"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

martes, 30 de agosto de 2016

Por qué los tipos de interés negativos son perniciosos

Buena explicación de Yanis Varoufakis...

 

(a quien no estimo, precisamente), sobre el efecto contraproducente de los tipos de interés cero y negativos para la economía, incentivando, en vez de la ingestión real, la inversión financiera y las operaciones de buyback.
Imagine you are an entrepreneur with money in the bank, or have a bank eager to lend large sums to invest in your business. You spend sleepless nights wondering whether you should invest in a new product – that is, whether you should exploit your access to money to cause an array of others to work on your behalf. In our current Great Deflation, what worries you most is your customers’ future purchasing power and sentiment. Will they be able and willing to buy your new product at high enough prices and quantities?
Suppose that, sleep-deprived, you then switch on the radio or TV only to hear that US Federal Reserve Chair Janet Yellen and European Central Bank President Mario Draghi are considering reducing interest rates further. Will you rejoice at the prospect that your financing costs will fall? Will you be motivated to invest your own money now that it earns lower (perhaps even negative) interest?
No and no. Your reaction is most likely to be one of alarm: “Oh, my God! If Janet and Mario are considering another interest-rate cut, they must have good reason to believe that demand will remain low!” So you abandon your investment plan. “Better to borrow money at almost no cost,” you think, “and buy back a few more of my company’s shares, boost their price, earn more on the stock exchange, and bank the profits for the rainy days that are coming.”
And so it is that the price of money falls, even as the supply of it burgeons. Central bankers who never predicted the Great Deflation are now busily trying to find a way out with economic and econometric models that could never explain it, let alone point to solutions. Unwilling to question the political dogma that central banks must be apolitical, they refuse to think of money as more than a “thing.” And so they continue the search for a technocratic fix to a problem crying out for a philosophically astute political solution.
It’s a futile quest. Once the price of money (interest rates) hit zero, central banks tried buying mountains of public and private debt from commercial banks to give them an incentive to lend freely. The ECB went so far as to pay banks to lend to business while, at the same time, punishing them for not lending (via negative interest rates for excess reserves).
But bankers and businesses, viewing these measures as desperate responses to self-fulfilling deflationary expectations, went on an investment strike, while using the central-bank money to inflate the prices of their own assets (stocks, art, real estate, and so forth). This did nothing to defeat the Great Deflation; it only made the rich richer, an outcome that somehow reinforced central bankers’ belief in central bank independence.


Secular Stagnation. Como combatirlo

Magistral artículo de Michael Spence , 

 

Nobel de economía, sobre los instrumentos disponibles para combatir el Estancamiento Secular. 
El Estancamiento Secular ese esa enfermedad que padecemos y de la cual los doctores españoles no se han enterado, y quieren curar con aspirina y sangrías.

Los rincones oscuros de nuestras almas

En "Crepúsculo en Oslo", Anne Holt, gran escritora Noruega, narra una de sus historias policiacas. Me gusta la novela policiaca. De ésta saco este trozo que me parece magistral, al menos desde el punto de vista del género. Al menos, aunque creo que transciende el género. Es un interrogatorio a un testigo, Trond Andersen, de un crimen, una mujer con la que iba a casarse. No la ha matado él, pero había ocultado cierto rincón oscuro de su vida, por vergüenza. Su nivel narrativo  me recuerda a"Crimen y Castigo", de Dostoyevsky, la mejor novela policiaca que he leído. El policía, Yngvar Stubø, hace una reflexiones que quizás ningún policía se hace... Pero la novela no es la realidad. Lo que daría por contar ficciones así y no cosas de la pedreste economía. 

