the financial industry seem to believe, there is no evidence that Trump will manage it properly. On the contrary, even before the review of Dodd-Frank gets going, Trump has already gotten financial regulation badly wrong.

Dodd-Frank trataba de que hubiera más transparencia y, por ende, más confianza de los clientes (siempre a merced de la asimétrica información que controlan los intermediarios). Sin perjudicar a estos cuando su intención no es abusar del cliente. Es como si se obliga a un vendedor de coches a comprobar que no ha manipulado el cuenta kilómetros, lo que no le importará si no tiene intención de engañar. 
Hay una fundamentada sospecha de que Trump ha ganado las elecciones manipulando un sistema de Big Data para influir en la orientación electoral de los indecisos. Sus promesas son incumplibles: no van a volver los empleos con los que sueñan sus votantes, empleos que han desaparecido no sólo por la competencia exterior, sino porque el avance tecnológico impide que esas líneas de producción vuelvan a ser factibles. En realidad está haciendo todo lo contrario para volver a ese imposible, y en este caso de la Dodd-Frank, está haciendo lo posible para que el sistema financiero vuelva a ser un riesgo sistémico. 
En realidad, como dice Joseph StiglitzTrump (el populista hasta ahora más inquietante, porque va confirmando su decisión de llevar sus promesas a cabo), tiene una visión maniquea del mundo y la política internacional, o en otras palabras, una visión de suma cero: 

Trump ve el mundo en términos de un juego de suma cero. En realidad, la globalización, si es bien administrada, es una fuerza de suma positiva: EE UU gana si sus amigos y aliados —ya sea Australia, la Unión Europea o México— son más fuertes. Pero el enfoque de Trump amenaza con convertir la globalización en un juego de suma negativa: EE UU también perderá. Ese enfoque quedó claro desde su discurso inaugural, en el cual su repetido conjuro “Primero, Estados Unidos”, con sus connotaciones históricamente fascistas, confirmó el compromiso que Trump tiene con sus estrategias más feas. Las Administraciones anteriores siempre han tomado en serio su responsabilidad de promover los intereses de EE UU. Pero las políticas que perseguían, por lo general, se enmarcaban en términos de una comprensión ilustrada de lo que significa el interés nacional. Los estadounidenses, según ellos, se benefician de una economía mundial más próspera y una red de alianzas entre países comprometidos con la democracia, los derechos humanos y el Estado de derecho.

Y como populista que es - otra característica que debemos esperar de todos los que aspiran a llegar al poder - lo primero que ha hecho es establecer un régimen sino de terror, al menos de pánico a ser señalado en un simple twitt, como nos alerta de nuevo Stiglitz: 

La falta de coraje [en el Foro de Davos] fue aún más preocupante: estaba claro que muchos de los que estaban preocupados por Trump tenían miedo de elevar sus voces, ya que podría ocurrir que ellos (y el precio de las acciones de sus empresas) se vayan a convertir en el blanco de un tuit. El miedo omnipresente es un sello característico de los regímenes autoritarios, y ahora lo estamos viendo en EE UU por primera vez en mi vida adulta.

Como resultado, la importancia del Estado de derecho, que otrora fue un concepto abstracto para muchos estadounidenses, se ha convertido en algo muy concreto. Bajo el Estado de derecho, si el Gobierno quiere evitar que las empresas contraten a terceros y subcontraten internacionalmente, tiene que promulgar leyes y adoptar regulaciones para crear los incentivos adecuados y desalentar el comportamiento que le es indeseable. El Gobierno no intimida ni amenaza a empresas en particular, ni tampoco retrata a los traumatizados refugiados como una amenaza a la seguridad.

Pero no es solo EEUU y Trump lo que debe inquietarnos, sino la difusión general del llamado "populismo", algo tan generalizado y creciente como difícil de analizar, pues cada país y cada cultura le ha puesto su impronta. 
¿Que es el populismo? hay un artículo de Brigitte Granville que sintetiza las opiniones de los más relevantes economistas o académicos que han escrito sobre él. Ese esfuerzo de síntesis merece la pena leerse, pero al final no se llega a una conclusión precisa sobre la pregunta. En mi opinión, el populismo tiene una raíz común con lo que Antonio Escohotado, en su impresionante libro "Los enemigos del comercio", identifica, a lo largo de la historia con todos los grupos sociales, desde  místicos religiosos a ideologías extremas ( a derecha e izquierda), por los que circula el elemento común de odiar, repudiar, y a ser posible, eliminar, la propiedad privada y la libertad de comercio. No es que los neopopulistas de hogaño se hayan definido así, pero se percibe claramente esa comunidad de intenciones con los populistas de antaño. Tienen en común el odio al la diferencia de riqueza entre pobres y ricos, que desde luego la crisis ha aumentado, como en otras épocas de crisis, a lo largo de la historia, lo que les ha hecho florecer, alcanzando el poder y prolongado con su torpe fanatismo el periodo de penuria. Es a lo que nos enfrentamos hoy: a un revolcón de la economía liberal (en sentido amplio, incluida la socialdemocracia), y una inmersión en la economía de entreguerras, precisamente lo que se ha intentado evitar con la política monetaria de los bancos centrales, pero que ha llegado tarde y ha sido insuficiente para parar el tren del populismo. 
Como dice Granville, el populismo lleva la semilla de su fracaso en su torpeza, en sus propuestas contradictorias, incompatibles, que dictaminan con escaso error su caída. Por ejemplo, como dice el economista chileno Velasco, "Trump ha dictaminado proteccionismo, su "joya de La Corona", pero esto no dejará de encarecer las importaciones (efecto buscado), pero a su vez esto encarecerá los costes salariales y no salariales de las empresas residentes en EEUU, todo lo contrario de lo deseado. Las importaciones, paradójicamente, fomentan por lo menos algunas exportaciones. Lo mimos pasa con la promesa de reducir impuestos a los ricos y a la vez lanzar el gasto público por un billón de dólares (trillion en anglo saxo), lo que puede lanzar la economía a corto plazo, pero crear deuda creciente a un plazo más largo. En economía no hay medidas sin efectos contrarios, y el populismo precisamente se caracteriza desde luego por ignorarlo. Sin embargo, 
 ¿Cuanto tardará en llegar ese fracaso, y, sobre todo, habrá en pie instituciones no relegadas para que su fracaso electoral y sustitución por la normalidad anterior sea ágil sea ágil? Desgraciadamente no podemos estar seguro de que dure poco, y por lo tanto tampoco podemos asegurar que el relevo será sin problemas, porque cuando los populistas fracasan, sean del signo que sean, tienden a invadir las instrucciones garantes de la libertad, lo que les atrinchera con más fuerza en el poder... y hace más difícil restablecerlas en su pleno significado. 
En Hungría por ejemplo, hay un gobierno populista desde hace un año, nos informa Granville, que ha hecho felices a sus votantes mediante una política de gasto social y veto a la inmigración. Esto no puede ser eterno, pero puede durar, y puede alargarse en sus contradicciones, si el poder invade la justicia y el legislativo, más en una Europa a punto de caer sus países más señeros en poder de los populistas, lo que al menos debilitará el afán de las instituciones europeas en su vigilancia del Pacto por la estabilidad y el empleo. De hecho ya se empieza a notar esa debilidad en la ampliación de plazos concedida a ciertos países incumplidores del déficit público. Por eso, podemos pensar sin riesgo de equivocarnos que la duración de los gobiernos populistas va ser muy elástica. 
Todas estas razones no son halagüeñas para lo que se viene llamando desde hace siglos el mundo occidental, incluyendo los paises que se han incorporado recientemente, y que por ello son los de más endeble resistencia. ¿Una nueva "Decadencia de Occidente", De Splenger?

