La flecha del tiempo no vuela hacia atrás. La caída del dólar y de la deuda soberana USA
Seguramente no sabía Trump las consecuencias de su famoso movimiento “geo estratégico” (dicen algunos) de subir los aranceles. Ha intentado rehacer el imperio con instrumentos caducos del siglo XIX. Como dice Niel Ferguson, “La flecha del tiempo no vuela hacia atrás”.
Ha dañado los flujos comerciales mundiales, ha dañado la renta de casi todos los países del mundo… y ha dañado a su propio país, infligiéndole un duro golpe a su crédito financiero y a la confianza en su moneda, ambos difíciles de recuperar.
Al jugar con los aranceles ha logrado, como dice Quantum Macro,
“La principal exportación de Estados Unidos son los dólares, ya que es la moneda de reserva del mundo. Cuando Estados Unidos le dice al mundo que no está dispuesto a comprar los bienes globales, el resto del mundo le responde que no va a comprar la principal “mercancía” que EE. UU. vende al mundo: el dólar estadounidense y los bonos del Tesoro.”
Y otro comentario, profético, este de Krugman:
“Así que Trump ha iniciado una guerra comercial que interrumpirá nuestras propias cadenas de suministro. ¿Recuerdan la COVID-19 y sus consecuencias inmediatas? ¿Recuerdan cómo la escasez se extendió por la economía e impulsó la inflación? Esos tiempos están a punto de volver, causando daños especialmente graves al sector manufacturero que Trump afirma reactivar.”
¿Es reversible el desaguisado? Es muy difícil, como dice Krugman. El presidente ha creado una gran incertidumbre en la mente de los inversores con sus enloquecidos pasos adelante y atrás, y la incertidumbre puede ser intratable[1]. Ha dilapidado su valor crediticio que le concedían sus inversores, como lo muestra la reacción de los mercados financieros.
Los dos gráficos siguientes muestran el sorprendente resultado de Trump en sus primeros dos meses en La Casa Blanca: un tiro directo a las instituciones económicas - y no económicas - de EEUU.El primero representa la repentina caída del dólar frente a euro (dólar/euro) cuando se anunciaron los aranceles. De un valor de 0,98 €, cayó a menos de 0,88 €. El siguiente gráfico da cuenta de la pérdida de confianza en la deuda soberana americana, no menos repentina, por lo que el gobierno se vería obligado a pagar un interés más alto cuando requiera emitir deuda[2].


Los inversores del mundo entero han mostrado una súbita pérdida de confianza en la supuesta liquidez y rentabilidad/solvencia de la deuda americana, y de la seguridad del dólar como moneda reserva, algo que hasta ahora casi nadie discutía.
El tumulto se calmó un poco al dar marcha atrás en sus aranceles anunciados, pero no se sabe si eso va a ser suficiente para restablecer la normalidad anterior - además de que Trump parece porfiar en ello -. Por no hablar de la precaria situación en la que ha dejado a la Reserva Federal, a la que se ha dirigido públicamente “afeándole” su papel como guardián de la estabilidad de precios e incitando a su Secretario del Tesoro a poner a su presidente Jerome Powell de patitas en la calle[3].
En todo caso, algunos, quizás precipitándose, como el euro se ha revaluado frente al dólar, piensan que quizás el euro tenga la suerte de convertirse en la nueva moneda reserva, si la UE hace bien las cosas, cómo propone Luis Garicano.
Hablemos claramente: el euro hasta ahora no ha tenido mucha vocación de ser moneda-reserva, pese las ventajas que ello, supuestamente, reporta: la principal, tener más confianza crediticia del resto del mundo, y por ello financiarse a costes financieros más bajos (tipos de interés, vencimientos, comisiones, etc.). La contrapartida es que te puede convertir en zona de importaciones neta de capitales, lo que redunda en un tipo de cambio alto y, probablemente , un déficit de Balanza de Pagos permanente, pero financiado holgadamente; como EEUU en los últimos 40 años, con un déficit de Balanza de Pagos creciente desde 1990, lo que ha causado una Posición inversora internacional que coloca al país en una sospechosa debilidad, si bien hasta ahora no reprochada. Véase gráfico:

Hasta ahora, EEUU no ha tenido que demostrar nada para financiarse en buenas condiciones. Al fin y al cabo, es (o era) la economía más productiva, la que más crece, y la que ofrece más rentabilidad-seguridad tanto privada como pública. Por no mencionar su capacidad geo estratégica. Su dólar era tan estimado como para no pagar prima de liquidez: tener dólares es tener liquidez disponible en todo el globo[4] (Trump no parece tener en cuenta el valor implícito de sus contrastadas instituciones).