—No soy así —dijo Trond Arnesen, desesperado—. ¡En realidad, no soy así! Sobre la mesa que lo separaba de Yngvar Stubø había cinco sobres reunidos con una goma de pelo. Todas las cartas estaban dirigidas a Ulrik Gjemselund. Las grandes letras mayúsculas eran las mismas que adornaban la primera hoja de un filofax que había junto a la pila de cartas. —Trond Arnesen —leyó Yngvar Stubø martilleando el dedo índice contra el papel—. Tienes una letra muy característica. 
Podemos acordar que no es preciso un análisis grafológico, ¿no? ¿Zurdo?
 —¡ De verdad que no soy así! ¡Tiene que creer lo que le digo! Yngvar se balanceó sobre la silla. Se cogió las manos detrás de la nuca. Se pasó los pulgares por los pliegues. Rítmicamente dejaba que el respaldo pegara contra la pared. Se quedó mirando al chico, sin decir nada. Tenía una expresión chata y neutral, como si estuviera esperando algo o a alguien, y se estuviera aburriendo. —Tiene que creerme —insistió Trond—. Nunca he estado con… ningún otro chico. ¡Se lo juro! Y esa noche, esa noche, fue la última vez que iba. Si yo me iba a casar y… Grandes lagrimones le corrían por la cara. Moqueaba por una de las fosas nasales. Se secó con la manga, pero era incapaz de calmar el llanto. Los sollozos sonaban como los de un niño pequeño. Yngvar se balanceaba adelante y atrás. La silla golpeaba. Tam. Tam. Tam. 
—¿ No podría dejar de hacer eso? —dijo Trond—. ¡Por favor! Yngvar continuó balanceándose. —Sigue. —Me emborraché tanto —dijo Trond—. Sobre las nueve estaba ya como una cuba. Hacía mucho que no veía a Ulrik y entonces…, sobre las diez y media, salí para tomar un poco de aire. Salí del pub para despejarme un poco. Y, bueno, quedaba muy cerca. La calle Huitfeldt, quiero decir…, y entonces… 
La silla de Yngvar cayó de golpe sobre el suelo. El joven pegó un fuerte respingo. La taza de plástico con agua de la que acababa de beber se volcó. El policía cogió las cartas. Quitó la goma y ojeó los sobres una vez más sin abrir ninguno de ellos. Después volvió a poner la goma diligentemente, y metió todo el montón en una carpeta gris. Trond reconocía al policía amable que había estado en la reconstrucción. Era imposible leerle los ojos, y casi no decía nada. 
—Sigo escuchándote. 
—Ha sido bastante difícil —dijo dócilmente, tomando aire entre los hipidos—. Ulrik ha estado…, dice que…, en realidad había pensado contarlo. Quería decir la verdad, pero cuando me di cuenta de que pensabais que me había pasado toda la noche en el Smuget, no entendí bien por qué…, pensé que… —De pronto echó la cabeza hacia atrás—. ¿No podría decir algo? —se lamentó, y se echó bruscamente hacia delante, apoyando las manos sobre la superficie de la mesa—. ¡Podría decir algo, hombre! 
—Tú eres el que tiene que hablar. 
—Pero ¡no tengo nada más que decir! Siento muchísimo no haberlo dicho inmediatamente, pero es que… ¡Yo amaba a Vibeke! La echo mucho de menos. Nos íbamos a casar, yo era tan… ¡Tiene que creerme! —Ahora mismo no tiene mucho interés lo que yo piense —dijo Yngvar tirándose del lóbulo de la oreja—. Pero me importa mucho saber cuánto tiempo te ausentaste de la despedida de soltero. —Durante una hora y media, ya lo he dicho. Desde las diez y media hasta las doce. Medianoche. Palabra de honor. Pregunte al resto, pregúnteselo a mi hermano.
—Está claro que la última vez que preguntamos se equivocaron. O, si no, mintieron, todos ellos. Juraron que estuviste toda la noche. 
—¡ Eso creían ellos! Por Dios, era todo un caos, y yo me fui sólo un rato. Tendría que haberlo dicho inmediatamente, pero… me daba vergüenza. Me iba a casar. —Eso ya lo sabemos —dijo Yngvar con dureza—. Lo has dicho unas cuantas veces. —Tendría que haberlo dicho —gimoteaba el joven—. Pero es que me daba tanta…, pensé que… —Pensaste que te ibas a librar —dijo Yngvar Stubø, la voz tenía una inflexión extraña—. ¿No es verdad? Se levantó, se puso las manos a la espalda y recorrió lentamente la habitación. Trond se plegaba; dobló la nuca y encogió los hombros, como si tuviera miedo de que le fueran a pegar. —Lo interesante —agregó Yngvar, la voz había adquirido algo fingidamente paternal, un tono medio afable, medio estricto—. Lo interesante es que me acabas de contar algo que no sabíamos. 
El chico había dejado de llorar. Se secaba lágrimas y mocos con la punta de la camisa, y por un momento dio la impresión de estar más aturdido que desesperado. —Ahora no entiendo lo que quiere decir —dijo mirando al policía directamente a los ojos—.
 Es obvio que han hablado con Ulrik y aquella noche… 
—Te equivocas —dijo Yngvar—. Ulrik no quiere hablar con nosotros. Está metido en una celda en Grønland y no suelta prenda. Hasta cierto punto tiene derecho a hacerlo. A no soltar prenda, quiero decir. Así que sobre esto de que has mentido a propósito de tu coartada, no teníamos ni idea. Hasta ahora no.
 —¿ En una celda? ¿Qué ha hecho? ¿Ulrik? Yngvar se detuvo a un metro del joven. Colocó el codo derecho en la mano izquierda, y se acarició la nariz con expresión pensativa. —Tan tonto no eres, Trond. 
—Yo… 
—¿ Tú qué? 
—Francamente, no tengo ni idea de qué va esto. 
—Hummm. Está bien. Así que quieres que crea que has estado con Ulrik de…, de formas no superficiales, se podría decir… Yngvar señaló con la cabeza la carpeta con los documentos. Las cartas asomaban levemente de la apertura. La cara de Trond se puso como un tomate. 
—Yo… 
—Sin saber nada de la relación de Ulrik con sustancias prohibidas —continuó Yngvar—. Con todos mis respetos, me cuesta mucho creerlo. Trond tenía pinta de haber visto, por un momento, al mismísimo diablo, con cuernos en la frente y rabo en llamas. Tenía los ojos abiertos de par en par, la boca se le abrió y los mocos empezaron de nuevo a caer sin que hiciera ningún ademán de querer secárselos. Las palabras se convirtieron en sílabas sin sentido. Yngvar se mordió pensativo los nudillos, sin la menor intención de ayudarle. —Drogas —consiguió por fin decir Trond—. De eso yo no sabía nada. ¡Lo juro!
—Tengo una cría en casa —dijo Yngvar, y empezó de nuevo a deambular, dando grandes zancadas, de un extremo a otro de la estrecha sala de interrogatorios—. Tiene casi diez años y posee una fantasía envidiable. —Se detuvo y sonrió—. Miente todo el rato. Tú dices «lo juro» con más frecuencia que ella. Eso no refuerza exactamente tu credibilidad. 
—Me rindo —murmuró Trond, y daba la impresión de que lo decía en serio, se recostó en la silla y repitió—: Me rindo, joder. Los brazos le colgaban sueltos a ambos lados del cuerpo. Echó la cabeza hacia atrás. Cerró los ojos. Separó las piernas. Se quedó sentado como un adolescente desgarbado. 
—Supongo que tampoco sabías que Ulrik se prostituía —dijo Yngvar con tranquilidad, miraba fijamente la larguirucha silueta para no perderse el más mínimo detalle. No ocurrió nada. Trond Arnesen se limitó a quedarse ahí sentado, con la boca abierta, las rodillas bien separadas y las manos balanceándose al compás. 
—Del tipo más bien exclusivo —añadió Yngvar—. Pero eso no lo sabías, claro. Porque seguro que tú nunca pagabas. Tampoco esta vez el joven reaccionó. Se quedó mucho rato sentado inmóvil. Incluso las manos le colgaban quietas. Sólo un temblor en los párpados mostraba que había estado escuchando. En el denso aire de la sala de interrogatorios no había más ruido que la respiración constante de Yngvar y el zumbido del sistema de ventilación, que apenas se oía. 
—No deberías haber escrito esas cartas —dijo Yngvar en voz baja y con rabia, no sabía bien por qué—. Si no hubieras escrito esas cartas, ahora todo estaría bien. Estarías sentado en tu casa. En tu hogar. Contarías con la simpatía de todo el mundo. Antes o después remontarías tu vida. Eres joven. Dentro de medio año habría pasado lo peor y habrías podido continuar. Pero tuviste que escribir las cartas. No fue muy inteligente, Trond. «Estoy siendo malvado», pensó, y se sacó del bolsillo de la camisa un grueso puro con su funda de aluminio. «Lo estoy castigando por mi propia decepción. ¿Qué es lo que me decepciona? ¿Que haya mentido? ¿Que tuviera secretos? Todo el mundo miente. Todo el mundo tiene secretos. No hay vidas intachables sin vergüenzas, sin tacha ni mácula. No lo estoy castigando por ser inmoral, he visto demasiado y he comprendido lo suficiente como para hacer eso. Estoy decepcionado porque me ha engañado. Por una vez decidí creer. Mi vida laboral transcurre entre las mentiras y las infidelidades de los demás, entre sus deserciones y sus traiciones. Sin embargo, había algo en este muchacho, en este hombre inmaduro. Algo de candor. Algo auténtico. Pero me equivoqué, y por eso lo castigo.» Olió el puro. Desenroscó un poco la tapa y olisqueó. 
Trond se levantó lentamente de la silla. Tenía los ojos llenos de lágrimas. Una fina línea de saliva le caía de la comisura izquierda de la boca. Tomó aire entre hipidos. —Nunca pagué —dijo, y se cubrió la cara entre las manos—. No sabía que a otros les cobraba. No sabía que tenía a otros…, además de a mí. Después lo volvió a dominar el llanto. No se dejaba consolar por nada, ni por la mano vacilante de Yngvar sobre su hombro, ni por el abrazo que le dio su madre cuando la llamaron media hora más tarde y llegó agitada y muerta de miedo, ni por el tosco abrazo de chico de su hermano en el aparcamiento, antes de que lo montaran en el asiento trasero.
 —Hace mucho tiempo que es mayor de edad —respondió Yngvar a las numerosas preguntas de su madre—. Tendrá que preguntarle a él de qué se trata. 
—Pero… tiene que decirme si…, es él…, si fue él quien… 
—Trond no mató a Vibeke. De eso puede estar segura. Pero ahora no está nada bien. Cuídelo mucho. Yngvar se quedó de pie en el aparcamiento bastante tiempo después de que las luces traseras rojas del coche de Bård Arnesen hubieran desaparecido. Mientras estaba ahí sin abrigo, la temperatura cayó un grado o dos; había empezado a nevar. Se quedó bastante quieto, sin saludar a la gente que salía del edificio y se despedía antes de meterse tiritando en los coches para ir a sus casas a reunirse con sus propias familias, sus propias vidas torcidas. En momentos como éstos recordaba por qué la pasión que en tiempos sintió por su trabajo se había reducido a un mitigado y poco frecuente sentimiento de satisfacción. Seguía pensando que lo que hacía era importante. Seguía encontrando desafíos en su trabajo todos los días. Sacaba partido de su amplia experiencia y reconocía que era valiosa.
También la intuición se había reforzado con los años, y se había vuelto más precisa. Yngvar Stubø era un defensor de lo correcto y lo justo, a la manera antigua, y sabía que nunca podría ser otra cosa que policía. A pesar de todo, ya no sentía triunfo ni alegría desbordante cada vez que resolvía un caso, como le había pasado cuando era más joven. Con la edad cada vez se le hacía más difícil vivir con los destrozos derivados de cada investigación. Descalabraba vidas, ponía destinos cabeza abajo. Desvelaba secretos. Los lados oscuros de las vidas de las personas eran sacados de los cajones y los armarios olvidados. El próximo verano Yngvar Stubø cumpliría cincuenta años. Llevaba veintiocho de ellos siendo policía y sabía que Trond Arnesen era inocente del asesinato de su prometida. Yngvar se había topado con muchos como Trond Arnesen a lo largo de los años, con sus debilidades y sus mentiras vitales; personas corrientes que tenían la desgracia de que cada uno de los rincones oscuros de su vida eran enfocados por la investigación. Trond Arnesen mentía cuando se lo amenazaba y era huidizo cuando pensaba que merecía la pena mentir. Era como la mayoría de la gente. Nevaba cada vez con más intensidad y la temperatura caía constantemente. Yngvar seguía ahí de pie, sintiendo el placer de estar con la cabeza al descubierto y poca ropa en un sitio abierto con mal tiempo. El placer de tener frío. 