No es de extrañar que esa debilidad este fomentada por el "aliado" de Trump, Putin, el jerarca ruso, que quiere devolver los golpes sufridos en los años noventa cuando Rusia estaba extremadamente débil, y EEUU no estuvo muy fino en el análisis del efecto boomerang de querer llevar la OTAN hasta la misma frontera. No sólo eso, sino que Trump - aunque parece haber rectificado - dijo que la OTAN aérea un trasto inútil y que no pensaba mantener su cuota. 
Desgraciadamente, el efecto debilitador es unidireccional, de EEUU a Europa, lo que quiere decir que estamos a merced de los ucases de Trump y sus sueños de debilitar a la Unión Europa en favor de Reino Unido, y Rusia. 
Estos son fuerzas externas, pero el enemigo principal está dentro, dispuesto a abrir las puertas a ese enemigo exterior. Probablemente, Occidente no ha estado en una situación tan delicada e incierta desde la Segunda Guerra Mundial. 

España en Harvard

Excelente artículo de Emilia Landaluce sobre como nos conocen en Harvard. Desolador.

Este año, los alumnos han preparado un programa de lo más completo. Entre otros temas, los ponentes discutirán sobre las relaciones de la UE con Rusia, Europa como líder de la era espacial, políticas migratorias, ciudades sostenibles y, cómo no, "El futuro de Europa: adhesiones y secesiones", a propósito del Brexit. La lista de conferenciantes españoles resulta sorprendente. Además del corresponsal Carlos Franganillo y del presidente de Acciona, José Manuel Entrecanales, están invitados Luis Cueto, sobrino de Carmena y coordinador general de Alcaldía del Ayuntamiento de Madrid; la ya embarazadísima Ada Colau (sí, en Harvard, donde el curso cuesta 60.000 euros) y Artur Mas. Es previsible que el anterior presidente de Cataluña (así lo presentan en la página web) intervenga en el apartado dedicado a las secesiones y adhesiones dentro de la UE. Lo hará obviando, como ya ha hecho el independentismo en otras ocasiones, que la secesión de Cataluña y la adhesión a Europa son excluyentes y el cúmulo de ilegalidades que amparó el 9-N. Sloterdijk dice que han dejado que los circos romanos se invistan de academias. Más grave podría ser que las universidades (y siempre excluimos a los departamentos de ciencias) sean circo, que no cabaré.

¿España debe imitar a Alemania?

Las exportaciones han crecido en 2016 un 1,7%. Grandes Aleluyas en los medios. Pero como dice José García Domínguez, en "Exportar no nos salvará", España no puede imitar a Alemania en un contexto en el que Europa es un espacio cerrado sobre sí mismo en que unos se exportan a otros. El 50% del PIB alemán se exporta. El 50%. El superávit exterior alemanas es del 9% del PIB. El resto del mundo le debe a Alemania más de un 100% de su PIB. Alemania, a su vez, es un país cerrado, como demuestra su gran superávit, que cuanto más grande sea, mayor será el déficit de otros países. 
El bueno momento de España en exportaciones e importaciones se debe a la compresión de la demanda interna, que sujeta las desviaciones del consumo hacia bienes exteriores. Esro un día se acabará, porque el modelo ese producción español no ha cambiado, sigue basándose en el trabajo de baja productividad. Si alguien cree que nos podemos convertir en Alemania es un iluso. Transcribo un párrafo del brillante artículo de JGD.

Las metáforas, como los fundadores de religiones han sabido siempre, resultan decisivas para dar forma a las percepciones de la realidad que luego interioriza el público. Y con Alemania ha cuajado la imagen, ahora convertida en lugar común periodístico, de la locomotora. Pero, en realidad, a lo que más se parece la economía germana en el contexto europeo es a una aspiradora, no a un locomotora. Las locomotoras tiran de los vagones que las preceden; las aspiradoras, en cambio, absorben cuanto hay a su alrededor, dejando el más impoluto de los vacíos como única tarjeta de visita. Así las cosas, el éxito de Alemania se asienta en el fracaso de los demás. Algo que no ocurriría si los europeos comerciásemos de modo muy intenso con el resto del mundo, tal como el relato popular sobre la globalización quiere dar a entender. Pero eso, simplemente, no ocurre. Los europeos comerciamos de forma preferente con otros europeos. Somos un universo bastante más cerrado y autosuficiente de lo que se cree. España, por ejemplo, destina el 66% de sus exportaciones a los demás países de la Unión Europea. Y en eso no suponemos excepción alguna, sino que nos movemos dentro de la norma comunitaria. En cualquier caso, la alternativa de crecer exportando fuera de la Unión Europea, que no otro es el objetivo que inspira la política económica de Bruselas y Berlín, resulta tan inviable como lo anterior. Y por una razón similar. Las estrategias de desarrollo de Brasil, Rusia, India y China, los célebres BRIC, que junto a los emergentes de Asia serían los mercados potenciales de esa expansión europea, pasan por idéntico principio rector: exportar a Occidente. Todos ellos, sin excepción conocida, ansían exportar, no importar. Quieren vender, no comprar.

Con la diferencia de que los BRICS - añado yo - son naciones, con una política monetaria y cambiaria única y con un objetivo claro: exportar. El euro, en cambio, no tiene un objetivo único y común, porque cada país miembro tiene sus propias prioridades. Esa es la ventaja que nos llevan. 

martes, 21 de febrero de 2017

Matemático: el freno migratorio contraerá el PIB.

Es impepinable. El otro día hablamos de los límites al crecimiento que suponían las perspectivas demográficas de EEUU. Trump ha dicho que la economía iba a crecer un 3,5% anual los próximos diez años. Veíamos que las proyecciones demograficas y de productividad establecían un límite a esa tasa de crecimiento, que estaría más próxima al 2% máximo. 

 

La única forma de paliar estas tendencias sería mediante la inmigración, a lo que Trump no sólo se opone, sino que es partidario de expulsar inmigrantes instalados ya en EEUU. El otro día vimos lo siniestro  que es este sujeto: estaban expulsando bajo amenaza de muerte a un ex Marine mejicano que había estado en todas las últimas guerras de EEUU. Esto, ¿no recuerda un poco a lo que hizo Hitler con los judíos que habían luchado por Alemania en la Primera Guerra Mundial? 
En todo caso, sin demografía propia y sin inmigración, es imposible que se cumplan las previsiones económicas del gobierno Trump. 
Sabemos que esa amenaza está en Europa. Brexit, Marine Le Pen, el Holandés cuyo nombre no logro recordar, han aplaudido a Trump por sus medidas. 
Lo malo es que han abierto la caja de Pandora, y el "pueblo llano" ha empezado a escrachear, nunca mejor dicho, a los inmigrantes por el mero hecho de serlo. Por ejemplo, a los polacos en Reino Unido, lo cual demuestra lo desorientada que anda la gente. 
Los paises europeos tienen peores perspectivas demográficas que EEUU. Rusia será un país viejo dentro de muy pocas décadas, pero nosotros no estamos demasiado lejos de eso. Necesitamos  inmigración, eso sí, hecha selectivamente (es decir, antiterrorista), si es que somos capaces. Creo que se ha mezclado una cosa con otra. La mitad del mundo tiene exceso de población, la otra mitad necesidad acuciante. Lo malo es que no es fácil compensar los desequilibrios. 
En todo caso, la intensificación del problema poblacional en Europa y EEUU debilitará aún más esas economías y estos países políticamente, lo cual es altamente preocupante. 


Se vive más tranquilo fuera de Twitter

Samanta Villa, periodista televisiva de gran encanto, ha tenido dos bebés. Felicidades. Pero se le ha ocurrido quejarse en Twitter de que la maternidad no es la felicidad completa, que la crianza "le quita calidad de vida". Yo comprendo lo que quiere decir, aunque no lo hubiera expresado así. He tenido hijos, tengo sobrinas que tienen hijos pequeños, una amiga ídem, y sé lo arrasador que es, inevitablemente, mantener el orden dentro del caos y conseguir leer una página, ir un día al cine y, sobre todo, dormir un mínimo necesario. En algunos momentos los críos son agotadores. 
En "Sapiens" hay una entrevista hecha por una universidad americana que demuestra que la gente saca grandes satisfacciones de la familia, pero que la cría de los bebés es una cosa que requiere grandes dosis de energía y paciencia en cualquier hora del día. Eso aparte de los sustos que te dan las criaturas con su descontrol, por no hablar de enfermedades. Si te fijas bien, uno niño es un ser pequeñito descontrolado, que lo mismo se puede caer por un balcón que debajo de un autobús. 
En fin, que lo que dice Samanta me parece de lo más plausible, aunque también se la puede replicar: se podía haber informado antes. 
La idílica visión de la maternidad como algo perfecto es inhumana, y por lo tanto, falsa. Si Samanta iba engañada, pues... 
Pero ahora viene Twitter. Resulta que la empresa Hero baby, productora de alimentos para bebés, se le ha ocurrido dedicar un twitt de los más inofensivo a Samanta, aunque solo sea por eso de "no vaya a acabar con la clientela". En todo caso, motivos comerciales aparte, yo no le veo maldad. 