No sabemos aún si Europa, si es que desea hacer del euro moneda reserva (podemos poner en duda que Alemania tenga esa ambición), será capaz de corregir ciertas grietas que los inversores internacionales conocen bien. Pero Europa no es una nación poderosa, hegemónica, económica y militarmente. Europa es un mosaico de países que tienen cosas en común, pero no un alma nacional[5]. Europa es vocacionalmente exportadora e inversora en el exterior, no deficitaria. Ha logrado formar una burocracia incapaz de tomar decisiones vitales. La entrada de los países del Este en la UE y la OTAN (con gran riesgo para la seguridad y contrarréplica de Rusia), ha aumentado la diversidad cultural y lingüística, lo que no ha dejado de desgastar la unidad. Es claro que todos los países miembros de la zona euro, no podrían encajar la conversión en un país deficitario a cambio de una moneda-reserva.
Garicano & al hace mención de un racimo de problemas que deberían ser corregidos para convertir al euro en moneda-reserva, según él centrados en el BCE. El BCE tiene funciones muy importantes, pero no es la raíz de la fuerza del euro (Como no lo es para el dólar la Reserva Federal.). Lo decisivo es lo que hay detrás, el poder político que apoya las instituciones.
En el fondo, hay un solo problema de raíz: la UE no es una unidad política (ni lo será en breve). EEUU sí lo es. La UE lo ha intentado, sin resultado patente.
Por eso el BCE no ha actuado siempre con fidelidad a sus principios; por la sencilla razón de que no son compartidos de la misma manera por los distintos países miembros. Entre estos, hay unos que priorizan la estabilidad de precios (Alemania, Holanda, Dinamarca…), y otros que no, al menos con el mismo rigor. Algunos de los países tienen un historial de tolerancia a la inflación y a la emisión de deuda y su monetización, características que hoy se han visto acentuadas desde las sucesivas crisis habidas desde 2008, con un aumento peligroso de la deuda (de momento interna). Esto determina que el BCE tenga cada vez más dificultades en resistir a las presiones de los países menos rigurosos para que rebaje su rigor antiinflacionista. El BCE ha estado al borde de la extinción en 2012... una situación de alto riesgo que podría volver a repetirse.
El papel de moneda reserva de una divisa no la decide sólo el país emisor, sino su demanda en los mercados mundiales. El euro no parece tener la sólida base institucional que ha tenido hasta ahora el dólar. Es difícil ver como probable que si Trump deja al dólar malherido ( no es imposible), el euro le sustituya como divisa en que se facturan los contratos comerciales y financieros. El uso del dólar se ha sido forjando espontáneamente, fruto de una gran cantidad de dólares en el mundo[6]. Quizás no sea plausible un euro-reserva inmediato. Es difícil imaginar una UE muy deficitaria por cuenta corriente, por ello endeudada, emitiendo euros al mundo y recibiendo el espaldarazo de los mercados mundiales. Si es así, quedará un mundo multipolar financieramente más inestable, sin las pautas imperantes hasta ahora en las transacciones comerciales y financieras, por ello más costosas… desde luego, a Trump esto le importa poco.
[1] La incertidumbre de Keynes, que no se podía estimar como el riesgo.
[2] Recuerden la crisis británica, 2022, cuando la primera ministra Liz Truss decidió presentar una bajada de impuestos. Resultado: caída de la deuda de un rendimiento del 3,78% al 4,99% y de la libra hasta 1,03 dólares/libra, la más baja desde 1985. El BoE tuvo que comprar 65000 millones de deuda. El gobierno sólo duró 45 días.
[3] Esto da pie a una explicación alternativa: Trump estaría buscando que la FED monetice la deuda. Si es así, la inflación sería para él un mal menor. Adivinar sus intenciones es arduo. Por eso hay tantos hermeneutas espontáneos que se han equivocado.
[4] El papel de moneda-reserva no tiene una explicación completa. Hay países, como Suiza, que gestionan con más rigor su moneda, y por eso en ocasiones ha sido una moneda refugio. Pero moneda más usada en las operaciones, como es el dólar, es distinto. Es liquidez fácilmente asequible y fiable. Eso solo lo puede hacer un país como EEUU, que todos los años aumenta la masa de dólares cuando paga su deuda creciente. Los intentos de China de que el yuang sustituya al dólar han fracasado. China es una país superavitario.
[5] Un “alma nacional” es algo indefinible que no se compra con dinero. Todos los países parecen tener una menos España
[6] Krugman tiene la tesis de que el dólar es demandado… porque a partir de una masa crítica, se ha hecho costumbre, como el Windows, el teclado QUARTY, etc. Es más económico hacer lo que hacen los demás.