Debate sobre la responsabilidad de Alemania en

He mantenido un debate con Mente Inquieta sobre el tema de la responsabilidad de un país excedentario permanente. Creo que es suficientemente interesante para reproducirlo. Estoy radicalmente en desacuerdo con Mente Inquieta 

Mente inquieta: 

La explicación se entiende perfectamente, igual que se entendía en el artículo anterior. A mí no me convence porque me parece un punto de vista demasiado teórico, mientras que en el mundo real hay multitud de factores que no se están recogiendo en una explicación tan teórica. Casi diría que es un ejemplo de "Si los hechos no encajan en la teoría, cambie los hechos"
Hay muchos factores (políticos, históricos, geoestratégicos,...) que pesan mucho en el mundo real y que no se están teniendo en cuenta en una explicación tan de manual de teoría económica de primero de carrera, que por otra parte no tiene nada de novedosa, porque llevo leyendo opiniones similares desde que estalló la crisis griega en 2010. El punto de vista me recuerda un poco a los que anticipaban una inevitable hiperinflación como resultado de la impresión masiva de dinero por los bancos centrales (que no digo que no suceda en el futuro, pero a día de hoy, ni está ni se la espera). Y es que la realidad tiene una tremenda habilidad para saltarse las afirmaciones de la teoría económica. Cómo dicen los que tienen que tomar decisiones importantes: "Los economistas son buenos cartógrafos, pero malos pilotos", dando a entender que son buenos explicando los hechos pasados, pero casi nunca son capaces de anticipar lo que va a suceder en el futuro.
Por supuesto que el desequilibrio comercial actual es un círculo vicioso que va a tender a incrementarse hasta que algún cambio lo reequilibre. Las dos "soluciones" más predicadas por los teóricos serían una ruptura del euro o la unión fiscal de la UE, y que los alemanes financien nuestro exceso de gasto vía transferencias.
El problema es que la realidad es la que es y la realidad tiende a imponerse a la teoría. A mí lo que interesa es poder anticipar el futuro que va a suceder realmente, por eso tomo con mucho escepticismo los modelos tan teóricos. Los alemanes, cuya opinión tendrá un gran peso en las decisiones adoptadas, defienden sus intereses, y ponen sobre la mesa otras soluciones, cómo que se acabe con el abultado fraude fiscal en los países del sur, que se racionalice el despilfarro en el gasto público y otra serie de cosas que ellos ven de sentido común para que todos "tiremos del carro" y no sean ellos los que tengan que solucionarlo todo. Me hacen mucha gracia las soluciones del estilo de "pues rompemos el euro y devaluamos" o, "que los alemanes nos perdonen las deudas y ya está". Yo respeto todos los puntos de vista (incluso los teóricos que na hay forma de encajar en el mundo real) pero me parece que resumir una situación tan compleja como ésta (que además se da en un entorno internacional que es incluso más complejo, con los chinos esperando a que occidente cometa errores estratégicos para comenzar su asalto a la cima del poder mundial) tratando de encajarla en un modelo teórico planteado hace un siglo, creo que es una pérdida de tiempo. La realidad nos sorprenderá en un sentido o en otro, incluso es posible que el euro se rompa, y luego los que ahora pensáis que esa sería una solución válida tengáis que explicarnos los pavorosos efectos secundarios que tendría esa ruptura.

Miguel Navascués:

Perdone, pero no tiene ninguna razón. Precisamente por que la realidad es terca y se impone. ¿No tenía razón Francia en La Paz de Versalles de exigir unas indemnizaciones a Alemania que se sabía que no podría pagar? Precisamente Keynes dio un portazo, avisando que eso traería otra guerra, después de la ruina de Europa Central. Lo que dicen las teorías son a veces muy congruentes con la realidad, pues dicen: si ud hace eso, puede suceder esto, pero si hace lo contrario, esto otro. Lo que dice lo que llama ud teoría, que no es teoría, es una simple identidad contable, es que si un país tiene continuamente superávit y otro tiene continuamente déficit, y no se soluciona por las únicas vías que hay, el malestar social puede traer conflictos que lleven a la guerra. 
Eso es lo que da teoría explica según las circunstancias, según sea una region de un país o un país frente a otro. Es más, el patrón oro era más racional, pues en él cabían ajustes de precios internos simétricos, al alza en uno a la baja en otro, que reequilibraba los flujos de oro, siempre que los paises cumplieran con sus reglas y dejaran que subieran y bajaran los precios. 
Lo que ni se puede hacer es pretender que solo una parte se ajuste, mientras la otra no permite que le afecte internamente. 
Además, esta ud metiendo consideraciones en su argumento que no vienen al caso. Ya sabemos que romper el euro sería un problema, por la cantidad de deuda denominada en él. Precisamente por eso es menos malo salvar al euro con una unión fiscal, y que poco a poco se absorban las deudas, que se rompiera involuntariamente por llegar a situación insostenible. Y no es verdad que se trata de que Alemania subvencione. Se trata de que acepte de que si hay moneda única, debe haber unión fiscal. 
Hay dos caminar alternativos y excluyentes. Seguir haciendo el tonto, hasta que el euro estalle, o hacer las mínimas reformas hacia una unión fiscal y quizás, política. Esto lo veo difícil, pero es lo que hay. 

30 de agosto de 2016, 11:21

 Eliminar
  • lunes, 29 de agosto de 2016

    El continuo desgaste del prestigio de la FED

    ¿Por qué se ha empeñado la FED en masoquizarse a sí misma anunciando repetidamente, durante más de un año, que va a subir los tipos y luego tener que suspender la decisión? De nuevo, otra vez, ha anunciado que antes de fin de año, y quizás dos veces, tendrá que subir tipos, y quizás, otra vez, tendrá que envainársela. Como dice Larry Summers

    "For nearly a decade, since the mid 2008 FOMC meetings where many believed that the worst had past, the Fed been too serene about the economic outlook and a return to past regularities.  When the Fed predicted last December that it would raise rates four times in 2016, market participants saw a disconnect from reality.  It has been that way for a long time.  Figure 1 shows the Fed’s forecasts of its future monetary policies since they began releasing them.  The Fed has always believed that rate increases and normalization were around the corner but never been able to deliver.  Figure 2 looks at the current situation showing the “dots” reflecting Fed forecasts and the market’s prediction of future interest rates.  The divergence between the market and even the dovish end of Fed forecasts is clear."

     Es un desgaste  constante de su prestigio, que ya se ha dejado notar en las encuestas. 
    En el gráfico, por donde van las previsiones de tipos de la FED y por donde va lo que predice el mercado, el OIS, el tipo que anticipa perfectamente cuál va a ser el tipo de interés oficial. 

     

    Por ejemplo, los miembros del FOMC, comité que decide los tipos de interés oficiales, prevén para 2017 un 1,625% de mediana, el OIS es del 0,76%. Cuanto más nos vamos al futuro, de mayor calibre es la divergencias años. En 2018, una previsión del FOMC de 2,375% al 0,88% de los mercados. Infame. 
    Una subida de tipos en los meses que hay por delante sería muy peligroso para los mercados y las economías tambaleantes, mientras que la inflación del 1,2% de EEUU no justifica estas prisas. Larry Summers: 

    "Even if the September employment report is strong, I do not see a case for a September rate increase.  There is no imminent danger of repeating the 1970s experience where inflation expectations ratcheted up leading to stagflation.  If a greater than 1/3 chance of a rate increase in September was not in markets, the cost of credit for small business would be lower and mortgage rates would decline.  Employers would be more confident about hiring.  And pressures would be removed from emerging markets.  The world economy would be more robust."