"A Samanta, acomodada y famosa, sus hijos le hacen perder calidad de vida. Animo Samanta, tus hijos te querrán igual". 

En todo caso, una muestra de ingenio publicitario. 
Bueno, pues los twittteros seguidores de Samanta (supongo) se han puesto como chacales en pie de guerra con la empresa, y ahí ha salido toda la mala follá que se acumula en Twitter. Supongo porque una empresa, en Twitters, es el demonio, capitalismo andante. Por ejemplo. 

"@HeroBaby @samantavillar Cuando no queréis ofender a alguien ridiculizáis su mensaje y le decís que sus hijos le querrán a pesar de ello?"

¿¿??
¡Horror! Digas lo que digas, estas perdido. Después de una avalancha de este tenor, en la que se acusa a la empresa de que usa aceite de palma en sus productos para bebés - lo cual no estoy en disposición de confirmar o negar - Hero se ve en la necesidad de dar marcha atrás, lógicamente. 

"Nuestro ánimo nunca fue ofenderte. Te deseamos lo mejor. ¡Felicidades por tu maternidad, Samanta!"

¡Tarde, muy tarde para rectificar, "sinverguenzas", responde la cohorte de twitteros. Hala, a machacar a la puta empresa engañadora. 

La misma Samanta les dedica un Twitt "enternecedor":

Hola @HeroBaby Por que metéis aceite de palma en vuestros productos, con la baja calidad nutricional y el perjuicio al ambiente? Gracias

Se nota un pelín de nerviosismo, porque ese "gracias" después de poner a parir a Hero, en fin. No viene a cuento. Eso sí, muy consciente de la calidad nutricional y el "ambiente" (nos podía ya de paso decir qué empresa cumple con el "ambiente"). 
En fin, para abreviar, así es Twitter a todas horas: un turbión de mala follá donde corre la adrenalina y otros elementos similares, un infierno del que más vale mantenerse alejado. Pero lo peor es que luego es noticia rentable para los periódicos, que es de donde saco la información. 
Me hace pensar en aquel trozo del Evangelio que dice "el que está libre de culpa, que tire la primera piedra". Porque es una especie de apedreamiento constante, todo bajo seudónimo, claro. 

domingo, 19 de febrero de 2017

El dólar no caerá. Subirá y mucho

Bajo el título "La calma que precede a la tormenta", Nicolás tiene un magnífico artículo. Debe leerse para saber las directrices que podemos esperar en este año. Sin embargo, discrepo en un punto. Creo que el dólar no se va a caer, todo lo contrario. Creo que las políticas anunciadas por Trump, si se aplican al pie de la letra, tienen que hacer subir al dólar... ante lo que no se sabe cómo reaccionará, aparte de cabrearse. Lo he explicado en mi último artículo, "Desmontando a Trump". Si Trump ejerce de proteccionista, y además se dedica a repatriar capitales, el efecto neto es una mejora de la balanza comercial y un gran entrada de capitales, lo que hará subir al dólar. 

Otro motivo es que da el gran impulso prometido a La inversión pública, el tipo de interés subirá, y eso también haría subir el dólar. 

Impepinable si no arbitra algo en contra, y la verdad, Trump tiene la pinta de ser un arbitirsta de cuidado. 

Por ejemplo, puede obligar a la FED a intervenir en el mercado de divisas "al estilo de China", comprando divisas y vendiendo dólares que aumentaría su oferta y bajaría su cotización. ¿Lo hará? puedee hacerlo, pues como en todos los paises del mundo, la política cambiaria depende del gobierno (ídem en el euro: la política cambiaria no depende del BCE sino del ECOFIN Y del Consejo). Le creo capaz. Sería un desataré -inflación- pero es capaz

La verdad es que Trump no ha tenido en cuenta la reacción del resto de mundo, gobiernos o mercados, a sus propuestas confusas y o contradictorias. Una subida del dólar, como una subida del tipo de interés, sería viento de frente, y eso sin contar la respuesta del resto del mundo a sus medidas "tocacojones". En fin, un año incierto con riesgos marginale "talebianos", como dice Niko. 

(Dios, no permitas que me meta a hacer pronósticos tan concretos. Suelen fallar siempre)

La corrosión del Estado español

Occidente está dando muestras cada vez más claras de estar en una decadencia acelerada, con los bárbaros de cuchillas afiladas a las puertas del reino. 
España ha tomado la delantera en esa decadencia por caminos que a otros países ni se les ocurre todavía. La mejor vía de corrosión que hay es la que ejemplifica Andalucía. En Javier Matacán, en el Confidencial, podemos leer que el Tribunal Superior de Andalucía acaba de legalizar el enchufismo, esa forma tan española de colocar a los cuñados, tan ancestral, pero hasta ahora ilegal y por lo tanto se ejercía discretamente. Ya no hace falta. En el juicio a un tipo que estuvo dos años cobrando  2000 euros al mes por no ir a trabajar - ni siquiera dejaba el abrigo en la percha como prueba de que su ausencia era breve - le ha absuelto. Pero lo curioso es que el tribunal admite los hechos: sí era un enchufado, militante del PSOE, "liberado" por el expeditivo método de que fuera la Junta de Andalucía que le pagara un sueldo, y dedicara su tiempo de trabajo al partido. Otros casos que cuenta Javier son llamativos, escandalosos. ¿Cómo se las apaña el Alto Tribunal para absolver reconociendo que sí, que los hechos están claros? Pues por el sencillo método de decir que no está probado que el vínculo entre el delincuente y su favorecedor (PSOE) era de enchudismo. Es decir, había una situación que efectivamente no era regular, ¿pero quien demuestra que de eso es culpable el enchufado? ¿Por que no iba a ser encargado del Servicio de Documentación, o de la filmoteca, un tipejo sin preparación? quizas lo hiciera mejor que un experto. No hay ninguna prueba que diga explícitamente que está ahí por enchufe. Está ahí. Pero puede ser porque es competente.
Es como lo que decía David Hume de la ciega confianza que depositábamos en la relación Causa-Efecto. Es una mera correlación temporal, pero no tenemos pruebas de que exista eso llamado relación causal, simplemente porque para llover tiene que haber nubes. A veces hay nubes y no llueve. En rigor, sólo establecemos una relación estadística entre las nubes y la lluvia... igual como cuando se decía que "todos los cisnes son blancos", hasta que en Australia apareció un cisne negro. 
Debe haber un filósofo de altos vuelos en el TSA.
Pues eso. A partir de ahora, no se podrá establecer que han enchufismo cuando un señor esta nombrado a dedo como jardinero mayor de los jardines del Alcazar, aunque no tenga ni zorra de plantas, y se generalizará el CAOS, que se nos viene tan deprisa que nos pillará dormidos como lechoncillos.

sábado, 18 de febrero de 2017

Desmontando a Trump. ¿Fin del imperio americano?