    Alemania y su responsabilidad: explicación

    He visto con bastante preocupación que la mayoría no entiende por qué Alemania es responsable de su superávit enorme. Vuelvo a explicarlo en este post, que espero sea definitivo. Alemania es responsable porque existe el euro. Si no existiera, no lo sería, esa es la esencia. Ahora la explicación. 
    Quizás no me he expresado bien. No es fácil explicar porque un desequilibrio permanente obliga a las dos partes a ajustarse, no sólo al que está en déficit. Un superávit permanente frente a un déficit permanente, con dos monedas soberanas para ambos, se resuelve con la devaluación del deficitario y la revaluación correspondiente del superavitario. Así se reequilibran las posiciones contables de ambos, revaluando activos y pasivos. 
    Pero no hay esta posibilidad en el euro. Estamos como dos regiones de un país. En ese caso, un país normal, las regiones deficitarias con el resto reciben de manera automática, dado el sistema fiscal personalizado, transferencias del resto que palían el desequilibrio. Cuando hay una razón extra, como una catástrofe, esa transferencia se aumenta por razones humanitarias. Pero siempre hay un juego de transferencias que se deriva del sistema fiscal. En EEUU, por ejemplo, el aumento del paro en un estado hace que reciba más subvenciones que otros de ayuda al desempleo. Eso palía el déficit entre la regional deficitaria y el resto. Además de eso, hay la posibilidad de que se movilicen trabajadores de la región deficitaria a las demás, y que transfieran parte de sus rentas a sus familiares de origen. Todo esto genera transferencias a favor de la region deficitaria. Que, a su vez, pagará menos impuestos, puesto que tiene menos renta. 
    En suma, Extremadura, una región más pobre que la media española, pagará menos impuestos, recibirá más transferencias, emigrarán más al resto, etc. 
    Es decir, en un país normal, esas transferencias ni se discuten, son efecto del sistema fiscal debatido en el parlamento.
    Entre países, el sistema normal de ajuste es el ajuste del tipo de cambio. 
    En Europa eso no existe, pero tampoco existe la unión fiscal. No existe el sistema de transferencias que hay en cualquier país. Sin el cual no podría existir. 
    Alemania no permite ni uno ni otro ajuste. Sin el euro, Alemania se revaluaría, y perdería competitividad. La actividad aumentaría en los paises deficitarios, que exportarían más a Alemania. 
    Luego el euro obliga (no moralmente sólo, por eficacia) a que haya una unión fiscal, incluso una unión política, para que el juego de transferencias fuera similar al de un país normal. 
    En las discusiones de Bretton Woods, Keynes hizo mucho hincapié que al ser el los tipos de cambio fijos, los ajustes de desequilibrios deberían obligar a a las dos partes. 
    No sé si así se entiende. Pero si no se entiende esto, no se entiende por qué estamos atrapados en una trampa. Porque Alemania siempre se va a negar a abrir cualquiera de las dos vías, y siempre obligará a que el ajuste lo haga el país deficitario con grandes sacrificios. 
    Así que Alemania sí es responsable del ajuste, al igual que el país deficitario. 
    Por otra parte, con tantos derechos de cobro acumulados corre el riesgo que un día alguien no pague, y se arme la de san Quintin. 

    Por qué el excedente alemán es insostenible

    Como parece que hay gente que piensa - o cree que lo hace - pero  no entiende porque el excedente exterior de Alemania respecto al resto de deuda es insostenible, va esta pieza para esos que creen que con refranes, chascarrillos y burdas consignas se explica todo. Por ejemplo, vean una muestra de este tipo de mostrenco sabiondo, 

    "El dato del superávit alemán no muestra sino que circulan en un estadio de inteligencia, responsabilidad y rigor superior al de los demás.
    Alemania es Alemania con el marco, con la peseta y con el euro. Ellos saben adaptarse a las circunstancias, a las que sean, las asumen y actúan en consecuencia con responsabilidad, con valor y con rigor. 
    Nosotros...nosotros somos de los que les decimos a los alemanes lo que tienen que hacer. Con el marco, con la peseta, con el euro...
    Y Pablito Krugman también. S2."

    Alemania tiene un superávit creciente frente al exterior, de nada menos que el 8% de su PIB. Los demás países del mundo, europeos o no, se endeudan todos los años para pagar esa diferencia, lo que hace aumentar su deuda a la vez que aumenta el crédito de estos al mundo. 
    Si ese exceso de un lado, déficit del otro, no fluctúan y se compensan con el tiempo, el crédito (la deuda) de Alemania (de los demás) seguirá creciendo. Si sigue aumentando, como lo ha hecho en los últimos 8 años, la deuda de algunos se hará imposible de devolver. 
    Es fácil de entender ¿no? Si yo pago a mi tendero una vez al mes, cada mes acumularé  una deuda que él me exigirá que pague. Si le digo que el próximo mes, no podrá buena cara, pero accederá en nombre de lo buen cliente que soy. Si a los dos meses le digo que el próximo mes, puede que ya no aguante un tercero, y en todo caso el tercero suspenderá mi aprovisionamiento... Y tendré una deuda con él de tres meses, que reconoceré firmando una letra que pasará al descuento al banco, con lo que seré deudor del banco. .. Y el banco me pondrá en una lista de morosos que conocerán los otros bancos, con lo que seré un dudoso candidato a préstamos. 
    Si esto lo hace mucha gente, las deudas se incrementarán por el devengo de intereses, y tendré que esforzarme por encontrar de dónde sacar dinero para pagar los intereses y que al menos no aumente la deuda. Tendré que bajar mi consumo, vender patrimonio, cambiar de colegio a mis hijos, etc. 
    Hasta ahora todo muy lógico como diría el de los chascarrillos: 

    "el que quiera peces que se moje el culo". 

    Pero hay una circunstancia que no hemos contado. Debió a una crisis estruendosa, me he quedado sin trabajo. Y como yo, millones de gentes que tenían deuda de consumo e hipotecas. Obviamente, esta gente no podemos pagar las deudas, porque los bancos nos prestaron por tres o cuatro veces el valor del bien hipotecado. Por lo tanto, el problema pasa a los bancos, en esta caso españoles, pero también alemanes, que son los que financiaron a los bancos españoles. 
    Ya ya está montado el lío. Los bancos españoles tiene morosos, pero a su vez deben a los bancos alemanes, que a su vez ven peligrar sus beneficios y su capital. 
    El sistema bancario no se puede dejar caer por qué sí, para dar lecciones de ética, porque existe la probabilidad, que puede llegar a la certeza, de que la gente entre en pánico y empieze a desconfiar de todos, a sacar siendo de los bancos, a no dar dinero a los bancos, en fin, lo que pasó en 2008. Pánico,  sed insaciable de liquidez, ventas masivas de activos, caída de precios. 
    Esto se cortó en EEUU, pero no en Europa, no del todo, incluso en 2011 la estulticia de Trichet y de los alemanes, esos taaann rigurosos, como dice nuestro sabio,

    ("El dato del superávit alemán no muestra sino que circulan en un estadio de inteligencia, responsabilidad y rigor superior al de los demás. Alemania es Alemania con el marco, con la peseta y con el euro. Ellos saben adaptarse a las circunstancias, a las que sean, las asumen y actúan en consecuencia con responsabilidad, con valor y con rigor.". Ni un nazi lo hubiera expresado mejor...) 

    casi casi desencadena una tormenta perfecta al subir los tipos y despertar una desconfianza total a que España, Italia, Irlanda y Portugal pudieran pagar sus deudas. Gracias a que se fue Trichet y vino Draghi, la simple promesa de que el BCE no dejaría caer la deuda soberana de ningún país, se salvó el euro. 
    Se salvó el problema de liquidez (todo hay que decirlo, en contra de la opinión del grupo de iluminados del Juan de Mariana, que se oponían), pero el problema de solvencia seguía igual: nosotros endeudados, y Alemania, saliéndole los euros por las orejas. 
    La banca europea no se ha restablecido, como expliqué en "El estado de la banca europea". 
    Todo superávit permanente de un país es un déficit permanente de los demás, y los responsables son las dos partes. Si el país con superávit se cree más virtuoso, pues que espere a ver si cobra todo lo que le deben. 
    Estos desequilibrios no serían permanentes con que sólo hubiera dos monedas que se ajustan a los desequilibrios. Pero si hay solo una moneda para los dos, el país "virtuoso" es tan responsable de la situación como el otro o los demás. Porque el país permanentemente o es cada vez más pobre para pagar al rico, y el rico tendrá que pensar si le conviene enfurruñarse y declarar la guerra o pactar una solución viable, y así recuperar una parte de lo debido. 
    Cuando esto sucede entre regiones de un país, no hay estos problemas porque hay un juego de transferencias fiscales preestablecidas que compensan el mal momento de la región afectada, como cuando hay una catastrofe natural. Los parados reciben ayuda al desempleo del resto del país, como sucede en EEUU, y eso elimina la necesidad de que haya dos monedas. Los flujos migratorios entre regiones son otra válvula de compensación. 
    El superávit alemán es insostenible porque supone un aumento constante de la deuda de los demas frente a él. Las deudas crecientes son tarde o temprano impagables. Intentar, como hace Alemania, que sus deudores ahorren más y más, no produce más que paro y miseria en el deudor. Y eso no se arregla con:

    "A un parado no hay que darle un empleo (sic). Porque si lo haces, le estás abriendo la posibilidad de que lo espere en el sofá. Y ese es truco viejo de marujas, madres sobreprotectoras y caciques.
    A un parado, a un crío, a un adolescente o a un jóven hay que crearles las condiciones para que aprendan a pescar. Y enseñarles a pescar.
    El que quiera peces, que se moje el culo. O el que no le echa cojones se queda sin mejillones. S2."