Veo en los análisis de mercados (ver el artículo de Paz Viruet) un gran optimismo sobre Trump, pese a los máximos alcanzados por La Bolsa americana recientemente. Esos máximos están fundamentados en las expectativas alcistas generadas por la política anunciada por Trump. Esta política tiene cuatro grandes áreas, que son proteccionismo, grandes planes de obras públicas, bajadas de impuestos (a las empresas), y desregulacion financiera. 
No hay duda que así enunciadas estas cuatro líneas tienen un potencial de aumento del crecimiento. 
Sin embargo, no es plausible que este potencial dure los diez años que pretenden los trumpistas. Hay elementos que van a suponer palos en las ruedas de tan magno proyecto al cabo de pocos años. 
En primer lugar, la economía americana está ahora mismo en una tasa de desempleo mínima, 4,8%, cercana la tasa natural, tras la cual se generaría más inflación. De hecho, la FED, por boca de su presidenta, ha anunciado que ya no se puede retrasar más la subida de tipos de interés, que jugará en contra de un crecimiento como el que prevén los economistas de Trump, del 3,5% anual. (En realidad no hay tal cosa como previsiones de los economistas de Trump. Ha sido una cifra nventada por él, como se puede ver en Vox.)
Estas tasas no se han visto desde los mandatos de Reagan y Clinton. Pero, como dice Krugman  estos dos presidentes cogieron el mando cuando la economía estaba por los suelos, por lo que era más fácil cosechar grandes crecimientos sin inflación desbocada.
Pero es que, además, entonces la demografía apoyaba con su expansión dicho crecimiento, mientras que ahora la tasa de natalidad y la tasa de población activo son decepcionantes y decreciendo - como en todo el mundo occidental, o casi. Ven el gráfico: 

 

¿Sería posible que aumentará la tasa de participación ante el aumento salarial que debería producirse? con el límite impuesto por la tasa demográfica, que aunque mejorará, tardaría mucho tiempo en surtir efecto. 
El crecimiento tiene dos palancas que lo impulsan: la demografía y la productividad. Tampoco de la productividad se puede esperar nada, si no remontase inesperadamente, como se puede ver en el siguiente gráfico del % de crecimiento anual de la productividad por trabajador. 

 

Un crecimiento de la población del 1% y de la productividad del 1% dan aproximadamente un crecimiento potencial del 2%, muy alejado del 3,5% para 10 años anunciado por los trumpistas. 
Ellos dirán que cuentan con otras líneas de actuación que ya hemos mencionado. 
El proteccionismo desviaría recursos de importaciones a exportaciones. Supongamos que es así, y que ninguna potencia que comercia con EEUU tomaría medidas de contrarréplica. Lo más probable es que sí las tomaran, y que eso contraería las exportaciones más de lo que están dispuestos a admitir. 
Pero Trump no sólo es proteccionista del comercio. También lo es de los movimientos de capital, y apropuesto  medidas fiscales para repatriar las inversiones americanas en el mundo. Esto puede suponer un buen impulso inicial a la inversión (piensen en el dineral que tienen en el mundo Appel, Amazon, etc). Ahora bien, una cosa se llena vaciando otra, y esto sería un duro golpe para los paises anfitriones de esos capitales, por ejemplo, Irlanda, pero también nosotros. Lo que hace prever una lucha a ver quién baja más los impuestos para quedarse con la tarta, lo cual no augura unas relaciones económicas entre países muy tranquilas, y un aumento del populismo ante la bajada de impuestos y del gasto social. 
En todo caso, el primer efecto en EEUU sería aumentar la demanda interior, y el pulso inflacionista - con el impulso adicional de gasto público en inversiones - además de revaluar el dólar por la entrada de vuelta de esos capitales. Todo ello son fuerzas que despertarán vientos en contra, para abatir los cuales habrá que arbitrar otras medidas, cómo reforzar aún más la protección, la expulsión de inmigrantes, etc. En economía el camino del arbitrismo tiene corto recorrido y nunca llega a un equilibrio. 
Por cierto, que la expulsión de mano de obra cuando la demografía tiene tan malas perspectivas, aumenta el salario y presiona al alza la inflación. 
En realidad no sabemos cómo jugarán estas fuerzas, ni cuánto tiempo, ni cuál será la reacción de los demás países ni la del gobierno USA de segunda vuelta, cuando la primera no haya dado los resultados apetecidos. No sabemos cómo reaccionará Trump a una FED demasiado antiinflacionista que le límite sus previsiones; lo que sabemos es que se pondrán en marcha fuerzas que globalmente no son armoniosas, y que el papel de EEUU en el mundo perderá estatus, eso seguro. Probablemente a favor de China, que se ha ofrecido como gran defensora de la libertad de comercio, lo que abre el campo a otras relaciones internacionales, como explican en este interesante artículo: "China Transformed: A New Balance of Power". 
En realidad Trump está a punto de tirar el liderazgo mundial a la basura, por una quimera que ha vendido a sus votantes que no se va a producir. Los empleos industriales que desaparecieron con la globalización y la tecnología no volverán. Lo que es claro es que las consecuencias nos salpicarán a todos. ¿Será el principio del fin de EEUU como primera potencia? 

Día en el gimnasio

Por razones de salud, suele ir con frecuencia al gym. El gym es un microclima muy curioso. Primero, suele ser un lugar sobre saturado de gente, y el espacio es limitado. Eso crea un cierto estrés, sobre todo en el vestuario. A ello se añade que en dicho vestuario - el de chicos - todos estamos desnudos o semidesnudos. Desnudos les gusta ir, bamboleando las partes pudendas, a los más dotados de tales partes. Los demás, los pudorosos, llevamos una toalla atada a la cintura. No sé si esto sucede en el vestuario de chicas, pues no me han dejado entrar nunca. No tengo información al respecto, aunque me gustaría. 
Después de cambiarme, me voy a hacer mis ejercicios. En la primera sala, hay una serie de antipáticos aparatos de musculación que no suelo visitar, paso de largo. Observo que, en uno de ellos, un anciano solitario se ha dormido. Se nota porque está roncando. Todos pasamos procurando no molestarle, aunque la música ambiente está alta. 
Inmediatamente vienen las dos salas de los vigoréxicos, dónde están los que entienden. Hacen cosas muy raras que dan yuyu. Mejor dejarlos, y llego a mi auténtico reino que es la cinta de andar y correr. Aquí hay una cantidad increíble de gordas que se ponen a andar pasito a pasito, a la par que hablan por teléfono incesantemente, con amigas a las que informan de que están en el gym. Tras unos minutos de ponerse al día - ay, hija te llamo porque me he dicho, pobre, hace un montón que no la llamo - pasan sin dilación a hablar de cosas propias de su género y edad (pido perdón a la policia de igualdad de género, pero es que cada género se diferencia por la edad, o viceversa), como recetas o ganchillo, nietos - qué riquísimos son - y otros temas igualmente apasionantes. Entre unas y otras no paran. Lo que hacen de gym no sirve absolutamente para nada, pero pasan el tiempo amenamente.
En cambio, hay cada vez más chicas jóvenes, en un estado de forma perfecto, que hacen de todo: correr como fieras, levantar pesas como hombres, e incluso dar clases de boxeo. Hay una que se la nota que está deseando soltar hostiazos de verdad. Y encima están buenas, con perdón de la policia del ramo. 
Tras una  hora de sudar copiosamente, me vuelvo al vestuario, en donde me encuentro lo mismo que antes. Observo que uno de los superdotados se está afeitando con sus pudendas partes apoyadas en el borde del lavabo (no se está afeitando eso, sino la cara). Qué asco, tomo nota para no acercarme a ese lavabo. Alguien debería decirle algo, pero su musculatura disuade. Mejor no ver, no oír, no hablar. 
Aparte de los exhibicionistas hay gente discreta que procura no molestar ni ser molestado en esa jaula de monos sin pelos - aunque alguno es casi más velludo que un orangután. Salir de ahí siempre es una satisfacción, pensando en las cañitas que te vas a tomar a costa del ejercicio. Es el objetivo intermedio, que se llama. 
Me gusta el gym, aunque no es a muy sociable. Me gusta por las endorfinas, que hacen que ese rato de las cañas sepa a gloria. ¿O son las cañas las que sueltan las endorfinas? No lo sé. Yo juro que cuando son después de una sesión de gym, saben mejor. 