    Porque un parado no es responsable de su situación, a menos que uno sea un nazi Rothbariano  Un parado de larga duración y de edad avanzada se ha quedado sin futuro. Bajar los salarios a niveles de risa no acaba con el problema, a lo mejor si estadísticamente, pero no humanamente, a menos que uno sea un filonazi. Hay muchos. Otros no lo son, la mayoría, simplemente son tontos. 
    Alemania no es un país virtuoso porque tenga superávit, al revés. Primero,  es un signo de Represión del consumo interno. Segundo, es un recorte de demanda de bienes de otros países. Tercero, Es un país que se niega a aceptar su responsabilidad con Europa derivada de una moneda única. Si no quiere hacerlo, si no quiere una fiscalidad única, que se vaya del euro. 

    domingo, 28 de agosto de 2016

    Los políticos no sabían lo que hacían

    Hemos hecho de aprendiz de brujo. Hemos creído que la liberalización  era la suma de más des regulación comercial y financiera, apertura de fronteras, y menos protección estatal. Aquí Kevin O'Rourke nos explica que a más liberalización hace falta más estado para acoger a los más afectados por esas políticas. Más liberalización, más estado. 

    After the Brexit vote, it is obvious to many that globalisation in general, and European integration in particular, can leave people behind – and that ignoring this for long enough can have severe political consequences. This column argues that this fact has long been obvious. As the historical record demonstrates plainly and repeatedly, too much market and too little state invites a backlash. Markets and states are political complements, not substitutes.


    It has recently become commonplace to argue that globalisation can leave people behind, and that this can have severe political consequences. Since 23 June, this has even become conventional wisdom. While I welcome this belated acceptance of the blindingly obvious, I can't but help feeling a little frustrated, since this has been self-evident for many years now. What we are seeing, in part, is what happens to conventional wisdom when, all of a sudden, it finds that it can no longer dismiss as irrelevant something that had been staring it in the face for a long time.

    The main point of my 1999 book with Jeff Williamson was that globalisation produces both winners and losers, and that this can lead to an anti-globalisation backlash (O'Rourke and Williamson 1999). We argued this based on late-19th century evidence. Then, the main losers from trade were European landowners, who found themselves competing with an elastic supply of cheap New World land. The result was that in Germany and France, Italy and Sweden, the move towards ever-freer trade that had been ongoing for several years was halted, and replaced by a shift towards protection that benefited not only agricultural interests, but industrial ones as well. Meanwhile, across the Atlantic, immigration restrictions were gradually tightened, as workers found themselves competing with European migrants coming from ever-poorer source countries. 

    While Jeff and I were firmly focused on economic history, we were writing with half an eye on the ‘trade and wages’ debate that was raging during the 1990s. There was an obvious potential parallel between 19th-century European landowners, newly exposed to competition with elastic supplies of New World land, and late 20th-century OECD unskilled workers, newly exposed to competition with elastic supplies of Asian, and especially Chinese, labour. In our concluding chapter, we wrote that:

    "A focus of this book has been the political implications of globalization, and the lessons are sobering. Politicians, journalists, and market analysts have a tendency to extrapolate the immediate past into the indefinite future, and such thinking suggests that the world is irreversibly headed toward ever greater levels of economic integration. The historical record suggests the contrary… unless politicians worry about who gains and who loses, they may be forced by the electorate to stop efforts to strengthen global economy links, and perhaps even to dismantle them…The globalization experience of the Atlantic economy prior to the Great War speaks directly and eloquently to globalization debates today. Economists who base their views of globalization, convergence, inequality, and policy solely on the years since 1970 are making a great mistake. We hope that this book will help them to avoid that mistake— or remedy it."

    This time it is not different

    You may argue that the economic history of a century ago is irrelevant – after all, this time is different. But ever since the beginning of the present century, at the very latest, it has been obvious that the politics of globalisation today bears a family resemblance to that of 100 years ago. 

    • It was as long ago as 2001 that Kenneth Scheve and Matthew Slaughter published an article finding that Heckscher-Ohlin logic did a pretty good job of explaining American attitudes towards trade – lower-skilled workers were more protectionist (Scheve and Slaughter 2001: 267). 

    Later work extended this finding to the rest of the world. 

    • If the high skilled were more favourably inclined towards free trade in all countries, this would not be consistent with Heckscher-Ohlin theory, but that is not what the opinion survey evidence suggested – the Scheve-Slaughter finding held in rich countries, but not in poor ones (O'Rourke and Sinnott 2001: 157, Mayda and Rodrik 2005: 1393).

    You may further argue that such political science evidence is irrelevant, or at least that conventional wisdom could be forgiven for ignoring it. But by the first decade of the 21st century, again at the very latest, it was clear that these forces could have tangible political effects. 

    • In 2005, a French referendum rejected the so-called 'Constitutional Treaty' by a convincing margin. 

    While the treaty itself was a technical document largely having to do with decision-making procedures inside the EU, the referendum campaign ended up becoming, to a very large extent, a debate about globalisation in its local, European manifestation. 

    Opponents of the treaty pointed to the outsourcing of jobs to cheap labour competitors in Eastern Europe, and to the famous Polish plumber. Predictably enough, professionals voted overwhelmingly in favour of the treaty, while blue-collar workers, clerical workers and farmers rejected it. The net result was a clear rejection of the treaty.

    Lessons not learned

    Shamefully, the response was to repackage the treaty, give it a new name, and push it through regardless – a shabby manoeuver that has done much to fuel Euroscepticism in France. There was of course no referendum on the Lisbon Treaty in that country, but there was in Ireland in 2008. Once again, a clear class divide opened up, with rich areas overwhelmingly supporting Lisbon, and poor areas overwhelmingly rejecting it. Survey evidence commissioned afterwards by the Irish government suggested that what canvassers on the doorsteps had found was indeed the case – hostility towards immigration in the poorer parts of Dublin was an important factor explaining the "No" vote there (O'Rourke 2008, Sinnott et al. 2010).

    For a long time, conventional wisdom ignored these rather large straws in the wind – after all, the Irish could always be asked to vote again, while the French could always be told that they couldn't vote again. And so the show could go on. But now Brexit is happening, and the obvious cannot be ignored any longer. 

    Recent work suggests that exposure to Chinese import competition was a common factor in many British regions that voted to leave the EU (Colantone and Stanig 2016). If this finding survives the scholarly scrutiny that it deserves, it will hardly come as a surprise. But it is nevertheless crucial, since these are precisely the kinds of regions that are voting for the National Front in France. And unlike Britain, France is absolutely central to the European project.

    What can be done? Great openness requires greater governments

    This is where Dani Rodrik's finding that more open states had bigger governments in the late 20th century comes in (Rodrik 1998). Dani – who was long ago asking whether globalisation had gone too far (Rodrik 1997) – argues that markets expose workers to risk, and that government expenditure of various sorts can help protect them from those risks. 

    In a series of articles (e.g. Huberman and Meissner 2009) and a book (Huberman 2012), Michael Huberman showed that this correlation between states and markets was present before 1914 as well. Countries with more liberal trade policies tended to have more advanced social protections of various sorts, and this helped maintain political support for openness.