Keynes en la URSS

Keynes no era de izquierdas. Los que desde la izquierda han intentado apoderarse de él, que lean sus opiniones sobre un par de viajes a la Unión Soviética. Ídem, los que desde la derecha le acusan de socialista. (Fuente: Davenport-Hines. "The seven lives of John Maynard Keynes").

He first visited Russia in 1925 (accompanied by his St Petersburg-born wife) as the University of Cambridge representative at the bicentenary celebrations of the Academy of Sciences in Leningrad. This was at the height of the Politburo power struggle that followed Lenin’s death. ‘Red Russia holds too much which is detestable,’ he reported. ‘I am not ready for a creed which does not care how much it destroys the liberty and security of daily life, which uses deliberately the weapons of persecution, destruction and international strife. How can I admire a policy which finds a characteristic expression in spending millions to suborn spies in every family and group at home, and to stir up trouble abroad?’ He was dismayed by the sovereign power of an ideology that seemed to him merely stupid. ‘How can I accept a doctrine which sets up as its bible, above and beyond criticism, an obsolete economic textbook which I know to be not only scientifically erroneous but without interest or application in the modern world?’ He loathed Soviet Russia’s destruction of individual initiative, educational excellence and personal distinction. ‘How can I adopt a creed which, preferring the mud to the fish, exalts the boorish proletariat above the bourgeois and the intelligentsia who, with whatever faults, are the quality in life and surely carry the seeds of all human advancement? Even if we need a religion, how can we find it in the turbid rubbish of the Red bookshops?’ Everything in Soviet orthodoxy was a violent affront to the ideals that inspired Keynes.

In 1928 the two Keyneses revisited Russia. ‘We enjoyed the ballet and the opera … but came back very depressed about the Bolshies,’ Keynes reported to Ottoline Morrell. ‘It is impossible to remember, until one gets in the country, how mad they are.’ The vandalism of the communist economic system, in which doctrinal purity mattered more than making things work, left him aghast. ‘Offered to us as a means of improving the economic situation, it is an insult to our intelligence,’ he wrote in 1934. ‘But offered as a means of making the economic situation worse, that is its subtle, its almost irresistible, attraction.’ He saw communism not as a reaction against the nineteenth-century failure to organize optimal economic output, but as a reaction against agreeable prosperity. ‘It is a protest against the emptiness of economic welfare, an appeal to the ascetic in us all … When Cambridge undergraduates take their inevitable trip to Bolshiedom, are they disillusioned when they find it all dreadfully uncomfortable? Of course not. That is what they are looking for.’ The free-thinking, free-speaking meetings of the Apostles had begun to be marred by young Communist party members parroting party doctrines.* Until then practical politics had been beneath discussion on the hearth-rug. The young communists’ despoliation of a sacred Cambridge totem made Keynes condemn Das Kapital as he did the Koran. ‘I know that many people, not all of whom are idiots, find it a sort of Rock of Ages,’ he said to Bernard Shaw of Marx’s monumental work. Yet its motivating ideas seemed redundant, otiose and barren in the twentieth century. ‘How’, he asked Shaw, ‘could either of these books carry fire and sword round half the world? It beats me.’ 32 Socialism, too, seemed an irrational creed for any Apostle of Keynes’s generation. There was no appeal for him in Sidney Webb’s promised nirvana where the population would be bureaucratized and dutiful under governmental controls. ‘You will have some small office no doubt,’ Webb promised (or threatened) Virginia Woolf. ‘My wife & I always say that a Railway Guard is the most enviable of men. He has authority, & is responsible to a government. That should be the state of each one of us.’ 

Nothing was more alien to Keynes’s outlook. Individual initiative was to him humane: it enriched character, personal fulfilment, the arts, scholarship, benefactions as well as enterprise. Capitalist individualism was an outlet for masculine aggression and a safety-valve on the will to dominate. ‘Dangerous human proclivities can be canalized into comparatively harmless channels by the existence of opportunity for money-making and private wealth, which, if they cannot be satisfied in this way, may find their outlet in cruelty, the reckless pursuit of personal power and authority, and other forms of self-aggrandizement,’ Keynes judged in 1936. ‘It is better that a man should tyrannize over his bank balance than over his fellow-citizens; and while the former is sometimes denounced as being but a means to the latter, sometimes at least it is an alternative’. 


viernes, 17 de febrero de 2017

Trump, ¿muñeco en manos de Putin?

Paul Krugman tiene un artículo terrible denunciando la injerencia de Putin en las elecciones que ganó Trump. Injerencia a favor de su victoria.

The story so far: A foreign dictator intervened on behalf of a U.S. presidential candidate — and that candidate won. Close associates of the new president were in contact with the dictator’s espionage officials during the campaign, and his national security adviser was forced out over improper calls to that country’s ambassador — but not until the press reported it; the president learned about his actions weeks earlier, but took no action.

 Krugman ve razones suficientes para que el partido republicano se una al demócrata y haga una investigación del caso, pero dicho partido está completamente sometido a Trump. Se acabaron los tiempos en que el Congreso era una poderosa instirucim capaz de declarar al presidente Nixon indigno de ser presidente y obligarle a dimitir, gracias a la acción concertada de los dos partidos. 

Put it this way: I’ve been seeing comparisons between the emerging information on the Trump-Putin connection and the Watergate affair, which brought down a previous president. But while the potential scandal here is far worse than Watergate — Richard Nixon was sinister and scary, but nobody imagined that he might be taking instructions from a foreign power — it’s very hard to imagine today’s Republicans standing up for the Constitution the way their predecessors did.

De todas formas, tiene razón Krugman que el caso es muy grave: la primera vez que se sospecha que un dictador extranjero se ha entremetido con éxito en las elecciones de EEUU, orgulloso hasta ahora, con bastantes motivos, de sus instituciones. 

It’s not a constitutional crisis — yet. But Donald Trump is facing a clear crisis of legitimacy. His popular-vote-losing win was already suspect given the F.B.I.’s last-minute intervention on his behalf. Now we know that even as the F.B.I. was creating the false appearance of scandal around his opponent, it was sitting on evidence suggesting alarmingly close relations between Mr. Trump’s campaign and Russia. And nothing he has done since the inauguration allays fears that he is in effect a Putin puppet.

How can a leader under such a cloud send American soldiers to die? How can he be granted the right to shape the Supreme Court for a generation?

Pero si cabe esta sospecha, y si el Congreso se declara incompetente en el caso, podemos sentirnos preocupados por la vía de agua que se ha abierto en el que hasta ahora era nuestro principal protector de la democracia liberal (incluyó en liberal obviamente a la socialdemocracia). El hasta ahora infalible líder de Occidente, se permite perder, ante la opinión pública mundial, su imagen de campeón del cada vez más mermado Occidente. No es que EEUU y Rusia no puedan establecer acuerdos sobre determinadas cuestiones: es que se sospecha que el presidente actual ha ganado con trampas, y que puede ser un muñeco en manos de Putin. 
Trump nos inquieta, por diversas razones, no sólo por su aspecto de hortera de discoteca. Parece decidido a dictar ucases directamente dirigidos contra las instituciones más respetadas, saltándose las sentencias de los jueces en contra. Es como si su principal enemigo estuviera dentro de casa: los que no le han votado, los que le critican... lo que es ciertamente algo sin precedentes. Un presidente recién instalado suele intentar reconciliarse y suavizar aristas con los grupos sociales que le rechazan. Pero éste aparenta ser un twittero al que le ha tocado en un concurso vivir en La Casa Blanca y ha decidido vengarse de todos los twitteros que le llevaban la contra. Esperemos que no dure mucho. 

jueves, 16 de febrero de 2017

Las manipulaciones en la contabilidad del PIB

Hemos visto antes, en el post anterior, cómo se manipulan las cifras de deuda pública a la baja, por una cantidad escandalosa que supone el 41% de PIB. Ahora vamos a ver cómo se manipula, al alza esta vez, el nivel de PIB. De ello se infiere que la ratio de Deuda/PIB, dato crucial de la salud de una economía, está gravemente minusvalorada. 
Desde 2008, año en que comenzó la crisis, La elaboración del PIB sufrió un cambio profundo de metodología que nunca ha sido explicado. El caso es que hasta entonces, el PIB tenía una alta correlación con indicadores que servían en su elaboración. A partir de entonces se rompió esa correlación, y mientras dichos indicadores reflejaban la gravedad de la crisis, con caídas históricas, el PIB lo hacía de manera mucho más suave y amortiguada. Cabe sospechar que el PIB está sobrevalorado seriamente, como en un 17%. A ello me he referido en el post "El PIB es más falso que un euro de madera".  