    Anti-immigration sentiment was clearly crucial in delivering an anti-EU vote in England. And if you talk to ordinary people, it seems clear that competition for scarce public housing and other public services was one important factor behind this. But if the problem was a lack of services per capita, then there were two possible solutions: 

    • Reduce the number of 'capitas' by restricting immigration; or 
    • Increase the supply of services. 

    It is astonishing in retrospect how few people argued strongly for more services rather than fewer people.

    Concluding remarks and possible solutions

    If the Tories had really wanted to maintain support for the EU, investment in public services and public housing would have been the way to do it. If these had been elastically supplied, that would have muted the impression that there was a zero-sum competition between natives and immigrants. It wouldnít have satisfied the xenophobes, but not all anti-immigrant voters are xenophobes. But of course the Tories were never going to do that, at least not with George Osborne at the helm.

    If the English want continued Single Market access, they will have to swallow continued labour mobility. There are complementary domestic policies that could help in making that politically feasible. We will have to wait and see what the English decide. But there are also lessons for the 27 remaining EU states (28 if, as I hope, Scotland remains a member). Too much market and too little state invites a backlash. Take the politics into account, and it becomes clear (as Dani Rodrik has often argued) that markets and states are complements, not substitutes.

    Kevin O’Rourke at VoxEU

    El nuevo Dios y el nuevo hombre

    En el FT, Yuval Noah Harari tiene un artículo inquietante. Harari es el autor de libro que no hago más que recomendar, "Sapiens".

     
     

    El artículo es inquietante porque anuncia la próxima desaparición de nuestro yo más íntimo, de nuestra creencia, terminal ya, en que somos cada uno alguien único e irreproducible. 
    El motivo: hasta ahora hemos poseído una caja interior secreta que nadie podía gobernar salvo nosotros, y abrirla a los demás a nuestra voluntad, lo cual se producía escasamente, porque, la verdad, somos descaradamente aficionados a mentir sobre nosotros, a fabular. Es inevitable. Fabulamos en cuanto abrimos la boca para hablar de nosotros. A mí cuando alguien me da el turre con que él o ella es así o asá me desvanezco, me evado, no me creo ni la primera. Que lo demuestre con los hechos. 
    En todo caso, esa cajita nuestra propia, es, o era hasta ahora, nuestro yo, lo abriéramos o no. 
    Esa cajita va a dejar de existir porque se va a diluir poco a poco en el nuevo dios, "Bigdata", o lo que saben los demás de nosotros querámoslo o no. 
    ¿Cómo consiguen saber más y más de nosotros y quién es ese "Big data"? A través de la estadísticas y los algoritmos que las combinan de nuestros gustos, preferencias, lenguaje, y demás partículas nuestras que vamos manifestando en las mal llamadas redes sociales. Cada vez que compramos algo en internet, manifestamos un dato, que se va añadiendo a otros, que poco a poco van formando una cadena o red de detalles nuestros que ni nosotros conocemos. 
    Porque esto es lo grandioso de Bigdata: nos conoce mejor que nosotros, porque nosotros fabulamoss, mientras que él no fábula. Simplemente va añadiendo datos personales, y más datos, y va construyendo perfiles, cada vez más completos, sobra cada faceta tuya que les interesa. ¿Qué compras libros en Amazon? pues al poco te encuentras con que te ofrecen otros que su algoritmo ha sacado de combinar información sobre todos los lectores que han leído ese libro. Y te dicen, otros lectores que leyeron este libro también compraron estos, ¿le interesan? Eso no es más que el principio. 
    Sería ridícula protestar diciendo que tú no eres así, porque lo que tú digas de ti mismo solo les interesa como dato estadístico, y en todo caso te dirían, todos los que se definen así les ha gustado esto y esto, ¿le interesa? 
    Esto es ingenuo en comparación a dónde pueden llegar los miles de millones de datos combinados en un chip que tú te niegas a reconocer. 
    ¿Cómo defenderse de eso? ¿La democracia? Déjenme que me ría, Jajajajajajaja. La democracia se adaptará perfectamente a eso, será una democracia tiránica (de hecho empieza a serlo), porque no tendremos nigun sitio donde ocultarnos. La democracia se funda en la creencia del individuo como un ser creado por Dios irreproducible, único. La Democracia es el tinglado que defiende la libertad individual. Una vez que no se cree en eso, ¿dónde va la democracia? 
    Ríanse de las leyes protectoras (o protectrices) del derecho a la intimidad, porque esta simplemente un derecho a la nada; olvídate de que tú no usas internet. El supermercado es un colector de datos tan bueno o más que Amazon.
    La única posibilidad es que no le intereses a nadie más que como cliente, y poco más. Además, el Sapiens ha demostrado en esta época una ansiedad enorme -que contrasta con lo que piensa y dice de sí mismo-  por salir de anonimato: quiere sus diez minutos de Gloria (que le prometía Mclughan -que sabio era, como pevió todo esto) o, a ser posible, 100 veces más. Ansiamos acercarnos a la fama aunque sea de rodillas, o a rastras, para hacerse un selfie ridículo con una celebridad; por cierto, ese selfie entrará en el algoritmo. Todos nuestros actos, entrarán. 
    Pertenecíamos a las estrellas, a los dioses, a nosotros mismos con el humanismo ilustrado. Ahora, dentro de muy poco, ya,  perteneceremos a una red infinita de estadísticas que no dejará de crecer, desde que nacemos hasta que muramos, y que sabrá todo de nuestro genoma y de nuestra alma, o eso que antes llamaban alma. 
    Repito, olvídense de buscar el anonimato porque nadie quiere ser anónimo. El que decidiese irse a la otra punta del mundo a perderse, primero lo anunciará  a bombo y platillo, además así , de paso, pilla una subvención. ¿O es que la madre Teresa de Calcuta no era famosa? era humana en todo caso, se quejaría de la servidumbre de la fama, pero al verdad, la necesitaba. A lo mejor íntimamente. 
    Los que hacen el camino de Santiago están secretamente deseando que aparezca un cámara de Tv. Ja!
    No somos inocentes en esta historia. Antes había creencias que llevaban a reverenciar cosas como la democracia a unos, la Yidha a otros. Esas creencias, que premiaban la humildad, o la honradez íntimamente, reforzaban la convivencia o la cohesión social. Veremos qué tiene más fuerza: si nuestra necesidad de creernos únicos -que Harira recomienda - o la disolución en el nuevo dios todopoderoso  Bigdata. 
    Por cierto, ¿alguna alusión a Big Brother de "1984" de George Orwell?

    sábado, 27 de agosto de 2016

    El lastre alemán

    En este país los economistas hablan todavía con la visión de moda antes de la crisis, es decir, con el modelo de la "Great Moderation", que preconiza que una política antiinflacionista y libertad de mercados es la receta precisa para obtener los mejores resultados. Esos resultados pueden no ser de gusto de todos, pero como el modelo teórico que hay detrás echa la culpa del paro a los asalariados, pues si la tasa de paro es del 20%, es que no puede ser menor. 
    Desde entonces han pasado muchas cosas, y los economistas anglosajones que no son del gran Partido Repubicano, que antaño fue el de Lincoln, se han pasado abrumadoramente al escepticismo de ese modelo, y quien más quien menos asume la necesidad de poner en movimiento programas de inversión pública -eso sí, bien pensados y gestionados - para movilizar la inversión privada, que está catatónica. Sin inversión privada no hay creación de empleo, ni innovación, ergo la productividad decae. Pero los economistas más conspicuos de España, ya digo que siguen con el pie cambiado desde antes de la crisis. Siguen pidiendo a gritos que se reduzca la deuda, que se vuelva al austerismo, cuando lo que mata a Europa lentamente es eso, el austerismo irradiado desde Alemania. Siguen centrándose en las culpas del gobierno español cuando el gobierno nacional no tiene palancas para mover esto; es más, lo que mejor ha hecho es engañar a Bruselas y dejar que el déficit se deslice, que por eso estamos creciendo el doble que la media europea. 
    Es risible ver a unos tipos simiescos pedir que se reduzca la deuda y a la vez alabar el crecimiento, cuando éste ni existiría sin el otro, y el otro existe gracias a las buenas relaciones de Rajoy con Merkel, que está dejando hacer porque no tiene ningunas ganas de otra Grecia pero cinco veces más grande. (Para el deslizamiento del déficit, el post "El PIB, más falso que un euro de madera").
    Mientras, Krugman hace una disección del problema singularmente acertada. Europea tiene dos problemas y medio que se resumen en uno: la Doxa alemana. 
    El primer problema es que está inmersa en un estancamiento del que cree salir periódicamente desde hace ocho años, y dice ¡esta vez sí, estamos mejor que EEUU seguro! Pero nada, nada se mueve, salvo España, por supuesto, gracias a una duda del 150% del PIB (ver post "El PIB, más falso que un euro de madera").
    El segundo problema es que todavía no ha acabado su labor la deflación interna, por lo que los CLU siguen desalineados, pese a los sufrimientos infligidos. El segundo problema y medio, es que la banca europea sigue teniendo en su activo cientos de miles de millones de activos no rentables  ergo esta descapitalizado, y mientras la economía no tire, habrá que destacarla, lo que supone un dantesco panorama fiscal. Porque hay que reconocer que el modelo impuesto por Alemania del Bail-in da miedo del pánico y la huida de capitales que desataría. Leamos a Krugman: 