Además, la broma ha seguido en tiempos recientes: las cifras superiores al 3% que se dicen que ha crecido desde 2015 son exageradas. Para ello tomo datos de un diálogo ficticio del economista Juan Carlos Bermejo  que deben leer), en el que se enumeran indicadores que tenían que haber crecido más para que el PIB en 2016 hubiera crecido un 3,2%. 

Primero:  En 2016, hasta noviembre, Hacienda ha recaudado 173.175 millones frente a los 168.486 del año 2015. Ahora bien, este año habéis aplicado un adelanto a cuenta del impuesto de sociedades de unos 8.000 millones, por lo que la conclusión del informe es que los ingresos tributarios… ¡han caído en 2016 respecto a 2015!

Segundo: El índice de consumo de energía eléctrica de las empresas ha caído un 0,9% en 2016 respecto a 2015. El consumo aparente de cemento ha caído en 352.000 toneladas en 2016. No es posible crecer si estos indicadores decrecen.

Tercero: . El valor de las exportaciones más alto de 2015 fue el del mes de julio, con 23.508 millones de euros. En todo 2016, España no ha sido capaz de superar esa cifra. Además, en el acumulado de 2016 sólo habéis pasado de 230.081 millones a 233.794 millones, es decir, un crecimiento del 1,6%, y en ningún caso en línea con el 3,2% del PIB. 

Cuarto: Las ventas de las grandes empresas crecieron en 2016 un 2,4%, mientras que en 2015 lo hicieron el 5%. Esto quiere decir que están creciendo a un ritmo de algo menos de la mitad que el año anterior. 

Quinto: La matriculación de vehículos creció en 2016 un 9,2% frente al 20% que lo hizo en 2015. Eso es menos de la mitad. Y si tomamos los datos de vehículos industriales, sólo creció un 8,5% en 2016, que comparado al 38,5% que creció en 2015… 

Si el PIB en 2015 creció un 3,2%, y todos estos indicadores de actividad en 2016, de alta correlación con el PIB, están creciendo a valores inferiores, o incluso a la mitad, no es posible que el PIB del 2016 haya crecido un 3,2%,.

Por lo tanto, la deuda no es el 100% del PIB. Al PIB oficial, la deuda total sin recortes del PDE es del 141% de PIB. Ahora bien, si corregimos el PIB por la sobrevaloración probable del 17%, la deuda debería ser del 170% / PIB.


Las manipulaciones en las cifras de deuda

El concepto de deuda pública emitida por las AAPP y en poder de otros agentes, nacionales o foráneos, es un concepto claro que incluye todos los títulos emitidos por la Administración Pública española. Por ese concepto la deuda pública llega a 1 561 525 millones de euros. 
Ahora bien, a la cifra oficial de deuda pública se le aplica el protocolo "Procedimiemto de déficit excesivo" (PDE), que permite descontar algunos conceptos del total. En el cuadro adjunto oficial de BdE, se puede ver los epígrafes de la deuda que se suprimen de la misma, hasta reducirla a 1 107 593 millones €. Es decir, 450 mil millones escamoteados. Vean el cuadro http://www.bde.es/webbde/es/estadis/infoest/a1104.pdf
Básicamente, lo que se sustrae es la deuda de las empresas públicas, la deuda emitida por una entidad pública en manos de otra entidad pública, y otros ajustes, que en rigor no deberían ser descontados. La deuda de la Seguridad Social o de la CA catalana en manos del Estado Central no debería ser descontada, pues nunca será pagada al estado central, que es el único emisor solvente: los demás componentes no tienen mercado para emitir su propia deuda si no es porque el estado central se compromete a comprarla en caso de que sea mal vendido por el poseedor. 
De aquí se infiere que la deuda pública por unidad de PIB año es 100%, sino el 145% de PIB. Es decir, del PIB oficial, pues esta Cuantía, el PIB, también está bajo sospecha. De eso hablaremos en el siguiente post. 

miércoles, 15 de febrero de 2017

El Caso Banco de España. Inspectores versus altos cargos

Entre la motivos alegados por la Audiencia Nacional para obligar al juez Andreu a imputar a los altos cargos del Banco de España y del la CNMV, están cuatro correos que el inspector  Casaus Envió a su superior Comin, uno de los altos cargos imputados y dimitidos. (Fuente, El Español.)

Primer correo: 
El informe alerta: “Los ingresos serán menores que los costes por mucha cuenta de resultados que pinten con beneficio” y que el grupo no es viable e insiste que la única solución es la venta del banco a una entidad independiente, a ser posible, extranjera, que se haga cargo de la deuda de Bankia. Las refinanciaciones en el mercado mayorista ascendían a 120.000 millones de euros, más del 12% del PIB español, una cuantía que sólo una entidad muy solvente podía garantizar.
Pero además, recuerda que Casaus incluyó en su informe que “la salida a bolsa con un banco doble [BFA-Bankia] es el primer paso para nacionalizar las pérdidas, algo injusto y contrario a lo que nos pide la norma (velar por un uso eficiente de los recursos públicos)”.

Segundo correo: 
Dije que no lo diría más… ¿o sí? Pero lo digo: este grupo NO ES VIABLE”… “En caso contrario se acabará malvendiendo el banco cotizado por un lado y el FROB tendrá que hacerse cargo del banco no cotizado, por el otro, con un coste por el contribuyente de en torno a 15.000 millones de euros frente a la opción de coste cero para el contribuyente que supondría que el grupo fuera comprado hoy por una entidad potente y solvente.

Tercer correo: 
“total ausencia” de rentabilidad como el “mayor problema”; y el problema de liquidez como “la principal amenaza”: “Bankia ha recibido ayudas públicas directas o indirectas a largo plazo por más de 23.000 millones de euros (…) Pongamos estos 23.000 millones de euros en relación con los 33.000 millones de euros de emisiones de Bankia que vencen entre 2011 y 2012 y llegaremos a la conclusión de que Bankia ha podido afrontar una gran parte de los vencimientos en los últimos tres años gracias a las ayudas públicas directas o indirectas del Estado español”.

Cuarto correo: 
Este correo añade una demoledora advertencia sobre el Gobierno interno del grupo, de los que (entre otras cosas) informa: "un consejo muy politizado y poco profesional; continúan los mismos gestores que han llevado a las entidades a solicitar ayudas públicas; desacreditados en el mercado”.

A la vista de esta pequeña muestra de la opinión técnica de la inspección, frente a la lenidad de los más altos cargos de la inspección y del BdE, se ve claramente cuál es la sustancia del problema: intrusismo de un criterio que no es técnico en la decisión de permitir la salida al mercado de las acciones trufadas de agujeros de Bankia. Es decir, criterios políticos. 