    Think about the nature of Europe’s problem. It’s actually twofold, or maybe two-and-a-half fold. 

    First, the euro area in aggregate suffers from at least the early stages of secular stagnation, which it’s entering with an inflation rate that is half the ECB target and even further below where the target should be. Breaking out of this lowflation problem really needs a fiscal boost.

    Second, relative prices and labor costs are still misaligned within Europe, with southern Europe still needing internal devaluation that would be much easier if Germany were booming and experiencing higher inflation.

    Second and a half, still a banking problem that surely requires further injections of public funds.

    ... Finally, as I understand it, it’s basically Germany demanding bail-in of private creditors on bank rescues, largely to block further government borrowing, which is sometimes a good idea but right now is perpetuating the simmering banking crisis.

    Así que el problema de Europa se llama cada vez más Alemania, anclada en ideas del XIX, pese a lo cual los economistas del sermón de la montaña cartón piedra, que  no se enteran de nada, siguen diciendo que somos nosotros los culpables, ¡desde hace ocho años, veinticuatro si contamos desde que empezó el maldito euro! 

    NOTA: no Krugman ni casi nadie anti euro quiere derribar el euro, al menso desordenadamente, por lo que suelen proponer soluciones contando con él, incluso son soluciones Sine Qua Non el euro explotaría. 

    Lecturas de refresco

    Del genial Julio Camba, en Jorge Bustos

    La Mora y la pijaflauta

    La turca no está guardada solo por su virtud, que alguna vez cedería, sino también por el turco, que no cede nunca. Para seducir a una turca, la imposibilidad consiste en seducir al turco.

    De Arcadi Espada

    Que no vote nadie

    La política española ha perdido ya cualquier esperanza inmediata de redención. La pérdida de sentido empezó en Cataluña. No, no fue en el País Vasco. Por supuesto que matar a un hombre en nombre de los vascas no lo tiene. Pero el Estado persiguió allí el crimen y lo derrotó. En Cataluña el Estado ha permitido la infracción continuada de la ley, y eso no hay moral ni sentido que lo resista. No solo la política. También la opinión lo ha aceptado.

    Después de eso ya nada puede extrañar a nadie...

    ... Solo quería decir que por fin Pp y Psoe están pactando. Para celebrar las terceras elecciones y que no caigan en Navidad.


    viernes, 26 de agosto de 2016

    Francia y el euro. Cada vez más tensiones subterráneas

    Francia es uno de los pilares de la UE, junto con Alemania. Para ambos la UE y el euro son un asunto de máxima prioridad, que llevan en común bajo los espíritus fundadores de De los años 50, años de una manera de pensar totalmente hecha astillas hoy en día. 
    El problema es que sólo Alemania ha sacado ventaja de la UE, mientras Francia, su pareja de baile en todas las instituciones europeas, en las que cierran filas frente a cualquier disenso, esta atacada del Cancer (sic) social que puede acabar hasta con la V Republica fundada por De Gaulle. 
    En Francia hay más descontento con la UE que en Gran Bretaña, que acaba de largarse de la inanidad de la UE. Como nos cuenta A E-P, en un artículo muy completo -él vive en Francia - sobre los últimos movimientos tectónicos que prometen unas elecciones próximas controvertidas, en las que cada uno ha tirado su máscara tradicional y se ha vuelto furibundo contra Europa. No solo Le Pen amenaza con tirar el tablero por los aires. 
    Sarcozy ha anunciado su candidatura con un programa de extrema derecha, con llamadas explícitas a controlar desde el gobierno la población musulmana. No ha dicho nada del euro, pero los enfrentamientos con Merkel, antes su "pareja de hecho", serán inevitables: se ha declarado radicalmente en contra de la supremacías del Trataso de Lisboa ("constitución" europea), sobre la ley francesa, y eso llevado a la práctica solo se puede entender de una manera: "Non a L'Europe"
    El candidato socialistas es más explícito. Quiere, como Pedro Sánchez, destruir toda la legislación laboral, pero no habla nada del Cancer propiamente francés, que es su pesada Administración, que cuesta el 56% del PIB, es decir, como un país nórdico, pero sin la eficacia en tantas cosas de esos países. El paro en Francia no ha bajado apenas desde la crisis, anclado en el 10%, al contrario que Alemania, lo que bien mirado, es un escándalo, porque la firme creencia en los años ochenta era que sus economía funcionaban con el mismo pulso, incluso con el mismo corazón. Ya he sido testigo en reuniones de la OCDE en que ambos países hablaban al unísono, aunque la realidad era muy distinta. Ahora Francia es el país de descontento, que se traduce en tres partidos explosivos que pueden ganar las elecciones. Quien gane, ¿se someterá al humilladero que hay a la entrada de la ceremonia de la unción por Europa del nuevo presidente? Si no es Le Pen, probablemente, pero las tensiones irán en aumento, seguro. 
    Otro enfermo terminal es Italia, en la que se puede  producir un revolcón si Renzi pierde el referéndum, en el que quiere cambiar la ley electoral -sí, otra vez- y reducir el Senado a una cámara de chichi-nabo. Pero ha dicho que dimitiría si no lo consigue, lo que abriría las puertas a los anti UE.
    En Europa es todo media verdad, media mentira. Por eso nada se acaba de arreglar del todo, y hay que volver a intentarlo. Mientas, los líderes de vez en cuando, como recientemente Merkel, Hollande, y Renzi, hacen grandes alardes y rogatorias a la sagrada UE, como al única solución, o mejor aún, el único objetivo, conservar las siglas. Pues que las conserven, pero revuelquen el contenido. 
    No hay gobierno europeo ni se le espera, pero la UE es un tinglado que no permite que gobiernen los gobiernos nacionales. Volviendo a Francia, ni es capaz de curar sus males propios, pero tampoco es capaz de enfrentarse a Alemania y exigir un nuevo modelo europeo. Alemania está a favor de la libre entrada de los refugiados, lo que fue un detonante del Brexit. El Brexit ha acicateado a los antis franceses, que podrían ganar un referéndum más fácil que el el RU. 
    Mientras, en España seguimos bailando el cursi rigodón de formar un gobierno que caerá a la primera moción de censura que se le ocurra al deschavetado Snchz. Un gobierno tan débil como no hemos conocido desde los gobiernos de Suárez sin mayoría absoluta. ¿Y cuánto duró el primer gobierno constitucional? De 1979 a 1981, agobiado por sus traidores internos y él acoso inmisericorde, y  antipatriótico del PSOE. De ahí viene las CCAA enloquecidas. Prepárense para recibir sacudidas de todo los lados, de fuera y de dentro. 


    Liberalismo Rothbariano

    De LK, una mirada a los encantos de la moral de Rothbard, uno de los más conspicuos líderes del liberalismo. Los padres son propietarias de los hijos, como tal, puede negarse a alimentarlos. Puede transferir los derechos de propiedad. Habría un mercado abierto de derechos sobre los menores. La ley de protección al menor estorba la posibilidad de un nivel de vida más alto. 