El Banco de España ante lo que será el caso Banco de España

El Banco de España empieza una batalla interna que puede ser muy perjudicial para la institución. Además está batalla interna será observada minuciosamente por los tribunales y las comisiones parlamentarias que se avecinan, pese a que el juez Andreu ha intentado dejar fuera del caso a los máximos responsables del caso Bankia y otras Cajas in vigilando. (Ver blog anterior "El caso Bankia"). La batalla es entre las partes que quieren salir limpias de las responsabilidades del gran error de la gestión de rescate de las Cajas de Ahorros. Un día, estas entidades quedaron a merced de los políticos, y desde ese día ya no tenían solución. Esa politización impactó de lleno en el BdE cuando hasta entonces éste había intentado con más o menos acierto quedarse al margen de los partidos. La delicada imparcialidad se rompió cuando llegó Miguel Ángel Fernández Ordóñez a gobernador de la mano del nefasto Zapatero. 
Ahora los inspectores, como cuerpo bien organizado jurídicamente, quieren dejar bien claro que lo que sucedió con las Cajas ya lo habían avisado en reiteradas cartas a la cúpula de Banco de España y a la opinión publica. Que esta no sea una forma muy ortodoxa de disciplina de un cuerpo que se debe a la disciplina interna, no es más que una manera muy española de silenciar y sofocar la crítica que, por ejemplo en Suecia, está permitida: cualquier funcionario puede ir a los tribunales con información de que sus superiores están actuando delictivamente, 
Gracias al comportamiento heterodoxo, pero legal, de los inspectores (para eso se constituyeron en asociación con capacidad jurídica), sabemos ahora mucho más que si sólo estuviéramos en posesiones de los informes oficiales. 
La mejor manera de perjudicar lo menos posible a la institución sería deslindar claramente las responsabilidades personales de las colectivas, como por ejemplo, ¿quien decidió la aberración de fusionar Cajas de Ahorros en quiebra para solventar la crisis? esa decisión, de la que presumían Fernández Ordóñez & Zapatero como una idea clarividente que iba a dejar indemne al sistema, sin poner un euro público, frente a otros "pobres" países, que se habían endeudado hasta las trancas, multiplicó luego por dos las necesidades financieras del rescate. Que pagamos todos, por supuesto. Eso fue un ligereza general en la que se enmarca el caso Bankia, que no es un intento con agravantes de los mismo: endilgar una entidad quebrada a inversores privados con engaño sobre la verdadera situación de la entidad. Durante sos años jugaron a juntar legalmente agujeros financieros enormes, como si éstos fueran a disolverse mediante la apelación a capital privado... que estaba quebrado. Al final, el dinero tuvo que llegar de Europa, encantada de no tener que rescatar al país entero. 


martes, 14 de febrero de 2017

El caso Bankia. Perdón, el caso Banco de España

Sobre el artículo que publiqué hace poco sobre el caso Bankia  La Audencia Nacional ha corregido al juez Andreu, encargado del caso Bankia, y le ha obligado a investigar (antes se llamaba imputar) a Fernández Ordóñez, La cúpula de entonces de la inspección, Fernando Restoy como vicepresidente que era de la CNMV, Y Julio Segura, entonces presidente de la misma, a título de declaración como posible investigado. 
Primero y último, no entiendo bien la aparente ligereza del juez, pues sin esos sujetos ¿qué queda por juzgar en el caso de salida a bolsa de Bankia? Este es un caso en el que se juzga la responsabilidad del daño inflingido a unos incautos que compraron las acciones, cuando los arriba citados sabían, gracias a los inspectores del BdE, que Bankia era un generador portentoso de pérdidas. Los vigilantes no sólo pecaron por pasiva, sino por activa: sabían, les habían informado, y no cumplieron con su obligación de proteger al inversor minorista. No sólo eso, sino que presionaron a otros bancos a comprar acciones de Bankia para dar una pátina de respetabilidad. También son responsables del aumento del agujero de Bankia por no decir la verdad a tiempo, y del volumen de dinero público que se necesitó en su nacionalización, con aumento cuantioso de la deuda pública. 
¿No demuestra este lapsus del juez cierta desidia y pocas ganas de investigar a los imputados? Es de temer que esto sea un preanuncio de en qué va acabar el juicio. 
Los arriba citados han intentado escudarse en el subterfugio de que se desacreditaba al BdE cuando se ponía en duda la actuación de un alto cargo, algo que es falso. Por el contrario, el BdE está suficientemente desacreditado, y aclarar lo ocurrido con nombres y apellidos sólo le puede ayudar a restablecer su imagen. 

lunes, 13 de febrero de 2017

El bucle melancólico del Yo

En "Homo Deus"  (Yuval Noah Harira), nos describen cual es la base científica de la conciencia y el yo. Ya saben, esa parte del ser humano que nos identifica como individuos únicos con libre albedrío: la fundamentadiom ideológica del liberalismo y la democracia (porque no concibo Democarcia que no sea ampliamente liberal).
Según los últimos avances científicos, la conciencia y el yo son puras ficciones fabricadas por nuestro cerebro. La cosa funcionaría más o menos así: el cerebro está dividido en dos hemisferios, cada uno con sus funciones bien distintas, aunque ambos conectados. El hemisferio derecho es el que se encarga de tomar las decisiones, decisiones que, según se han demostrado, no están basadas en la racionalidad objetiva, sino en un flujo de neuronas interactivas imposible de adscribir a un proceso de maduración racional. Si me compro un Mercedes o un Cintröen, creemos que hemos tomado una decisión basada en los pros y los contras de motorización, precio, consumo, amortización, etc, pero en realidad es algo tan simple como que el color rojo del Mercedes, o su línea, o el efecto-envidia en los amigos, son demasiado tentadores. Esto, me dirán, no es ninguna novedad. 
Ahora entra el funcionamiento el hemisferio izquierdo. Su función es completamente distinta pero complementaria. Se encarga de inventar una narrativa que nos satisfaga a nostros mismos sobre nuestros actos. Es la sede de nuestras creencias, siendo las más importantes el Yo y la Conciencia, es decir, creernos que somos una entidad única, un in-dividuo, no un dividuo. Y un individuo necesita siempre justificar su vida. Cuanto más equilibrado y sano, mejor le funcionará el hemisferio izquierdo. ¿Quién no conocemos a auténticos entusiastas de sí mismos, excesivos, insoportables, que siempre hablan de un mono tema: sus éxitos, en realidad mitómanos que se creen sus propias mentiras? Bueno, pues todos somos algo mitómanos, lo necesitamos para sobrevivir. 
Naturalmente, la narración inventada por el Yo es continuamente alimentada, y su flujo turbulento y mezclado con otras historias forman nuestra memoria, tan falible como uno se puede imaginar. Somos subjetivos aún sin querer. 
Pero esta subjetividad tiene sus consecuencias en la sociedad. Harira, el autor del libro, cuenta una historia que espero lean con atención, porque muestra que este cerebro nuestro nos lleva a repetir los errores una y otra vez, con la anuencia - lo que es más importante - de los que dependen de nosotros. Esta historia explica por qué la política, aún en democracia, es tan imperfecta. 

"En política, esto se conoce como el síndrome de «nuestros muchachos no murieron en vano». En 1915, Italia entró en la Primera Guerra Mundial al lado de las potencias de la Entente. El objetivo declarado de Italia era «liberar» Trento y Trieste, dos territorios «italianos» que el Imperio austrohúngaro conservaba como propios «injustamente». Los políticos italianos pronunciaron discursos incendiarios en el Parlamento en los que juraban reparaciones históricas y prometían un retorno a las glorias de la antigua Roma. Centenares de miles de reclutas italianos se dirigieron al frente gritando «¡ Por Trento y Trieste!». Creían que sería un paseo. Pero en absoluto lo fue. El ejército austrohúngaro tenía una fuerte línea defensiva a lo largo del río Isonzo. Los italianos se lanzaron contra ella en 11 sangrientas batallas que les reportaron a lo sumo algunos kilómetros, y nunca consiguieron asegurar un avance. En la primera batalla perdieron a 15.000 hombres. En la segunda, a 40.000. En la tercera, a 60.000. Así continuó la cosa durante más de dos terribles años hasta el undécimo combate, cuando los austríacos contraatacaron: en la batalla de Caporreto derrotaron completamente a los italianos y los hicieron retroceder casi hasta las puertas de Venecia. La gloriosa aventura se convirtió en un baño de sangre. Al final de la guerra, casi 700.000 soldados italianos habían muerto y más de un millón habían resultado heridos. Después de perder la primera batalla de Isonzo, los políticos italianos tenían dos opciones. Podían admitir su error y firmar un tratado de paz. Austria-Hungría no tenía reclamaciones contra Italia, y habría firmado de buen grado un tratado de paz porque estaba atareada luchando por su supervivencia contra los rusos, mucho más fuertes. Pero ¿cómo podían los políticos dirigirse a los padres, viudas e hijos de los 15.000 soldados italianos muertos y decirles: «Lo sentimos, ha habido un error. Esperamos que no se lo tomen a mal, pero su Giovanni murió en vano, al igual que su Marco»? Alternativamente, podían decir: «¡ Giovanni y Marco fueron héroes! Murieron por que Trieste fuera italiana y nos aseguraremos de que no hayan muerto en vano. ¡Seguiremos luchando hasta que la victoria sea nuestra!». No es de sorprender que los políticos prefirieran la segunda opción. Así, se empeñaron en una segunda batalla y perdieron a otros 40.000 hombres. Los políticos decidieron de nuevo que sería mejor seguir luchando, porque «nuestros muchachos no murieron en vano».
"Pero no se puede culpar solo a los políticos. También las masas apoyaban la guerra. Y cuando después de la guerra Italia no recuperó los territorios que reclamaba, la democracia italiana puso al frente a Benito Mussolini y a sus fascistas, que prometieron que obtendrían para Italia una compensación adecuada por todos los sacrificios que había hecho. Aunque para un político es difícil decir a unos padres que su hijo no murió por una buena causa, es mucho más difícil para unos padres decírselo a sí mismos…, y más duro aún para las víctimas. Un soldado mutilado que hubiera perdido las piernas preferiría decirse: «¡ Me sacrifiqué por la gloria de la eterna nación italiana!» que: «Perdí las piernas porque fui lo bastante estúpido para creer a unos políticos egocéntricos». Es mucho más fácil vivir con la fantasía, porque la fantasía da sentido al sufrimiento."

Se entiende ahora lo mostrenco, lo frustrante, la imperfectabilidad, de la política, que está inscrita en la naturaleza humana. 
Esto lo lleva Harira al futuro, pues estos descubrimientos nos obligan a plantearnos nuevas formas de organización social: el liberalismo se basa en la creencia de un Yo y el Libre Albedrío, condicionado todo lo que se quiera, sí, pero de libre elección. Yo decido estar orgulloso de que perdiera las piernas en la batalla de Isonzo, pero entre medias ha actuado mi hemisferio izquierdo, que me ha ayudado a sobrellevar mi desgracia incluso con orgullo. ¿Cuántas veces no hemos asistido a lo mismo en cualquier parte del mundo? incluso a veces hay razón para sentirse orgulloso de haberse sacrificado para luchar contra el mal: Hitler, por ejemplo. 
Excuso decir la importancia que tiene esto para la economía, que es la coordinación de miles de millones de decisiones diarias que se toman a diario, cada hora incluso. 

domingo, 12 de febrero de 2017

A Marine le Pen no se la espera, pero no deja de ser un cisne negro

A Marine Le Pen no se la espera. Es muy difícil que gane las elecciones de mayo... pero no imposible. En Francia las elecciones se celebran a dos vueltas. En la primera, todos los candidatos, si son más de dos, obtienen una cuota de votos. Los dos que más han obtenido, se presentan a la segunda vuelta a todo o nada. El o la que saque la mayoría ha ganado. 
En la primera vuelta habrá presumiblememte cuatro candidatos aparte de Le Pen, lo que descarta virtualmente una victoria de cualquiera. En la segunda, se supone que los demás partidos, todos más o menos europeistas, se coaligarán para apoyar al candidato no lepenista. Ha sucedido otras veces. En realidad, es un sistema mayoritario, pues al final el resultado es un ganador. No hay espacio para negociaciones y trapicheos. Las elecciones parlamentarias son iguales. Este sistema fue impuesto por De Gaulle en 1958, para acabar con la inestabilidad de la IV República, parecida a lo nuestro de hoy, candidata a caer en el chantaje de minorías. Es mucho más eficaz un parlamento mayoritario que uno fragmentado, en el que las decisiones importantes están al albur de estrategias de poder de varios grupos sin verdadero interés común. 
Según nos dice Gavyn Davies, los mercados estiman que las probabilidades de victoria de Le Pen son del 10-15%, algo que no preocupa a los mercados excesivamente, salvo cuando se producen noticias como la caída en desgracia de Fillon, el más dotado para derrotar a Le Pen. Sin embargo, esa baja probabilidad puede  ocultar un "cisne negro": un riesgo pequeño de una bomba, por inesperada más catastrófica. 
Madame Marine pretende sacar a Francia del euro convocando un referéndum. Se comprende que el riesgo puede ser colosal, porque esto no puede hacerse sin repercusion en toda Europa, no sólo Francia. Ella pretende que no hay  ninguna dificultad, pero en cuanto ganara las elecciones, una cadena de reacciones se pondrían en marcha, desde la huida de dinero de Francia al aumento consecuente de la deuda del país con el Sistema de Bancos Centrales, vía TARGET 2 (sistema centralizado de casación de deudas intradía), que los alemanes no consentirían eternamente. Aparte de esto, habría efecto contagio en países sospechosos, como España, Grecia, Italia, etc.
Es decir, es muy poco probable que Madame Le Pen tenga la mínima oportunidad de aplicar su poco desarrollada idea sin que se le caiga el castillo de naipes antes de empezar. Francia puede quedar financieramente arrasada. Y lo malo es que los demás también. 
Lo malo del euro es que cualquier intento de borrarlo civilizadamente y por acuerdo mutuo daría lugar a inestabilidades, huida de capitales, etc. Pero no hay ninguna probabilidad de ello, porque si se intentara hacer bien, por acuerdos, unos -Alemania - perderían un Potosí. Alemania vería su nueva moneda subir a las estrellas, lo que le mermaría su competitividad y el borraría su superávit exterior del 9% del PIB. 
Tampoco ganaría Alemania si se decidiera por la vía opuesta de consolidar la unión fiscal y convertirse en exportadora de transferencias, totalmente en contra de su más íntima filosofía. 
Es más, Alemania se está deslizando también hacia una oposición contra el euro, y no sólo por el partido nuevo de extrema derecha. Merkel tiene en sus filas euroescépticos, sentimiento que va creciendo, como cuenta Wolfgang Münchau, con cada vez más votos.
Por lo tanto, el euro va estar durante un tiempo indefinido condicionado a este tipo de riesgos, de los que hasta ahora se ha salido metiendo los problemas debajo de la alfombra. Pero es que eso demuestra que el intento de borrar el espíritu nacional de las naciones más fuertes ha fracasado. Ese espíritu ha sido más correoso de lo que se pensaba cuando se firmó Maastricht. ¿Como se soñó alguna vez que se iban a vencer esas fuerzas telúricas? 
Desde entonces, el euro no ha dado más que sustos y ha contribuido a la situación actual de fraccionamiento entre acreedores y deudores. 

Rajoy, Pablo, Pedro

Mientras asisto al espectáculo del congreso del PP y de Vista Alegre II, me pregunto si hice bien en votar a Rajoy este verano. La respuesta es fácil parara mí: hice bien. Las alternativas eran, aparte de la abstención, votar al PSOE. A Podemos no le iba a votar, ya que voté al PP como freno a la deriva de España. Podemos es pro independencia, que defiende con frivolidad diciendo que ellos prefieren que no se vayan, pero si se quieren ir... 
muchos - y muchas - me recriminaron y lo hiciera. Lo hice sólo por la estabilidad, que desgraciadamente no ha quedado garantizada: habrá elecciones anticipadas. Pero de lo que estaba seguro era de que votar a Pedro Sánchez era como disparar al sol: una frivolidad, aparte de que este loco era capaz de formar gobierno con Podemos, Mareas, la CUP y todo lo que sea antiespañol. Hoy en día anti español es idéntico a inestabilidad. Y de momento nos van ganando por goleada. Rajoy es un mal menor ante esa amenaza, pero es lo único que hay. Rajoy no me pone. Pero no hay otra cosa.
Ahora, visto el resultado general, la molicie de España ante si desaparición, la inanidad de las instituciones, pues volveré a mi abstención habitual. ¿Para qué molestarse?