    Moral Depravity of Rothbardianism

    Described in four easy steps in Rothbard’s own words:
    (1) “…the parent should have the legal right not to feed the child, i.e., to allow it to die. The law, therefore, may not properly compel the parent to feed a child or to keep it alive.” (Rothbard 1998: 100).

    (2) “Now if a parent may own his child (within the framework of nonaggression and runaway-freedom), then he may also transfer that ownership to someone else. He may give the child out for adoption, or he may sell the rights to the child in a voluntary contract. In short, we must face the fact that the purely free society will have a flourishing free market in children. Superficially, this sounds monstrous and inhuman. But closer thought will reveal the superior humanism of such a market.” (Rothbard 1998: 103).

    (3) “Child labor laws, by restricting the supply of labor, lower the production of the economy and hence tend to reduce the standard of living of everyone in the society. …. Child labor laws may take the form of outright prohibition or of requiring ‘working papers’ and all sorts of red tape before a youngster can be hired, thus partially achieving the same effect. The child labor laws are also bolstered by compulsory school attendance laws. Compelling a child to remain in a State or State-certified school until a certain age has the same effect of prohibiting his employment and preserving adult workers from younger competition. Compulsory attendance, however, goes even further in compelling a child to absorb a certain service—schooling—when he or his parents would prefer otherwise, thus imposing a further loss of utility upon these children.” (Rothbard 2009 [1962]: 1112).

    (4) “police may use such coercive methods provided that the suspect turns out to be guilty, and provided that the police are treated as themselves criminal if the suspect is not proven guilty. For, in that case, the rule of no force against non-criminals would still apply. Suppose, for example, that police beat and torture a suspected murderer to find information (not to wring a confession, since obviously a coerced confession could never be considered valid). If the suspect turns out to be guilty, then the police should be exonerated, for then they have only ladled out to the murderer a parcel of what he deserves in return;” (Rothbard 1998: 82). 
    And we can add to this that Rothbardian anarcho-capitalism would demand a totally free market in weapons of mass destruction.

    And these people – especially in Twitter debates – pretend that they have the moral high ground.

    Praga

     
    PALNA Navascués 

    jueves, 25 de agosto de 2016

    I+D en lo que queda de España

    En Juan Carlos Barba, nos pinta un panorama desolador del futuro de España por la caída constante del gasto, publico y privado, destinado a I+D. Estas siglas son Investigación y Desarrollo - a lo que habéis que añadir I de innovación (aplicación práctica de las invenciones al proceso productivo) -; los datos que maneja Barba son de la OCDE.
    En todo caso España es de los últimos paises, muy por detrás de otros como Corea, Israel, y otros que sí se preocupan del futuro. 
    Juan Carlos ofrece unas razones plausibles para este desastre: 

    Aquí nadie se preocupa de la I+D, y la poca que se hace tiene unos rendimientos bastante escasos. En 2014, registramos solo el 2,6% de las patentes de la UE, cuando nuestra población es el 9%. Y eso que Europa no es ni mucho menos la región del mundo que más patenta (solo Corea patenta más que toda la UE). Cierto que en publicaciones científicas estamos mejor, pero si eso no se traduce en una mejora de la estructura económica, es que algo está fallando.

    Dentro de unos años vendrán los lamentos, cuando veamos cómo nuestra situación se va deteriorando cada vez más comparados con otros países que lo están haciendo mucho mejor que nosotros.

    Está claro por qué los políticos que gobiernan no aplican políticas que preparen nuestra economía para el difícil mundo que nos ha tocado vivir. Por qué la población no valora que se apliquen es más complicado de analizar. Entran muchos factores en juego, desde los propios intereses de la clase dirigente que manipula a conciencia a la población hasta la tradición cultural española de desprecio por la innovación. No sabemos cómo romper este círculo vicioso en el que estamos metidos, pero sabemos que si no sabemos hacerlo, las consecuencias serán nefastas para nosotros y las generaciones futuras.

    Hay, en efecto, un lastre cultural que juega un papel importante: nos importa una higa el I+D y las consecuencias de su caída. La desintegración del Estado ha desviado - o fomentado - el interés al folclorismo, pero tampoco le gobierno ha sabido imponer un criterio sensato. España es un reino de taifas cada uno con su peso importante, pero esos pesos no suman, sino que restan, en la acción de interés colectivo. Las CCAA fue el peor invento de la transición, siguiendo de cerca la ley electoral, que ahora C's quiere reformar a peor, es decir, a su interés de partido pequeño y mediocre.
    Leyes electorales, reinos de taifas, hacen imposible una política de interés nacional en cualquier ámbito. 
    Sin I+ D no hay avance, no crecen los recursos disponibles, por lo que es inútil berrear por una política de una energía no contaminante y barata, o una educación excelsa. Al revés, nos hemos gastado el dinero en una tecnología que no es productiva, y la educación la deciden los fracasasos indenpendentistas y los reyezuelos autonómicos, que imponen por narices una lengua regional que ni siquiera es propia (¿no es así, Pablo Bastida, con el catalán en Valencia y en Baleares?). 
    Lo primero que debería hacer España es recentralizarse, para poder distribuir los recursos públicos racionalmemte. El gobierno debería recuperar competencias, empezando por la educación. 
    Pero es difícil, porque hay mucha resistencia por parte del mismo "pueblo", ese que dicen que está lleno de sabiduría. El pueblo está enganchado a una serie de adicciones, desde los puentes a las Ferias de su pueblo, la Semana Santa, a ver quién la hace más piadosamente, el Rocío, la Feria, las Fallas, la Semana Grande, san Isidro, todo eso veteado por un acueducto qué hace de pasillo para saltar de puente a puente. 

    miércoles, 24 de agosto de 2016

    El estado de la banca europea

    De José García Domínguez

    ... "Los grande bancos europeos, uno detrás de otro, se están desfondando en los mercados a pasos acelerados porque los inversores sienten genuino terror ante la más mínima sombra de cocos en sus balances. Y resulta que los tales cocos son casi peor que los pokémones: andan por todas partes, hasta donde menos se les espera. Sin ir más lejos, solo los tres principales bancos de la Península Ibérica pusieron en circulación en su día, allá por 2013, bonos de ese tipo por un montante de más de 10.000 millones de euros. Esos cocos son lo más parecido a una bomba fétida que se ha inventado tras aquella otra suprema genialidad creativa, la de las preferentes. Todo viene de que, pese al pozo sin fondo de los rescates con dinero público, los bancos europeos siguen descapitalizados a día de hoy. Sus activos, simplemente, no valen lo que sus libros dicen que valen. Algo, por cierto, que puede comprobar cualquiera que esté pensando comprarse un piso y reciba esas ofertas de descuentos que muchas veces superan el 25% por parte de las inmobiliarias de las entidades de crédito.

    "Como el empedrado del Infierno, el origen de los cocos también estuvo lleno de buenas intenciones. La idea era crear un producto financiero que ayudase a recapitalizar los bancos al tiempo que ofreciera rentabilidades atractivas a los inversores. Quien comprase un coco, pues, dispondría de una alta rentabilidad garantizada… mientras las cosas le fueran bien al banco emisor. Pero si las cosas le dejasen de ir bien, el coco se convertiría de repente en una acción de ese mismo banco con problemas. Bonos de alta rentabilidad que, de la noche a la mañana y sin previo aviso, se transforman en acciones que no valen nada o casi nada. Si los bancos estuviesen ganando dinero, no habría problema. Pero, para ganar dinero, los bancos necesitan cobrar un tipo de interés que no sea cero. Y el BCE ha decidido que el tipo de interés en Europa sea precisamente ese, cero. Así las cosas, hay miles de millones invertidos en cocos que, gracias a Draghi, se van a convertir en miles de millones de acciones nuevas; acciones nuevas que, huelga decirlo, provocarán en el acto que pierdan valor las otras acciones ya existentes, las viejas. He ahí la razón de que todo el mundo se esté quitando de encima a toda prisa los títulos bancarios en previsión del inmenso alud de cocos reconvertidos que está a punto de caer. Otra vez, en fin, el día de la marmota financiera."